jueves, enero 25, 2007

guión de misa para el Domingo 28 de Enero - 4º durante el año

Celebrando la Vida

en el

Nuevo Milenio

Guiones para la celebración de la Cena del Señor

Ciclo "C"

Miguel Ángel Osimani

EDICIONES BETANIA

 

 

 

DOMINGO 4º

DURANTE EL AÑO

 

 

PREPARACIÓN: 

Antes de la salida del celebrante

 

Una vez más, como todos los domingos, nos reunimos para celebrar la Cena del Señor; concretamente celebramos el cuarto domingo durante el año. Y celebrar la Eucaristía nos compromete a ser anunciadores de la Buena Noticia, que muchas veces es una tarea arriesgada, ya que no todos aceptan la Palabra de Dios.

 

AMBIENTACIÓN: 

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

 

Jesús se presenta como profeta: tiene la misión de predicar oportuna e inoportunamente la Palabra de Dios, una palabra que no es agradable a todos y por la que empieza a ser signo de contradicción. Una palabra que no siempre cae bien, que denuncia, que quema, pero que finalmente triunfa. Y ésta es la misión a la que estamos llamados todos los que queremos ser verdaderos discípulos suyos.

1ª. LECTURA:  (Jr 1, 4-5. 17-19)        (Ver texto)

 

Es el mismo Dios quien llama y confiere el ministerio de profeta; misión arriesgada pero que lleva consigo la promesa de la asistencia divina para llevar a término la misión.

 

SALMO RESP.:     (70, 1-4a. 5-6ab. 15ab. 17)    (Ver texto)

                    R.   Mi boca, Señor, anunciará tu salvación.              

2ª. LECTURA:    (1 Co 12, 31 - 13, 13)    (Ver texto)

 

Pablo nos transmite el "himno al amor", manifestándonos que el cristiano es alguien que sabe y practica que el amor es lo más grande, por encima de la fe y la esperanza.

EVANGELIO:   (Lc 4, 21-30)      (Ver texto)

 

Escuchemos ahora al mismo Jesús, que nos manifiesta que su Evangelio es siempre incómodo y sacude nuestra tranquila seguridad.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES:

 

CELEBRANTE:

 

En el Evangelio hemos visto la incomprensión de los que escuchaban su predicación, incomprensión que continua en la vida de los que queremos seguirlo. Por eso presentémosle ahora al Padre nuestra oración:

 

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"SEÑOR, QUE SEAMOS FIELES A TU PALABRA "

v Para que siempre encontremos en la Iglesia el depósito de la verdad, y en ella escuchemos al mismo Cristo que nos habla, te pedimos...

 

v Para que nuestra Iglesia diocesana sea siempre un recinto en el que, reunidos en un solo Cuerpo, nos mantengamos siempre firmes en el seguimiento de Cristo, te pedimos...

 

v Para que el mundo encuentre la paz que nos trae Cristo, se terminen las guerras y las discordias y todos podamos vivir en unidad y concordia, te pedimos...

 

v Para que los que sufren, los que están solos, abandonados, enfermos, injustamente marginados, encuentren en Cristo el consuelo y la esperanza de la vida eterna, te pedimos...

 

v Para que todos los cristianos continuemos el camino de Jesucristo, en nosotros mismos y en nuestro mundo, proclamando la Buena Noticia y dejando que la fuerza del amor inunde nuestras vidas, te pedimos...

 

CELEBRANTE:

 

Padre, concédenos lo que con fe te hemos pedido y danos la fuerza de tu Espíritu para ser profetas de tu amor, encontrando siempre la verdad en las enseñanzas de tu Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

 

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

 

Presentemos al Padre los dones que se convertirán en Pan de vida eterna y Cáliz de eterna salvación, y junto con ellos, nuestras vidas y nuestras cosas, para que todo quede consagrado a Él.

DIÁLOGO DEL PREFACIO:

Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Sabemos que Jesucristo está presente en medio nuestro, y por ello unamos nuestros corazones y nuestras voces para dar gracias a nuestro Padre del Cielo por este don inmenso de su amor.

COMUNIÓN:

 

El Señor nos ha llamado a ser sus profetas, pero no nos abandona a nuestras fuerzas en esta tarea: Él mismo ha querido ser nuestro alimento que ahora se nos ofrece en la Eucaristía.

DESPEDIDA:

Esta Eucaristía tiene que haber significado para nuestras vidas un nuevo impulso evangelizador; el mismo Señor nos ha elegido para ser sus profetas y nos ha enviado a proclamar su Palabra, a comunicarla sin miedo y con mucho amor.

 

 

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