martes, octubre 26, 2010

Gravida - Institución


GRAVIDA es un servicio eclesial que recrea la pedagogía del amor y la misericordia para salir al encuentro y transformar desde el corazón la cultura de hoy.

Bajo la modalidad de centro de acogida a la vida se integra en la pastoral diocesana y parroquial para abrirse a la sociedad toda y alentar un servicio efectivo y concreto fundado en el tratamiento del amor para evitar el aborto y promover el cuidado responsable de la vida.

Con la creación de centros de ayuda, alienta una estrategia común como Iglesia para concientizar y encender desde el servicio una renovada catequesis de la valorización de la vida humana desde el seno materno, como una propuesta reparadora de la cultura antivida.

Grávida es una nueva propuesta que se funda en “una espiritualidad de comunión en acción” que mira a la Virgen como modelo de mujer, madre y discípula ,en su “ser y en su hacer”.

GRAVIDA es una asociación privada de fieles que bajo la modalidad pastoral de Centro de Acogida a la Vida, fue fundada por el Prof. Juan Martín Reddel el 6 de enero de 1989 en San Isidro y constituye su sede central en la ciudad de San Pedro, (Provincia de Buenos Aires, Argentina), lugar donde presta su servicio desde el mes de septiembre de 1993.

La misión de Grávida – Centro de Asistencia a la Vida Naciente – consiste en promover, cuidar y defender la vida del niño desde su concepción y alentar el reconocimiento y valorización de la maternidad. Para ello centra su servicio en la mujer-madre embarazada de los sectores más vulnerables en dificultad y/o en riesgo psico-social, a fin de brindarle orientación, acompañamiento y contención para fortalecerla en su maternidad, mediante la valorización de su ser mujer-madre y así alentar el cuidado responsable de la vida del niño desde que es concebido, durante la gestación y después del nacimiento.

Grávida, desde su acompañamiento a la madre gestante, propone iniciar un nuevo proceso de enseñanza aprendizaje, poniendo el acento en la valorización de la vida humana desde el seno materno para alentar una transformación, tanto en la vida del niño por nacer como en la de su mamá. Se propone salir al encuentro del hombre y de la mujer de hoy para que, mediante una fuerte experiencia de reconocimiento y de valorización de su propia vida, se dispongan a valorar y promover la vida humana en toda su dignidad desde el instante de la concepción hasta la muerte natural.

Talleres para enbarasadas, y mamas en crisis, para conocer mejor a tu bebe,para prepararte para recibirlo.

cuidado y cuidate

sabado de 15 a 17 hs Carloa Antonio Lopez 2781 - mail gravidadaba@hotmail.com

4522-0764

fuente:

http://www.gravida.org.ar/

viernes, septiembre 17, 2010

Guion misa 19 de Septiembre ciclo C

Celebrando la Vida

en el

Nuevo Milenio

Guiones para la celebración de la Cena del Señor

Ciclo "C"

Miguel Ángel Osimani

EDICIONES BETANIA


DOMINGO 19 DE SETIEMBRE DE 2010

DOMINGO XXVº DEL TIEMPO ORDINARIO

PREPARACIÓN:

Antes de la salida del celebrante

El Señor nos convoca y por eso nos encontramos reunidos en su nombre para celebrar hoy el domingo vigésimo quinto durante el año. Y nos reunimos en torno a la mesa del Señor, que nos invita a escuchar su palabra y a unirnos con Él en la acción de gracias al Padre.

AMBIENTACIÓN:

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

El Señor nos advierte del peligro de la idolatría a las cosas materiales, enseñándonos cuál debe ser nuestra actitud, ya que siempre corremos el peligro de apegarnos a las riquezas y anteponerlas al mismo Dios. Claramente nos dice que quien sirve a este ídolo, se aparta del Señor. Y siendo todo hombre su imagen, no respetarlo o menospreciarlo es hacerlo con el mismo Dios, y es por ello que nuestra vida debe estar al servicio de los demás, a quienes jamás debemos usar para nuestro propio provecho, abusando de sus necesidades.

1ª. LECTURA: (Am 8, 4-7) (Ver texto)

Estas palabras del Profeta, dichas hace un dos mil setecientos años al pueblo de Israel, cobran tal vigencia y actualidad que nos hacen ver que nuestra conducta no se ha modificado mucho con el paso de los siglos.

SALMO RESP.: (112, 1-1. 4-8) (Ver texto)

R. ¡Alaben al Señor, que alza al pobre!

2ª. LECTURA: (1 Tm 2, 1-8) (Ver texto)

Pablo exhorta a formar una verdadera comunidad orante que participa de este modo de la función de Cristo de mediador ante el Padre.

EVANGELIO: (Lc 16, 1-13) (Ver texto)

Hoy Jesús es muy claro y terminante, nos advierte con severidad sobre el gran peligro de la riqueza, del dinero.

ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Y ahora, como cada domingo, oremos fraternalmente al Padre por todos los hombres, nuestros hermanos, poniendo en las manos de nuestro Padre del Cielo, estas intenciones.

GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:

"SEÑOR, QUE SEAMOS SIEMPRE FIELES A TU REINO"

v Padre bueno, porque queremos que tu Iglesia y el Santo Padre sean siempre testimonio de tu Hijo ante los hombres y fieles a su doctrina sepan llevar a su pueblo por el camino que el Maestro señaló, te pedimos...

v Padre santo, para que nuestra Iglesia diocesana, por el testimonio de nuestro Obispo y nuestros sacerdotes, viva en una permanente fidelidad al Evangelio de tu Hijo, te pedimos...

v Señor nuestro, para que todos los que habitamos esta nación, seamos servidores de la verdad y de la honestidad, y así podamos superar las dificultades en que vivimos, oremos...

v Señor de la vida, para que los que sufren, los abandonados, los marginados, los sin techo, los pobres de este mundo, se vean libres de cualquier clase de opresión o marginación, te pedimos...

v Padre misericordioso, para que todos los cristianos tomemos conciencia del peligro de obsesionarnos por lo material y vayamos por la vida ligeros de equipaje, esperando confiados la interpelación del Señor de cómo la estamos administrando y en qué estamos invirtiendo nuestro tiempo y nuestros afanes, te pedimos...

CELEBRANTE:

Padre de bondad, haz que todos los hombres podamos llevar una vida tranquila y de paz, entregada a tu servicio y en la que Tú seas el único Señor. Te lo pedimos unidos a Jesucristo, nuestro hermano y Señor, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Junto al pan y el vino, pongamos sobre el altar una sincera disposición a servir siempre con fidelidad, a un único Dios y Señor: nuestro Padre del Cielo.

DIÁLOGO DEL PREFACIO:

Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Unidos como hermanos, con inmensa alegría, renovemos ahora el memorial de la entrega por amor de Jesucristo, dando gracias al Padre.

COMUNIÓN:

La participación en el mismo y único Cuerpo de Cristo nos ha de impulsar a buscar cada vez más, el Reino de Dios que se nos ha manifestado.

DESPEDIDA:

En esta semana que comenzamos, y en todo momento, reflexionemos: ¿Cómo estamos administrando nuestra vida? ¿En qué estamos invirtiendo nuestro tiempo y nuestros afanes? La respuesta dará, ni más ni menos, la calidad de autenticidad cristiana que llevamos en el día a día.

Catequesis

Departamento de Niños-

Seminario Santa Teresita
Destinado a todos los catequistas y auxiliares que trabajan con niños

Sábado 18 de Septiembre

· Sacramentos: “Eucaristía”

Sábado 2 de Octubre

· Nuestros amigos los Santos:

Sta. Teresita

Sábado 16 de Octubre

· Celebraciones de la Palabra

Prof. Mónica Gómez

de 9.30 a 12.30h-

Casa del Catequista-Guatemala 5674

Departamento de Catequesis de Adultos- Adultos Mayores

Sábado 25 de Septiembre

Como vive el paso del tiempo la persona mayor? ¿Se angustia? ¿Se siente favorecida?

Lucas 12, 54-56

· Taller: dirigido a catequistas, agentes pastorales, familiares que esten relacionados com nuestros adultos mayores

· A cargo de la Lic. Marta Cánepa

y equipo

de 15 a 17.30h

Casa del Catequista – Guatemala 5674

Formación Catequistica

Departamento de Formación- El Equipo de Formación Básica, ofrece un servicio de formación para catequistas parroquiales. Partiendo del capítulo VI de Aparecida, nos proponen desarrollar el itinerario formativo de los discípulos misioneros.

· Pquia. Sacratísimo Corazón de Jesús - Moliere 856- Devoto- de 10 a 12.30h
Sábado 18-
2º ”La conversión, como respuesta inicial del que ha escuchado al Señor”

Departamento de Pastoral
Bíblica

17º ENCUENTRO ARQUIDIOCESANO DE PASTORAL BIBLICA

“La certeza de tu Palabra es nuestra alegría”

Una vez mas nos reunimos entorno a la Palabra en este mes en el que como todos los años celebramos el mes de la Biblia.

el encuentro Anual tendrá lugar el 25 de Septiembre de 14.30 a 19h en la Basílica San José de Flores – Av Rivadavia 6950-

Programa del Encuentro:

· Apertura a cargo del Pbro. Alejandro Puiggari

· Talleres simultáneos a cargo de

Prof. Daniel Torino: “El Exilio de Juda” : una lectura bíblica (¿Historia o Teología?)

Prof.Gloria Ladislao: “Renacidos en la Palabra” - Los primeros cristianos releen el exilio, 1a carta de Pedro

Hna. María Inés Corral: “...¿de dónde me vendrá la ayuda?” - Salmo 121 (120)

Organiza: Departamento de Pastoral Bíblica-Círculos Bíblicos y Escuelas Bíblicas

Informes:

pastoralbiblica_jca@yahoo.com.ar

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jueves, junio 10, 2010

DOMINGO XI – CICLO C


TIEMPO DURANTE EL AÑO

DOMINGO XI – CICLO C

Has demostrado mucho amor

PRIMERA LECTURA

Lectura del segundo libro de Samuel 12, 7-10. 13

Entonces Natán dijo a David: Así habla el Señor, el Dios de Israel: Yo te ungí rey de Israel y te libré de las manos de Saúl; te entregué la casa de tu señor y puse a sus mujeres en tus brazos; te di la casa de Israel y de Judá, y por si esto fuera poco, añadiría otro tanto y aún más.

¿Por qué entonces has despreciado la palabra del Señor, haciendo lo que es malo a sus ojos? ¡Tú has matado al filo de la espada a Urías, el hitita! Has tomado por esposa a su mujer, y a él lo has hecho morir bajo la espada de los amonitas. Por eso, la espada nunca más se apartará de tu casa, ya que me has despreciado y has tomado por esposa a la mujer de Urías, el hitita.

David dijo a Natán: « ¡He pecado contra el Señor!»

Natán le respondió: «El Señor, por su parte, ha borrado tu pecado: no morirás.»

Palabra de Dios.

SALMO Sal 31, 1-2. 5. 7. 11 (R.: cf. 5c)

R. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado.

¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado

y liberado de su falta!

¡Feliz el hombre a quien el Señor

no le tiene en cuenta las culpas,

y en cuyo espíritu no hay doblez!

Pero yo reconocí mi pecado,

no te escondí mi culpa,

pensando: «Confesaré mis faltas al Señor.»

¡Y tú perdonaste mi culpa y mi pecado!

Tú eres mi refugio,

tú me libras de los peligros

y me colmas con la alegría de la salvación.

¡Alégrense en el Señor, regocíjense los justos!

¡Canten jubilosos los rectos de corazón!

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Galacia 2, 16. 19-21

Hermanos:

Como sabemos que el hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino por la fe en Jesucristo, hemos creído en él, para ser justificados por la fe en Cristo y no por las obras de la Ley: en efecto, nadie será justificado en virtud de las obras de la Ley. Pero en virtud de la Ley, he muerto a la Ley, a fin de vivir para Dios.

Yo estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí: la vida que sigo viviendo en la carne, la vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí.

Yo no anulo la gracia de Dios: si la justicia viene de la Ley, Cristo ha muerto inútilmente.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

XLectura del santo Evangelio según san Lucas 7, 36-8, 3

Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa. Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume. Y colocándose detrás de él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume.

Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: «Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!»

Pero Jesús le dijo: «Simón, tengo algo que decirte.» «Di, Maestro», respondió él.

«Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?»

Simón contestó: «Pienso que aquel a quien perdonó más.»

Jesús le dijo: «Has juzgado bien.» Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: « ¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de besar mis pies. Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies. Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados porque ha demostrado mucho amor. Pero aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor.»

Después dijo a la mujer: «Tus pecados te son perdonados.»

Los invitados pensaron: « ¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?» Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz.»

Después, Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.

Palabra del Señor.

Para reflexionar

  • No es novedad que el hombre es un ser contradictorio. A esta realidad se añade que muchas veces tenemos una mirada superficial y fragmentada sobre las distintas realidades que se viven a diario. Nos asustan y nos escandalizan muchas situaciones que son simplemente consecuencias de otras tantas que apoyamos. Escandaliza y conmueve a la sociedad que un hijo pueda matar a su madre, pero sin embargo se votan y se avalan propuestas en las que una madre mate a su hijo. Los derechos humanos no se pronuncian frente a la muerte causada de aquel que no puede hacer la denuncia porque todavía no ha nacido.
  • Nos aflige y preocupa la violencia, la guerra las masacres y los odios raciales; pero consentimos muchas veces en nosotros y en los demás la venganza, el odio, el rencor. Se reclama justicia con medios injustos y con un perfume muy parecido al de la venganza. Pero más allá de la legítima lucha por eliminar la injusticia está la manera de hacerlo. Porque si se realiza con resentimiento genera venganza, no actúa contra la injusticia, sino que la perpetúa. La guerra nace en el corazón del hombre, porque es el hombre quien mata y no su espada o, como diríamos hoy, sus misiles... Si los sistemas actuales, engendrados en el corazón del hombre, se revelan incapaces de asegurar la paz, es preciso renovar el corazón del hombre para renovar los sistemas, las instituciones y los métodos de convivencia (Juan Pablo II).
  • Aunque se haya quitado de los diccionarios de la vida cotidiana y se pretenda negarlo disfrazándolo con otros: la realidad del pecado existe. Se instala en el corazón del hombre y es el germen de muchos de los males que sufrimos.

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  • Dos realidades recorren las lecturas de hoy: por parte nuestra el pecado; por parte de Cristo, el perdón. Frente al hombre con su experiencia constante de debilidad y pecado se ubica respuesta de Dios, que se nos ha manifestado sobre todo en Cristo: el triunfo del amor y del perdón.

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  • La primera lectura nos ofrece una buena descripción del pecado de David que ha sido infiel a todos los favores con que Dios lo había colmado. Su pecado no sólo es contra el prójimo al que ha dañado con robo y asesinato, sino que es también, un pecado contra Dios. Ante la palabra del profeta que lo desenmascara, David reconoce humildemente su culpa. Inmediatamente vemos que el Señor perdona su pecado y por eso no morirá.

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  • Pablo nos muestra que no podemos poner nuestra confianza en el cumplimiento de la ley. Aunque esta juega un papel importante en nuestra vida porque orienta nuestra conducta no nos ha de salvar. Lo que nos salva es la fe viva, una fe que informe toda nuestra vida, en la promesa de Dios, que ni puede engañarse ni engañarnos.

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  • La mujer del evangelio es pecadora pública, pero su actitud ante Jesús es de sincero arrepentimiento. La respuesta de Dios es también de perdón. Queda retratado en este pasaje el amor cálido del Dios que perdona, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Un Dios que ante la falta de fidelidad del hombre, reacciona siendo fiel y venciendo el mal con su Amor y su dolor.
  • El cuadro luminoso del perdón y del amor de Cristo queda oscurecido en el evangelio por la intransigencia de unos fariseos que se creen justos y que se escandalizan de que Cristo perdone a la mujer.
  • Son dos posturas humanas opuestas ante el reino de Dios: la mujer reconoce sus pecados, por eso puede convertirse y ser perdonada; el fariseo pretende redimirse por el cumplimiento legal de ciertas normas que le darán el acceso al reino como un premio merecido a su fidelidad.

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  • El Padre de Jesús, el Dios cristiano, es el Dios que libera, que salva del pecado, del miedo, de la angustia que el hombre tiene cuando quiere ganarse un pedacito de cielo y por la incertidumbre de no saber nada del futuro; salva nuestra propia realidad, tan dura y fatal.
  • El Evangelio de Jesús es la buena noticia de que Dios perdona a los pecadores. Éstos son quienes lo escuchan y no los que se creen justos y condenan a los demás. Estos no pueden escuchar ninguna buena noticia; no la necesitan.
  • El evangelio del perdón es también el evangelio de la justicia porque no deja a los pecadores en su pecado. De ser así, sería condena y no perdón, indiferencia y no tolerancia. El perdón de Dios es redentor. Es un amor tan fuerte que nos anima para comenzar una nueva vida.
  • El que ha sido perdonado mucho, ama mucho. El que cree y recibe el perdón de Dios, la gracia de Dios, vive entonces la ley no como imposición, sino como expresión de su nueva vida. De manera que la ley y la gracia del evangelio se viven como la gran fuerza de liberación.
  • La experiencia de verse profundamente perdonado es fundamental, fundacional: inicio de una vida de seguimiento. Sin esa vivencia de misericordia, Jesús y el Reino del Padre quedan extraños, como añadidos en nuestra vida. Así, Jesús es para Simón como un extraño, mientras que para la mujer es próximo, samaritano, a quien le debe la vida.
  • Jesús, que conoce a fondo la libertad del hombre y sabe que el camino está abierto, sabe que la mujer que ha entrado en casa de Simón es capaz de avanzar, de crecer, de ser más persona, de amar con un amor más grande. Reconoce que si es posible el pecado, también es posible el perdón y la conversión.
  • Una vez perdonada, la pecadora se siente colmada de entusiasmo, de un agradecimiento que la impulsa a los gestos más audaces y tiende obstinadamente a expresarse, a decirse sin tener en cuenta los comentarios de los aparentemente justos.
  • El comportamiento de la mujer es signo del amor que es consecuencia del perdón. Simón ha mostrado frialdad porque se le ha perdonado muy poco; la mujer testimonia un gran amor porque el perdón que ha recibido es grande.
  • Habitualmente, el perdón aparece como la recompensa del amor, y el amor como la causa del perdón. Aquí es a la inversa; el amor es la consecuencia, el fruto del perdón. El perdón es lo primero; no se da a cambio del amor; sino que es pura y simplemente dado, don que suscita el amor.
  • Lucas con la parábola de los deudores nos viene a mostrar cómo Jesús ha venido a ofrecer el perdón de Dios a todos los insolventes de la tierra. En Jesús se nos ha revelado que Dios no es destructor de la vida y la felicidad, sino Amor a la vida y Amor al hombre. Jesús está siempre del lado del hombre enfrentado al mal que oprime, desintegra y deshumaniza.
  • Por eso, la constatación de nuestras miserias reiteradas, no deben convertirse en desconfianza hacia Dios. Nuestras miserias no deben convencernos de que la victoria sobre ellas es obra nuestra sino de la gracia de Dios. Solos, no podemos nada. Es Dios quien nos redime.
  • Este Evangelio nos lleva a comprender cómo la mirada de Jesús penetra las actitudes profundas. No se queda en las apariencias, sino que mira el corazón. Así es el Dios de los cristianos, y así deberíamos ser también los cristianos. Ante un mundo donde se le da tanta importancia a la imagen, a las apariencias, al caparazón, a la superficie, los cristianos están llamados a ser hombres y mujeres del corazón, de la interioridad, del ser.
  • A Dios no le importa nuestro pasado, por muy oscuro que sea. El quiere que nos dejemos encontrar y que recibamos su perdón. Aquel que «ha entendido» a Jesús y su perdón, no desespera ante su propia fragilidad y pequeñez. Tampoco niega su culpa para echársela a los otros. Sabe asumir su propia responsabilidad y confesar su pecado y su mal, porque se sabe perdonado.
  • Si Jesús comparte su vida con los pecadores; si va a sus casas y comparte sus banquetes no es porque quiera dejarse seducir por el pecado, o porque lo consienta. El Señor por todos los medios y en todos los ambientes, busca al pecador para salvarlo. La Iglesia que es santa porque su Cabeza es santa está compuesta por pecadores. Es una Comunidad de pecadores perdonados que necesita estar en una actitud de continua conversión, abierta al perdón de Dios. Sólo así será un signo del poder salvador del Señor, que vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido. Por eso su misión es llegar a todos los ambientes de la sociedad, por muy pecadores y degradados que parezcan, para llamar a todos a la conversión y a la unión plena con Dios.
  • Necesitamos bajarnos de nuestro pedestal de justos y ser capaces de salir al encuentro del pecador, no para condenarlo, no para señalarlo o enjuiciarlo, no para que su pecado no domine, sino para ayudarlo a encontrarse con Cristo y a recibir su perdón, de tal forma que se inicie, en su propia vida, un nuevo caminar en el amor a Dios y en el amor fraterno.
  • Nuestra lucha no es una lucha fratricida, es una lucha en contra del pecado; y el pecado no se expulsa acabando con los pecadores, sino amándolos de tal forma que puedan recuperar su dignidad de hijos de Dios. Saber amar, saber perdonar como Dios nos ha amado y perdonado, es la luz animará a quienes se alejaron para que vuelvan a encontrarse con el Señor y vivan comprometidos con Él.
  • El mundo necesita hombres y mujeres reconciliados y reconciliadores, portadores de Cristo y no generadores del dolor y la muerte que causan el desprecio y la exclusión. Jesús, nuestro Maestro y Señor, nos ha enseñado que Él vino a salvar a los pecadores y a dar la vida por ellos. Esta es la misma misión que tenemos como Iglesia, enviada como signo de salvación para todos los hombres

Para discernir

  • ¿Cuál es mi actitud frente el pecado de los otros?
  • ¿Qué actitud tengo frente a mi pecado?
  • ¿Valoro la fuerza del perdón o necesito apoyarme en mis obras?

Para rezar

Ya lo ves, Señor, no somos ni audaces ni endurecidos,
ni te diremos: "somos inocentes, no tenemos pecado",
sino que lo confesamos: hemos pecado.

Somos de verdad culpables,
hemos sido rebeldes a tu voluntad,
hemos abusado de tu confianza,
hemos blasfemado,
hemos incitado al mal,
hemos condenado al inocente,
hemos sido orgullosos,
hemos sido violentos,
hemos afirmado la falsedad,
hemos aconsejado mal,
hemos defraudado,
hemos despreciado lo pequeño,
hemos menospreciado a los otros,
hemos sido explotadores,
hemos abusado del poder,
hemos malgastado las cosas,
hemos sido perversos,
hemos sido desvergonzados,
hemos sido insolidarios,
hemos endurecido el corazón,
apartándonos de tu camino,
desoyendo tu palabra.

Y tú, justo en todo lo que sucede,
has seguido actuando
con amor y fidelidad con nosotros;
pero nosotros no,
nosotros hemos pecado.

DEL RITUAL HEBREO

martes, mayo 25, 2010

Te deum en la catedral

Pude asistir, y a pesar del gentío, fue un grato momento oír la homilía de Bergoglio, y además las opiniones de las otras religiones acerca del bicentenario y las celebraciones.

aqui la noticia completa de AICA

El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, volvió a reclamar hoy “un clima social y espiritual distinto al que estamos viviendo”, y consideró que “urge recrear las condiciones políticas e institucionales que nos permitan superar el estado de confrontación permanente que profundiza nuestros males”.

Antes de iniciar la celebración, el purpurado porteño destacó como "un hermoso gesto" que las autoridades nacionales, encabezadas por la presidenta Cristina Fernández, hayan ido a la basílica de Luján para dar gracias a Dios por la Patria, y se unió a mismo gesto que se realizará en otras catedrales católicas y cristianas del país.

El purpurado no improvisó una homilía, sino que optó por leer la declaración “La Patria es un don, la Nación una tarea”, redactado durante la 155º reunión de la Comisión Permanente, de marzo pasado. El mismo texto que entonces la comisión ejecutiva llevó personalmente a la presidenta Cristiana Fernández de Kirchner, a los integrantes de la Corte Suprema de Justicia y a los titulares de las cámaras de Diputados y Senadores.

Tras señalar que “la situación actual requiere una actitud de grandeza de parte de todos los argentinos, en particular de sus dirigentes”, estimó que “no es momento para victimizarnos ni para procurar ventajas sectoriales”.

“Aunque a veces lo perdamos de vista, la calidad de vida de las personas está fuertemente vinculada a la salud de las instituciones de la Constitución cuyo deficiente funcionamiento produce un alto costo social. La calidad institucional es el camino más seguro para lograr la inclusión de todos en la comunidad nacional. Por eso, es necesario que los poderes del Estado, de acuerdo a su naturaleza, actúen respetando su legítima autonomía y complementándose en el servicio al bien común”, subrayó.

El cardenal Bergoglio hizo hincapié también en el párrafo que exhorta a “privilegiar la sanción de leyes que respondan a las necesidades reales del pueblo, y no de detenerse en opciones fijadas por intereses que no tienen en cuenta la naturaleza de la personas humana, de la familia y la sociedad”.

Oportunamente, el vocero episcopal, presbítero Jorge Oesterheld, explicó que en ese punto los obispos se referían a los intentos por sancionar normas para favorecer el mal llamado “matrimonio” entre personas del mismo sexo y el aborto.

Una copia de la declaración “La Patria es un don, la Nación una tarea” y el documento "Hacia un Bicentenario en Justicia y solidaridad" fueron entregados a los representantes políticos y fieles que asistieron a la catedral metropolitana a dar gracias a Dios por la Patria, en el marco del comienzo de los festejos por el Bicentenario 2010-2016.

Al finalizar la acción de gracias, referentes de diversos credos manifestaron desde sus creencias el significado de esta fecha patria.

Texto completo del documento
1. La celebración del Bicentenario merece un clima social y espiritual distinto al que estamos viviendo. Urge recrear las condiciones políticas e institucionales que nos permitan superar el estado de confrontación permanente que profundiza nuestros males. La situación actual requiere una actitud de grandeza de parte de todos los argentinos, en particular de sus dirigentes. También nosotros, como pastores, nos sentimos interpelados por esta situación y no nos excluimos del examen de conciencia que se debe hacer.

2. La que sufre es la Nación toda; no es momento para victimizarnos ni para procurar ventajas sectoriales. “Aunque a veces lo perdamos de vista, la calidad de vida de las personas está fuertemente vinculada a la salud de las instituciones de la Constitución cuyo deficiente funcionamiento produce un alto costo social” . La calidad institucional es el camino más seguro para lograr la inclusión de todos en la comunidad nacional. Por eso, es necesario que los poderes del Estado, de acuerdo a su naturaleza, actúen respetando su legítima autonomía y complementándose en el servicio al bien común.

3. Si toda la Nación sufre, más duramente sufren los pobres. Este es un reclamo del cual nos volvemos a hacer eco, porque se trata de una deuda que sigue vigente, y que se lee “en los rostros de miles de hermanos que no llegan a vivir conforme a su dignidad de hijos de Dios” . Por ello, es el momento de privilegiar la sanción de leyes que respondan a las necesidades reales de nuestro pueblo, y no de detenerse en opciones fijadas por intereses que no tienen en cuenta la naturaleza de la persona humana, de la familia y de la sociedad.

4. La Patria es un don que hemos recibido, la Nación una tarea que nos convoca y compromete nuestro esfuerzo. Asumir esta misión con espíritu fraterno y solidario es el mejor modo de celebrar el Bicentenario de nuestra Patria.

5. Los cristianos invitamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a unirse a nosotros en la oración para invocar al Señor, que es la fuerza de su pueblo, y a pedirle por nuestra querida Patria argentina: “Salva a tu pueblo y bendice a tu herencia; apaciéntalos y sé su guía para siempre” . Una vez más ponemos estos deseos y esperanzas en las manos de Nuestra Madre de Luján.+

http://www.aica.org/index.php?module=displaystory&story_id=21756&format=html&fech=2010-05-25


Fotos








sábado, mayo 15, 2010

ASCENSIÓN DEL SEÑOR

ASCENSIÓN DEL SEÑOR
CICLO C
Lo hizo sentar a su derecha en el cielo.

PRIMERA LECTURA
Lectura de los Hechos de los apóstoles 1, 1-11

En mi primer Libro, querido Teófilo, me referí a todo lo que hizo y enseñó Jesús, desde el comienzo, hasta el día en que subió al cielo, después de haber dado, por medio del Espíritu Santo, sus últimas instrucciones a los Apóstoles que había elegido.
Después de su Pasión, Jesús se manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de que vivía, y durante cuarenta días se les apareció y les habló del Reino de Dios.
En una ocasión, mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó que no se alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre: «La promesa, les dijo, que yo les he anunciado. Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días.»
Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»
El les respondió: «No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido con su propia autoridad. Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra.»
Dicho esto, los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos. Como permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús subía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir.»

Palabra de Dios.


SALMO Sal 46, 2-3. 6-7. 8-9 (R.: 6)

R. Dios asciende entre aclamaciones,
asciende el Señor al sonido de trompetas.

O bien:

Aleluia.

Aplaudan, todos los pueblos,
aclamen al Señor con gritos de alegría;
porque el Señor, el Altísimo, es temible,
es el soberano de toda la tierra.

El Señor asciende entre aclamaciones,
asciende al sonido de trompetas.
Canten, canten a nuestro Dios,
canten, canten a nuestro Rey.

El Señor es el Rey de toda la tierra,
cántenle un hermoso himno.
El Señor reina sobre las naciones
el Señor se sienta en su trono sagrado.


SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Efeso 1, 17-23

Hermanos:
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente. Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos, y la extraordinaria grandeza del poder con que él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza.
Este es el mismo poder que Dios manifestó en Cristo, cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, elevándolo por encima de todo Principado, Potestad, Poder y Dominación, y de cualquier otra dignidad que pueda mencionarse tanto en este mundo como en el futuro.
El puso todas las cosas bajo sus pies y lo constituyó, por encima de todo, Cabeza de la Iglesia, que es su Cuerpo y la Plenitud de aquel que llena completamente todas las cosas.

Palabra de Dios.

A elección:

Cristo entró en el cielo

Lectura de la carta a los Hebreos 9, 24-28; 10, 19-23

Cristo, en efecto, no entró en un Santuario erigido por manos humanas -simple figura del auténtico Santuario- sino en el cielo, para presentarse delante de Dios en favor nuestro. Y no entró para ofrecerse así mismo muchas veces, como lo hace el Sumo Sacerdote que penetra cada año en el Santuario con una sangre que no es la suya. Porque en ese caso, hubiera tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. En cambio, ahora él se ha manifestado una sola vez, en la consumación de los tiempos, para abolir el pecado por medio de su Sacrificio. Y así como el destino de los hombres es morir una sola vez, después de lo cual viene el Juicio, así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de la multitud, aparecerá por segunda vez, ya no en relación con el pecado, sino para salvar a los que lo esperan.
Por lo tanto, hermanos, tenemos plena seguridad de que podemos entrar en el Santuario por la sangre de Jesús, siguiendo el camino nuevo y viviente que él nos abrió a través del velo del Templo, que es su carne. También tenemos un Sumo Sacerdote insigne al frente de la casa de Dios. Acerquémonos, entonces, con un corazón sincero y llenos de fe, purificados interiormente de toda mala conciencia y con el cuerpo lavado por el agua pura. Mantengamos firmemente la confesión de nuestra esperanza, porque aquel que ha hecho la promesa es fiel.

Palabra de Dios.


EVANGELIO
XLectura del santo Evangelio según san Lucas 24, 46-53

Jesús dijo a sus discípulos:
«Así esta escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto. Y yo les enviaré lo que mi Padre les ha prometido. Permanezcan en la ciudad, hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de lo alto.»
Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando sus manos, los bendijo. Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.
Los discípulos, que se habían postrado delante de él, volvieron a Jerusalén con gran alegría, y permanecían continuamente en el Templo alabando a Dios.

Palabra del Señor.

Para reflexionar

Se racionaliza el futuro, se planifica el nacimiento, se programa la educación, se organiza el trabajo, se nos impone lo que tenemos que consumir, y se nos llega a convencer de que no existe más futuro que el resultante de las estructuras y de los organigramas de nuestra sociedad. Se mata, en consecuencia, la esperanza, se castran los sueños y se achica la libertad.
Paradójicamente, al hombre que siempre quiere ir más allá, se le ha inventado un cielo más acá. El cielo que nos han impuesto tiene techo. Y si además faltan: la esperanza, los sueños y la libertad, no se puede ascender al cielo con el que alguna vez soñamos porque nos han “cortado las alas” que nos podía llevar. Todas las "drogas" que nos llevan a la ensoñación nos encierran en pequeños paraísos que podemos alcanzar a corto plazo. Las montañas de nuestras pobres ascensiones están en las propagandas, en las vidrieras o se compran por internet. ¿Será verdad que nuestros anhelos más profundos de trascender, de soñar, de “ascender” los límites que las cosas nos imponen son sólo un mecanismo de evasión?
La fe en la ascensión del Señor suena a cuento de chicos, porque la auténtica esperanza ha sido sustituida por la seudo seguridad del progreso y de las expectativas razonables. Pero a pesar de tanto avance, el hombre no deja de sentir la angustia de otros límites y se ve encerrado en la prisión de su propia técnica.

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En el texto a los Efesios, para el autor paulino, la Ascensión no es un simple cambio de lugar, aunque haya que utilizar categorías espaciales para expresar este misterio: "a la derecha... por encima... bajo sus pies... por encima de todo"; es una glorificación que lleva a Jesús, Cristo resucitado, junto al trono mismo de Dios; tan cerca, que comparte sus poderes sobre todas las cosas.

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La ascensión de Jesús señala, en la narración de Lucas, la tensión en la que entra la comunidad de los discípulos entre la ausencia del Señor y, al mismo tiempo, su presencia desde que han terminado sus apariciones como Resucitado. San Lucas une íntimamente la ausencia del Resucitado con el Don del Espíritu Santo.
Esta presencia, nueva, va a cambiar la vida de los discípulos que se convierten, a partir de la ascensión de Jesús, en la comunidad que hereda el Espíritu de Jesús para continuar su misión. Con estos versículos, Lucas remarca el hecho de que termina una página de la historia evangélica. La experiencia que algunos hombres tuvieron de una cercanía inmediata y visible con Jesús, ha terminado. A partir de ahora, Jesús está "ausente" y nadie volverá a oírlo ni a verlo. Jesús no se acercará a ninguno de sus amigos, de camino para recorrer el camino con él y hacer que su corazón arda al explicarle las Escrituras y al partir el pan.
La Ascensión es la plenitud de la Pascua. La Pascua sin la ascensión quedaría incompleta y Jesús no sería más que un muerto que ha revivido. Este el paso definitivo, es el momento en que Jesús es revelado a los hombres como Señor, investido de la dignidad propia de "Dios, el Padre de la Gloria". Los discípulos que habían visto a Jesús por última vez, reconocieron después la eficacia de su poder en las obras que realizaban; percibieron que no había fuerza superior a él, que Jesús estaba "por encima de todo", que la eficacia divina que los acompañaba era porque Jesucristo es el Señor, totalmente cercano a Dios.
Cristo no ha triunfado solo. De su victoria ya participamos todos: "la Ascensión de Jesucristo es ya nuestra victoria", "nos da ya parte en los bienes del cielo", "en Cristo nuestra naturaleza humana ha sido enaltecida y participa de su misma gloria", "ha querido precedernos como cabeza nuestra para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su reino", "para hacernos compartir su divinidad".
Desde la Ascensión del Señor, alguien de los nuestros, algo de nosotros alcanzó la meta y está ya en el cielo. Como todo lo que contemplamos de la vida del Señor, la Ascensión no sólo nos revela quién es Dios sino que desvela también la profundidad y la altura de nuestra condición humana. En la glorificación de Jesús, la humanidad ha sido investida con la dignidad misma de Dios. Él, que siendo de condición divina no se avergonzó de hacerse nuestro hermano, abre para nosotros con su glorificación esa nueva esperanza a la que nos llama.
La ascensión es lo imposible que amplía hasta el infinito nuestras posibilidades. Es el misterio que pone en duda todas nuestras razones humanas, limitaciones y justificaciones. Él, que siendo rico por nosotros se hizo pobre, nos comunica los tesoros de "la riqueza de gloria que da en herencia a los santos". Desde la glorificación de Jesús, la vida de los que creemos en él está atravesada por la certera esperanza de alcanzar las promesas de Dios.
Por eso, la vida del hombre que hasta ahora estaba marcada por "la nostalgia " que lo convertía en un desterrado, a partir de la Ascensión lo convierte en peregrino hacia el encuentro definitivo con Dios al que esperamos llegar con segura confianza.
Nada más glorioso para el hombre que ver al Hombre exaltado a la derecha del Padre. La glorificación de la Cabeza es la esperanza del cuerpo. Creer en la ascensión del Señor es un acto de libertad contra todos los señores de este mundo y contra lo que pretende domesticar a los hombres. Pero es también una responsabilidad. La ascensión del hombre es la ascensión de su mundo y de la sociedad en que vive. Jesús subió al cielo llevando consigo parte de este mundo, coronó con su gloria nuestra carne y nos sentó con él a la diestra del Padre. Nuestra misión es ahora alcanzar al que ha recorrido ya toda nuestra esperanza, sacar adelante la esperanza del mundo.
La creación entera gime y está en dolores de parto hasta que se manifieste la gloria de los hijos de Dios. Ascender como Jesús no es abandonar el mundo, sino llevar al mundo a su perfección. La ascensión no es tampoco un arrebato místico y espiritualista que nos aleje de los hermanos, sino un compromiso con los hermanos para construir junto a todos la fraternidad. El cielo no es un lugar al que vamos sino una situación en la que seremos transformados si vivimos en el amor y en la gracia de Dios.
Se inaugura, por lo tanto, el tiempo de la Iglesia, el tiempo de vivir la misión, para eso se nos da el don del Espíritu, cuya fiesta celebraremos el Domingo próximo. Esto es lo que Jesús quiere decir a sus discípulos cuando afirma: “ustedes son mis testigos”. Comienza el tempo del testimonio público y valiente que debe llegar a todos los hombres y todos los aspectos de la vida.
Así como Cristo ha sido el gran testigo del Padre, ahora la comunidad cristiana lo tiene que seguir siendo en cada generación, animada siempre por el Espíritu de Jesús. Porque cuando Jesús nos dice: “Les toca a ustedes”, no nos deja solos y desamparados, sino que Él mismo, con su vuelta al Padre, se queda para siempre con nosotros en todos los tiempos y lugares. Se queda enviando su Espíritu, se queda en la Iglesia, en la Palabra y los sacramentos, se queda en el conjunto de la vida de su comunidad de discípulos. Que se esfuerza por vivir por los demás”.
Con la Ascensión se abre un nuevo tiempo para la Iglesia caracterizado por la acción del Espíritu, por el esfuerzo misionero. Por eso, la Iglesia tiene que ser con renovado fervor, en todo tiempo y lugar, la comunidad de discípulos que no se aísla ni evade los desafíos de este mundo y de este tiempo. La Iglesia tiene que ser comunidad de testigos, comunidad misionera que no se queda mirando el cielo, sino que se siente enviada a este mundo para transformarlo por la palabra y la fuerza del resucitado.

Para discernir

¿Dónde experimento la presencia viva del resucitado?
¿Busco la justificación al llamado en mis méritos y virtudes o en su gracia y amor?
¿Siento que por su ascensión mi vida esta para siempre escondida en Dios y unida a ÉL?

Para discernir

…Queremos compartir tu cielo…

Para la lectura espiritual
Nuestro Señor Jesucristo podría haber ascendido en secreto y no públicamente. Pero así como tuvo por testigos de su Resurrección los ojos de sus discípulos, así también constituyó a estos mismos testigos oculares de su elevación «Viéndolo ellos se elevó», y fue quitado de entre ellos y era elevado al cielo y una nube lo recibió en su seno. Y como estuvieron viéndolo ellos, fue tomado, fue elevado, era llevado hacia arriba y entró allá. «Porque no entró Cristo en un santuario fabricado por mano de hombres, sino en el mismo cielo, para comparecer delante de Dios». Hb. 1, 24
Y no solamente entró, sino que penetró. Porque dice Pablo: «Teniendo pues un pontífice grande que penetró en los cielos, Jesús.» Hch. 4.14
¡Ascendió, se fue, hizo su camino, penetró! ¡Ascendió como quien tiene potestad! Para que se cumpliera el oráculo del profeta, ¡sube Dios entre voces de júbilo! Salmo 46, 6. «Alzad, oh príncipes, vuestras puertas y levantaos puertas eternales y entrará el rey de la gloria» Salmo 23, 7-8
Dos cosas sucedieron: porque así como quedó estupefacta la tierra cuando vio el salvador vestido de cuerpo, y como cuando vemos a un extraño solemos preguntar ¿quién es este?, puesto que de un conocido no se hace esa pregunta; del mismo modo la tierra, al ver al Divino Salvador dotado de divina virtud y que mandaba a los vientos y al mar, dice: «¿quién es este que aun los vientos y el mar le obedecen» Mt. 8, 27. Pues del mismo modo que la tierra clama, ¿quién es éste?, así también el cielo estupefacto al ver en carne a la divinidad, dice: «¿Quién es este rey de la gloria» Sal. 23, 8
Y observa una cosa admirable, El Salvador vino, y viniendo trajo al Espíritu Santo, y al regresar llevó consigo allá a lo alto el cuerpo santo, con el objeto de dar al mundo una prenda de salvación que es la virtud del Espíritu Santo, para que a su vez diga todo cristiano que el cuerpo santo es prenda de salud para el mismo mundo.
... Tenemos una prenda suya allá arriba, que es el cuerpo que por nosotros tomó, y acá en la tierra también la tenemos, que es el Espíritu Santo que está con nosotros.
El cielo poseyó el Santo cuerpo, la tierra recibió el Espíritu Santo. Vino Cristo y trajo al Espíritu Santo, Ascendió Cristo y llevó consigo nuestro cuerpo...
...Con certeza seremos elevados en las nubes, si es que se nos encuentra dignos de salirle al encuentro en las nubes... hagamos, pues, todos nosotros seamos del número de aquellos que le saldrán al encuentro aunque nos encontremos en un orden inferior. Porque, a la manera de los que salen al encuentro del rey, aunque no todos sean de la misma dignidad, sin embargo, todos son recibidos honoríficamente por él, así sucederá en aquel tiempo, ya que no todos han tenido un mismo género de vida. «Porque cada uno recibirá un premio conforme a su propio trabajo» I Cor 3,8
San Juan Crisóstomo


Para rezar

Ascensión

Te alabamos, Señor, y te damos gracias
y proclamamos tus maravillas por toda la tierra,
cantamos himnos en tu honor y decimos llenos de alegría:
Qué grandes son las obras del Señor.

Porque ya no nos sentimos huérfanos ni desamparados
pues sabemos que vivimos en vos y vos en nosotros,
y que por la mediación de Jesucristo
nos envías al Espíritu Santo,
el Espíritu de la verdad y de la fortaleza,
nuestro abogado y defensor.

Esta es la promesa que nos hizo Jesucristo
y esta es la realidad que hoy vivimos,
que somos tu comunidad y tu pueblo,
llamado a proclamar al mundo
este mensaje de la salvación.

Hoy reconocemos, Señor,
toda nuestra dignidad, la de hombres
y la de hijos tuyos,
llamados por el bautismo a una nueva vida,
abiertos a la esperanza
y destinados a compartir
contigo la vida para siempre.

Santos Benetti