Domingo, 3 de Junio de 2007
SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Proverbios 8, 22-31 / Romanos 5, 1-5
/ Juan 16, 12-15
Salmo Responsorial, Sal 8, 4-9
R/. "¡Señor, nuestro Dios, qué admirable
es tu Nombre en toda la tierra!"
Santoral:
San Carlos Lwanga , Beato Juan XXIII,
Santa Mariana de Jesús, San Kevin
y San Pablo Duong
LECTURAS DEL DOMINGO 3 DE JUNIO DE 2007
SOLEMNIDAD
DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Antes de los orígenes de la tierra,
la Sabiduría ya había nacido
Lectura del libro de los Proverbios
8, 22-31
Dice la Sabiduría de Dios:
El Señor me creó como primicia de sus caminos,
antes de sus obras, desde siempre.
Yo fui formada desde la eternidad,
desde el comienzo, antes de los orígenes de la tierra.
Yo nací cuando no existían los abismos,
cuando no había fuentes de aguas caudalosas.
Antes que fueran cimentadas las montañas,
antes que las colinas, yo nací,
cuando Él no había hecho aún la tierra ni los espacios
ni los primeros elementos del mundo.
Cuando Él afianzaba el cielo, yo estaba allí;
cuando trazaba el horizonte sobre el océano,
cuando condensaba las nubes en lo alto,
cuando infundía poder a las fuentes del océano,
cuando fijaba su límite al mar
para que sus aguas no desbordaran,
cuando afirmaba los cimientos de la tierra,
yo estaba a su lado como un hijo querido
y lo deleitaba día tras día,
recreándome delante de Él en todo tiempo,
recreándome sobre la faz de la tierra,
y mi delicia era estar con los. hijos de los hombres.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL 8, 4-9
R. ¡Señor, nuestro Dios,
qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!
Al ver el cielo, obra de tus manos,
la luna y las estrellas que has creado:
¿qué es el hombre para que pienses en él,
el ser humano para que lo cuides? R.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y esplendor;
le diste dominio sobre la obra de tus manos,
todo lo pusiste bajo sus pies. R.
Todos los rebaños y ganados,
y hasta los animales salvajes;
las aves del cielo, los peces del mar
y cuanto surca los senderos de las aguas. R.
Con Dios, por medio de Cristo,
en el amor derramado por el Espíritu
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma
5, 1-5
Hermanos:
Justificados por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por Él hemos alcanzado, mediante la fe, la gracia en la que estamos afianzados, y por Él nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Más aún, nos gloriamos hasta de las mismas tribulaciones, porque sabemos que la tribulación produce la constancia; la constancia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza.
Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Todo lo que es del Padre es mío.
El Espíritu recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes
a Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Juan
16, 12-15
Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos:
Todavía tengo muchas cosas que decirles,
pero ustedes no las pueden comprender ahora.
Cuando venga el Espíritu de la Verdad,
Él los introducirá en toda la verdad,
porque no hablará por sí mismo,
sino que dirá lo que ha oído
y les anunciará lo que irá sucediendo.
Él me glorificará,
porque recibirá de lo mío
y se lo anunciará a ustedes.
Todo lo que es del Padre es mío.
Por eso les digo:
Recibirá de lo mío
y se lo anunciará a ustedes.
Palabra del Señor.
Reflexión
MISTERIO DE AMOR
1. - Permitidme una anécdota de mi vida de estudiante. Estábamos estudiando el Tratado de la Trinidad y al acabar una de esas abstrusas clases un compañero mío me pidió que le dijese en palabras vulgares lo que el profesor nos había explicado. Y lo hice, en un dos por tres. Y cual sería mi horror al oírle exclamar: "oye lo he entendido perfectamente". ¡Que barbaridad le habría dicho yo, que él entendió el Misterio de la Trinidad!
La Fiesta de la Trinidad es un grito, un anhelo de la Iglesia y de todos nosotros en busca del rostro verdadero de nuestro Padre Dios.
La historia de la humanidad es un largo proceso de esta búsqueda y lo hemos confundido con montes y ríos que hasta hoy se llamaba sagrados. Hemos querido verlo en el sol que trae la alegría de la luz y el calor de la tierra. Lo hemos plasmado en estatuas o lo hemos endosado al hombre. Recordemos que hasta el final de la Segunda Guerra Mundial hubo hombres dioses.
Y en todo este buscar al fin no hemos encontrado más que el rostro distorsionado de nuestro Padre Dios. Y es sólo Jesucristo que es igual que el Padre hasta ser uno con Él y que envía al Espíritu Santo que conoce y posee todo lo que el Padre y Él poseen para que nos vaya llevando a la plena verdad. Es sólo Jesucristo el que en la luminosa oscuridad de la fe nos da unos rasgos inequívocos del rostro del Buen Padre Dios. Ese Dios, que está sobre todo y sobre todos, no es un ser frío, lejano o solitario. Es amigo y entrañable por esencia. Es familiar y familia por esencia. Es uno sin soltería, múltiple sin división.
2. - El misterio no debe ni asustarnos ni avergonzarnos. El misterio nos rodea, nos envuelve y hasta lo llevamos dentro y siempre nos atrae.
—El misterio de la aparición del hombre en la tierra. Lo mismo hace medio millón de años que dos millones.
—El misterio del maravilloso organigrama que determina al niño y sus herencias.—Ese subconsciente de cada uno en el que nos perdemos.—Los poderes parapsicológicos que en algunos se manifiestan. —Hasta la lluvia que somos incapaces de manejarla a capricho. El misterio de Dios es esa otra orilla lejana a la nuestra que nos atrae y a la que somos llamados. La orilla legendaria de las Islas Orientales que desde la bruma del misterio atrajo a navegantes.
3. - No nos avergoncemos del Misterio de Nuestro Dios, porque lo importante no es que nosotros sepamos cómo es Él, sino cómo piensa y siente Él de nosotros.
Dios Padre creó esta orilla en la que vivimos. Y la creó para nosotros, llena de paisajes, de gustos, de colores y de perfumes. El Hijo quiso tanto a los hombres que se vino a convivir con nosotros en esta orilla, a vivir en el corazón mismo de cada uno de nosotros, como un dulce huésped del alma.
Esto es lo que Dios siente hacia nosotros. Y eso nos muestra que Dios es un amor tan grande en aquella orilla en que vive que su calor y su luz se desbordan hacia ésta en que vivimos.
La Trinidad es un Misterio de Amor, no nos avergoncemos de no entender el Amor, cuando el Amor es infinito.
José María Maruri, SJ
www.betania.es
COMUNIDAD DE AMOR
1- Es muy conocida la leyenda del episodio de San Agustín en la playa: un niño trata de meter todo el agua del mar en un pequeño pozo que está construyendo en la arena. El santo obispo de Hipona contempla lo que está haciendo el niño y le dice que es imposible que consiga su objetivo. Pero el niño le responde diciéndole que es más difícil todavía desentrañar lo que estaba pensando. Al parecer, San Agustín estaba meditando en el misterio de la Santísima Trinidad. Leyenda o realidad, lo cierto es que, tras escribir un extenso tratado con el título "De Trinitate", San Agustín llegó a la conclusión de que vemos estas cosas en espejo y en enigma, pues es un misterio, pero sí podemos darnos cuenta de que "se nos presenta en el Padre el origen, en el Hijo la natividad, en el Espíritu Santo del Padre y del Hijo la comunidad, y en los tres la igualdad".
2- En efecto, Dios se ha revelado como padre y Creador, tal como nos muestra la lectura del Libro de la Sabiduría. La creación es la obra amorosa de Dios. Contemplándola surge en nosotros la admiración y la acción de gracias del Salmo 8: "¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!". El hombre es la criatura más perfecta realizada por el Creador, pero a su vez es pequeña ante la inmensidad de la creación.
3- Dios es Hijo, que se hizo hombre para enseñarnos que debemos querernos como hermanos. Nos muestra que sólo es feliz aquél que es capaz de darse al otro y está dispuesto a perdonar una y otra vez como El nos perdona. Por El hemos recibido "la justificación por la fe y estamos en paz" (Carta a los Romanos). Ahora nos encomienda a nosotros la tarea de continuar su misión en el mundo: "Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu Santo". Nosotros somos el único Evangelio que mucha gente puede leer. Leerán nuestras obras...
4- Dios es Espíritu que nos fortalece y nos da su aliento. Ahora es el tiempo del Espíritu. Con su ayuda y su fuerza viviremos nuestra fe. Ser cristiano no es cuestión sólo de doctrina, pues donde de verdad demostramos que lo somos es con nuestra vivencia. El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado. No lo echemos en saco roto. ¿De qué nos serviría conocer algún bien, si no lo amásemos?. Acerca del misterio de la Santísima Trinidad lo más importante es que conocemos que Dios es comunidad, amor entre personas. Un misterio sí, pero también una realidad gozosa, que nos anima en nuestro caminar como miembros de la comunidad de los que siguen a Jesús. En un mundo en el que el hombre se siente más solo que nunca, sabemos que a Dios le encontramos y le celebramos juntos, porque Dios es comunidad de amor.
José Maria Martín OSA
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¡QUÉ ENCANTO TIENE LA TRINIDAD!
1.- Fiesta en honor a DIOS. El homenaje a la UNIDAD de tres personas que, siendo diferentes, deja a la intemperie nuestra dispersión, la ruptura del mundo y de las cosas, del ser humano y de las estructuras sociales.....
Con Jesús, en este día, remontamos hacia las alturas y –como el montañero que ha sabido intuir y valorar la importancia de las herramientas de escalada- contemplamos con el Resucitado los tres anillos fundidos en oro de la misma naturaleza y con los mismos quilates: PADRE, HIJO Y ESPIRITU SANTO.
¿Cómo puede Jesús dirigirse a DIOS si El es DIOS"? Buena pregunta para una sencilla respuesta: Jesús nos enseña a optar por El, pero como camino hacia el Padre. No pretende que nos quedemos exclusivamente en El. Nos empuja nadar aguas arriba, como aquel que quiere encontrar su nacimiento o el origen del todo.
2.- ¡GLORIA Y ALABANZA A LA TRINIDAD! Tres en Uno....y el Uno en Tres. No es juego de palabras y sí, por el contrario, corazón indiviso, misterio profundo de nuestra fe y de nuestra vida cristiana:
-Nos enseña que DIOS es familia y que, nosotros, formamos parte de ella aunque no lleguemos a comprender ni entender todo el entresijo y la riqueza que encierra.
-Dios es AMOR y, nosotros, participamos de esa fusión única y maravillosa que existe entre las tres personas.
-Dios es COMUNIÓN y, nosotros, la contemplamos y la comemos, la vivimos y la palpamos, la añoramos y la necesitamos ante la fragmentación existente en nuestro entorno, en las galaxias de nuestros afectos, en nuestras luchas, proyectos y fatigas.
-Dios es UNICO y, nosotros, le damos gloria y alabanza porque nuestra FE nos dice que en El está puesta nuestra esperanza, nuestro ser iglesia, nuestra vida cristiana que ha de ser siempre trinitaria.
4.- ¡GLORIA Y ALABANZA A LA TRINIDAD!
-En la Trinidad reina el amor....y el amor siempre produce abundancia de frutos. En nosotros, cuando acampa el egoísmo, nuestra vida sólo produce esterilidad.
-En la Trinidad nace y se REVELA el amor que se hace servicio. En nuestro entorno (medios de comunicación, en la pareja, en la sociedad...) se confunde amor con placer. Y con el poder (no con el servicio) se compra muchas veces el simple placer olvidando y descafeinando el amor.
-En la Trinidad, Jesús, nos presenta el rostro, el número, la identidad, la grandeza, el apellido de su familia invitándonos a dar razón y testimonio de ella: ¡ID POR EL MUNDO!
Como cristianos, que participamos de esa comunión de las tres personas, estamos llamados a dar a conocer la buena fama y la solera de esta gran familia que es la Santísima Trinidad. Quien se acerca hasta ella, siempre tiene ganas de volver de nuevo.
Javier Leoz
www.betania.es