Celebrando la Vidaen el Nuevo Milenio Guiones para la celebración de la Cena del Señor Ciclo "C" Miguel Ángel Osimani EDICIONES BETANIA |
DOMINGO 18º DURANTE EL AÑO
PREPARACIÓN: Antes de la salida del celebrante |
Celebramos hoy el domingo décimo octavo del tiempo durante el año, con esta Eucaristía que debe llevarnos a la actitud equilibrada del cristiano de hoy y de siempre, que viene dictada por la realidad que ha surgido en nosotros con el bautismo: resucitados con Cristo debemos buscar las realidades de arriba. Allí reside el sentido de nuestra vida. |
AMBIENTACIÓN: Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial |
El Señor hoy nos pone en guardia contra nuestra búsqueda equivocada de felicidad en la acumulación de riquezas, de bienes materiales, siendo la muerte la que marca el final de su posesión. La verdadera felicidad está en ser espiritualmente ricos a los ojos de Dios, riqueza que durará para siempre. Y Él nos dice que, como administradores de los bienes, debemos, con ellos, ayudar a los demás. |
1ª. LECTURA: (Ecle 1, 2; 2, 21-23) (Ver texto) |
Del Antiguo Testamento leemos este texto, que quiere expresarnos que el trabajo no debe ser todo en nuestra vida, que ante todo, debe estar orientada hacia Dios. |
SALMO RESP.: (89, 3-6. 12-14. 17) (Ver texto) |
R. Señor, Tú has sido nuestro refugio. |
2ª. LECTURA: (Col 3, 1-5. 9-11) (Ver texto) |
Buscar las realidades de arriba no es únicamente un consejo moralizante de san Pablo, sino una consecuencia de nuestra realidad de hijos de Dios. |
EVANGELIO: (Lc 12, 13-21) (Ver texto) |
En esta parábola que vamos a escuchar en el santo Evangelio, Jesús nos enseña que la riqueza no es un mal en sí misma, ella nos hace muy difícil el camino hacia el Reino de Dios. |
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ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE: |
Hermanos, como verdaderos hijos de un mismo Padre, presentémosle ahora nuestras necesidades, en la certeza que Él siempre nos escucha y nos concede todo aquello que nos asegura la verdadera felicidad: la vida eterna.
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GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando: |
"SEÑOR, ESCUCHA NUESTRA ORACIÓN" |
v Señor de la vida, te pedimos por la Santa Iglesia y el Vicario de tu Hijo, concédele salud y fortaleza para que siempre pueda guiarnos en el camino hacia la verdadera Vida, oremos...
v Señor de la historia, te pedimos por nuestros Obispos, para que sus ejemplos de vida nos fortalezcan permanentemente en la tarea de formar una Iglesia verdaderamente comprometida con el Evangelio de tu Hijo, oremos...
v Dios de bondad, te pedimos por nuestra querida Patria, para que todos los que habitamos esta tierra, trabajemos incansablemente por que una justicia tan largamente esperada, llegue a tantos hermanos que sufren a causa de su ausencia, oremos...
v Dios rico en misericordia, te pedimos por tantas familias de nuestra comunidad que se encuentran sufriendo, para que sientan tu mano providente y tu amor de Padre, en nuestra ayuda fraterna, oremos...
v Padre nuestro, te pedimos por todos los que integramos esta comunidad, para que nunca cerremos nuestro corazón por el apego a las riquezas, sino que busquemos por sobre todas la cosas, el tesoro de la riqueza espiritual que da la verdadera felicidad, oremos...
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CELEBRANTE: |
Padre bueno, te pedimos que atiendas estas súplicas que hemos puesto en tus manos y nos concedas la fortaleza y sabiduría necesarias para que siempre busquemos, por sobre toda riqueza y seguridad material, los bienes eternos. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor. |
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS: |
Un sincero compromiso a ser hombres nuevos, que buscan por sobre toda riqueza material, la verdadera, la del espíritu, es lo que ahora debemos ofrecerle a nuestro Padre del Cielo. |
DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros") |
Con inmensa alegría elevemos nuestra acción de gracias a Dios, porque en su Hijo nos ha dado la felicidad eterna y el camino seguro para llegar a ella. |
COMUNIÓN: |
El entrar en comunión con Cristo es entrar también en comunión con todos nuestros hermanos; es hacernos otros Cristo, con sus mismos sentimientos y con su mismo obrar. |
DESPEDIDA: |
Esta Eucaristía que hemos celebrado, debe producir en cada uno de nosotros, un sincero compromiso a no vivir ya más condicionado, en nuestra vida espiritual, por las convulsiones y preocupaciones de las riqueza materiales.
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