sábado, abril 21, 2007

Guión de Misa para el IV Domingo de Pascua 29 de Abril 2007

Celebrando

la Vida

en el

Nuevo Milenio

Guiones para la celebración de la Cena del Señor

Ciclo "C"

Miguel Ángel Osimani

EDICIONES BETANIA

 

 

 

DOMINGO CUARTO DE PASCUA

 

 

PREPARACIÓN:    

Antes de la salida del celebrante.

 

El tiempo de Pascua nos reúne para celebrar, más que nunca, la resurrección de Jesucristo. Y en este Cuarto Domingo de Pascua, "llamado también domingo del Buen Pastor, porque en la liturgia se proclama la conocida página del evangelio de san Juan en la que Cristo se presenta precisamente como el buen pastor que da su vida por las ovejas", como todos los años, la Iglesia realiza la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.

 

AMBIENTACIÓN:

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial.

 

Jesús, verdadero Dios, "se presenta a sí mismo como el prototipo del buen pastor, capaz de dar la vida por su rebaño. el Padre lo mandó al mundo no sólo para que fuera el pastor de Israel, sino también de la humanidad entera". Y como hace veinte siglos, Él nos sigue pidiendo a todos que recemos y trabajemos para que no falten pastores al mundo de hoy, con la firme convicción de que las vocaciones son un don que se ha de implorar con la oración y merecer con la santidad de vida.

 

1ª. LECTURA:

    (Hch 13, 14. 43-52)       (texto)

 

El Señor resucitado está presente en todo el mundo, porque su Buena Nueva se extiende por toda la tierra. Escuchemos ahora de nuevo cómo se realiza esto, por medio del apóstol Pablo.

 

 

SALMO RESP.:     (99, 1b-3. 5)           (texto)

                   R.

  Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

 

2ª. LECTURA:

     (Ap 7, 9. 14b-17)       (texto)

 

¿Cuántos serán los hombres y mujeres que participen de la victoria de Jesucristo? ¿Cuántos son los que luchan y trabajan según su Evangelio? La lectura que ahora escucharemos es la respuesta jubilosa a estas preguntas.

 

EVANGELIO:     (Jn 10, 27-30)          (texto)

 

En la proclamación del Santo Evangelio, el mismo Jesús, el Buen Pastor, nos llama hoy en forma personal. Aclamémoslo cantando el Aleluya.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES:

 

CELEBRANTE:

 

Hermanos, en la certeza que nuestra súplica será escuchada, y con el mismo entusiasmo de los primeros cristianos, que creyeron en la resurrección del Señor, oremos con toda confianza.

 

GUÍA: A cada una de las intenciones responderemos orando:

 

"POR JESÚS, EL BUEN PASTOR, ESCÚCHANOS SEÑOR"

 

v Dios de bondad, te pedimos por la Iglesia y nuestro querido Sumo Pontífice, para que en su voz todos los hombres y mujeres escuchemos también hoy, la voz apremiante de tu Hijo que nos pide que roguemos para que nos envíes obreros para tu mies, oremos...

 

v

Padre santo, te pedimos que nuestro Obispo y todos aquellos a quienes has confiado el pastoreo de la Iglesia, conduzcan tu rebaño con total fidelidad al Evangelio, siendo siempre un fiel imagen de Jesús, el Buen Pastor, oremos...

 

v

Padre santo, te pedimos por los seminaristas, las religiosas y todos los que están realizando un ideal de vida totalmente consagrada a tu servicio, para que elevando su mirada a María Santísima, encuentren en ella el modelo perfecto de fidelidad y perseverancia en el llamado, oremos...

 

v

Padre misericordioso, te pedimos que abras el corazón de los padres para que, con caridad solícita, atención prudente y piedad amorosa, sean para sus hijos guías seguros hacia los bienes espirituales y eternos, oremos...

 

v

Señor de la vida, suscita en el alma de los jóvenes una conciencia recta y una voluntad libre, para que, creciendo en sabiduría, edad y gracia, acojan generosamente el don de la vocación divina, oremos...

 

v Señor de la historia, te pedimos por todas las familias católicas, para que nos dispongamos a cumplir tu voluntad, y a acompañar con prudente delicadeza a cuantos de entre nosotros sean llamados a seguir más de cerca a tu Hijo, oremos...

 

CELEBRANTE:

 

Padre bueno, junto a estas intenciones te confiamos los jóvenes y las jóvenes del mundo, pidiéndote que María Santísima, Reina de los Apóstoles, les enseñe a pronunciar el sí que da significado a la existencia y hace descubrir el nombre escondido por Dios en el corazón de cada persona. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

 

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

 

Presentemos ahora, al Dueño de la mies. nuestro sincero propósito de ser quienes orienten a los adolescentes y a los jóvenes hacia el descubrimiento de su propia vocación en la vida cotidiana.

 

DIALOGO DEL PREFACIO:

 

Jesús es el Buen Pastor que nos conoce y nos ama; Él es quien ha dado su vida para que nosotros tengamos la vida de la gracia. Por ello, con fe renovada, cantemos ahora nuestra acción de gracias al Padre de los Cielos: el Dueño de la mies.

 

COMUNIÓN:

 

Al acercarnos a comulgar, tengamos presente que en nuestra respuesta a Jesús es donde encontramos la comunión con Él como miembros vivos de un mismo cuerpo, que es la Iglesia.

 

DESPEDIDA:

 

Al regresar a nuestros hogares, debemos hacerlo con la firme resolución de entregarnos totalmente al servicio de los demás, como Jesús el Buen Pastor, para llevar a todos los hombres hacia su rebaño.

 

 

Reflexión del 3º Dimingo de Pascua

DOMINGO TERCERO DE PASCUA

 

 

Nosotros somos testigos de estas cosas;

nosotros y el Espíritu Santo

 

Lectura de los Hechos de los Apóstoles

5, 27-32. 40b-41

 

Cuando los Apóstoles fueron llevados al Sanedrín, el Sumo Sacerdote les dijo: «Nosotros les habíamos prohibido expresamente predicar en ese Nombre, y ustedes han llenado Jerusalén con su doctrina. ¡Así quieren hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre!»

Pedro, junto con los Apóstoles, respondió: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús , al que ustedes hicieron morir suspendiéndolo del patíbulo. A Él, Dios lo exaltó con su poder, haciéndolo Jefe y Salvador, a fin de conceder a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de estas cosas, nosotros y el Espíritu Santo que Dios ha enviado a los que le obedecen».

Después de hacerlos azotar, les prohibieron hablar en el nombre de Jesús y los soltaron. Los Apóstoles, por su parte, salieron del Sanedrín, dichosos de haber sido considerados dignos de padecer por el Nombre de Jesús.

 

Palabra de Dios.

 

 

SALMO RESPONSORIAL                                        29, 2. 4-6. 11-12a. 13b

 

R.    Yo te glorifico, Señor, porque Tú me libraste.

 

Yo te glorifico, Señor, porque Tú me libraste

y no quisiste que mis enemigos se rieran de mí.

Tú, Señor, me levantaste del Abismo y me hiciste revivir,

cuando estaba entre los que bajan al sepulcro. R.

 

Canten al Señor, sus fieles; den gracias a su santo Nombre,

porque su enojo dura un instante, y su bondad, toda la vida:

si por la noche se derraman lágrimas,

por la mañana renace la alegría. R.

 

«Escucha, Señor, ten piedad de mí;

ven a ayudarme, Señor».

Tú convertiste mi lamento en júbilo.

¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente! R.

 

 

 

El Cordero que ha sido inmolado

es digno de recibir el poder y la riqueza

 

Lectura del libro del Apocalipsis

5, 11-14

 

Yo, Juan, oí la voz de una multitud de Ángeles que estaban alrededor del trono, de los Seres Vivientes y de los Ancianos. Su número se contaba por miles y millones, y exclamaban con voz potente:

«El Cordero que ha sido inmolado

es digno de recibir el poder y la riqueza,

la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza».

 

También oí que todas las criaturas que están en el cielo, sobre la tierra, debajo de ella y en el mar, y todo lo que hay en ellos, decían:

«Al que está sentado sobre el trono y al Cordero,

alabanza, honor, gloria y poder,

por los siglos de los siglos».

 

Los cuatro Seres Vivientes decían: «¡Amén!», y los Ancianos se postraron en actitud de adoración.

 

Palabra de Dios.

 

 

 

EVANGELIO

 

Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio,

e hizo lo mismo con el pescado

 

a    Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Juan

21, 1-19

 

Jesús resucitado se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades.

Sucedió así: estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos.

Simón Pedro les dijo: «Voy a pescar». Ellos le respondieron: «Vamos también nosotros».

Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada. Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era él. Jesús les dijo: «Muchachos, ¿tienen algo para comer?»

Ellos respondieron: «No».

Él les dijo: «Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán». Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces que no podían arrastrarla. El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: «¡Es el Señor!»

Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua. Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla.

Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan. Jesús les dijo: «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar».

Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo: «Vengan a comer».

Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres?», porque sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado.

Ésta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos.

Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»

Él le respondió: «Sí, Señor, Tú sabes que te quiero».

Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos».

Le volvió a decir por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»

Él le respondió: «Sí, Señor, sabes que te quiero».

Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas».

Le preguntó por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»

Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: «Señor, Tú lo sabes todo; sabes que te quiero».

Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.

 

Te aseguro

que cuando eras joven,

tú mismo te vestías

e ibas a donde querías.

Pero cuando seas viejo,

extenderás tus brazos,

y otro te atará

y te llevará a donde no quieras».

De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: «Sígueme».

 

Palabra del Señor.

 

 

 

Reflexión

 

 

JUNTO AL MAR

1.- Y la cosa comenzó en Galilea, nos dice San Pedro, expresando con una frase incolora un hecho que transformó su propia vida y transformo el mundo entero.

+ La cosa comenzó en Galilea es un Dios, despojado de su rango, hecho carne de nuestra carne y huesos de nuestros huesos.

+ La cosa de Galilea es la proclamación a la humanidad de que ya no hay esclavos y libres, judíos o paganos, hombres o mujeres.

+ La cosa es la mayor revolución social y religiosa que jamás ha existido en el mundo.

+ Y la cosa para Pedro es el comienzo de una amistad que no pasará nunca.

2.- Y ese Señor que quiso comenzar la cosa en Galilea quiere acabar el capítulo de su vida mortal donde comenzó: en Galilea.

Y por eso, porque el Señor los ha convocado en Galilea nos encontramos hoy a los discípulos junto al mar de Tiberíades esperando la llegada del Señor.

Y la historia es que en la casa de la suegra de Pedro, donde están, se acaban las provisiones, que son demasiados seis huéspedes en una casa pobre. Y Pedro decide ir a pescar y todos se van con él. Y en toda la noche no pescan nada. Y en el fresco y limpio amanecer se les aparece el Señor a la orilla del mar.

3.- Y ese Jesús, en cuclillas ante el fuego, donde asa un pez, piensa en su Galilea, patria chica de todos ellos. Su mar con sus bonanzas y sus borrascas. Los campos de trigo mecidos por la brisa. Los lirios del campo y los pajarillos del cielo. Pueblo querido, gente muy buena que le han seguido.

El vino de Caná, la viuda de Naín, María la de Magdala. Nazaret, infancia protegida y acunada en el pecho de una madre cariñosa, experiencia nueva que el Hijo de Dios se lleva a su gloria.

Y los apóstoles, que ya llegan sin poder apenas con el peso de la red llena se sientan junto a Jesús, en profundo silencio, sin atreverse a preguntar: "Tu quien eres…", porque en la paz de su corazón saben que es el Señor.

4.- El Señor se les aparece a la orilla del mar. Ese mar que recuerdan furioso y terrible dominado por el sólo mandato del Señor. Ese mar en cuyas orillas la multitud ha escuchado la palabra de Dios.

Ese mar que les hace pensar en la infinitud de Dios, empequeñecida en el cuerpo humano de ese Jesús, su Señor, su Dios. Un mar que pasea su mano suave por la arena de la playa borrando cualquier huella, como la mano piadosa de Dios acaricia el corazón humano perdonando setenta veces siete.

Señor mío y Dios mío, resuena en el corazón de cada uno de ellos ante el divino galileo que les invita a comer.

5.- Cuantas veces en nuestra vida nos pasamos largas horas, largos días y noches saneando y no pescamos nada, hasta que empieza a apuntar el día y sentimos nuevas fuerzas, nueva paz en el corazón y tampoco necesitamos preguntar "Tu quien eres" porque sabemos que es el Señor, el que en el sufrimiento y el dolor nos llevó en sus brazos dejando sólo sus huellas en la ardiente arena quemada por el sol.

Ojalá el Señor se nos aparezca a la orilla del mar de nuestra vida en la paz del amanecer.

 

José María Maruri, SJ

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"ES EL SEÑOR"

1. - El capítulo 21 del Evangelio según San Juan está cargado de simbolismo. La escena de la pesca es muy semejante a la que Lucas narra en el capítulo 5 de su evangelio. La diferencia es que ahora Jesús es el Señor resucitado. El vencedor de la muerte dice a sus discípulos "echad la red". Los siete discípulos representan a toda la Iglesia, que debe dar testimonio de su fe; los 153 peces quizá simbolicen el número de naciones conocidas entonces, porque a todos se les anuncia la Buena Noticia. Al principio no pescan nada, pues sin la presencia de Jesús la Iglesia no puede nada, aunque emplee los medios más modernos en la transmisión de la fe.

2. - La Iglesia nace de Jesús, muerto y resucitado, que se hace presente en medio de los discípulos. La red no se rompe, es decir recibe a todos sin excepción. Jesús toma el pan y se lo da, como en la Ultima Cena cuando se entregó y se "partió" por todos nosotros.

Jesús pide por tres veces que Pedro le confiese su amor. De esta manera, Pedro repara sus tres negaciones. La intención del texto es señalar la misión que Cristo encomienda a Pedro de pastorear a su Iglesia. Pero es el amor a Cristo la primera condición para ser "pastor" en su Iglesia. La misión de todo cristiano, y en especial de los pastores, es transmitir la fe. Pero esto no se hace sólo con discursos grandilocuentes, sino desde la experiencia de fe en Cristo resucitado.

3. - Ya lo decía San Bernardo: "creed al experimentado". La Iglesia desde el principio aparece como signo de contradicción, por eso es perseguida. El anuncio valiente del Evangelio puede acarrear persecución por parte de los poderes de este mundo, pero está claro que "hay que obedecer a Dios antes que a los hombres". Si la Iglesia se acomodase a este mundo perdería el sentido de su ser. Sólo si presenta con valentía el anuncio gozoso y liberador del Evangelio se identificará con el Cordero Pascual, Jesucristo muerto y resucitado que se entrega por nosotros.

 

José María Martín, OSA

www.betania.es

 

APARECE EL SEÑOR, Y TODO AMANECE

El domingo pasado, aquellos que eran amigos y apóstoles, estaban con las puertas cerradas a cal y canto; hoy tímidamente y al aire libre. Aquel día paralizados y petrificados por el miedo; hoy más sueltos aunque sin tener demasiado claras las ideas. Entonces asustadizos por los acontecimientos que se habían dado en Jerusalén; en este instante vueltos a la normalidad en su ser pescadores…pero con las redes vacías.

Estaban tan acostumbrados a vivir al calor y al amparo del Maestro que se habían olvidado hasta de trabajar para vivir y, cuando regresan a lo de siempre, la suerte les da la espalda: ¡no hemos pescado nada!

¡Cuántos momentos y sucesos entrañables les vendrían a la memoria de aquellos hombres!; tormentas calmadas; Pedro sobre las aguas; curaciones; resurrecciones; idas y venidas; ¡todo! (pensaría alguno para sus adentros) fueron horas felices que quedaron para siempre en el pasado:

-Allá en el mar de Galilea Jesús los constituyó en el grupo de los "doce".

-En la arena sus ojos se cruzaron con los de Jesús….oyeron su voz y, dejándolo todo, lo siguieron.

-Al murmullo de las aguas, tranquilas pero llenas de vida, contemplaron absortos la multiplicación de los panes y de los peces.

2.-Uno a uno, ¡ay si hablase Tiberíades!, repetiría la misma propuesta con la misma respuesta: ¡seguidme!... ¡contigo iremos Señor!

Y, en el amanecer, cuando aquellos amigos que parecían vencidos por una pesca estéril e infructuosa, cuando el silencio era tenso por la ausencia de Aquel que en el corazón estaba presente…. de nuevo suena la misma voz con llamada al ánimo y a la esperanza, a la insistencia y al desafío: ¡echad de nuevo las redes!

-Lo desconocido se hace amigo

-Los ojos cansados se transforman en asombro

-El ayer , de repente, se actualiza, se retoma… ¡amanece con el Señor!

Y se rompen y saltan por los aires, una vez más, esquemas y redes, sayales y olas, tristezas y sufrimientos, dudas y noches oscuras.

¡Al amanecer, una vez más, Jesús lo hace todo nuevo! En el amanecer de aquel día, el intuitivo Juan, supo reconocer al que en una mesa de Jueves Santo le dejó que reclinase en su pecho. ¡Es el Señor!

Los gestos se repetían con la complicidad de los que nunca jamás olvidaron. Después de "cortarse el fuego" amanece. Jesús, como una luz frente a la oscuridad. Sin su presencia todo esfuerzo habría sido en balde. Con su aparición toda expectativa se queda corta. ¡Es el Señor!

3.- A pie de tierra, el Resucitado (que habla, bendice, indica y comparte) que tiene mucho de Señor y otro tanto de "siervo mayor" se sienta y los hace sentar a los que un día llamó en ese mismo lugar para que descubran en la amabilidad y en la afabilidad, en la sencillez y en el servicio, en la amistad y en el compartir… sigue tan vivo como aquella primera vez….como la primera vez de aquel encuentro inolvidable en el lago. ¡Es el Señor!

Y la noche, que infundía temor y cólera, abatimiento y desesperanza, se transforma en una jornada resplandeciente e iluminada por la presencia de Aquel que, una vez más, les sorprende, les llena y les habla con palabras y gestos de amigo. ¡Es el Señor!

Y con el Señor las cosas toman un cariz totalmente distinto. El trabajo se convierte en misión y la iglesia, a pesar del cansancio, retoma el impulso perdido sabiendo que, cuando Cristo está en el centro, nada es imposible para Aquel que la sostiene. ¡Es el Señor!

4.- ¿Con qué signos se acerca hoy el Resucitado hasta nosotros?

-No con redes o seminarios rebosantes de peces o llamados al sacerdocio…..y sí con rostros cargados de tristezas y de miserias. Con rostros doloridos por fracasos e incomprensiones, luchas y desatinos, dejadez o desencanto.

-No con brasas o dinámicas de trabajo en las que a veces nos malgastamos y nos empeñamos en una agenda interminable……y sí con una llamada responsable a ser iglesia, mejor iglesia, con menos círculos cerrados y alejándonos de la imagen de un simple cortijo donde unos pocos dirigen, y los demás bregan y dejan la piel en la pesca (cada día más difícil) de ese mar inmenso que es el mundo que nos rodea.

-No en lagos , barcas o reuniones que ponen al descubierto diferencias y discrepancias y siempre con más de lo mismo....y sí con una lectura reposada de su Palabra, con una vuelta a su Evangelio, con una sinceridad de vida, con un trabajar más y más horas en favor de su Reino, con un bajar a la realidad y a la vida de tantos que siguen remando mar adentro pero necesitados de palabras de aliento y de consuelo. ¡Es el Señor!

Malo será que, por estar tan pendientes del micrófono y de las luces, de las flores y de las convocatorias, de los departamentos y de tanto montaje……olvidemos que el Señor nos exige y nos invita echar las redes en otras direcciones y, a veces, hasta con otras personas. Cuando los responsables de la evangelización se empeñan en mantener, al frente de sus estructuras, a agentes de pastoral gastados e indefinidamente perpetuados en los cargos, en vez de aparecer el Señor…..suele surgir el desencanto y la ralentización, no tanto por las ideas, cuanto por la incapacidad limitaciones naturales de llevarlas a cabo.

 

Por Javier Leoz

www.betania.es

 

Guión de misa para III Domingo de Pascua - 22 de Abril 2007

Celebrando

la Vida

en el

Nuevo Milenio

Guiones para la celebración de la Cena del Señor

Ciclo "C"

Miguel Ángel Osimani

EDICIONES BETANIA

 

 

 

DOMINGO TERCERO DE PASCUA

 

 

PREPARACIÓN:    

Antes de la salida del celebrante.

 

Con inmensa alegría celebramos hoy el tercer domingo de Pascua, y al reunirnos para celebrar la Eucaristía, presentamos a Dios todo lo que somos, todo lo que esperamos, todo lo que vivimos. Y sabemos que Él, porque nos ama, lo transforma todo y lo llena de vida.

 

AMBIENTACIÓN:

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial.

 

Es el Señor. Después de una larga noche de soledad y fatiga, llega el alba ....: la luz vence a la oscuridad, el trabajo infructuoso se convierte en pesca fácil y abundante, el cansancio y la soledad se transforman en alegría y paz. Desde entonces, esos mismos sentimientos animan a la Iglesia. Aunque pueda parecer a veces que triunfan las tinieblas del mal y la fatiga de la vida diaria, la Iglesia sabe con certeza que sobre quienes siguen a Cristo resplandece ahora la luz inextinguible de la Pascua.

 

1ª. LECTURA:

            (Hch 5, 27-32. 40b-41)    (texto)

 

El Espíritu Santo vivifica el compromiso apostólico de los discípulos de Cristo, sosteniéndolos en sus pruebas, iluminándolos en sus opciones y asegurando eficacia a su anuncio del misterio pascual.

 

SALMO RESP.:          (29, 2. 4-6. 11-12a. 13b)    (texto)

 

R.

  Yo te glorifico, Señor, porque Tú me libraste.

 

2ª. LECTURA:

         (Ap 5, 11-14)     (texto)

 

Como en una visión misteriosa, el libro del Apocalípsis nos habla del auténtico Cordero, el que ha liberado al mundo con su sangre y le ha abierto el camino de la vida.

 

EVANGELIO:           (Jn 21, 1-19)    (texto)

 

Escuchemos, en la proclamación del santo Evangelio, al mismo Jesús que designa a Pedro para que vaya delante del rebaño, en su seguimiento y siendo el primero en el servicio a los demás. Aclamémoslo cantando jubilosamente el Aleluya.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES:

 

CELEBRANTE:

 

Queridos hermanos, oremos con fe al Padre que ha resucitado a Jesucristo de entre los muertos, vida y resurrección de todos los hombres, y que nos ha resucitado a todos nosotros juntamente con Él.

 

 

GUÍA: A cada una de las intenciones responderemos orando:

 

"POR CRISTO RESUCITADO, ESCÚCHANOS SEÑOR"

 

v Padre bueno, te pedimos por la Iglesia y el Santo Padre Benedicto XVI, para que todos los hombres reconozcamos, en su palabra, el anuncio gozoso y liberador del Evangelio: Jesucristo muerto y resucitado que se entrega por nosotros, oremos...

 

v Padre todopoderoso, te pedimos por nuestros Obispo s y nuestros sacerdotes, para que sean siempre fieles transmisores de la fe, desde su experiencia personal de fe en Cristo resucitado, oremos, oremos...

 

v

Señor de la historia, te pedimos por los gobernantes y políticos de nuestra patria, para que tomen conciencia que la vida es un don de Dios, y por ello no puede la sociedad, el estado o el individuo disponer de ella, y que el legislar a favor del aborto es legislar en contra de la ley de Dios, oremos...

 

v

Padre misericordioso, te pedimos por todos los que sufren, en su cuerpo o en su espíritu, los que están tristes, los que carecen de lo fundamental, para que un hecho tan trascendente como la resurrección devuelva a sus almas la confianza de que para Dios no hay imposibles y renazca en ellos la esperanza, oremos...

 

v

Padre y Señor de la vida, te pedimos por todas las familias de nuestra comunidad, para que siendo verdaderas evangelizadoras de la resurrección de tu Hijo, y saliendo al mundo, llenas de alegría, lleven este mensaje a las que aún no lo conocen, oremos...

 

CELEBRANTE:

 

Dios y Padre nuestro, tú que has llenado el mundo de regocijo por la resurrección de tu Hijo, y le has dado la alegría de haber recobrado la dignidad de la adopción filial, concédenos vivir unidos a su amor para alcanzar con Él la gloria. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.

 

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

 

Ofrezcamos a nuestro Padre del Cielo, un sincero deseo de escuchar comprometidamente a su Hijo en nuestras vidas, reconociendo su palabra en la voz de nuestro Santo Padre.

 

DIALOGO DEL PREFACIO:

 

Dios nos da siempre pruebas de su amor; nos lo ha querido manifestar plenamente en Cristo, muerto y resucitado por nosotros. Por eso ahora lo alabamos y le damos gracias.

 

COMUNIÓN:

 

En la comunión nos unimos a Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros. Acerquémonos, pues, a recibir la Eucaristía sabiendo que somos el nuevo pueblo de Dios, que camina hacia la vida que Jesucristo ya posee.

 

DESPEDIDA:

 

En verdad, Cristo ha resucitado! ¡Aleluya! También hoy la Iglesia sigue proponiendo el mismo anuncio gozoso. Estas palabras son un grito de alegría y una invitación a la esperanza.

Y al terminar nuestra celebración recordemos que el próximo domingo se llevará a cabo en todo el mundo, la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones; jornada que nos compromete a todos los católicos, no sólo a orar, sino a trabajar activamente para promoverlas, en nuestras familias y en nuestras comunidades.