CON MOTIVO DE LA NAVIDAD 2006
NAVIDAD, LA FIESTA DE DIOS
La Iglesia nos invita, en este tiempo de Navidad, a "alegrarnos en el Señor, porque el Señor está cerca" (Fil. 4,4.5); más aún, Él está con nosotros, es el Emmanuel. Las profecías que anunciaron la venida del Salvador, son todas ellas una invitación a la alegría: "Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel, alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén" (Sof. 3,14.17).
Ahora Jerusalén es el pueblo cristiano, porque estas profecías se cumplieron en la Noche Buena, en el portal de Belén: "El ángel dijo a los pastores: les anuncio una gran alegría, que es para todo el pueblo: ¡Hoy les ha nacido el Salvador!". Y, allá en el cielo, entonaron los ángeles: ¡"Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres amados del Señor!". El motivo de tanta alegría es porque tenemos ya un Salvador, Jesús, el Hijo de María, nacido en el portal de Belén. Él está aquí con nosotros, porque somos los hombres "amados del Señor". La inmensa alegría que nos trae el nacimientos del Salvador es fruto del saber que Dios nos ama, y que está con nosotros. La soledad del hombre se rompe con la cercanía de Dios.
Quisiera ser capaz de comunicarles un poco de esta alegría. La Iglesia lo hace invitándoles a celebrar las posadas con espíritu cristiano, a reunirse en familia con los suyos, a compartir con los vecinos la fe católica, a asistir a Misa para dar gracias por el nacimiento de Jesús, a socorrer al hermano pobre y necesitado, porque Jesús es el Salvador de todos y no excluye a nadie de su alegría: ¡Todos tienen derecho a alegrase con Jesús! La alegría cristiana siempre se comparte con los demás.
Es verdad que tenemos todavía miedos y temores, penas y dolores, sufrimientos y aflicciones.
† Mario de Gasperín Gasperín
Obispo de Querétaro
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