sábado, enero 27, 2007

Meditación para el día 28 de Enero del 2007

DOMINGO IV Durante el año.
 
«Entonces Jesús comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír". Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: "¿No es este el hijo de José?". Pero él les respondió: "Sin duda ustedes me citarán el refrán: 'Médico, cúrate a ti mismo'. Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún". Después agregó: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio". Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino» Lc 4,21-30
 
EL CAMINO DE JESÚS

Todos en la vida tenemos que recorrer un camino y asumir una historia, lo que implica opciones muchas veces duras y exigentes. No se puede recorrer un camino sin afrontar las despedidas, los riesgos y los sacrificios que puedan irse presentando. Así se va configurando una verdadera "geografía espiritual" del camino.
A medida que se va avanzando, la experiencia del caminante se va acrecentando. Y se va acumulando lo que habitualmente entendemos como la sabiduría de la vida. Y así pasan los años y los plazos se van cumpliendo y la meta se va acercando… Porque todo camino y todo caminar supone una promesa y una meta… De lo contrario nuestra vida perdería todo su sentido.
Al final del camino y mirando hacia atrás, las cosas se hacen más claras, los juicios y las apreciaciones más objetivas y matizadas, las motivaciones más transparentes. "Se han de encontrar un día, quién sabe dónde, el camino más ancho, más hondo el hombre" (A. Yupanqui).
Estas experiencias del camino adquieren todo su sentido iluminadas por el ejemplo y el seguimiento de Cristo. Él fue el gran caminante que pasó por el mundo con corazón de atleta, haciendo el bien y peregrinando hacia la casa del Padre.
Por eso, Aunque nos parezca sorprendente, es a partir de su muerte y resurrección en Jerusalén que se puede comprender el episodio inicial en su patria chica.
El evangelista Lucas proyecta premeditadamente hacia atrás los últimos momentos de Jesús. Quiere recordarnos que ya desde el principio en la sinagoga de Nazaret, Jesús fue un motivo de contradicción y un signo de escándalo para sus coetáneos. Unos estaban a su favor y otros en su contra. Pero él debía seguir su camino: "Debo seguir mi camino, hoy, mañana y pasado, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén" (Lc 13,33).
 
Monasterio Los Toldos.

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