lunes, mayo 29, 2006

Ascensión del Señor (reflexion)

Ascensión del Señor
¿Qué haces ahí parado?

Pbro. Paulo Alejandro González Enríquez, www.semanario.com.mx

Resulta una grata experiencia contemplar esa infinidad de imágenes, que a lo largo de la historia nos han legado grandes artistas sobre la escena de la Ascensión, en las que de diferentes maneras nos representan una sola idea: Jesús que regresa a la Casa del Padre y está sentado a su derecha. Por desgracia, al igual que los primeros discípulos, como nos lo dice la Primera Lectura de este domingo, nos quedamos mirando al cielo, atónitos ante tan asombrosa partida y olvidamos el mensaje. Por lo tanto, hoy es urgente que también vengan unos hombres vestidos de blanco y nos digan: «¿Qué hacen ahí parados, mirando al cielo?».

Dios con nosotros

Todas las despedidas son tristes, es cierto, pero ¿quién nos dijo que esto es una despedida?, ¿qué acaso desde los inicios de la Redención no se nos anunció que nacería un varón de una Virgen, a quien le pondrían por nombre Emmanuel, que significa: «Dios con nosotros»? La presencia de Dios entre los hombres es eterna y no esporádica, por lo que la imposibilidad, de ahora, de ver a Cristo con nuestros ojos, sustancialmente no cambia nada, en el cumplimiento de nuestra misión y del caminar de la Iglesia, ya que Dios permanece con nosotros.
El mensaje central en la Fiesta de la Ascensión, nos hace ver que ya no es el Jesús que actúa y anuncia, sino el que pide que se haga y se anuncie en su Nombre, y es así como se prolonga su obra redentora, actuando en nosotros. La invitación es al movimiento y no a la pasividad: «Vayan por todo el mundo y proclamen el Evangelio».
Es la fiesta no de la partida de Jesús, sino de nuestra partida, el inicio de nuestro viaje como discípulos de Jesús, donde el Señor no está lejos: Sigue actuando en la labor evangelizadora de la Iglesia confirmando sus palabras y presentando sus signos sacramentales.

¿Es ahora cuando todo cambiará?

Año con año celebramos la Fiesta de la Ascensión y pareciera que nada ha cambiado, pero la fuerza de esta fiesta no está en nuestros criterios de evaluación, porque el juez es el Señor, y a nosotros corresponde ir por todo el mundo, iniciando en nuestro interior, en los ámbitos familiar, laboral y social que recorremos todos los días, con una sola garantía: El Espíritu Santo descenderá sobre nosotros, para lo cual es necesario dejarlo entrar en nuestras vidas, y nos dará la fuerza para ser sus testigos.
Es la fiesta donde todo está cumplido pero todo queda por hacer, es inicio y no fin, es alegría y no tristeza, es principio y no conclusión, es la fiesta que requiere de nuestra parte ganas de iniciar, donde hemos de cambiar nuestra actitud ordinaria de mirar al cielo implorando que todo venga mágicamente de lo Alto; es la fiesta donde hemos de mirar la Tierra para explorarla con atención, a fin de captar las huellas de la presencia de Señor y, captándolas, seguirlas y mostrárselas a los demás.
Es necesario admitir la propia miseria para tener la posibilidad de experimentar, de manera discreta pero real, la fuerza que sólo viene del Espíritu Santo, que hoy como siempre nos vuelve a decir: «¡Muévete! ¿Qué haces ahí parado?».

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"La Paz De Cristo en el Reino de Cristo"

Acción Católica Mexicana Diócesis de Querétaro
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correo: acm_qromx@hotmail.com

Jose Luis Aboytes

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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