sábado, agosto 18, 2007

reflexion de las lecturas del domingo día 19 de Agosto, XX domingo durante el año

DOMINGO X X DURANTE EL AÑO

 

Me has dado a luz, a mí,

un hombre controvertido por todo el país

 

Lectura del libro de Jeremías

38, 3-6. 8-10

 

El profeta Jeremías decía al pueblo: «Así habla el Señor: "Esta ciudad será entregada al ejército del rey de Babilonia, y éste la tomará" ».

Los jefes dijeron al rey: «Que este hombre sea condenado a muerte, porque con semejantes discursos desmoraliza a los hombres de guerra que aún quedan en esta ciudad, ya todo el pueblo. No, este hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia».

El rey Sedecías respondió: «Ahí lo tienen en sus manos, porque el rey ya no puede nada contra ustedes».

Entonces ellos tomaron a Jeremías y lo arrojaron al aljibe de Malquías, hijo del rey, que estaba en el patio de la guardia, descolgándolo con cuerdas. En el aljibe no había agua sino sólo barro, y Jeremías se hundió en el barro.

Ebed Mélec salió de la casa del rey y le dijo: «Rey, mi señor, esos hombres han obrado mal tratando así a Jeremías; lo han arrojado al aljibe, y allí abajo morirá de hambre, porque ya no hay pan en la ciudad».

El rey dio esta orden a Ebed Mélec, el hombre de Cusa: «Toma de aquí a tres hombres y saca del aljibe a Jeremías, el profeta, antes de que muera».

 

Palabra de Dios .

 

 

SALMO RESPONSORIAL                                                               39, 2-4. 18

 

R.     ¡Señor, ven pronto a socorrerme!

 

Esperé confiadamente en el Señor:

Él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor.  R.

 

Me sacó de la fosa infernal,

del barro cenagoso;

afianzó mis pies sobre la roca

y afirmó mis pasos.  R.

 

Puso en mi boca un canto nuevo,

un himno a nuestro Dios.

Muchos, al ver esto, temerán

y confiarán en el Señor.  R.

 

Yo soy pobre y miserable,

pero el Señor piensa en mí;

Tú eres mi ayuda y mi libertador,

¡no tardes, Dios mío !  R.

 

 

 

Corramos resueltamente

al combate que se nos presenta

 

Lectura de la carta a los Hebreos

12, 1-4

 

Hermanos:

Ya que estamos rodeados de una verdadera nube de testigos, despojémonos de todo lo que nos estorba, en especial del pecado, que siempre nos asedia, y corramos resueltamente al combate que se nos presenta.

Fijemos la mirada en el iniciador y consumador de nuestra fe, en Jesús, el cual, en lugar del gozo que se le ofrecía, soportó la cruz sin tener en cuenta la infamia, y ahora "está sentado a la derecha" del trono de Dios.

Piensen en Aquél que sufrió semejante hostilidad por parte de los pecadores, y así no se dejarán abatir por el desaliento. Después de todo, en la lucha contra el pecado, ustedes no han resistido todavía hasta derramar su sangre.

 

Palabra de Dios.

 

 

 

 

EVANGELIO

 

No he venido a traer la paz, sino la división

 

a    Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Lucas

12, 49-53

 

Jesús dijo a sus discípulos:

Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente!  

¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.

 

Palabra del Señor.

 

 

 

Reflexión

 

 

¿A QUÉ HA VENIDO JESÚS DE NAZARET?

1.- ¡Muera ese Jeremías, porque está desmoralizando a los soldados! Esta es una vieja historia en la que el que anuncia lo peor es acusado de ser el autor de ello. Se trata de matar al mensajero para evitar la responsabilidad. En el caso de Jeremías la palabra que tiene que anunciar le molesta y le complica la vida. La vida y la misión del profeta no es fácil. A Jeremías le meten en prisión y a punto estuvo de perder la vida. Pero él fue honrado al avisar del peligro inminente de la llegada de los babilonios. Intentan acallar su voz, pero el desastre va a venir precisamente porque no le escucharon. Nosotros debemos ser consecuentes. Aunque no esté de moda ser cristiano, aunque nos critiquen o se metan con nosotros, tenemos que anunciar la verdad y denunciar el peligro que acecha a nuestro mundo cuando los criterios dominantes son los del materialismo o los de la violencia. Cristo Jesús soportó la cruz, despreciando la ignominia, nos dice la Carta a los Hebreos. Ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Por eso nos invita a no perder el ánimo en nuestra lucha contra el pecado. El salmo 39 nos invita a volvernos más bien hacia Dios, en la desgracia. Nos consuelan las palabras del salmista: "Dios se inclinó sobre mí para escuchar mi clamor... El asentó mis pies". Distinta esta actitud de confianza de la de los falsos agoreros que anuncian toda clase de desgracias sin proponer solución. Ya advirtió Juan XXIII que desconfiáramos de los profetas de desgracias que se creen enviado por Dios para oscurecer nuestro universo.

2.- "He venido a prender fuego al mundo". El fuego era un elemento importante en la vida de Israel: para cocer los alimentos, para calentarse, para alumbrarse. También se servían de él para destruir lo que era contagioso y malo, como los ídolos. En el Templo se debía siempre mantener el fuego del altar de los holocaustos para los sacrificios. El fuego es frecuentemente relacionado con la aparición de Dios (a Moisés en una brasa ardiente, en la columna de fuego en el desierto, cuando Ezequiel es escogido como profeta, el día de Pentecostés en forma de lenguas de fuego...). El fuego es calor y luz, signo del Espíritu. El fuego está también ligado a la purificación de Dios y al juicio final. Es sin duda este aspecto del fuego del que Jesús habla cuando dice haber venido para traer fuego sobre la tierra. El fuego de su amor purificará el mundo el día de la Pasión, de ahí el deseo de Cristo: "¡Cuánto desearía que ya estuviera encendido!".

3.- "No he venido a traer la paz". Jesús quiere decir que no ha venido a traer la falsa paz. La paz verdadera no es la de la tranquilidad (cuando tranquilidad viene de tranca y de miedo), ni la paz de la falta de compromiso, ni la falsa paz basada en la injusticia. La verdad, la libertad y la justicia son difíciles de establecer en la tierra. El pacifismo cristiano no es aprobación del desorden o de la división. Para que "estalle" la paz es necesario provocar cierta violencia interior para no quedarnos tranquilos con nuestro cristianismo acomodado y aburguesado. Cristo viene a despertar nuestra conciencia, a provocarnos en cierto modo. La respuesta a esta provocación puede generar falta de comprensión en la familia. ¿Qué decir cuando un hijo opta por irse al Tercer Mundo o abraza la vocación sacerdotal o religiosa? En muchos casos se produce la división en la propia familia, "el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la jija contra la madre". Jesucristo no ha venido al mundo para dejar las cosas como están, para tranquilizar nuestras conciencias, para que nos olvidemos de las sangrantes injusticias de nuestro mundo. La paz que El anuncia se basa en la justicia y en la lucha por la transformación de las estructuras injustas. No es simplemente ausencia de guerra, es trabajo constante para derribar lo que impide la consecución de un mundo más humano.

 

José Maria Martín, OSA

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EL EVANGELIO: FUEGO QUE ABRASA

1.- Optar por el reino de Dios no es una cosa cualquiera. Nos hemos habituado, de tal manera, a vestir el manto de la religiosidad que, sin darnos cuenta, ¿no habremos perdido un poco el espíritu y el encanto de persuasión evangelizadora?

Porque, creer en Jesús, es mucho más que decir "soy católico" y, a continuación, vivir como si no lo fuera. Y, desgraciadamente, surgen dudas, miles de excusas.

Pero, el fuego del cual nos habla Jesús, la división de la cual habla el Señor, es aquella que viene como consecuencia de un compromiso firme y real por el evangelio.

Para ello, y es bueno recordarlo una vez más, es necesario un encuentro personal con Jesús. A veces ¿no os parece que decimos estar inmersos en la iglesia, ser cristianos pero…nos falta una experiencia profunda de fe?

2.- .El fuego, la división de la cual nos habla Jesús, viene cuando nos posicionamos en el lado de la fe. Cuando el anuncio de la Buena Noticia significa para nosotros mucho más que la repetición de unos ritos. Por poner un ejemplo. Actualmente, en la coyuntura de la vida social y política de España, comprobamos como "el tema religioso" levanta ampollas. Como hay un intento de aparcarlo a un lado porque según dicen "la fe pertenece al ámbito de lo privado". Mientras que, otros, mantenemos que la fe se demuestra y se vive en el camino de la vida. Sin imposiciones pero con un objetivo: teñir todo el conglomerado con esa gran escuela de valores humanos y divinos que están dispersos a lo largo de todo el evangelio.

Lógico, pues, que esto no deje indiferente a nadie; a unos, porque no les gusta y les parece "poco moderno" y a otros, porque nos parece injusto el trato que recibe la iglesia o cualquier aspecto relativo a la religión.

Por ello mismo, la dulzura de la fe (simbolizada por ejemplo en el Corazón de Jesús) dista mucho de la proclamación y de la reflexión del evangelio de este día. Pero, es que el fuego del cual nos habla Jesús, es el mismo que ardió en el corazón de Cristo: el fuego del Espíritu.

3.-.La fe, cuando se vive radicalmente, crea estos contrastes: adhesión e indiferencia; aplausos y reproches; caminos abiertos y dificultades; reconocimiento y martirios. Sí, amigos, es la realidad. Una fe, llevada a feliz término, no significa vivir la fe felizmente. Entre otras cosas porque estaríamos traicionando el espíritu evangélico. Por eso, cuando a la iglesia se le ataca de que divide, de que no se deja domesticar, de que no está a la altura de los tiempos…habría que responder con el evangelio en mano: "no he venido a traer paz sino división, y ojala estuviera el mundo ardiendo". Ardiendo, por supuesto, por el fuego de la justicia, de la paz, del amor de Dios, de la fraternidad, del perdón, del bienestar general y no particular, etc., etc.

¿Qué nos asusta el conflicto y la división? Puede que sí. Pero el reinado de Dios no se impone sin oposición. El reino de Dios tiene mucho que ver y mucho que denunciar dentro de las estructuras del mundo; de la injusticia; de la pobreza; de la paz o de la guerra; del hambre o del confort; de la vida o de las muertes;

3.- Y, por ello mismo, porque hay muchos intereses creados, siempre padeceremos las divisiones, las presiones para que "esa opción por el reino de Dios" sea mucho más suave y más descafeinada.

Es bueno recordar la división que, Jesús, creó en los primeros cristianos. Hasta el mismo San Francisco de Asís tuvo que luchar en contra de su propio padre.

Nuestra situación es muy distinta. Yo diría que escandalosamente distinta. Quisiéramos una religión sin conflictos; una predicación sin contrarréplica; una evangelización sin escollos; un sacerdocio sin cruz; una iglesia sin martirologio.

Pidamos al Señor, en este domingo, que no seamos tan prudentes ni tan cobardes a la hora de presentar su mensaje.

4.- ¿Quieres saber si has predicado bien el evangelio? Preguntaba un gran santo a su discípulo. Si la gente sale de la iglesia alabándote o indiferente, es que el Señor no ha hablado.

Cristo Jesús , oh fuego que abrasa, no dejes que mis tinieblas tengan voz.

Cristo Jesús , disipa mis sombras, y que en mí sólo hable tu amor.

 

Javier Leoz

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DE LA PARADOJA A LA GUERRA

1. - Hay en la enseñanza de Jesús una continua tendencia a la paradoja. En un momento dice que es manso, pacífico y humilde y que su yugo --su cruz-- es suave y ligero. Pero ahora --consignada en la lectura de este domingo vigésimo del tiempo Ordinario-- afirma que no ha venido al mundo al traer la paz, sino la división. El uso de la paradoja --patrimonio también de la espiritualidad de Oriente-- ayuda reflexionar más, a no quedarse en la superficie. Una parte muy importante del Reino de Jesús está en el pensamiento, en la capacidad de discernimiento del hombre. No es posible quedarse, respecto a Cristo, en la superficie o en la aceptación no reflexiva de lo que los demás dicen del Él.

2. -Y luego está la "guerra" anunciada por Cristo en la que, incluso, parece que si siquiera la familia se va a encontrar desprovista de división. En las palabras de Cristo que leemos hoy había --sin duda-- referencias a lo que ya iba a ocurrir en su tiempo. La Redención no iba a ser, en la Palestina de entonces, pacífica. Los planteamientos liberalizadores y santificadores de Jesús van a tropezar fuertemente con el fariseísmo generalizado, que había convertido la relación con Dios en un asunto casi estrictamente jurídico. Las posiciones muy estructuradas del "establishment" judío tenían que impedir cualquier cambio. Pero Jesús tampoco podía transigir con esa locura humana que había convertido al Dios Padre --al Abba de sus oraciones-- en una especie de enrevesado código penal. El dominio del mal --y del Maligno-- iba a impedir la redención pacifica entonces y aplazar su consecución al final de los tiempos.

3. - La lucha continúa. Es fácil aproximar o mezclar las motivaciones políticas en el quehacer religioso. Los intentos de "absorción" e instrumentación de la religión son permanentes. La Iglesia Católica también ha caído en ese problema. Aunque está dotada de una fuerte personalidad de independencia frente al poder temporal y su camino de purificación sea constante a través de la historia. Muchos somos testigos, de mayor o menor importancia, de lo que ha sido el Concilio Vaticano II y como esa acción comunitaria de toda la Iglesia abre unos caminos de purificación evidente. La sociedad civil --o política-- no ha reaccionado de la misma manera y también hemos conocido el intento de instrumentación --de derecha a izquierda-- contemporáneo que va desde el llamado nacionalcatolicismo hasta la infiltración del marxismo leninismo --en algunos casos con dependencia orgánica de Estados comunistas-- en la llamada Teología de la Liberación. Es obvio que la cercanía a cualquiera de esas dos posiciones iba a traer guerra. ¡Y tanto que la trajo!

4. - Sobrecoge la alusión de Cristo a la "guerra familiar". Pero existe. Los fenómenos de división que hemos encontrado en la sociedad también van a aparecer en el seno de la familia. La familia --pieza fundamental de la convivencia humana-- también impone a veces reglas que están en contradicción con la doctrina de Jesús. Todavía en muchas partes de la Tierra, el conglomerado familiar se utiliza como sistema, casi imbatible, de opresión política y económica. Y oponerse a esos dictados de los clanes puede traer más problemas que las acciones realizadas en el contexto más amplio de toda una sociedad.

5. - Tampoco hay que descartar la guerra interna. Nuestra alma puede ser un escenario cercano a un campo de batalla, cuando Cristo quiere llevarnos a su camino. En toda conversión hay una lucha fuerte interna que, a veces, parece inaguantable. Cristo libera interiormente. La búsqueda constante de la verdad nos hace más objetivos. La auténtica sintonía con Jesús no es --para nada-- una alienación. Bien al contrario. Porque desaparece el uso de la mentira --respecto a nosotros mismos y a los demás-- y porque se añade un principio de objetividad a la hora de examinar nuestras conductas. Los intentos autojustificatorios y culpabilizantes de los otros, desaparecen. Pero hasta que se llega a eso hay que luchas y, por supuesto, hay división interna.

6. -Y tras la lucha llega la paz, tal como después de la tempestad arriba la calma. El Señor Jesús nos va a ayudar siempre a encontrar la paz y la calma. Sin embargo, lo que no podemos pretender es encontrar calma y paz sobre bases equivocadas y fraudulentas. El Reino de Dios está basado en la libertad, la paz, la justicia, el amor... Es más que obvio que muchos se oponen a la libertad; no aman la paz, porque la guerra les es más rentable; crean su propia justicia para seguir oprimiendo y el amor es solo -para esos muchos- otro tipo de instrumentación y abuso respecto a lo que deberían ser tratados como hermanos. Con tal antagonismo la paz parece imposible. Pero esta paz llegará un día de manera total y vendrá de la mano de Jesús.

 

Ángel Gómez Escorial

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guión para el DOMINGO 20º - 18-08-2007

Celebrando

la Vida

en el

Nuevo Milenio

Guiones para la celebración de la Cena del Señor

Ciclo "C"

Miguel Ángel Osimani

EDICIONES BETANIA

 

 

 

DOMINGO 20º

DURANTE EL AÑO

 

 

PREPARACIÓN: 

Antes de la salida del celebrante

 

Celebramos hoy el domingo vigésimo del tiempo durante el año, y esta Eucaristía debe ayudarnos a vivir siendo signos de contradicción, como el anciano Simeón le dijo a María que sería el mismo Cristo; debe ayudarnos a vivir en un clima de permanente violencia al pecado que quiere trabarnos en su seguimiento.

AMBIENTACIÓN: 

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

 

El Señor hoy nos presenta a Jesús como enviado a poner fuego en la tierra; su misión no consiste en sembrar la división, pero de hecho la provoca, es por eso, signo de contradicción; ante Él no puede existir la indiferencia, sino su aceptación o rechazo. La fidelidad a Cristo nos exige una opción que frecuentemente supone desgarramiento y contradicción, nos exige el ser bautizados en la cruz. Él ha venido atraer el fuego del amor, para que el corazón de los hombres arda en el amor a Dios y a los demás.

1ª. LECTURA:  (Jr 38, 4-6. 8-10 )         (Ver texto)

 

Este texto, que es histórico y concreto, nos muestra la vida del Profeta como un martirio continuado, ya que su misión es vivir pronunciando los juicios de Dios y acatando sus órdenes.

SALMO RESP.:     (39, 2-4. 18)     (Ver texto)

                    R.   ¡Señor, ven pronto a socorrerme!               

2ª. LECTURA:     (Hb 12, 1-4)    (Ver texto)

 

Esta carta nos presenta el significado de la prueba y el sufrimiento cristianos, el sentido de la violencia que se nos impone en diversa medida.

EVANGELIO:    (Lc 12, 49-53)      (Ver texto)

 

Jesús se nos presenta como el que viene a instaurar el Reino, exigiendo una purificación que Él mismo se encargará de llevar a término.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES:

 

CELEBRANTE:

 

Jesús nos ha enseñado el verdadero amor por Dios y los hermanos, siguiendo su ejemplo elevemos nuestra oración al Padre, pidiéndole que escuche nuestras peticiones.

 

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"SEÑOR, ENCIÉNDENOS CON EL FUEGO DE TU AMOR"

v Padre bueno, porque queremos que la Iglesia, bajo la guía del Santo Padre, sea siempre fiel en su misión de iluminar el mundo con la luz del Evangelio, te pedimos...

 

v Padre santo, para que nuestra Iglesia diocesana asuma el compromiso que tenemos de anunciar la verdad y denunciar el peligro que nos acecha, con los criterios dominantes del materialismo y la violencia, te pedimos...

 

v Padre todopoderoso, porque queremos una Patria en la que se terminen definitivamente los egoísmos personales y sectoriales, y en la que todos busquemos el bien común, preocupándonos fundamentalmente por los más pobres y necesitados, te pedimos...

 

v Padre misericordioso, para que nuestros hermanos peruanos, que están sufriendo a causa del terremoto, encuentren el consuelo y la fortaleza en tu amor, y en nosotros la ayuda material que les ayude a poder reconstruir sus hogares, saliendo de la miseria en que han quedado postrados, te pedimos...

 

v Padre nuestro, para que todos los miembros de esta comunidad, no s iendo ni tan prudentes ni tan cobardes a la hora de presentar tu mensaje, demos testimonio con nuestras vidas, de adhesión y fidelidad total al Evangelio, convirtiéndonos en elementos de unidad, de paz y de concordia, te pedimos...

 

CELEBRANTE:

 

Dios misericordioso, tu Hijo se ha manifestado al mundo como signo de contradicción, concédenos que también nosotros podamos, con nuestras vidas, ser portadores de su paz y amor en medio de la violencia que supone la firme adhesión a su persona. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

 

Ofrezcamos a Dios un compromiso cierto a ser en el mundo signos de contradicción, que seguimos a Cristo sin componendas con las exigencias del mundo.

DIÁLOGO DEL PREFACIO:

Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Con fe y alegría hagamos ahora nuestra acción de gracias al Padre, por Cristo, que con el fuego de su amor, con su cruz y con su obediencia, nos ha purificado de nuestros pecados.

COMUNIÓN:

 

El participar del Cuerpo de Cristo, nos implica también participar de su vida, de su misión: traer al mundo el fuego de su infinito amor por toda la humanidad.

DESPEDIDA:

Al finalizar nuestra Eucaristía dominical, volvemos a nuestros hogares, a nuestros ambientes, con el compromiso de ser portadores del amor misericordioso del Señor, y de estar dispuestos a vivir constantemente el desgarramiento y contradicción que supone el seguimiento de Cristo..

 

sábado, agosto 04, 2007

guión para el domingo 5 de Agosto 18 durante el año

Celebrando la Vida

en el

Nuevo Milenio

Guiones para la celebración de la Cena del Señor

Ciclo "C"

Miguel Ángel Osimani

EDICIONES BETANIA

 

 

 

DOMINGO 18º

DURANTE EL AÑO

 

 

PREPARACIÓN: 

Antes de la salida del celebrante

 

Celebramos hoy el domingo décimo octavo del tiempo durante el año, con esta Eucaristía que debe llevarnos a la actitud equilibrada del cristiano de hoy y de siempre, que viene dictada por la realidad que ha surgido en nosotros con el bautismo: resucitados con Cristo debemos buscar las realidades de arriba. Allí reside el sentido de nuestra vida.

AMBIENTACIÓN: 

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

 

El Señor hoy nos pone en guardia contra nuestra búsqueda equivocada de felicidad en la acumulación de riquezas, de bienes materiales, siendo la muerte la que marca el final de su posesión. La verdadera felicidad está en ser espiritualmente ricos a los ojos de Dios, riqueza que durará para siempre. Y Él nos dice que, como administradores de los bienes, debemos, con ellos, ayudar a los demás.

1ª. LECTURA:  (Ecle 1, 2; 2, 21-23)        (Ver texto)

 

Del Antiguo Testamento leemos este texto, que quiere expresarnos que el trabajo no debe ser todo en nuestra vida, que ante todo, debe estar orientada hacia Dios.

SALMO RESP.:     (89, 3-6. 12-14. 17)    (Ver texto)

                    R.   Señor, Tú has sido nuestro refugio.              

2ª. LECTURA:    (Col 3, 1-5. 9-11)    (Ver texto)

 

Buscar las realidades de arriba no es únicamente un consejo moralizante de san Pablo, sino una consecuencia de nuestra realidad de hijos de Dios.

EVANGELIO:   (Lc 12, 13-21)      (Ver texto)

 

En esta parábola que vamos a escuchar en el santo Evangelio, Jesús nos enseña que la riqueza no es un mal en sí misma, ella nos hace muy difícil el camino hacia el Reino de Dios.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES:

 

CELEBRANTE:

 

Hermanos, como verdaderos hijos de un mismo Padre, presentémosle ahora nuestras necesidades, en la certeza que Él siempre nos escucha y nos concede todo aquello que nos asegura la verdadera felicidad: la vida eterna.

 

 

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"SEÑOR, ESCUCHA NUESTRA ORACIÓN"

v Señor de la vida, te pedimos por la Santa Iglesia y el Vicario de tu Hijo, concédele salud y fortaleza para que siempre pueda guiarnos en el camino hacia la verdadera Vida, oremos...

 

v Señor de la historia, te pedimos por nuestros Obispos, para que sus ejemplos de vida nos fortalezcan permanentemente en la tarea de formar una Iglesia verdaderamente comprometida con el Evangelio de tu Hijo, oremos...

 

v Dios de bondad, te pedimos por nuestra querida Patria, para que todos los que habitamos esta tierra, trabajemos incansablemente por que una justicia tan largamente esperada, llegue a tantos hermanos que sufren a causa de su ausencia, oremos...

 

v Dios rico en misericordia, te pedimos por tantas familias de nuestra comunidad que se encuentran sufriendo, para que sientan tu mano providente y tu amor de Padre, en nuestra ayuda fraterna, oremos...

 

v Padre nuestro, te pedimos por todos los que integramos esta comunidad, para que nunca cerremos nuestro corazón por el apego a las riquezas, sino que busquemos por sobre todas la cosas, el tesoro de la riqueza espiritual que da la verdadera felicidad, oremos...

 

CELEBRANTE:

 

Padre bueno, te pedimos que atiendas estas súplicas que hemos puesto en tus manos y nos concedas la fortaleza y sabiduría necesarias para que siempre busquemos, por sobre toda riqueza y seguridad material, los bienes eternos. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.

 

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

 

Un sincero compromiso a ser hombres nuevos, que buscan por sobre toda riqueza material, la verdadera, la del espíritu, es lo que ahora debemos ofrecerle a nuestro Padre del Cielo.

DIÁLOGO DEL PREFACIO:

Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Con inmensa alegría elevemos nuestra acción de gracias a Dios, porque en su Hijo nos ha dado la felicidad eterna y el camino seguro para llegar a ella.

COMUNIÓN:

 

El entrar en comunión con Cristo es entrar también en comunión con todos nuestros hermanos; es hacernos otros Cristo, con sus mismos sentimientos y con su mismo obrar.

DESPEDIDA:

Esta Eucaristía que hemos celebrado, debe producir en cada uno de nosotros, un sincero compromiso a no vivir ya más condicionado, en nuestra vida espiritual, por las convulsiones y preocupaciones de las riqueza materiales.

 

reflexión para el domigo 18º durante el año

DOMINGO XVIII DURANTE EL AÑO

 

¿Qué le reporta al hombre todo su esfuerzo?

 

Lectura del libro del Eclesiastés

1, 2; 2, 21-23

 

¡Vanidad, pura vanidad!, dice el sabio Cohélet.

¡Vanidad, pura vanidad! ¡Nada más que vanidad!

 

Porque un hombre que ha trabajado

con sabiduría, con ciencia y eficacia,

tiene que dejar su parte

a otro que no hizo ningún esfuerzo.

También esto es vanidad y una grave desgracia.

 

¿Qué le reporta al hombre todo su esfuerzo

y todo lo que busca afanosamente bajo el sol?

Porque todos sus días son penosos,

y su ocupación, un sufrimiento;

ni siquiera de noche descansa su corazón.

También esto es vanidad.

 

Palabra de Dios.

 

 

SALMO RESPONSORIAL                                        89, 3-6. 12-14. 17

 

R.    Señor, Tú has sido nuestro refugio.

 

Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,

con sólo decirles: «Vuelvan, seres humanos».

Porque mil años son ante tus ojos

      como el día de ayer, que ya pasó,

como una vigilia de la noche. R.

 

Tú los arrebatas, y son como un sueño,

como la hierba que brota de mañana:

por la mañana brota y florece,

y por la tarde se seca y se marchita. R.

 

Enséñanos a calcular nuestros años,

para que nuestro corazón alcance la sabiduría.

¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...?

Ten compasión de tus servidores. R.

 

Sácianos en seguida con tu amor,

y cantaremos felices toda nuestra vida.

Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor;

que el Señor, nuestro Dios,

      haga prosperar la obra de nuestras manos. R.

 

 

Busquen los bienes del cielo, donde está Cristo

 

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo

a los cristianos de Colosas

3, 1-5. 9-11

 

Hermanos:

Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra. Porque ustedes están muertos, y su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo, que es la esperanza de ustedes, entonces también aparecerán ustedes con Él, llenos de gloria.

Por lo tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría. Tampoco se engañen los unos a los otros.

Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras y se revistieron del hombre nuevo, aquél que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose constantemente según la imagen de su Creador. Por eso, ya no hay pagano ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni hombre libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos.

 

Palabra de Dios.

 

 

 

EVANGELIO

 

¿Para quién será lo que has amontonado?

 

a    Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Lucas

12, 13-21

 

Uno de la multitud dijo al Señor: «Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia».

Jesús le respondió: «Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?» Después les dijo: «Cuídense de toda avaricia, porque aun en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas».

Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: "¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha". Después pensó: "Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida".

Pero Dios le dijo: "Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?"

Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios».

 

Palabra del Señor.

 

 

 

Reflexión

 

 

SER RICO ANTE DIOS

1- Jesús denuncia el peligro que encierra la codicia, el deseo incontrolado de acaparar. Ya hacia el 250 a. C. Qohelet (el maestro de la sabiduría), autor del Eclesiastés advierte que "todo es vanidad de vanidades". Está claro que necesitamos de los bienes económicos para vivir. Nunca la miseria fue buena, ni querida por Dios. Pero hay riquezas injustas, adquiridas a costa de la explotación de los más débiles. ¿Qué diríamos hoy día de la especulación del suelo, del dinero negro y de aquellos que han convertido un bien de primera necesidad como es la vivienda en objeto de negocio? Contemplamos cómo los jóvenes están sufriendo las consecuencias y cómo se retrasa cada vez más la edad en la que acceden al matrimonio.

2.- Hay un segundo peligro de las riquezas: pueden esclavizar, cuando la "mammona", nombre hebreo de las riquezas, es un falso dios objeto de adoración. Mientras millones de personas pasan hambre, nuestra sociedad derrocha a raudales lo que otros necesitan para vivir. Como cristianos estamos llamados a compartir lo que hemos recibido y debemos tener cuidado, pues "no podemos servir a Dios y al dinero". Hay riquezas carísimas y riquezas baratas. Es triste que, mientras la gente se pasa la vida llorando por no poder alcanzar los bienes caros, se dejen de cultivar los que tenemos al alcance de la mano. La más grande y "barata" de las riquezas es la amistad. Un buen amigo vale más que una mina de oro. Sentirse comprendido y acompañado es mayor capital que dar la vuelta al mundo. Alguien que nos ayude a sonreír cuando estamos tristes es más sólido que mil acciones en bolsa. ¡Y qué barato sale tener un buen amigo!; cuesta menos que un vaso de vino, menos que una barra de pan. Lo pueden tener los pobres y los ricos y casi les es más fácil a los primeros. Hace falta mucho dinero para hacer un safari por África, pero no hace falta una sola moneda para acariciar la cabeza de un perro y ver cómo levanta hacia nosotros sus ojos agradecidos. No hace falta dinero para comprar la felicidad que proporciona la paz interior o palpar la presencia de Dios en un momento de oración meditativa.

El amor verdadero no se compra ni se vende, como tampoco se compra la felicidad que proporciona el hacer una obra buena en favor de un necesitado, acompañar a un enfermo o escuchar a una persona atormentada. Nos han engañado, nos han estafado acostumbrándonos a creer que es el dinero y el lujo la verdadera moneda de la felicidad. Hay multimillonarios que gastan la vida en llorar por creerse pobres, que se encuentran solos sin nadie que les quiera. ¿Dónde está la verdadera felicidad, en Dios o en el dinero?

3- Colocar primero lo más importante. Un conferenciante quiso sorprender a los asistentes y apareció en la sala con una bandeja que contenía un frasco grande de boca ancha y unas pocas piedras del tamaño de un puño. Colocó la bandeja sobre la mesa y preguntó a los asistentes: ¿cuántas piedras piensan que caben en el frasco? Después que los asistentes hicieran sus conjeturas empezó a meter piedras hasta que llenó el frasco. Luego preguntó:

- ¿Está lleno?

Todo el mundo lo miró y asintió. Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla. Metió parte de la gravilla en el frasco y lo agitó. Las piedrecillas penetraron en los espacios que dejaban las piedras grandes. El conferenciante sonrió con ironía y repitió:

--¿Está lleno?

Esta vez los oyentes dudaron. Entonces sacó un cubo de arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y la grava.

--¿Está lleno?- preguntó de nuevo.

--¡No! -exclamaron los asistentes.

--¡Bien! -dijo, y cogió una jarra de agua de un litro que comenzó a verter en el frasco.

El frasco aún no rebosaba.

--Bueno, ¿qué hemos demostrado? -preguntó.

Uno de los asistentes respondió:

--Que no importa lo lleno que esté tu tiempo; si lo intentas, siempre puedes hacer más cosas.

--¡No!, -concluyó el conferenciante-. Lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después.

Pregúntate ahora: ¿cuáles son las grandes piedras en tu vida?: tu familia, tus amigos, tu salud, la solidaridad con el que está necesitado......o el dinero, el ascenso profesional, el derroche económico....

4.- Recuerda que si quieres ser feliz debes poner primero las cosas importantes. El resto ocupará otro lugar. Está demostrado que los que tienen más tiempo para los demás suelen ser también las personas más ocupadas. El Instituto de Fomento de la Salud de EE. UU. ha realizado un estudio sobre el voluntariado, llegando a la conclusión de que las personas más felices son aquellas "que se dan a los demás". Los voluntarios declaraban que después de hacer una ayuda a un necesitado: 1) sentían más bienestar físico; 2) tenían nuevas fuerzas morales y físicas; 3) experimentaban en su interior un sentimiento de gozo; 4) habían obtenido una mayor estima de sí mismos.

- Quien ayuda al prójimo evita tristezas y soledades.

- Quien ayuda al prójimo tarde o temprano saldrá beneficiado.

- Quien ayuda al prójimo, haciéndole bien, se hace bien a sí mismo.

- Quien ayuda al prójimo cumple el mandamiento del Amor y puede esperar la promesa de

Cristo.

La opción es clara: la felicidad está en saber renunciar al propio egoísmo. San Pablo en la Carta a los Colosenses nos recuerda que debemos desprendernos del hombre viejo y buscar los bienes de arriba. Cuando se acabe nuestra vida aquí en este mundo ¿seremos ricos o pobres? El evangelio nos dice que aquél que comparte y es solidario es el auténtico rico ente Dios.

 

José María Martín OSA

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EL CULTO AL DINERO

1.- Cuando Jesús se niega a ser árbitro de una cuestión económica y dineraria está marcando uno de los puntos más llamativos de su doctrina. En el momento que envía a sus discípulos a predicar el Reino de Dios y les pide, asimismo, que no lleven ni alforja, ni dinero, dibuja un panorama en el mismo sentido. Pero habrá más datos: "No podéis amar a Dios y al dinero". El máximo punto de desinterés aparece cuando recomienda que no nos preocupemos por lo que vamos a vestir o tener y pone como ejemplo la majestad de los lirios del campo. Y así nos llega a nosotros un desinterés absoluto por el dinero cuando vivimos inmersos en un mundo en que el deseo de poder económico ya ha superado todos los demás. Sabemos, asimismo, que jamás como ahora todas las cosas se miden y se quieren conseguir mediante el uso del dinero.

En la valoración moral de muchos cristianos suele haber diferenciaciones importantes. Hay quienes sitúan como un gran mal los asuntos sexuales, otros apuntan hacia un cierto libertinaje total de las costumbres como el mal mayor. Cada vez hay más cristianos que usan de los asuntos políticos como elementos de mala moral. Y así, si están en la izquierda o en la derecha, colocarán sus postulados en forma de virtudes, y las posiciones contrarias a la manera de pecados. Pero muy pocos, en definitiva, van a decir que el afán de enriquecerse y la opresión económica son un gran mal. Nos han enseñado a vivir en un mundo competitivo en que el éxito solo tiene una traducción plena en el grosor de la cuenta corriente. Incluso hay cristianos que prefieren el mundo de la piedad personal antes que el trabajo caritativo -amoroso- por sus hermanos. El constante y repetido mensaje de Jesús a favor de los pobres es tomado como un modo simbólico.

2.- Cuando Dios creó al mundo y al hombre quiso que hubiera un desarrollo armónico. El trabajo produce bienestar y riqueza. No se trata --por supuesto-- de que todos vivamos en el desierto vestidos de saco. El problema no es tener riquezas. La cuestión está en repartirlas. En saber que hay gentes necesitadas que necesitan de nosotros. La pobreza de espíritu no está enfrentada a la pobreza más radical. Se trata de no poner nuestro corazón junto a las riquezas para que éstas no nos tiranicen. Hemos conocido a algún adorador del dinero. Cuando esa pleitesía llega, la gente cambia profundamente. El adorador del dinero se hace feroz, menos alegre y, de manera pertinaz, sólo habla de dinero hasta convertirse en un soniquete insoportable. Y, por supuesto, también hablan de dinero, quien lo tiene y quien carece de él. Y, sin embargo, la música es la misma. También algunos pobres sitúan en lo más alto de su alma el ídolo del dinero con efectos muy graves para su vida.

La parábola de la limosna de la viuda nos marca un buen camino de interpretación. Hay mucha gente sin recursos que da todo lo que tiene. Y hay otra con mucho que escatima hasta en la moneda que echa en el cestillo de misa dominical. Hay ricos que mantienen que la Iglesia es más poderosa que ellos y que no tienen obligación de compartir ni siquiera una moneda. El mundo de las riquezas suele tener muchas determinaciones nefastas. Los grandes dramas familiares, el enfrentamiento a muerte --no es un eufemismo-- de familias siempre se produce por la disputa ante una herencia.

3.- La frase que hoy nos dice Cristo es perfecta: "Guardaos de toda codicia". Es la codicia la que cambia nuestras almas y nuestros corazones. En este mundo de hoy un cristiano va a medir bien su posición de autentico seguimiento al Maestro al evaluar su "enganche" con el dinero y su nivel de codicia. Todo el entorno está lleno de adoración por el dinero. El consumismo ha ido complicándose no solo por el deseo de tener muchas, si no además por tenerlas de marcas con alto precio. Una de las mayores estupideces que pueden existir es pagar el doble o el triple por algo que siendo igual que el resto "se distingue" por su "imagen". Debemos meditar muy en serio sobre nuestra posición respecto a las riquezas y a la codicia. Puede pasar desapercibida desde el punto de vista cristiano esa mala inclinación, porque en pocas ocasiones se considera como pecado el mal uso de las riquezas. Y, sin embargo, la terrible inestabilidad de este mundo surge de ahí. Los pueblos ricos explotan a los pobres. Y los hombres ricos precarizan el trabajo de otra gente para tener más riquezas. La oposición del cristianismo al mal uso de las riquezas o a la explotación económica no es un invento moderno de los cristianos progresistas. Hay muchos ejemplos, pero, tal vez, merece la pena leer en estos momentos algunos párrafos de la Carta de Santiago donde se dice: "El jornal de los obreros que segaron vuestros campos, defraudado por vosotros, clama, y los lamentos de los segadores han llegado a Dios todopoderoso" (Sant. 5, 4)

3.- "La avaricia que es una idolatría". Pablo lo define estupendamente en la Carta a los Colosenses. Pocos adjetivos hacen falta ya. Es dinero es un ídolo de nuestro tiempo, que esta ahí, conviviendo con nuestras creencias y haciéndose sitio. Es muy importante que el cristiano piense en su posición exacta respecto a las riquezas y cual es el sitio que esas riquezas ocupan en su corazón. Pablo habla también en esa misma frase de la Carta, de la "impureza, la pasión y la codicia". No es cuestión de pasarlo por alto y ya dijimos en nuestro editorial de la semana pasada que el seguidor de Cristo tiene que aceptar la castidad que marca su estado, pero, asimismo, San Pablo enfatiza con el término idolatría --terrible pecado para él y para su tiempo-- el de la avaricia. Tengámoslo en cuenta.

4.- El Libro de Eclesiastés habla de la vanidad y es este defecto lo que lleva mucha gente a la persecución de distinciones y riquezas. Una vez más la liturgia dominical nos centra con enorme sabiduría nuestro propio y deseable camino.

 

Ángel Gómez Escorial

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NO TODO ES VANIDAD

1. Es lo de la botella medio llena, medio vacía. A los que siempre la ven medio llena les llamamos optimistas, a los que siempre la ven medio vacía les llamamos pesimistas. Pero la verdad es que la mayor parte de nosotros somos pesimistas y optimistas a ratos. Cuando estamos sanos, una familia que nos quiere y a la que queremos, cuando tenemos un trabajo que nos gusta, buenos amigos, dinero suficiente... nos parece que el mundo es maravilloso y que merece la pena vivir en él. Cuando la enfermedad nos derriba, cuando la familia se ha convertido en una cárcel inaguantable, cuando creemos que nadie nos quiere, cuando no encontramos trabajo y nos falta el dinero necesario... pensamos que esta vida es un asco. ¿Cuánto penar para morirse uno!, dijo el poeta Miguel Hernández en un momento de penuria y decaimiento. Pero parece cierto que una vez más el término medio es el más verdadero. En los malos momentos es bueno pensar que por mucho que llueva siempre escampa y que a los momentos malos suelen suceder momentos buenos. Y en los momentos maravillosos es conveniente pensar que todo lo que comienza acaba y que dura poco la felicidad en casa del pobre.

2.- ¡Vanidad de vanidades... todo es vanidad! Hay que reconocer que el autor de este libro, el Qohélet, retrata bastante bien el pensamiento de un pesimista, en sus momentos más bajos. Y todo lo que dice tiene su parte de verdad y un mensaje sano y didáctico para los que fácilmente son demasiado optimistas. Si nos miramos a nosotros mismos y si miramos a nuestro alrededor, observamos demasiada injusticia, demasiada ambición, demasiada vanidad, un consumismo desorbitado, mientras millones de personas se mueren de hambre o de sed. Sí, es para pensar, como nos dice el Qohélet, que ni el saber, ni el tener, o el placer, ni el poder tienen consistencia alguna frente al fracaso diario, frente a la muerte. Porque, en definitiva, el sabio muere igual que el necio y el recuerdo de ambos es olvidado. Pero no nos pasemos, no todo es vanidad, afortunadamente y gracias a Dios hay personas generosas y sacrificadas, hombres y mujeres que saben dar lo mejor de sí mismas y hasta su propia vida para ayudar a otros. Seguro que el autor de este libro, el Qohélet, también tuvo algún momento de optimismo en su vida.

3.- Despojaos del hombre viejo y revestíos del nuevo. Es la conocida y sabia doctrina de San Pablo. El hombre viejo, la carne, lo llevamos siempre dentro de nosotros, nos acompaña y quiere gobernarnos, en muchos momentos hasta nos tiraniza. Todo esto lo sabemos muy bien todos, por propia experiencia. Pero nuestra vocación es vivir como personas resucitadas, revestirnos de Cristo, dar muerte al hombre viejo y vivir como hombres nuevos, gobernados por la gracia de Dios. Esto, digo, es la vocación del cristiano, es algo a lo que estamos llamados, aunque nunca podamos realizarlo del todo en esta vida. Mientras vivimos aquí, no nos queda más remedio que vivir aquí abajo, entre los bienes de esta tierra, pero nuestra vocación es vivir buscando los bienes de allá arriba, agarrarnos a Cristo e intentar vivir como personas resucitadas con él. Se trata de un orden nuevo, en el que no hay distinción entre pobres y ricos, enfermos y sanos, inmigrantes o nativos, católicos o musulmanes. Intentemos los cristianos ser predicadores de este orden nuevo que nos recomienda San Pablo.

4.- Guardaos de toda clase de codicia. Qué verdad tan grande es que la vida no depende de los bienes materiales que tengamos. Dicen las estadísticas que se suicidan más ricos que pobres y no hace falta consultar estadísticas para saber que la salud y el bienestar no están directamente relacionados con el mucho comer, ni con el mucho gastar. Todos sabemos que la miseria material es muy mala, pero también nos conviene saber que el excesivo afán de dinero y poder es malísimo. Tenemos que predicar la religión de la austeridad y del esfuerzo, del compartir lo necesario y de saber renunciar a lo superfluo. Ha comenzado el mes de agosto, un mes de vacaciones; sepamos disfrutar de un merecido descanso y relax, pero sin olvidar que las vacaciones pueden durar un mes, pero que el año dura irremediablemente doce meses.

 

Gabriel González del Estal

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