martes, octubre 10, 2006

Guión de Misa 15 de Octubre Domingo 28º durante el año

Celebrando la Vida
en el
Nuevo Milenio
Guiones para la celebración de la Cena del Señor
Ciclo "B"
Miguel Ángel Osimani
EDICIONES BETANIA
 
 
 
DOMINGO 28º
DURANTE EL AÑO
 
 
PREPARACIÓN: 
Antes de la salida del celebrante
 
Hermanos, nuestra celebración eucarística de este domingo vigésimo octavo durante el año, debe ser de un momento fuerte de encuentro con el Señor y con nuestros hermanos, que debe estimularnos a tener una existencia cristiana tal como nos lo propone Jesús, y revisar profundamente el papel de la Palabra en nuestra vida diaria.
 
AMBIENTACIÓN: 
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial
 
El Señor nos expresa claramente que todos los hombres son llamados a participar de su Reino, y ésta es precisamente la tarea que Él da a sus discípulos, y en ella a todos los bautizados, tarea que es su vocación fundamental: anunciar sin cesar el Evangelio de la vida, difundir la fe según su propia condición. Es por ello que debemos dedicar todas nuestras fuerzas, nuestras energías, nuestro tiempo, nuestro corazón y nuestra vida a trabajar por el Reino de Dios. A eso es a lo que nos llama Jesús.
1ª. LECTURA:  (Sb 7, 7-11)         (Ver texto)
 
Este libro sapiencial nos dice que el sabio no es el que ostenta títulos y merecimientos, sino aquél que capta la verdad de las cosas y descubre en ellas una gran riqueza espiritual.
 
SALMO RESP.:     (89, 12-17    (Ver texto)
                    R.   Señor, sácianos con tu amor.
              
2ª. LECTURA:    (He 4, 12-13)    (Ver texto)
 
En el corazón de los primeros cristianos surgió esta vibrante proclamación de la fuerza y actualidad de la Palabra de Señor. Palabra que se realiza porque es lo que Dios quiere hacer.
EVANGELIO:   (Mc 10, 17-30)     (Ver texto)
 
Jesús nos invita a prescindir de nuestras seguridades materiales para lanzarnos a una aventura fascinante: hallara a Jesús y la vida nueva.
 
ORACIÓN DE LOS FIELES:
 
CELEBRANTE:
 
Queridos hermanos, presentemos a Dios, nuestro Padre, con total confianza de verdaderos hijos suyos que somos, nuestra oración por las necesidades de la Iglesia, del mundo y de todos los hombres.
 
"SEÑOR, ESCÚCHANOS Y HAZNOS TRABAJADORES DE TU REINO DE AMOR"
GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:
v Por la Iglesia y el Santo Padre, para que todos participemos en su misión universal de llevar a todos los hombres del mundo en seguimiento de Cristo, en camino hacia el Reino de Dios, oremos...
 
v Por nuestro Obispo y sus presbíteros, para que junto a ellos formemos una Iglesia diocesana que asuma su compromiso de ser anunciadora del Evangelio de la vida, oremos...
 
v Por nuestra patria, para que se depongan las lucha por egoísmos y ambiciones, personales y sectoriales, y todos nos unamos de verdad para poder construir una nación cada vez más fraterna y más solidaria, oremos...
 
v Por todas las comunidades cristianas, para que en ellas se abran el corazón y las manos de todos, y así contribuyamos con generosidad en la ayuda de tantas familias que se encuentran careciendo de lo indispensable para poder subsistir, oremos...
 
v Por todas las familias de nuestra comunidad, para que asumamos nuestra responsabilidad de educar a nuestros hijos en el Evangelio de la vida, y así ellos asuman comprometidamente el llamado de Dios a compartir con los demás el tesoro de la fe, oremos...
 
CELEBRANTE:
 
Dios y Padre nuestro, que quieres que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad, ayúdanos a trabajar cada día con mayor entrega en la salvación de los hombres, para que junto con todos nuestros hermanos, incorporados a tu Iglesia, podamos llegar a ti. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
 
Ofrezcamos ahora al Señor, junto al pan y el vino, toda nuestra vida y nuestras cosas, para que toda ella quede también consagrada a Dios.
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Con la alegría que nos produce el saber que somos hijos de Dios, alabémoslo porque es él quien nos ha llamado a forma parte de su Reino y quiere extenderlo a todos los hombres.
COMUNIÓN:
Que nuestro encuentro con Cristo, que se dan en nosotros en el sacramento de la Eucaristía, nos ayude a abrirnos y a entregarnos más a nuestros hermanos, a servirlos y a comunicarles nuestra fe.
DESPEDIDA:
Nuestro compromiso, fruto de esta Eucaristía, debe ser el de poner todo lo que hemos recibido del Señor o es fruto de nuestro trabajo: nuestros bienes temporales, nuestros bienes espirituales y nosotros mismos, a disposición del Señor, para que su Reino llegue a todos los hombres.
 


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