lunes, marzo 19, 2007

19 de Marzo - San José

Queridos tocayos (Jose):
 
Mis felicitaciones por ser dia de nuestro Santo
San Jose
que su vida sea guia para nuestra vida.
 
Con afecto
 
Pepe Luis
 
 
Gracias por sus felicitaciones
a mi correo personal
 
 

San José con JesúsSAN JOSÉ
ESPOSO DE MARÍA Y A QUIÉN
JESÚS LLAMABA "PADRE"

FIESTA: 19 de marzo

Modelo de padre y esposo, patrón de la Iglesia universal, de los trabajadores, de infinidad de comunidades religiosas y de la buena muerte.

Ver también:
Página principal sobre San José en Corazones.org

Virgen María
"hermanos de Jesús"

A San José Dios le encomendó la inmensa responsabilidad y privilegio de ser esposo de la Virgen María y custodio de la Sagrada Familia. Es por eso el santo que más cerca esta de Jesús y de la Stma. Virgen María.

Nuestro Señor fue llamado "hijo de José" (Juan 1:45; 6:42; Lucas 4:22) el carpintero (Mateo 12:55).

No era padre natural de Jesús (quién fue engendrado en el vientre virginal de la Stma. Virgen María por obra del Espíritu Santo y es Hijo de Dios), pero José lo adoptó y Jesús se sometió a el como un buen hijo ante su padre. ¡Cuánto influenció José en el desarrollo humano del niño Jesús! ¡Qué perfecta unión existió en su ejemplar matrimonio con María!

San José es llamado el "Santo del silencio" No conocemos palabras expresadas por él, tan solo conocemos sus obras, sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del bienestar de su amadísima esposa y de su excepcional Hijo. José fue "santo" desde antes de los desposorios. Un "escogido" de Dios. Desde el principio recibió la gracia de discernir los mandatos del Señor.

Las principales fuentes de información sobre la vida de San José son los primeros capítulos del evangelio de Mateo y de Lucas. Son al mismo tiempo las únicas fuentes seguras por ser parte de la Revelación. 

San Mateo (1:16) llama a San José el hijo de Jacob; según San Lucas (3:23), su padre era Heli.  Probablemente nació en Belén, la ciudad de David del que era descendiente. Pero al comienzo de la historia de los Evangelios (poco antes de la Anunciación), San José vivía en Nazaret.

Según San Mateo 13:55 y Marcos 6:3, San José era un "tekton". La palabra significa en particular que era carpintero. San Justino lo confirma (Dial. cum Tryph., lxxxviii, en P. G., VI, 688), y la tradición ha aceptado esta interpretación.

Si el matrimonio de San José con La Stma. Virgen ocurrió antes o después de la Encarnación aun es discutido por los exegetas. La mayoría de los comentadores, siguiendo a Santo Tomás, opinan que en la Anunciación, la Virgen María estaba solo prometida a José.  Santo Tomás observa que esta interpretación encaja mejor con los datos bíblicos.

Los hombres por lo general se casaban muy jóvenes y San José tendría quizás de 18 a 20 años de edad cuando se desposó con María. Era un joven justo, casto, honesto, humilde carpintero...ejemplo para todos nosotros.

La literatura apócrifa, (especialmente el "Evangelio de Santiago", el "Pseudo Mateo" y el "Evangelio de la Natividad de la Virgen María", "La Historia de San José el Carpintero", y la "Vida de la Virgen y la Muerte de San José) provee muchos detalles pero estos libros no están dentro del canon de las Sagradas Escrituras y no son confiables.

Amor virginal

Algunos libros apócrifos cuentan que San José era un viudo de noventa años de edad cuando se casó con la Stma. Virgen María quien tendría entre 12 a 14 años. Estas historias no tienen validez y San Jerónimo las llama "sueños". Sin embargo han dado pie a muchas representaciones artísticas. La razón de pretender un San José tan mayor quizás responde a la dificultad de una relación virginal entre dos jóvenes esposos. Esta dificultad responde a la naturaleza caída, pero se vence con la gracia de Dios. Ambos recibieron extraordinarias gracias a las que siempre supieron corresponder. En la relación esposal de San José y la Virgen María tenemos un ejemplo para todo matrimonio.  Nos enseña que el fundamento de la unión conyugal está en la comunión de corazones en el amor divino. Para los esposos, la unión de cuerpos debe ser una expresión de ese amor y por ende un don de Dios.  San José y María Santísima, sin embargo, permanecieron vírgenes por razón de su privilegiada misión en relación a Jesús.  La virginidad, como donación total a Dios, nunca es una carencia; abre las puertas para comunicar el amor divino en la forma mas pura y sublime. Dios habitaba siempre en aquellos corazones puros y ellos compartían entre sí los frutos del amor que recibían de Dios.

El matrimonio fue auténtico, pero al mismo tiempo, según San Agustín y otros, los esposos tenían la intención de permanecer en el estado virginal. (cf.St. Aug., "De cons. Evang.", II, i in P.L. XXXIV, 1071-72; "Cont. Julian.", V, xii, 45 in P.L.. XLIV, 810; St. Thomas, III:28; III:29:2).

Pronto la fe de San José fue probada con el misterioso embarazo de María. No conociendo el misterio de la Encarnación y no queriendo exponerla al repudio y su posible condena a lapidación, pensaba retirarse cuando el ángel del Señor se le apareció en sueño:

"Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer." (Mat. 1:19-20, 24).

Unos meses mas tarde, llegó el momento para S. José y  María de partir hacia Belén para apadrinarse según el decreto de Cesar Augustus. Esto vino en muy difícil momento ya que ella estaba en cinta. (cf. Lucas 2:1-7).

En Belén tuvo que sufrir con La Virgen la carencia de albergue hasta tener que tomar refugio en un establo. Allí nació el hijo de la Virgen. El atendía a los dos como si fuese el verdadero padre. Cual sería su estado de admiración a la llegada de los pastores, los ángeles y mas tarde los magos de Oriente. Referente a la Presentación de Jesús en el Templo, San Lucas nos dice: "Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él".(Lucas 2:33).

Después de la visita de los magos de Oriente, Herodes el tirano, lleno de envidia y obsesionado con su poder, quiso matar al niño. San José escuchó el mensaje de Dios transmitido por un ángel: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.» Mateo 2:13.  San José obedeció y tomo responsabilidad por la familia que Dios le había confiado.

San José tuvo que vivir unos años con la Virgen y el Niño en el exilio de Egipto.   Esto representaba dificultades muy grandes: la Sagrada familia, siendo extranjera, no hablaba el idioma, no tenían el apoyo de familiares o amigos, serían víctimas de prejuicios, dificultades para encontrar empleo y la consecuente pobreza. San José aceptó todo eso por amor sin exigir nada. 

Una vez mas por medio del ángel del Señor, supo de la muerte de Herodes: "«Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.»  El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel.  Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea". Mateo 2:22.

Fue así que la Sagrada Familia regresó a Nazaret. Desde entonces el único evento que conocemos relacionado con San José es la "pérdida" de Jesús al regreso de la anual peregrinación a Jerusalén (cf. Lucas 2, 42-51).  San José y la Virgen lo buscaban por tres angustiosos días hasta encontrarlo en el Templo.  Dios quiso que este santo varón nos diera ejemplo de humildad en la vida escondida de su sagrada familia y su taller de carpintería.

Lo mas probable es que San José haya muerto antes del comienzo de la vida pública de Jesús ya que no estaba presente en las bodas de Canaá ni se habla mas de él. De estar vivo, San José hubiese estado sin duda al pie de la Cruz con María. La entrega que hace Jesús de su Madre a San Juan da también a entender que ya San José estaba muerto.

Según San Epifanius, San José murió en sus 90 años y la Venerable Bede dice que fue enterrado en el Valle de Josafat. Pero estas historias son dudosas. 


La devoción a San José se fundamenta en que este hombre "justo" fue escogido por Dios para ser el esposo de María Santísima y hacer las veces de padre de Jesús en la tierra.  Durante los primeros siglos de la Iglesia la veneración se dirigía principalmente a los mártires. Quizás se veneraba poco a San José para enfatizar la paternidad divina de Jesús. Pero, así todo, los Padres (San Agustín, San Jerónimo y San Juan Crisóstomo, entre otros), ya nos hablan de San José.  Según San Callistus, esta devoción comenzó en el Oriente donde existe desde el siglo IV, relata también que la gran basílica construida en Belén por Santa Elena había un hermoso oratorio dedicado a nuestro santo.

San Pedro Crisólogo: "José fue un hombre perfecto, que posee todo género de virtudes" El nombre de José en hebreo significa "el que va en aumento. "Y así se desarrollaba el carácter de José, crecía "de virtud en virtud" hasta llegar a una excelsa santidad.

En el Occidente, referencias a (Nutritor Domini) San José aparecen  en el siglo IX en martirologios locales y en el 1129 aparece en Bologna la primera iglesia a él dedicada.  Algunos santos del siglo XII comenzaron a popularizar la devoción a San José entre ellos se destacaron San Bernardo, Santo Tomás de Aquino, Santa Gertrudiz y Santa Brígida de Suecia. Según Benito XIV (De Serv. Dei beatif., I, iv, n. 11; xx, n. 17), "La opinión general de los conocedores es que los Padres del Carmelo fueron los primeros en importar del Oriente al Occidente la laudable práctica de ofrecerle pleno culto a San José".

En el siglo XV, merecen particular mención como devotos de San José los santos Vicente Ferrer (m. 1419), Pedro d`Ailli (m. 1420), Bernadino de Siena (m. 1444) y Jehan Gerson (m. 1429).  Finalmente, durante el pontificado de Sixto IV (1471 - 84), San José se introdujo en el calendario Romano en el 19 de Marzo. Desde entonces su devoción ha seguido creciendo en popularidad.  En 1621 Gregorio XV la elevó a fiesta de obligación. Benedicto XIII introdujo a San José en la letanía de los santos en 1726.

San Bernardino de Siena  "... siendo María la dispensadora de las gracias que Dios concede a los hombres, ¿con cuánta profusión no es de creer que enriqueciese de ella a su esposo San José, a quién tanto amaba, y del que era respectivamente amada? " Y así, José crecía en virtud y en amor para su esposa y su Hijo, a quién cargaba en brazos en los principios, luego enseñó su oficio y con quién convivió durante treinta años.

Los franciscanos fueron los primeros en tener la fiesta de los desposorios de La Virgen con San José. Santa Teresa tenía una gran devoción a San José y la afianzó en la reforma carmelita poniéndolo en 1621 como patrono, y en 1689 se les permitió celebrar la fiesta de su Patronato en el tercer domingo de Pascua. Esta fiesta eventualmente se extendió por todo el reino español. La devoción a San José se arraigo entre los obreros durante el siglo XIX.  El crecimiento de popularidad movió a Pío IX, el mismo un gran devoto, a extender a la Iglesia universal la fiesta del Patronato (1847) y en diciembre del 1870 lo declaró Santo Patriarca, patrón de la Iglesia Católica. San Leo XIII y Pío X fueron también devotos de San José. Este últimos aprobó en 1909 una letanía en honor a San José.

Santa Teresa de Jesús   "Tomé por abogado y señor al glorioso San José." Isabel de la Cruz, monja carmelita, comenta sobre Santa Teresa: "era particularmente devota de San José y he oído decir se le apareció muchas veces y andaba a su lado."

"No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo...No he conocido persona que de veras le sea devota que no la vea mas aprovechada en virtud, porque aprovecha en gran manera a las almas que a El se encomiendan...Solo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no le creyere y vera por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso patriarca y tenerle devocion..." -Sta. Teresa.

San Alfonso María de Ligorio nos hace reflexionar: "¿Cuánto no es también de creer aumentase la santidad de José el trato familiar que tuvo con Jesucristo en el tiempo que vivieron juntos?" José durante esos treinta años fue el mejor amigo, el compañero de trabajo con quién Jesús conversaba y oraba. José escuchaba las palabras de Vida Eterna de Jesús, observaba su ejemplo de perfecta humildad, de paciencia, y de obediencia, aceptaba siempre la ayuda servicial de Jesús en los quehaceres y responsabilidades diarios. Por todo esto, no podemos dudar que mientras José vivió en la compañía de Jesús, creció tanto en méritos y santificación que aventajó a todos los santos.

Bibliografía: Souvay, Charles L., Saint Joseph, Catholic Encyclopedia,   Encyclopedia Press, Inc. 1913.

Foto: San José con el niño Jesús; Convento de las Visitantinas, Ciudad del Este, Paraguay. /- Padre Jordi Rivero.

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viernes, marzo 16, 2007

guión de Misa para el IV Domingo de Cuaresma

Celebrando

la Vida

en el

Nuevo Milenio

Guiones para la celebración de la Cena del Señor

Ciclo "C"

Miguel Ángel Osimani

EDICIONES BETANIA

 

 

DOMINGO IVº DE CUARESMA

 

 

PREPARACIÓN: 

Antes de la salida del celebrante

 

Hermanos, hemos llegado a la mitad de este tiempo de Cuaresma, celebrando hoy el cuarto domingo: el domingo "Laetáre" que tradicionalmente tiene un sentido especialmente festivo. Pone de relieve la alegría que proporciona la conversión. Dejémonos cautivar, ya desde ahora, por las palabras de la parábola evangélica: "Es justo que haya fiesta y alegría".

 

AMBIENTACIÓN: 

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

 

Hoy el Señor nos manifiesta el amor infinitamente misericordioso de Dios, amor que es un verdadero misterio que supera las explicaciones de la razón; Él se compadece de nuestra miseria y su amor se hace misericordia, llamándonos a confiar en ella, en una actitud de dar el paso hacia Él; actitud que no sólo que espera, sino que Él mismo provoca. Y también nos llama a anunciar su misericordia a nuestros hermanos y a practicarla de verdad con cada uno de ellos.

1ª. LECTURA:  (Jos 4, 19; 5, 10-12)       (Ver texto)

 

Este pasaje nos relata la feliz llegada a la tierra prometida. También a nosotros el Señor quiere conducirnos a la tierra prometida de su Reino.

 

SALMO RESP.:     (33, 2-7)      (Ver texto)

                    R.   ¡Gusten y vean que bueno es el Señor!              

2ª. LECTURA:    (2 Co 5, 17-21)      (Ver texto)

 

Nuevamente nos anuncia el Apóstol, la gracia que hemos recibido por Jesucristo y nos llama a convertirnos. No dejemos pasar por alto esta llamada, ahora que tan cerca estamos ya de la Pascua.

EVANGELIO:    (Lc 15, 1-3. 11-32)      (Ver texto)

 

Escuchemos ahora la proclamación del santo Evangelio, que es luz para los ciegos, buena noticia para los pobres y hoy más que nunca, misericordia para los pecadores.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES:

 

CELEBRANTE:

 

Queridos hermanos, el Padre espera nuestra conversión y nuestro retorno a su casa; Él ha puesto la mesa, como en día de fiesta, para todos los hombres. Oremos para que nadie quede exclu ido.

 

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

 

"PADRE, ESCÚCHANOS Y ESPERA NUESTRA CONVERSIÓN"

v Padre bueno, te pedimos por la Iglesia y por el Sumo Pontífice, para que todos los hombres del mundo escuchemos su proclamación de un Dios Padre que está más dispuesto a perdonar que a castigar, oremos...

 

v Padre santo, te pedimos por nuestro Obispo, para que junto a él construyamos una Iglesia diocesana acogedora y fraterna, evangelizada y evangelizadora, oremos...

 

v Padre todopoderoso, te pedimos por nuestra Patria, para que respetándonos, a pesar de las diferencias políticas, todos aportemos nuestra colaboración en la tarea común de trabajar por la paz, la justicia y la libertad, oremos...

 

v Padre misericordioso, te pedimos por los que sufren, tanto espiritual como materialmente, para que descubriendo en tí a un verdadero Padre que se compadece de su miseria, encuentren en nosotros a verdaderos hermanos que ejercitan con ellos esa misma misericordia, oremos...

 

v Padre nuestro, te pedimos por todos los cristianos, para que nuestra celebración sea una fiesta alegre por el amor que tú nos tienes, al perdonarnos y acogernos a todos como hijos tuyos, oremos...

 

CELEBRANTE:

 

Padre del cielo, tú no encuentras mejor manera de manifestar tu omnipotencia que perdonando y teniendo misericordia. Derrama tu amor sobre nosotros, para que, después de esforzarnos por realizar tu voluntad, podamos participar en tu fiesta eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

 

 

Junto al pan y el vino, ofrezcamos hoy al Padre un sincero deseo de transformación de nuestras vidas y de nuestras familias, para que ellas sean acogedoras, con puertas siempre abiertas.

DIÁLOGO DEL PREFACIO:

Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Demos gracias al Padre que nos llama a participar de su fiesta, de su banquete, sin tener en cuenta que somos pecadores y que siempre nos espera como hijos suyos.

COMUNIÓN:

En el Evangelio hemos escuchado que el Padre decía: "Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida". Esta Eucaristía que vamos a comer es ya un anticipo de ese banquete que el Padre celestial prepara para nosotros.

DESPEDIDA:

Ya hemos recorrido tres semanas de este tiempo de Cuaresma y nos quedan tres más para llegar a la Pascua. Esta parábola del Padre misericordioso debe ser lo que nos haga recapacitar y decidir a convertir nuestras vidas, para encontrarnos con el Padre que nos espera.

 

 

jueves, marzo 08, 2007

guión de misa para el III domingo de Cuaresma

Celebrando

la Vida

en el

Nuevo Milenio

Guiones para la celebración de la Cena del Señor

Ciclo "C"

Miguel Ángel Osimani

EDICIONES BETANIA

 

 

 

DOMINGO IIIº DE CUARESMA

 

 

PREPARACIÓN: 

Antes de la salida del celebrante

 

Nos encontramos en el tercer domingo de Cuaresma: el tiempo en que caminamos hacia la Pascua; el tiempo en que Cristo nos llama a compartir una experiencia que puede cambiarnos radicalmente: la experiencia de renovarnos, de convertirnos, de abrirnos decididamente hacia la vida de Dios.

 

AMBIENTACIÓN: 

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

 

El Señor hoy nos urge a la conversión, advirtiéndonos que la muerte llega inesperadamente. Pero también nos dice que Él es inifinitamente misericordioso y se compadece de nuestros pecados si nos arrepentimos de ellos, por grandes que sean. Necesitamos hacer penitencia por nuestras faltas; no podemos esperar más, debemos poner manos a la obra; el Señor espera los frutos de nuestras buenas obras. Él es paciente, pero si no los damos, otros vendrán a ocupar nuestro lugar en su Iglesia.

1ª. LECTURA:  (Ex 3, 1-8a. 10. 13-15)     (Ver texto)

 

"Dios revela a Moisés su nombre, para que lo comunique al pueblo de Israel. Se establece así una relación especial de confianza y familiaridad entre Dios y su enviado, que se convertirá en instrumento de Dios para la liberación de Israel de la esclavitud de Egipto."

 

SALMO RESP.:     (102, 1-4. 6-8. 11)     (Ver texto)

                    R.   El Señor es bondadoso y compasivo.              

2ª. LECTURA:    (1 Co 10, 1-6. 10-12)   (Ver texto)

 

San Pablo nos recuerda la historia de Israel, cuando salió de Egipto y atravesó el desierto hacia la Tierra prometida, y de ella saca enseñanzas para nuestra vida de bautizados.

EVANGELIO:    (Lc 13, 1-9)     (Ver texto)

 

Escuchemos a Jesús en el santo Evangelio, que nos hace ver la paciente misericordia de Dios y nos insiste en la urgencia de nuestra conversión.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES:

 

CELEBRANTE:

 

Queridos hermanos y hermanas, que esta plegaria que ahora vamos a elevar a nuestro Padre del Cielo, exprese nuestro deseo sincero de renovar profundamente nuestras vidas y de que su Reino llegue a todos los hombres.

 

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

 

"SEÑOR, SE PACIENTE Y ESPERA NUESTRA CONVERSIÓN"

 

v Porque queremos de verdad escuchar el llamado de tu Iglesia y del Vicario de tu Hijo, que nos urge a un sincero arrepentimiento de nuestros pecados y a la conversión de nuestras vidas, te pedimos...

 

v Porque los que formamos esta Iglesia diocesana, junto a nuestro Obispo, queremos procurar que lo que escuchamos y celebramos sea realidad en nuestra vida cotidiana, en la lucha y en la alegría, te pedimos...

 

v Para que todos los que habitamos esta nación, podamos tomar conciencia de la urgencia de una profunda conversión de nuestras vidas, en la reconciliación y el perdón entre todos, te pedimos...

 

v Porque queremos vivir tu misericordia, manifestándola con obras concretas hacia nuestros hermanos sufrientes y más necesitados, te pedimos...

 

v Para que todos los cristianos aprendamos a vivir en el amor, cumpliendo tu voluntad y no siendo sordos a tu llamada a la conversión, para que así nuestras vidas den el fruto que esperas de ellas, te pedimos...

 

CELEBRANTE:

 

Padre bueno que estás siempre en nosotros, libéranos de todo mal, ayúdanos para que el sacrificio de nuestra austeridad cuaresmal nos haga agradables a tus ojos y conduce nuestro caminar hacia tu Reino. Te lo ped imos por Jesucristo, nuestro Señor.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

 

Junto a estos dones, y al ofrecernos a nosotros mismos, ofrezcamos al Padre un sincero propósito de saber perdonar a nuestros hermanos, tal como Él nos perdona a nosotros.

DIÁLOGO DEL PREFACIO:

Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Dios está siempre presente en nuestro camino. El Dios de Abrahán, de Moisés, el Dios que en Cristo se nos dio plenamente. Éste es el motivo de nuestra plegaria, llena del gozo de la esperanza.

COMUNIÓN:

 

En su caminar hacia la Tierra prometida, los judíos comieron el mismo alimento milagroso y bebieron de la misma bebida espiritual, pero no todos entraron en ella. Que esta participación en el alimento del Señor sea realmente un impulso para nuestro camino hacia el Reino de Dios.

DESPEDIDA:

En este camino cuaresmal de renovación, que esforzadamente estamos recorriendo, que todo lo que aquí hemos escuchado y celebrado sea realidad en nuestras obras durante la semana que hoy iniciamos; y que la bendición de Dios que hemos recibido sea signo de su presencia activa entre nosotros.

 

 

 

sábado, marzo 03, 2007

Refelxió para el II Domingo de Cuaresma

REFLEXIONES DE CUARESMA
Pbro. José Luis Salinas, Pastoral Bíblicawww.diocesisdequeretaro.com.mx


II DOMINGO DE CUARESMA
SIGNO: dos telas blancas una limpia y otra manchada (signo de pecado y de gracia )
CANTO: “Caminaré”
Caminaré, en presencia del Señor.
Caminaré, en presencia del Señor.

Amo al Señor porque escucha, mi voz suplicante.
Porque inclina su oído hacia mí, el día en que lo invoco.

Caminaré, en presencia del Señor. (2)

Me envolvían redes de muerte, caí en tristeza y en angustia.
Invoqué el nombre del Señor: ¡Señor, salva mi vida!

Caminaré en presencia del Señor (2)
ORACIÓN: ¡Ho Señor! Tú que eres la verdadera fuente de luz y soberano principio de todo, dígnate infundir sobre las tinieblas de mi entendimiento el rayo de tu claridad, removiendo de mi las dos clases de tinieblas en que he nacido, el pecado y la ignorancia. Tú que haces elocuentes las lenguas de los infantes instruye mi lengua y difunde en ella la gracia de tu bendición, dame acierto al empezar, dirección al progresar, perfección al reflexionar, sutileza para interpretar, gracia y abundancia para orar. ¡Ho Señor! Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

1. LECTURA DE PALABRA DE DIOS
Primera lectura (Gn 15, 5-12. 17-18)
5 Lo llevó fuera, y le dijo: Ahora mira al cielo y cuenta las estrellas, si te es posible contarlas. Y le dijo: Así será tu descendencia.
6 Y Abram creyó en el Señor, y Él se lo reconoció por justicia.
7 Y le dijo: Yo soy el Señor que te saqué de Ur de los caldeos, para darte esta tierra para que la poseas.
8 Y él le dijo: Oh Señor Dios, ¿cómo puedo saber que la poseeré?
9 Él le respondió: Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.
10 Él le trajo todos éstos y los partió por la mitad, y puso cada mitad enfrente de la otra; mas no partió las aves.
11 Y las aves de rapiña descendían sobre los animales sacrificados, pero Abram las ahuyentaba.
12 Y sucedió que a la puesta del sol un profundo sueño cayó sobre Abram, y he aquí que el terror de una gran oscuridad cayó sobre él.
17 Y aconteció que cuando el sol ya se había puesto, hubo densas tinieblas, y he aquí, apareció un horno humeante y una antorcha de fuego que pasó por entre las mitades de los animales.
18 En aquel día el Señor hizo un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia he dado esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates.
Esta lectura presenta una alianza pactada entre Dios y Abrahán. En Gn 15, 1-21 se entre mezclan tres promesas: un hijo, una gran descendencia y una tierra. En este relato que se proclamará el segundo domingo de cuaresma, hace mención de las dos últimas. Dios se revela a Abrahán en una visión nocturna y le dice: “no temas Abrahán, yo soy un escudo para ti; tu recompensa será muy grande” (15,1). Aprovecha Abrahán para hacerle una queja: “¿qué me darás, puesto que yo estoy sin hijos, y el heredero de mi casa es Eliezer de Damasco?”(15,2) –Eliezer era uno de sus criados –. Dios no sólo le promete un hijo, sino una gran descendencia como las estrellas del cielo. Abrahán cree en esa palabra a pesar de que sigue sin hijos, Sara es estéril y cada vez son más viejos. El retraso en el cumplimiento de la promesa no obscurece la fe y, por esa fe ciega y confiada, Dios lo considera digno del mayor bien divino: la justicia-salvación. La fe se realiza creyendo en las promesas y obedeciendo al Señor. La fe ofrecía un futuro a Abrahán, la realidad se lo negaba. La solución lógica era nombrar como heredero a su criado, confiar en la ley y no en Dios. Abrahán se vio en el dilema de confiar entre lo legal y seguro, o bien aceptar sin más la palabra divina. Optó por Dios y creyó en la palabra de la promesa, ahí es cuando empezó a ser justo, pero todavía le quedaba un largo camino por hacer. La segunda promesa es la “tierra”: “Yo soy el Señor que te saqué de Ur de los caldeos, para darte esta tierra para que la poseas” (15,7). La vocación de Abrahán que sale de Ur de los caldeos, se enlaza con la salida de los israelitas de Egipto y la conquista de la tierra. En este plan de Dios Abrahán será el padre del pueblo que recibirá la tierra, a pesar de las naciones que la ocupan. Estas promesas son pactadas mediante un ritual de sacrificio de animales (15,9-10), se presenta una teofanía, con oscuridad, fuego y víctimas como la del Sinaí, revelando a un Dios que se compromete con su siervo y con el futuro del pueblo para siempre.

Segunda lectura (Filp 3,17-4,1)
17 Hermanos, sed imitadores míos, y observad a los que andan según el ejemplo que tenéis en nosotros.
18 Porque muchos andan como os he dicho muchas veces, y ahora os lo digo aun llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo,
19 cuyo fin es perdición, cuyo dios es su apetito y cuya gloria está en su vergüenza, los cuales piensan sólo en las cosas terrenales.
20 Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo,
21 el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aun para sujetar todas las cosas a sí mismo.
4:1 Así que, hermanos míos, amados y añorados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.
Los filipenses tienen dos ejemplos para seguir: por un lado están lo predicadores judaizantes, que presumen de participar ya de forma plena y definitiva en el triunfo de Cristo (3,18-19). Por otro lado está san Pablo que se considera como un atleta que ha comenzado la carrera pero aún no ha llegado a la meta. Por tanto hay que continuar esforzándose para lograr el premio merecido. San Pablo rechaza el entusiasmo triunfalista y le pide a los filipenses que imiten su comportamiento (3,17). En ningún caso debemos considerarnos como atletas ya victoriosos y coronados de gloria, sino como quienes siguen luchando en la competencia para alcanzar la meta. Nuestra salvación no está consumada, se encuentra todavía en proceso de gestación. Es un proceso en el que vamos madurando bajo el signo de la cruz. Ciertamente nuestro destino definitivo no es la cruz sino la gloria, no es un cuerpo corruptible y mortal sino un cuerpo transfigurado por la resurrección. La garantía de que será así tenemos el sacrificio de Jesucristo, Señor y Salvador, que murió y resucitó venciendo a la muerte, ganando mediante el sacrificio de la cruz la vida eterna de la que somos herederos.

Lectura del Evangelio (9,28-36)
28 Y como ocho días después de estas palabras, Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar.
29 Mientras oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su ropa se hizo blanca y resplandeciente.
30 Y he aquí, dos hombres hablaban con Él, los cuales eran Moisés y Elías,
31 quienes apareciendo en gloria, hablaban de la partida de Jesús, que Él estaba a punto de cumplir en Jerusalén.
32 Pedro y sus compañeros habían sido vencidos por el sueño, pero cuando estuvieron bien despiertos, vieron la gloria de Jesús y a los dos varones que estaban con Él.
33 Y sucedió que al retirarse ellos de Él, Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es estarnos aquí; hagamos tres enramadas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías; no sabiendo lo que decía.
34 Entonces, mientras él decía esto, se formó una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube.
35 Y una voz salió de la nube, que decía: Éste es mi Hijo, mi Escogido; a Él oíd.
36 Cuando la voz se oyó, Jesús fue hallado solo. Ellos se lo callaron, y por aquellos días no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
Este pasaje del evangelio presenta el acontecimiento de la transfiguración de Jesús. Para entender mejor este relato conviene que veamos el texto que le antecede. En 9,22 Jesús hace a sus discípulos el primer anuncio de la pasión, les dice que debe sufrir mucho que va a ser matado y resucitará al tercer día. En 9,13 les dice que si alguno quiere ser su discípulo que se niegue a sí mismo, que tome su cruz de cada día y que lo siga. Estos anuncios contrastan con la transfiguración, Jesús en oración en un monte – signo de la cercanía con Dios – deja ver y gustar su gloria (9,28-29). En una vida llena de contradicciones y ante los acontecimientos que están por llegar llenos de sufrimiento, se revela la gloria de Jesús, una gloria que le viene de Dios mismo. Antes de que se inicie el viaje a la ciudad de Jerusalén, que es el lugar donde encontrará la muerte, la voz que sale de la nueve identifica a Jesús como Hijo de Dios (9,35). En el monte aparecen Moisés representante de la ley y el profeta Elías representante de los profetas, hablan entre sí del éxodo de Jesús, es decir de su muerte liberadora (9,31), este éxodo nos trae a la mente la liberación de Israel. La pascua de Jesús es, sin duda, el gran acontecimiento liberador para el Nuevo Testamento. El resplandor de Jesús nos recuerda al de Moisés descendiendo del Sinaí (Ex34,29), la nueve recuerda la presencia del Señor en la tienda del desierto (Ex 40,35), Moisés y Elías eran esperados en el tiempo que se cumpliera la salvación (Dt 18,15; Ml 3,22-23). Jesús en la transfiguración se presenta como el que viene a dar plenitud a todas las realidades personales e institucionales de Israel. El es el nuevo templo, la nueva alianza, el profeta de la última hora. Por eso tenemos que escucharle, ya que su palabra es decisiva para la vida de los hombres. Los discípulos quieren detenerse en ese momento de revelación gloriosa, queriendo ignorar el destino de sufrimiento de Jesús. En realidad no sabían lo que decían (9,33).

2. MEDITACIÓN DE LA PALABRA ESCUCHADA
Estamos celebrando el segundo domingo del tiempo de la cuaresma, vamos caminando poco a poco hacia la fiesta pascual de Jesucristo, fiesta en que la Iglesia toda, celebra la victoria de Jesús sobre la muerte y el don de la vida nueva con su resurrección. La Palabra de Dios que se ha proclamado nos guía en este itinerario: de oración, de penitencia, de obras de misericordia, de conversión y de liberación.
Lo mismo que el pueblo de Israel, la Iglesia es el pueblo de las promesas de Dios. Esperamos cielos nuevos y tierra nueva. Ya no esperamos como Abrahán una tierra material, un lugar geográfico en este mundo, esperamos una patria celestial que será nuestra morada eterna. Jesús antes de morir dijo que iba a prepararnos un lugar, para que donde Él está estemos también nosotros junto con Él. Ésta es la esperanza que mueve al cristiano. Abrahán se presenta en este domingo como el modelo del creyente, porque puso toda su confianza y su fe en Dios, las cosas humanamente imposibles son posibles por la palabra divina. Las promesas de Dios y la fe de Abrahán se sellan en un encuentro, en una alianza, mediante el sacrificio y la sangre de algunos animales. Los cristianos acudimos cada domingo para renovar la alianza nueva y eterna sellada por el sacrificio y la sangre de Jesucristo, es un encuentro personal y comunitario en el que ponemos nuestra fe en Jesús que nos amó y se entregó por nosotros, en Él esperamos que nos libre de los males de este mundo y que nos alcance la salvación eterna.
En el evangelio Jesús nos deja claro que no puede haber vida nueva sin sufrimiento, que no hay resurrección si no hay cruz, que no puede haber transfiguración si no hay purificación. El camino de la cuaresma es un camino de purificación que implica necesariamente el esfuerzo y hasta el sufrimiento; si queremos transfigurarnos a imagen de Jesucristo, debemos luchar contra el pecado que deforma y mancha. Vencer los vicios a los que nos hemos acostumbrado exige de nosotros mucho sacrificio y fuerza de voluntad. Jesús nos enseñó diciendo: ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su vida? Valen la pena todos los sacrificios y mortificaciones que hagamos durante la cuaresma si nos llevan a parecernos más a Jesucristo, de lo contrario será una lucha sin sentido y un camino sin rumbo. Aprendamos a tomar nuestra cruz de cada día y sigamos como verdaderos discípulos a Jesús por el camino de la resurrección.
San Pablo nos recuerda que la salvación que Jesús ha traído se debe ganar en la vida cotidiana. No debemos estar confiados viviendo como enemigos de la cruz, rehusando todo sacrificio y esfuerzo. No vivamos preocupados sólo por el alimento y los bienes materiales, no nos enorgullezcamos de lo que debemos avergonzarnos. No olvidemos que vivimos en comunidad y que entre los hermanos hay muchos rostros desfigurados por la pobreza, las injusticias, los maltratos, la corrupción. Luchemos por transformar nuestro mundo en un mundo más humano, que en nuestras familias, nuestros grupos y comunidades reconozcamos, respetemos y valoremos la dignidad de cada persona. Nuestra tarea y misión es transfigurarnos en Cristo, ser otros cristos.

3. COMPROMISO
Buscar como Jesús un momento de oración profunda con el Señor.
Reconciliarme con las personas que me haya distanciado.
Ofrecer mi enfermedad o sufrimiento al Señor como sacrificio de salvación para todos.
Poner empeño y esfuerzo en mis compromisos cuaresmales
Apoyar a las personas que son maltratadas
Trabajar como comunidad para mejorar nuestro ambiente social.
Realizar mis actividades diarias con empeño y entusiasmo

4. ORACIÓN FINAL: recitamos juntos el Salmo50.
3Misericordia, Dios mío, por tu bondad,por tu inmensa compasión borra mi culpa;4lava del todo mi delito,limpia mi pecado.
5Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado:6contra ti, contra ti solo pequé,cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,en el juicio resultarás inocente.7Mira, en la culpa nací,pecador me concibió mi madre.
8Te gusta un corazón sincero,y en mi interior me inculcas sabiduría.9Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;lávame: quedaré más blanco que la nieve.
10Hazme oír el gozo y la alegría,que se alegren los huesos quebrantados.11Aparta de mi pecado tu vista,borra en mí toda culpa.
12Oh Dios, crea en mí un corazón puro,renuévame por dentro con espíritu firme;13no me arrojes lejos de tu rostro,no me quites tu santo espíritu.
14Devuélveme la alegría de tu salvación,afiánzame con espíritu generoso:15enseñaré a los malvados tus caminos,los pecadores volverán a ti.
16Líbrame de la sangre, oh Dios,Dios, Salvador mío,y cantará mi lengua tu justicia.17Señor, me abrirás los labios,y mi boca proclamará tu alabanza.
18Los sacrificios no te satisfacen:si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.19Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;un corazón quebrantado y humillado,tú no lo desprecias.
20Señor, por tu bondad, favorece a Sión,reconstruye las murallas de Jerusalén:21entonces aceptarás los sacrificios rituales,ofrendas y holocaustos,sobre tu altar se inmolarán novillos.


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"La Paz De Cristo en el Reino de Cristo" Acción Católica Mexicana Diócesis de Querétarohttp://acm.cjb.net ohttp://mx.geocities.com/acm_qromx/correo: acm_qromx@hotmail.com Jose Luis Aboytes

viernes, marzo 02, 2007

guión de misa para el domingo de_marzo - 2do domingo de cuaresma?=

Celebrando

la Vida

en el

Nuevo Milenio

Guiones para la celebración de la Cena del Señor

Ciclo "C"

Miguel Ángel Osimani

EDICIONES BETANIA

DOMINGO IIº DE CUARESMA

PREPARACIÓN:

Antes de la salida del celebrante

Queridos hermanos, "hoy, segundo domingo de Cuaresma, la liturgia nos invita a fijar la mirada en Cristo transfigurado. Después de vencer las tentaciones de Satanás, Jesús se dirige a Jerusalén para cumplir la voluntad del Padre y entregar su vida por la salvación del mundo."

AMBIENTACIÓN:

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

Cristo hoy se manifiesta en el esplendor de su gloria, de su divinidad, que durante su vida entre nosotros estaba oculta por su humanidad. "La transfiguración representa una etapa fugaz de ese itinerario, anticipa su meta y revela a los discípulos la verdadera identidad del Redentor. El misterio de la Transfiguración nos ofrece también a nosotros un mensaje de esperanza. Nos invita a encontrar al Señor y nos alienta, después, a bajar del monte para estar al servicio de nuestros hermanos con los ojos y el corazón transfigurados."

1ª. LECTURA: (Gn 15, 5-12. 17-18 ) (Ver texto)

Dios selló una alianza con Abrahán, figura de la que sellaría en la plenitud de los tiempos, por medio de su Hijo, alianza de la que nace nuestra vida.

SALMO RESP.: (26, 1. 7-9. 13-14) (Ver texto)

R. El Señor es mi luz y mi salvación.

2ª. LECTURA: (Flp 3, 17 4, 1) (Ver texto)

Todos los que respondemos al llamado a vivir como futuros ciudadanos del cielo, seremos conducidos a la transfiguración victoriosa y radiante. Este es el canto de esperanza que eleva hoy Pablo.

EVANGELIO: (Lc 9, 28b-36) (Ver texto)

En la proclamación del santo Evangelio vemos hoy a Jesús en el pasaje de la Transfiguración, donde Él anticipa a sus discípulos más íntimos, el desenlace victorioso de su misión de comunicar vida.

ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Y ahora hermanos, elevemos nuestra plegaria a Dios, en la que le pedimos, desde nuestra situación de hijos suyos que nos esforzamos por vivir la fe en Jesucristo Resucitado, que nos ayude en este tiempo a prepararnos para compartir la gloria de su Reino.

GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:

"ESCUCHANOS SEÑOR"

v Por la Santa Iglesia, para que sepamos ver en ella, a pesar de su humanidad pecadora - que somos todos nosotros -, al mismo Dios que por su Espíritu es quien verdaderamente la guía y le da vida, oremos...

v Por el Santo Padre y nuestros Obispos, para que en ellos escuchemos la voz del Señor, que hoy nos llama a seguir sus enseñanzas y a recorrer, junto a su Hijo, el camino de la cruz, oremos...

v Por nuestra Patria, para que vivamos el espíritu de la Cuaresma y busquemos la paz mediante el perdón y la verdadera reconciliación entre todos, oremos...

v Por los que sufren, los enfermos, los abandonados, los sin techo, por los más pobres, para que en el ofrecimiento de su dolor y de su situación encuentren el camino hacia Dios y en nosotros, la manifestación de su amor misericordioso de Padre, oremos...

v Por todos los cristianos, para que hagamos de este tiempo un verdadero camino de lucha y sacrificio, un camino de la cruz que nos lleve a la transfiguración que conduce a la patria definitiva del cielo, oremos...

CELEBRANTE:

Dios de inmensa misericordia, que en tu Hijo Jesús nos enseñas el camino para crecer en la comunión contigo, escucha nuestras súplicas: no permitas que nos distraigamos en cosas mundanas sino que ayúdanos a tener la mirada fija en Cristo, el Señor. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Junto a estos dones, ofrezcamos a nuestro Padre un deseo sincero de producir un cambio profundo en nuestras vidas, para poder vivir con autenticidad los valores evangélicos en toda ella.

DIÁLOGO DEL PREFACIO:

Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Que nuestra celebración de hoy sea un canto de acción de gracias, porque Dios nos hace partícipes de la gloria de Jesucristo Resucitado.

COMUNIÓN:

El comer juntos, en comunidad, el pan de la Eucaristía, es como una transfiguración para salir renovados, para dejar todas las seguridades y vivir la aventura de fiarnos sólo de Dios. Compartamos con alegría este pan que nos da fuerzas para este peregrinar.

DESPEDIDA:

Este camino de Cuaresma que estamos recorriendo, es el que realmente puede llevarnos hacia la felicidad que tanto anhela nuestro corazón. "En su transfiguración Cristo nos da un signo: nos llama a la esperanza de la resurrección y de la vida eterna, cuyo anuncio es todo su misterio pascual."