sábado, abril 22, 2006

Reflexion del santo evangelio según san Juan 20, 19-31

Aleluya Jn 20, 29
Porque me has visto, Tomás, has
creído, -dice el Señor-
Dichosos los que crean sin haber visto.

EVANGELIO
A los ocho días, llegó Jesús


Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-31

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
-«Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor.»
Pero él les contestó:
- «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros.»
Luego dijo a Tomás:
- «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»
Contestó Tomás:
«¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra de Dios.

Reflexion

Tomas no estaba presente cuando Jesus se apareció en esta ocasión, no cree definitivamente lo que sus compañeros de misión le cuentan. Ellos le hablan del resucitado . Pero él no entendia y no creia. Pasaron unos días y Jesús se volvió a aparecer. Y esta vez se dirigió personalmente a él y le pidió que lo tocara, que metiera sus dedos en las llagas fruto de la crucifixión. Inmediatamente Tomás reconoció al Señor y le expresó su fe en él. Pero el Señor reconoció que creer por haber visto es facil. Es más, creer así, más que fe es un conocimiento. La verdadera fe es la que se mantiene viva sin haber visto. Esa es la fe que nosotros tenemos: creemos de verdad y firmente sin haber visto a Cristo resucitado, sin haver vivido con él cuando caminaba los polvorientos caminos de Israel. Esa, la nuestra, es una autentica y verdadesra fe. Demos gracias a Dios por ese hermoso don y tratemos de conservarlo lo mas puro posible. Y cualquier debilidad nos sera perdonada. No olvidemos que hoy, segundo Domingo de pascua celebramos a la Divina Misericordia
Extraido de la revista encuentro con la palabra
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