sábado, septiembre 30, 2006

Reflexión para el Domingo XXVI duremte el año -1 de octubre Evangelio según San Marcos 8,38-43. 45.47-48

EVANGELIO
 
El que no está contra nosotros está con nosotros.
Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala
 
a     Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Marcos
9, 38-43. 45. 47-48
 
Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros».
Pero Jesús les dijo: «No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no esta contra nosotros, esta con nosotros.
Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.
Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar.
Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos al infierno, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies al infierno.
Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga».
 
Palabra del Señor.
 
 
 
Reflexión
 
 
 
CREYENTES Y ACOGEDORES
1.- Si el domingo pasado el Señor nos invitaba a ser los primeros en servir, hoy a una con el Evangelio, intuimos dos indicaciones en nuestro caminar como cristianos:
--Reconocer el bien (venga de donde venga y lo haga quien lo haga)
--Huir de aquello que pueda herir sensibilidades
2.- Dios, nos lo recuerda el Vaticano II, no es un coto cerrado o un privilegio de unos pocos. Nosotros, y le damos gracias por ello, hemos tenido la suerte de conocerlo a través de la Iglesia; lo escuchamos y lo meditamos en la Palabra; lo saboreamos en la Eucaristía. ¡Cuántas veces no lo hemos sentido vivo y operante en diversos momentos, aquí, en esta gran familia que es nuestra iglesia universal!
Por cierto, al decir Iglesia Universal, estamos en consonancia, y damos un acorde perfecto, con el evangelio que acabamos de escuchar. El término universalidad define, perfectamente, lo que Jesús quiere y desea de nosotros: buscar más lo que nos une, que aquello que nos separa.
No creo que nos encontremos en ese cerrazón o suspicacia que el evangelio denuncia. La mayoría hemos sido educados en la tolerancia o en el respeto a los demás y, precisamente por ello, tal vez sufrimos más por el hecho de que hermanos nuestros no descubran que, la fuente de la bondad está en Dios, y no por el hecho en sí, de que hagan o dejen de hacer obras buenas.
No hay peligro de clasificación en bandos. Debiéramos de interrogarnos el por qué no hay muchísima más gente dispuesta a hacer el bien; a pregonar y defender la justicia; a calmar los ánimos de un mundo que se debate y se desangra en guerras ideológicas o económicas.
Sí, amigos. Esa es la gran interpelación que, tal vez el evangelio de hoy, nos suscita: ¿Por qué no hacemos más, y a más gente, el bien? ¿Por qué no se orienta y se educa – desde la universidad o desde el colegio- al creyente y no creyente, al agnóstico o al ateo, a encauzar esfuerzos, medios y creatividad hacia el bienestar de los demás y no solamente hacia el propio?
2- .Recientemente aparecía en la prensa un informe: “ con todo lo que parece, sólo un pequeñísimo porcentaje de los jóvenes, están comprometidos con una causa de promoción social”.
No seamos ilusos. A menor vivencia religiosa existe un serio peligro de tibieza a la hora de ejercitar la solidaridad. Lo cual, por supuesto, no significa que siempre –los de casa- lo forjemos todo santo y bueno y, los de fuera, todo mal.
Hoy no podemos permanecer con los brazos cruzados ante la que nos está cayendo. El fenómeno de la inmigración (en España por lo menos); el SIDA; la soledad en la Tercera Edad; la pobreza (vergüenza para el primer mundo) y otras tantas enfermedades modernas, nos exigen no vivir de espaldas a esa realidad. El mayor escándalo que podemos ofrecer a una sociedad que vive, mayormente, indiferente al sufrimiento ajeno, es involucrarnos de lleno con el estilo de vida que Jesús nos dejó. ¿Y qué estilo de vida nos legó? Estar donde los poderosos, los ricos, los magnates, los entendidos o los sabelotodo huyen: en el grito de los más pobres.
¿Qué los demás hacen el bien? ¡Bendito sea Dios! Pero, que de vez en cuando, se note un poco más que lo hacen.
3.- Hoy damos gracias al Señor por muchas cosas. Sobre todo (en el inicio de este nuevo curso pastoral) por el hecho de estar construyendo su Reino en la medida de nuestras posibilidades; unos lo harán desde la música, otros desde la catequesis o como sacerdotes, otros integrados en distintos movimientos eclesiales, algunos más apoyando el abundante campo social que la iglesia tiene y cuida, otros como animadores de la liturgia o en las diferentes tareas pastorales. ¡No caigamos en la tentación de pensar que “lo nuestro” es lo único válido ante los ojos de Dios, o la panacea ante los retos que nos plantea la nueva evangelización.
Lo verdaderamente importante es sentirnos insertados en Cristo y, por lo tanto, huir de todo desprecio a lo que –otros hermanos - realizan en diferentes tareas a las nuestras.
En definitiva, lo del evangelio de hoy, “quien no está en contra nosotros, está a favor nuestro”.
¡Otro pelo nos luciría si, en vez de mirar lo que los demás hacen, hiciésemos un esfuerzo renovado y redoblado por vivir y enseñar aquellos caminos que conducen a la auténtica felicidad, al amor y a la alegría que produce el encuentro personal con Jesucristo!
 
Javier Leoz
www.betania.es
 
EL ESCÁNDALO
Si hemos escuchado con atención las lecturas de hoy nos habremos dado cuenta que las tres son especialmente radicales. La primera lectura, del Libro de los Reyes, habla de cómo Dios se sirve de todos sus hijos para anunciar su palabra. Dos de los que no estaban en la lista previa trazada por Moisés también profetizaban. En el Evangelio Jesús de Nazaret lo va a decir claramente: “quien no está en contra está a favor”. Es un canto al ecumenismo y una descalificación de la tendencia muy humana a las listas cerradas, a establecer diferencias entre los nuestros y los otros. A su vez, el apóstol Santiago va a profetizar con la fuerza de los antiguos profetas clamando contra los ricos y los empresarios estafadores. ¿No es oportuno ese grito en unos tiempos es que muchos, al menos en España, abusan de los inmigrantes y mucho más si no tienen “papeles”, si son ilegales? La radicalidad de hoy de estas lecturas está en ofrecer lo verdadero y lo justo, lo que ocurre es que nosotros, en estos tiempos, nos hemos acostumbrado a la exclusividad del grupo propio y a la injusticia.
2.- El Apóstol Santiago nos está hablando a lo largo de su carta de no quiere la fe sin obras. Hemos estado leyendo esta carta en las últimas semanas y en los últimos párrafos de su Carta –los de este domingo-- condena toda clase de opresión. Va reclamar los salarios de los trabajadores frente a los desmanes de los ricos. Como puede verse estamos siempre en el mismo sitio. La acumulación de riquezas lleva al abuso. Es ese amor cristiano lo que tiene que impedirnos que abusemos de nuestros hermanos. Hay un impresionante mensaje de concordia social en el Evangelio. El amor al prójimo impide la injusticia, pero también el engaño, la mentira y el escándalo. La dureza de las palabras de Santiago responde a la crueldad y dureza de los delitos de quienes al tener el poder abusan de los más débiles. Como decía antes profetiza con la fuerza y la rotundidad de muchos profetas del Antiguo Testamento.
3.- San Marcos nos ha narrado este domingo el episodio del escándalo y de la piedra de molino. Es obvio, entonces, Jesús no se refiere a los "otros que hablan bien de Él". Se está refiriendo a los que producen escándalo e incitan al mal mediante engaño. Y en esto tenemos que ser radicales nosotros tambien. El Mal existe y uno de sus caminos es la confusión de las ideas y de los propósitos. Retirar la paz de los espíritus y producir fenómenos de intranquilidad permanente es uno de sus objetivos. El escándalo trae la didáctica del pecado y la falta de paz. Es un camino para permanecer siempre en situación pecaminosa. El escándalo –la enseñanza del Mal—es una de las cuestiones más graves a las que se enfrenta el ser humano. Y parece que en nuestros días está muy de moda. En las radios, en las televisiones, en las conversaciones corrientes se justifica y se promociona el mal: el adulterio, la falta de honradez, la explotación económica, el abuso de los más débiles. Cada día, cada hora, muchas buenas conciencias son torcidas por los malos ejemplos.
Pero hemos de volver al ecumenismo, al seguimiento de la frase de Cristo de que “quien no está contra mí, está conmigo”. El enfrentamiento pertinaz entre los que se llaman discípulos de Cristo no cesa. No hay una comunicación efectiva entre las Iglesias. Por ejemplo, debe admirarse la labor admirable de la Iglesia Evangélica española realizada entre el numeroso pueblo gitano de España. No sólo les ha llevado la palabra de Cristo, si no que está luchando con ahínco en sacar a muchos miembros de dicho pueblo de la droga, de la terrible heroína. Pero, sin embargo, suele ejercitar una crítica muy dura, demasiado dura –muy disolvente—contra la Iglesia católica. A su vez, y en términos generales, la Conferencia Episcopal española “pasa” de los Evangélicos y, también, de otros grupos cristianos. Lo curioso, tremendo y trágico es que cuando los grupos radicales islamistas se manifiestan contra los cristianos, a quienes llaman cruzados, no diferencian entre católicos, evangelistas, anglicanos, metodistas, etc.
Pero planteado, sin embargo, un camino de verdad y justicia, y volviendo a algunos grupos o creencias, no hay más remedio que exponer nuestra más radical repulsa a ciertas creencias que agobian a sus seguidores, con excesivas obligaciones económicas. O ejerciendo la tiranía “ideológica mediante la “predicación” de situaciones no comprobables, como el fin del mundo y otras situaciones que, de una forma u otra, están menoscabando la libertad personal. Hay un mensaje de profundo pesimismo en esa búsqueda irreal de fechas no confirmadas para una profecía escatológica. No es ese el camino. Uno puede estar escudriñando la Escritura todo el día, pero fomenta la tristeza a los hermanos no le servirá de nada. Quien tenga el espíritu tranquilo y la alcuza de aceite llena le importará muy poco la fecha final. Hay que amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. La felicidad de nuestros hermanos es fundamental y, también, su paz. Y que nadie se engañe: la proximidad de Jesús produce amor, paz y sosiego. Quien no tiene ese talante marcha --seguro-- por el camino equivocado.
El Espíritu Santo va por donde quiere y no es patrimonio, ni exclusiva de nadie. Hemos de estar abiertos a recibirles y, también, a escuchar a todos, pues no sabemos quien nos puede enseñar algo que nos haga falta. Pero nuestra obligación es también discernir quienes son los falsos profetas, que los hay. Solo la humildad personal y colectiva, el amor al prójimo y la total rectitud de conciencia nos puede llevar a saber quien nos trae la verdad y quien nos ofrece el engaño.
 
Ángel Gómez Escorial
www.betania.es
 
LAS PIEDRAS DE MOLINO
1.- “Dijo Jesús: Al que escandalice a uno de estos pequeñuelos, más le valiera que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar”. San Marcos, Cáp. 9. Podríamos dividir las teologías en dos grandes grupos: Unas son moralistas, recelosas, colmadas de amenazas y pesadumbre. Otras en cambio rebozan alegría, comunican entusiasmo, ganas de vivir y esperanza. Para leer el Evangelio hemos de situarnos siempre en las segundas. Aun cuando Jesús hable del mal y nos advierta sus peligros. El Maestro ha colocado a un niño en medio del grupo. Una escena que tentaría los pinceles de Murillo. Pero añade una dura amenaza, ponderando la gravedad del escándalo: “Quien escandalice a uno de estos pequeñuelos, más le valiera que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar”.
2.- Los judíos obtenían la harina de molinos caseros, fabricados con dos piedras superpuestas. Mediante un manubrio se hacía girar la superior, unida a la inferior por un eje central. La gente acomodada poseía molinos mayores, que para su tarea necesitaban la fuerza de un asno. Con una piedra circular de casi un metro de diámetro al cuello, no sería fácil flotar sobre el mar de Galilea. Lo indica el Señor en forma pintoresca. Literalmente, escándalo significó algo que nos hacer tropezar. Pero hoy, en sentido figurado, quiere decir todo aquello, propio o ajeno, que nos empuja al mal. El Señor dijo: “Si tu mano te hacer caer en pecado, córtala. Si tu pie te hace caer, córtalo. Si tu ojo te hace caer, sácalo”. Es preferible llegar manco, cojo o tuerto en la vida, que ser echado con tu cuerpo ileso al abismo. Aunque tal mutilación no puede entenderse a la letra. Apunta a la superación de todo obstáculo en el seguimiento de Jesús. En anteriores épocas, el escándalo se situaba ante todo en el área sexual. Ahora lo entendemos también en otros terrenos, donde impide nuestro proceso vital, o el de aquellos prójimos más débiles.
Asoma entonces, bajo la luz del Evangelio, una amarga lista de actitudes del hombre escandaloso: Defrauda el erario público. Ejerce la política en beneficio personal. Difunde ideas falsas para engañar a los ingenuos. Altera pesas y medidas y también la calidad de los productos. Contamina el medio ambiente. Incumple los compromisos con la empresa que lo ha contratado. Es irresponsable en el hogar o en el estudio. Emplea de modo egoísta la propia preparación académica, o su posición social. No atiende oportunamente a los clientes. Evade los tributos. Retrasa sin causa justa el salario de los trabajadores.
3.- El apóstol Santiago, hombre práctico en su enseñanza, nos dice: “Habéis amontonado riquezas. Habéis vivido en este mundo con lujo y entregados al placer. El jornal defraudado a los obreros que han cosechado vuestros campos esta clamando contra vosotros. Y los gritos de los segadores han llegado hasta el oído del Señor”. Cabría además en aquella serie otros ítems: Mantiene en la sociedad o en la Iglesia, estructuras de poder y ostentación. Presenta, como si fuera el Evangelio, una teología moralista, recelosa, colmada de amenazas y pesadumbre. Si alguno de nosotros se siente señalado por estas formas de escándalo, le sugerimos muy respetuosamente, alejarse de las ruedas de molino.
 
Gustavo Vélez, mxy
www.betania.es


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