Celebrando
en el
Nuevo Milenio
Guiones para la celebración de la Cena del Señor
Ciclo "A"
Miguel Ángel Osimani
EDICIONES BETANIA
DOMINGO XXVII DURANTE EL AÑO
PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante
Celebramos el domingo vigésimo séptimo del tiempo ordinario, y nos reunimos alrededor de la mesa del Señor, para ser alimentados por Él, que a pesar de nuestras constantes infidelidades, nos demuestra a cada instante de nuestras vidas, que no nos abandona. AMBIENTACIÓN: Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial El Señor, que nos hace entender su mensaje por medio de parábolas, hoy nos manifiesta su amor misericordioso, que contrasta con nuestra constante infidelidad. Nos dice que si nos sentimos abandonados, no es porque Él nos haya dejado, sino porque somos nosotros los que lo hemos abandonado. Él confía su Reino al pueblo fiel, pero nos advierte que a su tiempo nos pedirá los frutos que como nuevo pueblo de Dios debemos producir. 1ª. LECTURA: ((Is 5, 1-7) (Ver texto) Este notable poema describe toda la historia de las múltiples manifestaciones de la fidelidad de Dios para con su pueblo y, por otra parte, las infidelidades de Israel. SALMO RESP.: (79, 9. 12-16. 19-20)
R. La viña del Señor es su pueblo.
2ª. LECTURA: (Flp 4, 6-9) (Ver texto)
San Pablo, desde su situación de prisionero, nos dice que para tener paz es necesario orar con acción de gracias y suplicar para dar a conocer nuestras peticiones.
EVANGELIO: (Mt 21, 33-43) (Ver texto)
Jesús, es una parábola, nos anuncia que como nuevo pueblo de Dios, deberemos entregar los frutos a su tiempo.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Sabiendo que nuestro Padre del Cielo es infinitamente misericordioso, que siempre nos escucha, aún a pesar de nuestras infidelidades, dirijámosle nuestra súplica humilde y confiada. GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
v Porque queremos, con el ejemplo del Santo Padre, escuchar la voz de Dios que nos invita a trabajar en su viña y la voz del pueblo de Dios que espera de nosotros una actitud más evangélica, te pedimos…
v Porque deseamos construir, con nuestro Obispo y nuestros sacerdotes, una Iglesia diocesana que de frutos de solidaridad, sobre todo hacia los más necesitados, te pedimos…
v Para que podamos construir una patria en la que el fundamento vuelva a ser tu Hijo, y los valores de nuestra vida y de nuestra sociedad, los de su Evangelio, te pedimos…
v Para que nuestros hermanos que sufren, que están solos, que no tienen nada, sientan tu amor misericordioso y providente por nuestra ayuda concreta, te pedimos…
v Para que nuestra comunidad, reconociendo el carisma recibido de Dios, no lo entierre sino que cada cual, dando testimonio de seguimiento y fidelidad, aporte su granito en la construcción del Reino, te pedimos…
CELEBRANTE:
Padre misericordioso, atiende bondadosamente lo que con fe te hemos pedido, y concédenos la gracias de serte siempre fieles, buscando tu Reino por sobre todas las cosas. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Porque realmente queremos ser siempre fieles a nuestro Padre, y verdaderos constructores de su Reino de amor, manifestémoslo en un ofrecimiento sincero, junto a estas ofrendas.
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Con inmenso gozo, elevemos nuestra acción de gracias a Dios, nuestro Padre, que en su infinita misericordia nos ha dado a Jesús, su Hijo, único camino a su Reino.
COMUNIÓN:
Hoy hemos escuchado que el Reino de Dios nos ha sido entregado, como nuevo pueblo de suyo, pero también se nos ha advertido que Él espera nuestros frutos; y en esa tarea, Cristo es el alimento que posibilitará que realmente demos esos frutos.
DESPEDIDA:
Al concluir nuestra celebración dominical, no olvidemos que cada uno de nosotros, como Iglesia, como nuevo pueblo de Dios, debemos producir frutos;: es necesario que nuestra comunidad produzca frutos, que son, ante todo, el amor.
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