sábado, octubre 28, 2006

Guión de misa para la solemnidad de todos los santos

Celebrando la Vida
en el
Nuevo Milenio
Guiones para la celebración de la Cena del Señor
Ciclo "B"
Miguel Ángel Osimani
EDICIONES BETANIA
 
 
 
1° DE NOVIEMBRE
SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS
 
 
PREPARACIÓN: 
Antes de la salida del celebrante y de los ministros hacia el exterior del templo
 
Hermanos, en la alegría de esta fiesta de Todos los Santos, nos reunimos para unir nuestra voz de acción de gracias a la voz de todos los hombres y mujeres que a lo largo de la historia han aceptado a Dios que los llama a seguirlo. Todos los hombres y mujeres que han sabido ser pobres, trabajar por la justicia, actuar como mensajeros de paz.
 
AMBIENTACIÓN: 
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial
 
La palabra del Señor hoy nos significa, a toda la Iglesia, un aliento, ya que ella marcha también por el camino de la fe, animada por el ejemplo de los santos. Es el mismo Cristo que hoy nos dice a cada uno de los que le buscamos con sinceridad: "Dichosos ustedes", puesto que procuramos servirle a pesar de nuestras flaquezas.
1ª. LECTURA:      (Apoc 7, 2-4. 9-14)      (Ver texto)
 
Esta narración, repleta de imágenes y poesía, nos quiere explicar cuál será la vida que nos espera en la unión con Dios, que llama a su gloria a todos los hombres y a todos los pueblos, porque todos hemos sido redimidos por la sangre de Jesucristo.
 
SALMO RESP.:   (23, 1-6)   (Ver texto)
                    R.   ¡Benditos los que buscan al Señor!                  
2ª. LECTURA:   (1 Jn 3, 1-3)   (Ver texto)
 
En pocas palabras, san Juan nos anuncia la buena noticia: somos hijos de Dios porque Él nos ha amado. Vivimos con esperanza hasta que el Padre nos llame a participar plenamente de su vida.
EVANGELIO:   (Mt 4, 25--5, 12)      (Ver texto)
 
Escuchemos ahora las bienaventuranzas del Reino que proclama Jesús: hoy como ayer, los pobres, los perseguidos por causa de la justicia, los que trabajan por la paz, deben alegrarse y saltar de gozo, porque el Reino de los Cielos les pertenece.
 
ORACIÓN DE LOS FIELES:
 
CELEBRANTE:
 
Queridos hermanos, sabemos que delante de Dios somos pobres. Por ello, con la confianza de verdaderos hijos, presentemos nuestra plegaria al Padre.
 
GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:
"PADRE, ESCUCHA A TU PUEBLO"
v Por tu Santa Iglesia de Dios, para que siempre sea capaz de dar razón de su esperanza, oremos...
 
v Por nuestros Obispos, para que sean una señal de esperanza para nuestro pueblo y el impulso evangelizador que él necesita, oremos...
 
v Por los pobres, los que lloran, los perseguidos, los que trabajan por la paz, para que tengan la gozosa certidumbre de que el Reino de los Cielos les pertenece, oremos...
 
v Por todos nuestros seres queridos que nos han precedido en el camino de la fe, para que vivan con los santos en la vida de Dios, oremos...
 
v Por todos los católicos, para que aumente constantemente en nosotros la fe, la esperanza y el amor, oremos...
CELEBRANTE:
 
Padre de bondad, cuya misericordia es infinita, acepta nuestros anhelos y acompáñanos en todo momento para llevarlos a término. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
 
Dios nos ha creado a todos para que vivamos junto a Él por toda la eternidad; ofrezcámosle ahora, nuestra disposición para vivir en fidelidad y de acuerdo con las exigencias que su Hijo nos ha manifestado hoy en su Evangelio.
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Comencemos nuestra acción de gracias al Padre, porque con la muerte y resurrección de su Hijo, nos ha salvado. Elevemos con gozo nuestro canto.
COMUNIÓN:
 
Acerquémonos ahora a participar del Cuerpo de Cristo recordando en nuestro interior lo que hemos escuchado en el Evangelio: los pobres, los perseguidos, los que trabajan por la paz y la justicia entre los hombres, son llamados por Dios a participar en el banquete de su Reino.
DESPEDIDA:
Hermanos, la celebración de este día debe significar para cada uno de nosotros, un aumento de nuestras esperanzas. Sabemos que Dios nos prepara, junto a Él y con Jesucristo, una fiesta eterna que supera todo cuanto podamos imaginar.
 
 

__________________________________________________
Correo Yahoo!
Espacio para todos tus mensajes, antivirus y antispam ¡gratis!
¡Abrí tu cuenta ya! - http://correo.yahoo.com.ar

guiones de para los fieles difuntos

Celebrando la Vida
en el
Nuevo Milenio
Guiones para la celebración de la Cena del Señor
Ciclo "B"
Miguel Ángel Osimani
EDICIONES BETANIA
 
 
2 DE NOVIEMBRE
CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS
 
 
PREPARACIÓN: 
Antes de la salida del celebrante y de los ministros hacia el exterior del templo
 
Queridos hermanos, la memoria de este día: Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, es prolongación natural de la solemnidad de Todos los Santos y juntas forman la gran fiesta de la comunión de la Iglesia constituida por los fieles que aún peregrinan en esta vida y los que ya han cruzado el umbral de la muerte. Y las velas encendidas sobre las tumbas de los difuntos son ya un signo y un anticipo de la luz eterna en la que esperamos, el día en que el Señor nos llame a su reino.
 
AMBIENTACIÓN: 
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial
 
Dios, en su inmenso amos, envía a su Hijo para darnos la vida eterna. Claramente nos manifiesta que la existencia del hombre no concluye en la tierra, ya que la muerte abre a las almas un nuevo horizonte de vida. Él nos asegura que también nuestros cuerpos resucitarán al final de los tiempos, y este día nos ayuda a alimentar nuestra esperanza en la Patria eterna del cielo.
1ª. LECTURA:      (Apoc 21, 1-5a. 6b-7)      (Ver texto)
 
En las imágenes de este texto, san Juan nos llena de alegría y esperanza de lo que ha de ser la vida que no tiene fin.
 
SALMO RESP.:   (26, 1. 4. 7. 8b-9a. 13-14)    (Ver texto)
                    R.   El Señor es mi luz y mi salvación                 
2ª. LECTURA:   (1Co 15, 20-23)    (Ver texto)
 
Las palabras de Pablo nos introducen al centro de nuestra fe de cristianos: Cristo ha resucitado y ha vencido a la muerte, y todos los que creemos en Él, también resucitaremos y viviremos eternamente con Él.
EVANGELIO:   (Lc 24, 1-8)      (Ver texto)
 
Las palabras del Evangelio dan certeza de la resurrección del Hijo de Dios, primicia de nuestra propia resurrección.
 
ORACIÓN DE LOS FIELES:
 
CELEBRANTE:
 
Oremos hermanos, al Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo. Oremos con entera confianza, y hoy muy especialmente, por aquellos que nos han precedido en el camino hacia el Reino eterno de Dios.
 
GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:
"ESCÚCHANOS, SEÑOR"
v Por la Santa Iglesia y el Santo Padre, para que su anuncio del alegre mensaje de una esperanza cada vez más firme en la victoria sobre la muerte, fortalezca nuestra vigilancia en la espera de la venida de tu Hijo, oremos...
 
v Por nuestros Obispos y nuestros sacerdotes, para que el testimonio de sus vidas nos impulse en el camino de la verdad y del amor en seguimiento de tu Hijo hacia la Patria definitiva del Cielo, oremos...
 
v Por todos los pueblos, para que concedas la luz y la paz a tantos hermanos nuestros que hoy viven entre incertidumbres, dudas y guerras en medio de las tinieblas de este mundo, oremos...
 
v Por todos nuestros queridos hermanos difuntos, para que vivan siempre en el eterno descanso y en la gozosa fiesta de la Casa del Padre, oremos...
 
v Por todos los cristianos, para que al escuchar hoy la palabra de tu Hijo y al participar de la Eucaristía, crezca nuestra fidelidad a Él y vivamos abiertos a la verdadera vida, oremos...
CELEBRANTE:
 
Padre, tú que escuchas nuestra oración, ayúdanos a recorrer nuestro camino ahora y siempre, con esperanza, con amor, con verdad, para conseguir así la vida que nos anunció Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina contigo, por los siglos de los siglos.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
 
Al poner sobre el altar estos dones del pan y del vino pongamos también nuestras vidas, en la firme esperanza de unirnos de tal manera a Cristo, que también con Él podamos alcanzar la resurrección y la vida que no tiene fin.
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Ahora, el renovar las palabras y las acciones de Jesucristo en la Última Cena, afirmemos nuestra esperanza de vida y demos gracias al Padre celestial.
COMUNIÓN:
 
Este Pan Eucarístico que ahora vamos a recibir, nos hace uno con Cristo y entre nosotros y nos unen, en el misterio de la comunión de los santos, al misterio de la Iglesia que trasciende el tiempo.
DESPEDIDA:
Al terminar esta Eucaristía llena de esperanza; al celebrar la victoria de Cristo sobre el mal y la muerte, celebramos la esperanza de que nuestros difuntos y nosotros nos asociaremos un día plenamente a esa victoria.
 

__________________________________________________
Correo Yahoo!
Espacio para todos tus mensajes, antivirus y antispam ¡gratis!
¡Abrí tu cuenta ya! - http://correo.yahoo.com.ar

Domingo 29 de octubre de 2006 - Evangelio: Mc 10,46-52

Domingo 29 de octubre de 2006
XXX Semana del Tiempo Ordinario - DOMUND
 
Evangelio: Mc 10,46-52
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó en compañía de sus discípulos y de mucha gente, un ciego llamado Bartimeo se hallaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que el que pasaba era Jesús Nazareno, comenzó a gritar: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!". Muchos lo reprendían para que se callara, pero él seguía gritando todavía más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!".
Jesús se detuvo entonces y dijo: "Llámenlo". Y llamaron al ciego, diciéndole: "¡Animo! Levántate, porque Él te llama". El ciego tiró su manto; de un salto se puso en pie y se acercó a Jesús. Entonces le dijo Jesús: "¿Qué quieres que haga por ti?". El ciego le contestó: "Maestro, que pueda ver". Jesús le dijo: "Vete; tu fe te ha salvado". Al momento recobró la vista y comenzó a seguirlo por el camino. Palabra del Señor.
Meditación
Jericó era famosa por su riqueza derivada del Jordán y de las vías comerciales. Pero también famosa por los vicios que, a menudo, acompañan a la riqueza, esto hace que, con frecuencia, se ha visto una contraposición entre Jerusalén -la Ciudad Santa, roca de la fe de Israel- y Jericó, la ciudad mundana. Hay que maravillarse al constatar la fe de un hombre de Jericó: Bartimeo, un ciego mendigo.
En la sociedad antigua el pobre, el mendigo, no tenía derechos, era visto con fastidio, no era objeto de atención alguna. Vivía con los marginados de la sociedad sin que nadie se ocupara de él. Tenía sólo el derecho de pedir limosna, al cual correspondía el deber religioso de ofrecerla.
Se comprende, entonces, el enfado de muchos de los seguidores de Jesús por el grito desesperado de Bartimeo. Él es el primero que, en el Evangelio de Marcos, suplica a Jesús llamándole "Hijo de David". Para los presentes se trataba de una afirmación escandalosa. Jesús, de hecho, se presenta de forma totalmente diversa del Mesías prometido por las Escrituras y esperado por Israel.
Por otra parte la insistencia del mendigo ciego es signo de que la suya es una convicción que radica, en una intuición no pasajera. Por este motivo, Jesús, reconoce su fe, lo manda llamar, se preocupa del mendigo ciego, hace justicia al pobre.
Es importante destacar que el milagro obrado por el Maestro no se produce para contentar a las masas. Es un milagro que pide fe y que busca suscitar la fe. Jesús mismo subraya que ha sido la fe del ciego la que le ha curado. La curación no es una concesión de lo alto que establece una relación comercial. No es un instrumento para consolidar un poder opresivo, revestido de una aureola de magnanimidad y justicia. La curación implica la totalidad de la persona que es invitada a fiarse de Jesús, a dejarse envolver en la lógica de su Reino. El ciego es salvado, no sólo curado, y se convierte en discípulo de Jesús. El encuentro profundo con Jesús cambia profundamente la existencia de este pobre mendigo. La multitud que ha visto el milagro -y con ella cada uno de nosotros- es invitada ella misma a creer, a fiarse, pero para ello hay que abandonar toda idea de un Mesías según los esquemas humanos.
Oración
Señor, como Bartimeo, también yo vivo en una sociedad que, con mucha frecuencia, no se acuerda de ti, presa de sus nuevos ídolos, como el dinero ¡No sé si soy capaz de imitar a Bartimeo con su gran fe! Te pido, Señor, que aumentes mi poca fe.
Propósito
En la misa recordaré que el domingo es "el día de la fe" y, por tanto, buscaré impregnar el día con este sentido religioso. ¿Puedo invitar a otros a misa?, ¿puedo dedicar algún tiempo más a la buena lectura, al silencio, a la meditación?

__________________________________________________
Correo Yahoo!
Espacio para todos tus mensajes, antivirus y antispam ¡gratis!
¡Abrí tu cuenta ya! - http://correo.yahoo.com.ar

jueves, octubre 26, 2006

Guión de misa para el Domingo 29 de octubre - 30º durante el año

Celebrando la Vida

en el

Nuevo Milenio

Guiones para la celebración de la Cena del Señor

Ciclo "B"

Miguel Ángel Osimani

EDICIONES BETANIA

 

 

DOMINGO 30º

DURANTE EL AÑO

 

 

PREPARACIÓN: 

Antes de la salida del celebrante

 

Hermanos, una vez más los que seguimos al Señor nos reunimos en torno a su mesa, en este domingo trigésimo durante el año. Y Él, que nos ha abierto los ojos, nos invita a reconocerlo, como el ciego del Evangelio, como el Mesías, el enviado de Dios.

 

AMBIENTACIÓN: 

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

 

Dios nos manifiesta hoy su infinita bondad y nos llama a creer, a confiar plenamente en Él, que es quien realmente salva. Y esta confianza que nos pide, nos hace acreedores a sus favores. Y Jesús nos presenta claramente la paternidad amorosa de Dios, dándonos la fe que nos cura totalmente de nuestra ceguera, aún la más profunda, dándonos la luz que penetra hasta nuestro interior.

1ª. LECTURA:  (Jr 31, 7-9)         (Ver texto)

 

Este anuncio del profeta Jeremías, acerca del gran designio de Dios, nos expresa que él nos ha salvado y quieres la salvación para todos los hombres.

 

SALMO RESP.:     (125, 1-6)    (Ver texto)

                    R.   ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros!

              

2ª. LECTURA:    (He 5, 1-6)    (Ver texto)

 

San Pablo nos dice que Jesucristo es nuestro gran Sacerdote, que comprende y se muestra indulgente con los ignorantes y descarriados.

EVANGELIO:   (Mc 10, 46-52)     (Ver texto)

 

Jesús nos habla y nos llama a cada uno de nosotros, para que todos quedemos iluminados por su luz.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES:

 

CELEBRANTE:

 

Hermanos, con la misma fe y convicción con la que el ciego llamó e imploró a Jesús que lo salvara y para que pudiera seguir su camino, oremos a nuestro Padre del Cielo.

 

"SEÑOR, ESCÚCHANOS Y DANOS TU LUZ"

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

 

v Padre, te pedimos por la Iglesia y el Santo Padre Benedicto XVI, para que recibiendo su anuncio, llegue a todos los hombres tu Reino de vida, de fraternidad y justicia, de libertad y paz, oremos...

 

v Padre, te pedimos por nuestro Obispo, para que con la asistencia de tu Espíritu nos lleve a formar una Iglesia diocesana verdaderamente comprometida con el anuncio de la salvación, oremos...

 

v Padre, te pedimos por nuestra patria, para que trabajemos en conseguir una convivencia pacífica entre todos, que nos lleve a construir una nación en la que no existan tantas desigualdades económicas y sociales, oremos...

 

v Padre, te pedimos por todos los que sufren, para que encuentren en tu Hijo la luz y la fortaleza para sobrellevar su situación, y en nosotros la mano fraterna que ellos necesitan, oremos...

 

v Padre, te pedimos por todos los cristianos, para que orando permanentemente para que nos concedas la fe, podamos ver todas las cosas y los acontecimientos, con tus ojos y tratemos de seguir comprometidamente a tu Hijo, oremos...

 

CELEBRANTE:

 

Señor, Dios rico en misericordia, atiende nuestra súplica y concédenos aquello que no nos atrevemos a pedirte, llenando nuestros corazones con tu luz. Te lo pedimos por tu Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

 

Es nuestro deseo que Dios pueda realizar en nosotros su Reino de amor, por eso ahora presentemos sobre la mesa del altar, la ofrenda de nuestras vidas, junto con nuestras familiar y todas nuestras cosas.

DIÁLOGO DEL PREFACIO:

Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Proclamemos ahora nuestra fe en la salvación que Dios ha obrado en nosotros; elevemos con inmenso gozo nuestro canto de acción de gracias.

COMUNIÓN:

Queremos seguir a Jesús en su camino, luego que Él nos ha curado de nuestra ceguera espiritual, por eso es necesario que nos fortalezcamos comiendo de este Pan eucarístico.

DESPEDIDA:

Manifestemos al mundo nuestra fe en Jesucristo, en su salvación. Que nuestras vidas renovadas sean el mejor testimonio para que los demás también crean.

 

sábado, octubre 21, 2006

reflexion del 22 de Octubre del 2006 domingo XXIX durante el año

EVANGELIO
 
El Hijo del hombre vino para dar su vida
en rescate por una multitud
 
a     Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Marcos
10, 35-45
 
Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir».
Él les respondió: «¿Qué quieren que haga por ustedes?»
Ellos le dijeron: «Concédenos sentamos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria».
Jesús les dijo: «No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que Yo beberé y recibir el bautismo que Yo recibiré?»
«Podemos», le respondieron.
Entonces Jesús agregó: «Ustedes beberán el cáliz que Yo beberé y recibirán el mismo bautismo que Yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados».
Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que aquéllos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y , el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos.
Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud».
 
Palabra del Señor.
 
 
 
Reflexión
 
 
EL FRACASO DE JESÚS
1.- Qué nadie se ofenda pero pienso que Jesús de Nazaret tuvo poca suerte e, incluso, fue, como muchos de nosotros, un poco fracasado. Jesús y sus apóstoles subían a Jerusalén, donde se iba a confirmar su imponente fracaso ante los importantes de su nación. Y entonces se le acercan los Zebedeos, que, en principio, parecían de los más listos del grupo, para pedirle que los nombrara vicepresidente y primer ministro de su futuro gobierno. No se habían enterado, para nada, de cual era la misión de Jesús. Y mucho menos de cómo iba a realizarse. Luego más tarde, y tras pasado el tiempo terrible de la Pasión y Muerte del Salvador, cuando, ya resucitado, se dispone a subir al Padre, hay quien le pregunta si es entonces cuando va a liberar a Israel de la ocupación romana. Y ese que preguntaba, había tenido a su lado, a un ser extraordinario, cuarenta días y había querido enseñarles, desde la gloria de su cuerpo resucitado, su auténtica misión, la que le había encargado el Padre y por la que, en acto de obediencia suprema, había muerto en medio de un enorme tormento.
2.- Podríamos decir, entonces, que Jesús fracasó con los apóstoles y fracasó con su propio pueblo, que tras admirarle y querer hacerle rey porque los daba pan gratis, luego lo ultrajaron y lo mataron como al peor de los criminales. Nadie parece que le entendió. Y si leemos con atención los Evangelios pues sabemos que repitió muchas veces su auténtico mensaje a los discípulos, y a todos aquellos que le quisieron oír. Les pidió varias veces –como en esta ocasión—que fueran servidores y que no buscaran ser servidos. Les avisó que Él no tenía donde reposar la cabeza. No tenía el menor sentido de aplicar la fuerza –cosa que los políticos saben hacer muy bien--, aconsejándoles que pusieran la otra mejilla, ante la primera bofetada y que dieran el manto a quien les pidiera la capa. Les lavó los pies y les pidió, en definitiva, amor entre ellos. Pero nada, todo el mundo seguía pensando en términos políticos, en posición de poder y más poder. Incluso, también los de Emaús cuando refieren lo ocurrido en Jerusalén esos días de la Pasión, hablan del no reconocimiento de las autoridades hacia Jesús y para nada de su misión, ni de su doctrina. Reconocen su fuerza como profeta, pero ni siquiera su amor por todos.
3.- Es verdad que todo cambió con la llegada del Espíritu Santo y que, incluso, Jesús se tuvo que aparecer a Pablo de Tarso y así buscar un refuerzo al grupo de los doce. Entonces, Jesús ¿fracasó verdaderamente? No. En realidad, fracasaron sus coetáneos que no supieron ver quien era Jesús de Nazaret y la felicidad que les traía de parte de Dios Padre. Es verdad que era difícil entenderle. Decía lo contrario de lo que la cerrada sociedad judía de tiempos de Jesús había enseñado a sus hijos. Si hubiera traído mensajes de conquista, o de convencimiento dialéctico y político, pues tal vez a Jesús de Nazaret le hubieran ido mejor las cosas, pero…hablaba como solo Dios puede hablar, respetando la libertad de todos y no practicando engaños para convencer; buscando un reino de amor en el que todos iban a ser iguales, mostrando la felicidad de las profecías pacíficas de Isaías. Cierto, también, que los libros del profeta hablaban de la profecía del Siervo de Yahvé, apenas conocida por los contemporáneos de Jesús –que hemos escuchado en las lecturas de hoy--, y que es una descripción muy ajustada de lo que fue la Pasión de Nuestro Señor.
De todas formas, y si somos sinceros, debemos disculpar a los discípulos, y a los apóstoles, porque si a nosotros, hoy, alguien nos viniera contando las mismas cosas que decía Jesús, no le haríamos caso, ningún caso. Porque preferimos nuestro dinero, nuestra casa calentita, nuestro refrigerador bien lleno de comida, aunque sepamos que fuera la gente se muere de hambre. No somos capaces, ni siquiera de recibir bien a los emigrantes y los que trabajan lo hacen porque cobran menos, mucho menos. Pienso incluso que, partiendo del conocimiento de la doctrina de Jesús –algunos casi se sabrán los evangelios de memoria—si alguien expusiera en nuestras calles una doctrina idéntica a la que enseñaba –intentaba enseñar—Jesús de Nazaret entre sus paisanos, le enviaríamos directamente a la cárcel o al manicomio.
4.- Hay en las lecturas de hoy una concreción litúrgica de la misión de Jesús que me parece fundamental y maravillosa. Me refiero al fragmento que hemos escuchado de la Carta a los Hebreos El autor de esa epístola nos muestra a Jesús como conocedor de la condición humana, de sus sufrimientos, de sus limitaciones y es mediador ante Dios. Y es que no solo murió por nosotros, sino que nos ayuda en los pasos de la vida. Jesús nos entiende porque es como nosotros, salvo en el pecado. Y comprende nuestras infidelidades, egoísmos y la permanente dureza de nuestro corazón. También, claro está, saber ver la generosidad de muchos hermanos y el camino de seguimiento que ellos realizan de la forma de entender el mundo que tiene Jesús de Nazaret y que nos lleva enseñando desde hace 20 siglos. Ahí está, por ejemplo, Teresa de Calcuta, servidora de los pobres que nadie quería. O de Teresa del Niño Jesús, que es patrona de las misiones y eso que nunca salió de su convento y de tantos otros que son ejemplo de lo que es el reino.
5.- No olvidemos hoy que es el Domingo Mundial de la Propagación de la Fe y que hay muchos hermanos que lo abandonan todo para servir a los más pobres. Porque, realmente, hoy el servicio principal de los misioneros en enseñar con el ejemplo de la pobreza. Primero intentan paliar en lo posible la pobreza e indigencia de los que sirven. Y después les hablan de que hubo uno como ellos, tal vez un poco fracasado como ellos, que habló de amor, de ayuda, de paz y de verdad. Tengamos en cuenta a los misioneros y misioneras que se parecen más a Jesús que nosotros. Eso parece claro. El cartel de este año del Domund no se parece a casi ninguno de los anteriores. Y es que la presencia de San Francisco Javier, patrón de las misiones, le da, sin duda, una gran solemnidad y no poca emoción. Se cumplen los quinientos años del nacimiento del gran misionero jesuita. Sabemos que las misiones tienen un gran intercesor en cielo. Qué San Francisco Javier haga muy grande esta jornada de hoy dedicada a las misiones y a los misioneros…
No está mal, pues, que sepamos escuchar a Jesús y que le entendamos. Tenemos completa su historia y su misión en los Evangelios. No podemos hacernos los sordos o los desmemoriados. Sabemos lo que Él quiere. No le dejemos fracasar, por favor, ahora, otra vez.
 
Ángel Gómez Escorial
www.betania.es
 
¿POR QUÉ SERÁ QUE JESÚS NUNCA PIENSA COMO NOSOTROS?
1. - La autoridad de una persona se mide por los metros cuadrados de su despacho. A más autoridad, mas despacho; mas salas y antesalas.
Este concepto de autoridad, que todos llevamos muy adentro, no sé si hará reír al Señor o llorar. Nos verá a todos nosotros jugando a gigantes y cabezudos. El que no se atreva a subir en altos zancos, al menos engordará su cabezota para ser notado, para no pasar desapercibido, para mostrarse a sí mismo y a los demás que es algo.
Un sillón así lleno de gloria y autoridad es lo que Juan y Santiago vienen a reclamarle al Señor: los mejores puestos para tener más poder, para poder escalar, para poder favorecer a los familiares y amigos. No ha cambiado mucho, desde entonces la humanidad.
2. - ¿Por qué será que Jesús nunca piensa como nosotros? El que quiera ser grande sea vuestro servidor. El que quiera ser el primero sea vuestro esclavo. ¿Puede pedirse al hombre de hoy mayor indignidad y bajeza? Servir cuando ya no se sirve a la Patria, ni se sirve al Rey, ni hay chicas de servir.
Solo ya uno que sigue sirviendo, que no se siente abajado de su grandeza, que ha bajado miríadas de kilómetros desde lo alto del cielo, que ha llegado a la mayor muestra de servicio, dando la vida por los amigos. Y ese es el Hijo del Hombre. Ese es Jesús.
Y Jesús nos dice que en su Reino toda autoridad está en servir y que no hay autoridad sin servicio a los demás. No es un servicio de relumbrón. Ni servicio de fotografía, como aquella vieja instantánea de la revista “Blanco y Negro” de los años 20, en la que una señora muy emperifollada, mirando al fotógrafo, echa un cazo de sopa en el plato de una huerfanita, que mira con horror como la sopa cae fuera del plato.
3. - Servir no es sólo trabajar. Se puede trabajar amargado y con el corazón lleno de odio. Eso no es el servir cristiano. Servir es mirar a la persona y se hace algo por alguien a quien se considera hermano.
Servir es estar con los ojos abiertos para ver en qué puedo echar una mano, en que puedo ayudar, cómo puedo dar alegría. Al que tengo cerca.
Servir es atender a los demás en nuestra profesión con delicadeza y cariño. Es saber sonreír detrás de despacho, tras una ventanilla o en un mostrador.
Servir es estar dispuesto a hacer el tonto precisamente porque se está siempre dispuesto a ayudar a hacer un favor.
Pero yo os diría que la novena bienaventuranza sería: bienaventurado cuando sientas que haces el tonto atendiendo a todos los que acuden a ti, porque eso es señal de que sirves a los demás y de que estás en la verdadera dinámica del Reino.
4.- Hoy pide la Iglesia ayuda para esos miles de misioneros y misioneras que ha hecho de su vida un servicio a los demás. Hombres y mujeres que olvidados de si mismos han dejado patria y familia, cultura y lengua, su acostumbrada, de comer, de dormir, todo para llevar a sus hermanos el conocimiento de un Dios hermano que dio por ellos su cuerpo, su sangre su vida en acto de servicio. Seamos como un vagón de tren casando y envejecido de tanto viaje, y que abandonado en vía muerta es feliz de dar cobijo, contra el frío y la lluvia, a una familia, desplazada y refugiada que huye del hambre y de la guerra. Y decir para terminar que a mí como jesuita me emociona la elección de San Francisco Javier como eje y centro de la campaña del Domund de este año. Se cumplen los 500 años del nacimiento de ese grande y singular misionero que es, además, patrón de las misiones. Ayudemos a nuestros hermanos y seamos, al menos, como ese vagón que cobija a los más pobres.
 
José María Maruri, SJ
www.betania.es.
 
EL GUSANO SILENCIOSO
1.- “Dijo entonces Jesús: Los jefes de los pueblos los tiranizan y los grandes los oprimen. Vosotros nada de eso. El que quiera ser grande sea vuestro servidor”. San Marcos, Cáp. 10. Muchos le atribuyen el problema a Constantino, aquel emperador romano convertido a nuestra fe en el siglo IV. Por motivos políticos les dio carta de ciudadanía a los cristianos, entregándoles además abundantes privilegios y riquezas. La Iglesia adquirió entonces poder político y económico, cosas no muy acordes con la enseñanza de Jesús, que la llevaron a absurdas situaciones.
Cuenta san Marcos que al Señor no le hizo mucha gracia la petición de los hijos del Zebedeo: “Maestro, queremos que en tu futuro reino nos concedas sentarnos, uno a tu derecha y otro a tu izquierda”. El texto de san Mateo advierte que fue la madre de Santiago y Juan quien hizo tal demanda. Esta familia seguía entendiendo a Cristo como un Mesías temporal, que iba a instaurar un Israel próspero y libre.
El Señor no rebate de entrada el pedido de aquellos discípulos. Les pregunta, eso sí, sobre su capacidad de abnegación y entrega: “¿Podéis beber el cáliz que yo beberé?”. Los dos apóstoles, sin entender quizás el compromiso, responden afirmativamente. Pero el Maestro termina luego: Esas futuras recompensas de quienes le siguen se medirán de otra manera. “El sentarse a mi derecha y a mi izquierda está ya reservado”. San Mateo añade: “Ese premio ya está señalado por mi Padre”. La intriga de los dos zebedeos molestó, con sobrada razón, a sus colegas: “Al oír aquello, los otros diez apóstoles se indignaron”. Hubiera sido interesante saber los términos y el tono de aquella protesta.
2.- El Señor, conociendo la ambición y el deseo de dominio que a todos nos contagian, reunió aparte a los apóstoles y les dijo: “Los jefes de los pueblos los tiranizan y los grandes los oprimen. Vosotros nada de eso. El que quiera ser grande sea vuestro servidor”. Aquí Jesús distingue, con mucha sabiduría, entre autoridad y poder. Ella es algo esencial en toda sociedad humana. El otro es una contaminación no evangélica. La primera procura el bien común. El segundo trata de proveer el bien particular. Por lo tanto, a la luz del evangelio, toda autoridad ha de entenderse como un servicio. Es la capacidad de dar la mano a los demás, para promoverlos.
Sin embargo, en la vida real, autoridad y poder se unen y entremezclan de tal modo, que a veces no logramos separarlos. Un instinto maléfico pervierte, no pocas veces, a cuantos presiden en la sociedad y también en la Iglesia. Olvidan que la auténtica manera de subir en la escala social, lo ha enseñado Jesús, consiste en hacernos servidores de todos, manteniendo además un bajo perfil que a nadie moleste.
3.- Recordamos entonces aquella fábula del gusano, que por orifico diminuto logró penetrar una roja manzana, y allí dentro instaló su reino. Nadie sabía por qué se marchitaban los colores de la fruta. Por qué no tenía aroma. Por qué empezaba a podrirse. El gusano continuó en silencio su propósito, únicamente en beneficio personal y burlándose de quienes pretendieran lo contrario. Cuantos están constituidos en autoridad, han de cuidar su corazón. Allí, quizás sin hacer ruido, se instala de pronto el egoísmo, como un insomne roedor.
 
Gustavo Vélez, mxy
www.betania.es

__________________________________________________
Correo Yahoo!
Espacio para todos tus mensajes, antivirus y antispam ¡gratis!
¡Abrí tu cuenta ya! - http://correo.yahoo.com.ar

lunes, octubre 16, 2006

Guión para la misa del domingo 29º durante el año - 22 de Octubre del 2006

Celebrando la Vida
en el
Nuevo Milenio
Guiones para la celebración de la Cena del Señor
Ciclo "B"
Miguel Ángel Osimani
EDICIONES BETANIA
 
 
 
DOMINGO 29º
DURANTE EL AÑO
 
 
PREPARACIÓN: 
Antes de la salida del celebrante
 
Celebramos hoy el domingo vigésimo noveno durante el año, y nos reunimos, como todos los domingos, alrededor de la mesa del Señor, donde Él pacientemente nos instruye sobre la verdadera grandeza en el Reino de Dios, dándonos su ejemplo, ya que él es el verdadero Siervo de Yahvéh, que cargando con nuestros pecados, con su muerte nos alcanzó la salvación.
 
AMBIENTACIÓN: 
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial
 
El Señor nos muestra claramente que la verdadera grandeza es el amor, y la mayor muestra de amor es dar la vida por la persona amada, como lo hizo Él: entregó su vida por nosotros para que así tengamos la verdadera vida. Y es así que, en el servicio a los demás, podemos ver quién tiene mayor amor: ama quien sirve más. Que nuestra actitud no sea la de sus discípulos, que sin entender el misterio de la cruz, ambicionaban los primeros puestos en el reino temporal.
1ª. LECTURA:  (Is 53, 10-11)         (Ver texto)
 
Ya en el Antiguo Testamento, siete siglos antes de Cristo, Isaías nos muestra al Mesías, que entregándose por todos, nos da el testimonio y el ejemplo del amor.
 
SALMO RESP.:     (32, 4-5. 18-20. 22)    (Ver texto)
                    R.   Señor, que descienda tu amor sobre nosotros.
              
2ª. LECTURA:    (He 4, 14-16)    (Ver texto)
 
San Pablo nos exhorta a que acudamos, con total confianza, a Cristo, ya que al tomar nuestra condición para salvarnos, Él nos comprende y nos socorre.
EVANGELIO:   (Mc 10, 35-45)     (Ver texto)
 
La palabra de Jesús es bien clara: nos exhorta a hacernos verdaderos servidores de todos, siguiendo su ejemplo.
 
ORACIÓN DE LOS FIELES:
 
CELEBRANTE:
 
Hermanos, sabemos que nuestro Padre del Cielo siempre nos escucha, por eso, por su Hijo, elevémosle nuestra oración, pidiendo a su Santo Espíritu que nos ayude a presentarle nuestras necesidades.
 
"TE LO PEDIMOS, SEÑOR"
GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:
v Señor y Dios nuestro, te pedimos por la Iglesia y el Santo Padre Benedicto XVI, para que su testimonio de siervo de los siervos de Dios, nos mueva a todos los católicos a servir de verdad a nuestros hermanos, oremos...
 
v Padre todopoderoso, te pedimos por nuestros Obispos y todos los ministros que has puesto para guiarnos, para que con la asistencia de tu Espíritu, sean el modelo del amor que nos pide tu Hijo, oremos...
 
v Dios de bondad, te pedimos por todos los que habitamos esta patria, para que busquemos desinteresadamente el bien común, y así ella se convierta en una nación cada vez más solidaria, más justa y más fraterna, oremos...
 
v Padre de las misericordias, te pedimos por todos los que sufren, por los más pobres, los abandonados, los injustamente marginados, para que descubran tu providencia en nuestro amor y servicio fraternos, oremos...
 
v Dios de todo consuelo, te pedimos por nuestra comunidad diocesana, para que nuestras vidas sean un auténtico testimonio de servicio a los hermanos, en especial a aquellos a quienes todos dejan de lado, oremos...
 
CELEBRANTE:
 
Padre santo, escucha esta oración que te dirigimos y concédenos la sabiduría y la fortaleza de saber entregarnos, a ejemplo de tu Hijo, al servicio de nuestros hermanos, sobre todo de los más pobres y necesitados. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
 
Unida a nuestra ofrenda del pan y del vino, el Señor espera la que proviene de nuestro corazón: la entrega sincera a su servicio y el de nuestros hermanos.
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Con alegría iniciamos la gran plegaria de acción de gracias al Padre; gracias por su Hijo, gracias por la redención y gracias por infundir en nosotros el deseo del servicio.
COMUNIÓN:
Jesús nos da un permanente ejemplo de amor, con su entrega por nosotros; y más aún en su acto de transformarse, hasta la consumación de los siglos, en el sacramento de nuestra fortaleza, en el Pan de vida eterna.
DESPEDIDA:
Al concluir esta celebración eucarística dominical, asumamos el compromiso de esforzarnos en hacer carne en nuestras vidas, la palabra del Señor, haciéndonos servidores de todos, tratando de imitar su ejemplo de amor.


Preguntá. Respondé. Descubrí.
Todo lo que querías saber, y lo que ni imaginabas,
está en Yahoo! Respuestas (Beta).
Probalo ya!

sábado, octubre 14, 2006

Domingo 15 de Octubre - Evangelio según San Marcos 10, 17-30

EVANGELIO
Vende lo que tienes y sígueme
a Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Marcos
10, 17-30
Jesús se puso en camino. Un hombre corrió hacia Él y, arrodillándose, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?»
Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre».
El hombre le respondió: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud».
Jesús lo miró con amor y le dijo: «Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme».
Él, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!»
Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: «Hijos míos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios».
Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para El todo es posible».
Pedro le dijo: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús respondió: «Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna».
Palabra del Señor.
Reflexión
¿TENEMOS INTERÉS POR LA VIDA ETERNA?
1.- En el Día del Señor, tenemos un recuerdo muy especial –no podía ser de otra manera- por Santa Teresa de Jesús:
Vuestra soy, pues me criaste;Vuestra, pues me redimiste;Vuestra, pues que me sufriste;Vuestra, pues que me llamaste;Vuestra, pues me conservaste; Vuestra, pues no me perdí.¿Qué mandáis hacer de mí?¿Qué mandáis, pues, buen Señor?
2.- El joven rico, del cual nos habla el evangelio, tuvo una desgracia: toparse frente a frente con Jesús, y pensar, que Jesús era ajeno a lo que existía detrás de su perfecto y cuadrado comportamiento religioso: cumplía todo...pero estaba demasiado apegado a un capital que le impedía de lleno optar y entrar a formar parte del Reino de Dios. ¡Qué desazón y tristeza produjo la respuesta de Jesús a este joven! ¡No lo esperaba!
Santa Teresa de Jesús, si algo tuvo, fue despego. Vivió como si nada tuviera, y cuanto tuvo, lo brindó al servicio de la causa de Jesús. Como diría ella “todo paréceme poco para mi Amado”.
3.- Aquel joven rico, por lo menos, tenía curiosidad y preocupación en el cómo alcanzar el cielo. Hoy, jóvenes y no tan jóvenes (ricos a raudales, con fondos de inversión y bien protegidos por el bienestar material) no se plantean demasiado el qué hacer o del qué deshacerse para heredar la vida eterna. En todo caso ¡Qué hacer para llevar una vida padre! Y, cuanto mejor, mejor.
El afán de tener, la seducción que produce el dinero nos ha aislado de tal manera de la ganancia de Dios que, sinceramente, preferimos ofrecer al Señor –como mucho- un poco de nuestro tiempo o, de vez en cuando y en según qué campañas cuando la iglesia llama, un puñado de monedas. Pero ¿Existe interés por la vida eterna? ¿Qué aspiraciones presentamos los cristianos de hoy? ¿Seríamos capaces de preguntarnos, con la radicalidad de Santa Teresa de Jesús?: ¿Qué mandáis hacer de mí? “.
Somos tan ingeniosos y tan habilidosos que, incluso presentando la mismas aspiraciones que el joven rico, pensamos que si Dios es tan bueno (y nosotros acaudalados) no puede dejarnos a la deriva o cerrarnos definitivamente “por este detalle” sus puertas.
4.- Los radicalismos, a la hora de vivir el evangelio, nos asustan. En otros tiempos, cristianos convencidos, eran capaces de dejar tiempo, vida, hacienda, testamento y dinero, porque estaban convencidos que, abrazarse al Señor, era la mejor herencia, el gran festín, la riqueza que nunca se apolillaría. ¿Y nosotros? Todos, en el fondo, somos un poco como el joven rico: cumplidores...pero adheridos a esos bienes que nos seducen, que nos otorgan prestigio o poder.
Para alcanzar el Reino, no es cuestión de reunir una serie de requisitos, sino de ser exquisitos y transparentes en el trato con Jesús y, por lo tanto, distantes y relativizando todo aquello que nos pueda restar fuerzas, coherencia e ilusión en el vivir como hijos de Dios.
Para alcanzar el Reino de Dios, no pensemos que funciona nuestra matemática y nuestro sistema de “oferta y demanda”. Los valores del Reino no se compran a golpe de talón bancario. La posibilidad de disfrutar la eternidad, viene determinada por el buen uso que demos a nuestra riqueza; por el hacer partícipes de lo poco o mucho que tengamos, a los más pobres; por no llevar “doble contabilidad” entre lo que realizamos ante Dios y lo que escondemos ante los hermanos.
5.- Una vez, un sacerdote, cantaba con su guitarra, el evangelio de hoy: “vende todo lo que tienes, y si quieres tener más, da tu dinero a los pobres y yo te doy mi amistad”. Un cristiano, que no debía tener las ideas muy claras sobre lo que comportaba ser amigo de Jesús, le contestó: “¡Tú estás loco o qué! ¿Pero qué tonterías estás cantando?”.
Y hoy, recordando esta anécdota, concluía que muchos cristianos, lo vamos a tener muy difícil eso de entrar en el Reino de los cielos. Tanto como un camello el pasar por el agujero de una aguja. Aunque con lo artistas que somos…igual hasta reducimos el camello a la mínima expresión para lograrlo.
Terminemos, esta breve reflexión, como la hemos iniciado, con una frase de Santa Teresa de Jesús: "Juntos andemos Señor; por donde fuisteis, tengo que ir; por donde pasaste, tengo que pasar"
Javier Leoz
LAS EXIGENCIAS DEL SEGUIMIENTO DE JESÚS
1.- ¿Qué haré para heredar la vida eterna? Una pregunta que cada vez se hacen menos personas en este mundo nuestro en que parece que interesa más lo inminente que lo trascendente, lo inmediato que lo lejano, lo de tejas para abajo que los asuntos del cielo. Sin embargo, el hombre no puede engañarse a sí mismo y, tarde o temprano, tiene que hacerse esta pregunta. Porque todos queremos vivir y que la vida no se acabe nunca. ¿Qué hacer para poseer la "Vida" auténtica? Vive a tope, goza, no repares en nada, aprovéchate lo que puedas, enriquécete lo más rápido posible, no te preocupes por nada, vive el presente.
¡Qué ingenuo puede parecer Jesús para muchos hombres y mujeres de hoy que piensan así! ¿Cumplir los mandamientos? Es muy difícil, casi imposible, "comamos y bebamos..." Pero Jesús nos diría hoy lo mismo: "Ya sabes los mandamientos, ¡practícalos!". No creo que Jesús entienda "el cumplir" como lo entendían los fariseos, que se contentaban con el cumplimiento externo de la ley. Él habla de otra cosa, de vivir lo que dicen los mandamientos, no simplemente de no hacer lo prohibido. Quiere que veas el lado positivo: donde dice "no matarás", te dice "trabaja para que todos tengan una vida digna".
2. - Es curiosa la reacción de la persona que pregunta a Jesús, joven o viejo da igual, pues trata de justificar que ha cumplido todos los mandamientos desde pequeño. Nosotros podríamos decir algo parecido: si desde niño he ido a misa, si he procurado no meterme con nadie, si he cumplido religiosamente con la Iglesia, si he guardado el ayuno y la abstinencia. Una cosa te falta... Una fotocopia de un texto utilizado en catequesis de jóvenes decía algo así: "Eres joven, eres rico, ¿qué más quieres Federico?". Pero el joven se da cuenta de que no es feliz, a pesar de todas sus riquezas y que le falta una cosa, algo que llene su vida de verdad y comienza a desprenderse de todo lo que le sobra y en el fondo le pesa y le estorba. Y descubre que se puede ser feliz de otra manera, "desprendiéndose" de toda la carga material que lleva. Sólo así queda ligero de equipaje para seguir a Jesús. Está claro en el evangelio: "anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme". Aquella persona se marchó triste porque le costaba mucho dejar sus bienes, lo mismo que a nosotros nos cuesta darnos cuenta de que estamos metidos en una tela de araña, el consumismo, de la cual nos es muy difícil salir.
3.- Jesús deja claro que es muy difícil compaginar riquezas y Reino de Dios. Y no porque los bienes materiales sean malos en sí -los judíos creían que eran signo de la bendición de Dios- sino porque muchas riquezas "son baratas", son obtenidas por medios injustos o en todo caso convierten a la persona en "esclavo" del dinero, insensible a la miseria en que vive gran parte de la humanidad. ¿Que decir de la especulación del suelo y de los negocios inmobiliarios? Ahora comprendemos lo del camello y el ojo de la aguja. Algunos decían que el ojo de la aguja era el nombre de una de la puertas de entrada a Jerusalén donde mal que bien podía entrar un camello. Sea como sea, lo que está claro es el sentido que Jesús quiere dar a esta expresión. Sin embargo, alaba la generosidad, la gratuidad de aquellos que habiéndolo dejado todo reciben en este mundo cien veces más y además la vida eterna. ¡Qué gran verdad! ¡Qué feliz es aquel que elige ser pobre y austero, que se conforma con lo necesario para vivir y tiene libertad de espíritu para seguir a Jesús!
4 - Si consideras que "ya eres bueno" porque cumples, presta atención, quizás necesitas un poco de conversión. No basta con contentarse con lo mínimo, con lo fácil, con aquello que no compromete mis seguridades. Dios te pide algo más, tu corazón te pide algo más, una cosa te falta... intenta compartir tus dones, no solo los materiales, con tu prójimo y entonces encontrarás la Vida plena aquí, y también la eterna si te preocupa el futuro y no sólo el momento presente.
José María Martín OSA
www.betania.es
LAS RIQUEZAS, OBSTÁCULO FORMIDABLE
1. Los discípulos que seguían a Jesús se espantaron, dice el texto evangélico de Marcos, y añade que se preguntaban unos a otros: “Entonces, ¿quien puede salvarse?”.
El espanto, primero, y la interrogación después, estaban más que justificados. Jesús había dicho: “¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!”. Y por si fuera poco, había remachado el clavo: “Hijos, ¡qué difícil le es entrar en el Reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios”.
2. Tendríamos que preguntarnos, para comenzar, si hoy nos invade o no el espanto ante estas afirmaciones de Jesús y si ponderamos o no las dificultades del rico para llegar a la salvación de Dios. ¿No será que hemos entretejido demasiadas glosas a estas palabras de Cristo? ¿O que hemos apuntalado excesivos distingos y matices? De puro sabidas, las palabras de Cristo han perdido mordiente: las glosas y las distinciones nos han curado de espantos. Y hoy, esas tremendas palabras son sólo palabras cuando no “exageraciones” o hipérboles de la lengua semita. ¿Qué pasaría si de verdad, con seriedad y sin oratorias, se nos dijera en los templos que les va a ser difícil, muy difícil, a los ricos entrar en el reino de Dios? ¿Qué pasaría si cada uno de nosotros nos tomáramos en serio esas palabras de Jesús? Mientras esas palabras no nos traigan espanto y pongan en cuarentena nuestra salvación, habrá que seguir pensando que sabemos mucho de glosas y de matices. O que, para echar balones fuera, nos acogemos pronto al expediente de calificaciones de demagógicas.
3.- Y sin embargo no lo son. Esta muy equivocado quien opina que el mensaje de Cristo es mensaje de tranquilidad, de quietud del espíritu, de amor suave a base de palmaditas en la espalda.- En el texto de la Carta a los Hebreos se nos dice hoy que “la palabra de dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, penetrante...”Se nos dice que nada está oculto“a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas”. No cabe, pues, tomar las palabras de cristo ni como demagógicas, ni como hiperbólicas, ni como exageraciones. No cabe – ¡mucho menos aún!-- pretender que el Evangelio esté exento de durísimas exigencias en muchos campos y, de modo muy particular, en lo referente a las riquezas. ¿Entonces?
4.- La respuesta se apoya en toda una larga línea del pensamiento bíblico y de los criterios del Evangelio. Las riquezas son un obstáculo formidable para la salvación porque conducen con extrema facilidad a que el hombre sitúe toda su confianza en ellas y reduzca a nada su necesidad de dios. Las riquezas llevan al poder; el poder, a la explotación de nuestros prójimos, a la injusticia, a la ambición. Son ––en el pensamiento de Jesús como una divinidad ante cuyo altar el hombre se esclaviza y se ciega; y ciego y perdida la primigenia dignidad humana, ¿qué hay de extraño en que el rico-poderoso atente contra la dignidad de otros hombres, tenga cerrados los ojos ante la realidad que le rodea y no vea el hambre, ni la injusticia, ni la falta de trabajo, ni la desesperación de los pobres?
5.- No es imposible el ser rico y ser seguidor de Jesucristo, es cierto. Y el texto evangélico de hoy lo dice muy expresamente: pero ––y también esto lo dice-- se trata de un verdadero “milagro”, de una posibilidad erizada de mil dificultades. Al rico, más que a ningún otro hombre, le corresponde revisar su vida y su actuación desde “sabiduría” del mensaje para detectar cuanto en el uso y propiedad de sus riquezas haya de inmoral, de injusto, de insolidario, de explotación, de rebajamiento de su propia dignidad y de la dignidad de los otros. Lo radicalmente evangélico es lo que dice Jesús: “Vende lo que tienes y dale el dinero a los pobres”. Pero, si no nos atrevemos a tanto, hemos de estar más que alertados al fiel cumplimiento de lo mandado: no mataras, no robaras, no estafaras. Porque el poder del dinero –y ahí están los hechos de todos los días-- conduce fácilmente a todos esos atropellos.
Antonio Díaz Tortajada
www.betania.es