lunes, febrero 19, 2007
Mensaje de Benedicto XVI para Cuaresma
«Mirarán al que traspasaron»
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 13 febrero 2007 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje de Benedicto XVI para la Cuaresma 2007, distribuido este martes por la Santa Sede, con el título «Mirarán al que traspasaron» (Juan 19,37).
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¡Queridos hermanos y hermanas!
«Mirarán al que traspasaron» (Jn 19,37). Éste es el tema bíblico que guía este año nuestra reflexión cuaresmal. La Cuaresma es un tiempo propicio para aprender a permanecer con María y Juan, el discípulo predilecto, junto a Aquel que en la Cruz consuma el sacrificio de su vida para toda la humanidad (cf. Jn 19,25). Por tanto, con una atención más viva, dirijamos nuestra mirada, en este tiempo de penitencia y de oración, a Cristo crucificado que, muriendo en el Calvario, nos ha revelado plenamente el amor de Dios. En la Encíclica Deus caritas est he tratado con detenimiento el tema del amor, destacando sus dos formas fundamentales: el agapé y el eros.
El amor de Dios: agapé y eros
El término agapé , que aparece muchas veces en el Nuevo Testamento, indica el amor oblativo de quien busca exclusivamente el bien del otro; la palabra eros denota, en cambio, el amor de quien desea poseer lo que le falta y anhela la unión con el amado. El amor con el que Dios nos envuelve es sin duda agapé . En efecto, ¿acaso puede el hombre dar a Dios algo bueno que Él no posea ya? Todo lo que la criatura humana es y tiene es don divino: por tanto, es la criatura la que tiene necesidad de Dios en todo. Pero el amor de Dios es también eros. En el Antiguo Testamento el Creador del universo muestra hacia el pueblo que ha elegido una predilección que trasciende toda motivación humana. El profeta Oseas expresa esta pasión divina con imágenes audaces como la del amor de un hombre por una mujer adúltera (cf. 3,1-3); Ezequiel, por su parte, hablando de la relación de Dios con el pueblo de Israel, no tiene miedo de usar un lenguaje ardiente y apasionado (cf. 16,1-22). Estos textos bíblicos indican que el eros forma parte del corazón de Dios: el Todopoderoso espera el «sí» de sus criaturas como un joven esposo el de su esposa. Desgraciadamente, desde sus orígenes la humanidad, seducida por las mentiras del Maligno, se ha cerrado al amor de Dios, con la ilusión de una autosuficiencia que es imposible (cf. Gn 3,1-7). Replegándose en sí mismo, Adán se alejó de la fuente de la vida que es Dios mismo, y se convirtió en el primero de «los que, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud» (Hb 2,15). Dios, sin embargo, no se dio por vencido, es más, el «no» del hombre fue como el empujón decisivo que le indujo a manifestar su amor en toda su fuerza redentora.
La Cruz revela la plenitud del amor de Dios
En el misterio de la Cruz se revela enteramente el poder irrefrenable de la misericordia del Padre celeste. Para reconquistar el amor de su criatura, Él aceptó pagar un precio muy alto: la sangre de su Hijo Unigénito. La muerte, que para el primer Adán era signo extremo de soledad y de impotencia, se transformó de este modo en el acto supremo de amor y de libertad del nuevo Adán. Bien podemos entonces afirmar, con san Máximo el Confesor, que Cristo «murió, si así puede decirse, divinamente, porque murió libremente» (Ambigua, 91, 1956). En la Cruz se manifiesta el eros de Dios por nosotros. Efectivamente, eros es —como expresa Pseudo-Dionisio Areopagita— esa fuerza «que hace que los amantes no lo sean de sí mismos, sino de aquellos a los que aman» (De divinis nominibus, IV, 13: PG 3, 712). ¿Qué mayor «eros loco» (N. Cabasilas, Vida en Cristo, 648) que el que trajo el Hijo de Dios al unirse a nosotros hasta tal punto que sufrió las consecuencias de nuestros delitos como si fueran propias?
«Al que traspasaron»
Queridos hermanos y hermanas, ¡miremos a Cristo traspasado en la Cruz! Él es la revelación más impresionante del amor de Dios, un amor en el que eros y agapé, lejos de contraponerse, se iluminan mutuamente. En la Cruz Dios mismo mendiga el amor de su criatura: Él tiene sed del amor de cada uno de nosotros. El apóstol Tomás reconoció a Jesús como «Señor y Dios» cuando puso la mano en la herida de su costado. No es de extrañar que, entre los santos, muchos hayan encontrado en el Corazón de Jesús la expresión más conmovedora de este misterio de amor. Se podría incluso decir que la revelación del eros de Dios hacia el hombre es, en realidad, la expresión suprema de su agapé. En verdad, sólo el amor en el que se unen el don gratuito de uno mismo y el deseo apasionado de reciprocidad infunde un gozo tan intenso que convierte en leves incluso los sacrificios más duros. Jesús dijo: «Yo cuando sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia mí» (Jn 12,32). La respuesta que el Señor desea ardientemente de nosotros es ante todo que aceptemos su amor y nos dejemos atraer por Él. Aceptar su amor, sin embargo, no es suficiente. Hay que corresponder a ese amor y luego comprometerse a comunicarlo a los demás: Cristo «me atrae hacia sí» para unirse a mí, para que aprenda a amar a los hermanos con su mismo amor.
Sangre y agua
«Mirarán al que traspasaron». ¡Miremos con confianza el costado traspasado de Jesús, del que salió «sangre y agua» (Jn 19,34)! Los Padres de la Iglesia consideraron estos elementos como símbolos de los sacramentos del Bautismo y de la Eucaristía. Con el agua del Bautismo, gracias a la acción del Espíritu Santo, se nos revela la intimidad del amor trinitario. En el camino cuaresmal, haciendo memoria de nuestro Bautismo, se nos exhorta a salir de nosotros mismos para abrirnos, con un confiado abandono, al abrazo misericordioso del Padre (cf. S. Juan Crisóstomo, Catequesis, 3,14 ss.). La sangre, símbolo del amor del Buen Pastor, llega a nosotros especialmente en el misterio eucarístico: «La Eucaristía nos adentra en el acto oblativo de Jesús… nos implicamos en la dinámica de su entrega» (Enc. Deus caritas est, 13). Vivamos, pues, la Cuaresma como un tiempo ‘eucarístico’, en el que, aceptando el amor de Jesús, aprendamos a difundirlo a nuestro alrededor con cada gesto y palabra. De ese modo contemplar «al que traspasaron» nos llevará a abrir el corazón a los demás reconociendo las heridas infligidas a la dignidad del ser humano; nos llevará, particularmente, a luchar contra toda forma de desprecio de la vida y de explotación de la persona y a aliviar los dramas de la soledad y del abandono de muchas personas. Que la Cuaresma sea para todos los cristianos una experiencia renovada del amor de Dios que se nos ha dado en Cristo, amor que por nuestra parte cada día debemos «volver a dar» al prójimo, especialmente al que sufre y al necesitado. Sólo así podremos participar plenamente de la alegría de la Pascua. Que María, la Madre del Amor Hermoso, nos guíe en este itinerario cuaresmal, camino de auténtica conversión al amor de Cristo. A vosotros, queridos hermanos y hermanas, os deseo un provechoso camino cuaresmal y, con afecto, os envío a todos una especial Bendición Apostólica.
Vaticano, 21 de noviembre de 2006
BENEDICTUS PP. XVI
sábado, febrero 17, 2007
Miercoles de ceniza
REFLEXIONES DE CUARESMA
Pbro. José Luis Salinas, Pastoral Bíblica, www.diocesisdequere taro.com. mx
MIÉRCOLES DE CENIZA
1. Lectura de los textos
En la primera lectura (Jl 2,12-18) el Profeta invita a la conversión y a la penitencia tomando como punto de partida dos acontecimientos catastróficos que está viviendo el pueblo: una plaga de langostas, que destruyen la agricultura (Jl 1,2-13), y una terrible sequía (Jl 1,14-20). Estas dos situaciones hacen pensar al profeta en el "día del juicio del Señor", que puede ser igual de terrible. La catástrofe nacional exige una actitud de conversión interior (vv. 12.13), que se manifiesta en el ayuno y en la celebración penitencial comunitaria donde participa todo el pueblo desde los niños hasta los ancianos junto con los ministros del templo (vv. 15.16). La llamada del profeta es una invitación a la esperanza, porque Dios es misericordioso (v. 13), que perdona y salva a su pueblo (v. 18).
En el evangelio (Mt 6,1-6.16-18) Jesús invita a practicar los actos de piedad con sinceridad y autenticidad (v. 1), está en contra de la hipocresía de los fariseos (vv. 2.5.16) que practicaban y querían imponer a otros el cumplimiento externo de la ley de Moisés, pues para ellos, la práctica sola de los actos de piedad hacen al hombre merecedor de la salvación. Entre los fariseos del tiempo de Mateo los actos de piedad eran fundamentalmente tres: la limosna, la oración y el ayuno; pero para muchos estas prácticas se habían convertido en una cuestión meramente externa y en un motivo de orgullo, por eso que les gustaba que los vieran. Jesús deja claro que la recompensa que vale es la que dará el padre del cielo que conoce lo secreto de las acciones del hombre.
En la segunda lectura (2Cor 5,20-6,2) san Pablo sintiéndose verdadero apóstol invita a los corintios a reconciliarse con Dios por medio de Cristo ( v.20). La reconciliació n consiste en vivir en paz con Dios, recuperar la paz de la que gozaba el hombre al ser creado y que el pecado arrebató, pero Jesucristo ha hecho posible nuevamente mediante el sacrificio de la cruz que purifica a los hombres (v. 21). Jesucristo ha hecho posible la salvación, está al alcance de todos, y mientras vuelve es tiempo oportuno que no se debe desaprovechar (6,2).
2. Meditación de la Palabra
Dios se revela en la historia y nos cuestiona a través de los acontecimientos, así lo entendió el profeta Joel. En nuestros días también vemos situaciones destructivas: guerras entre los pueblos, odios raciales, intolerancia religiosa, violencia de todo tipo, asesinatos constantes, abusos de autoridad, discriminació n, un ambiente generalizado de relajamiento moral y espiritual. Estas situaciones también nos cuestionan hoy, necesitamos tomar conciencia de la urgencia de la conversión personal y comunitaria, desde los pequeños hasta los mayores. Nuestro mundo necesita el testimonio de una vida auténtica y sincera como la pide el Señor Jesús en el evangelio, ya basta de hipocresías y egoísmos vanos que destruyen y llevan a la muerte. Una vida de relación íntima con Dios y el esfuerzo constante por ser mejores nos llevarán a hacer verdaderas obras de caridad, a ser constructores de una humanidad que se renueva constantemente. Aún es tiempo, porque tenemos vida, no debemos echar en saco roto la gracia que Dios nos da en Jesucristo, en los sacramentos, en el hermano. La cuaresma debe ser un tiempo de renovación personal en la que nos purifiquemos y liberemos de las obras muertas del pecado que destruye. Es un tiempo oportuno que ofrece la Iglesia para que juntos, en un camino de conversión y purificación personal seamos embajadores entusiastas que trabajen por reconciliar a la humanidad entre sí y con Dios. ¡Toda vía es tiempo!
3. Compromiso
Hacer de la cuaresma un tiempo oportuno de reflexión
Intensificar mis momentos de oración y mi participación en los sacramentos especialmente la reconciliació n y la eucaristía
Tomar conciencia de la necesidad de mi participación en la vida social y política para la transformació n de un mundo mejor .
Reconocer que la vida espiritual debe manifestarse en obras concretas y sinceras de caridad con los necesitados.
Organizarme con mi grupo o movimiento para realizar alguna obra a favor de mi comunidad.
4. Oración: Recitamos juntos el salmo 50
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra tí, contra tí sólo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, oh Dios. Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
reflexión del evangelio VII durante el año
EVANGELIO
Sean misericordiosos,
como el Padre de ustedes es misericordioso
a Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Lucas
6, 27-38
Jesús dijo a sus discípulos:
Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames.
Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman. Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo.
Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque El es bueno con los desagradecidos y los malos.
Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes.
Palabra del Señor.
Reflexión
LO QUE LOS VIOLENTOS NO QUIERE OÍR
1.- Las lecturas bíblicas de este domingo corren el riesgo de no contentar a nadie. Ni a los llamados "progresistas", ni a los denominados "conservadores" dentro de las filas cristianas. A los primeros porque proclaman actitudes y comportamientos pacíficos y pacificadores, muy lejos de toda violencia; a los segundos, porque se les veta el juicio sobre los prójimos, se les reclama la tremenda audacia de amar a los enemigos, se les exige capacidad de perdón para los pecadores, se les obliga a la generosidad de dar generosa, colmada, merecidamente, ya que la "medida que uséis la usaran con vosotros".
2. El texto del primer Libro de Samuel resultara desconcertante para cuantos en nuestros días propician una denominada "teología de la violencia". David ––cuenta el libro citado–– tiene en sus manos al injusto rey Saúl; y sin embargo, frente a su consejero y amigo, David perdona la vida a su mayor enemigo y trata de remodelar su existencia de éste por el camino de la comunión del arrepentimiento: "No se puede atentar impunemente contra el Ungido del Señor".
En el texto del evangelio de Lucas, Jesús proclama un modo de comportamiento que los violentos no quieren oír y que incluso molesta a quienes, apasionados de la justicia como es debido, desprecian y apelan a los modos violentos de instaurarla. A quienes nos pegan en una mejilla, acércales la otra y regálales la capa; a quienes piden sin razón ni motivo, dad de lo que os pertenece y no les reclames lo que nos han robado... Y, sobre todo, "amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada". ¿Mayores exigencias? ¿Qué otro "programa" humano puede presentarse como de mayor exigencia? ¿Y se dirá que el cristianismo es para los débiles? ¿No habrá que decir, más bien, que es para los audaces?
3. El relato del Libro de Samuel y la predicación de Jesús ––dicha en el método pedagógico de los libros sapienciales–, método hecho de antagonismo que no hay por qué tomar al pie de la letra––, marcan toda una postura ante la vida; el creyente en el evangelio de Jesús tiene que extremar hasta límites insospechados las actitudes de pacificación, de perdón, de entrega y servicio, de donación, de dialogo, de olvido de las injurias, etc...
Se trata de un talento interior que toma su inspiración en el comportamiento de Dios para con el hombre y que el mismo Jesús sintetiza en esta frase: "Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo". Allá los teólogos que discuten si es posible la conciliación del Evangelio y la violencia. Algo hay seguro: Que antes de llegar al último y definitivo recurso de la violencia, el creyente ha de exagerar todo lo que pueda entrar en la vida social como factor de reconciliación.
4. Esta enseñanza es algo que resulta incomprensible para no pocos de los hombres de hoy y mas incomprensible aún cuanto más extremas son sus posturas de integrismo y de progresismo. El texto del apóstol Pablo a los cristianos de Corinto viene a decirnos algo muy importante a este respecto. El hombre carnal jamás podrá compartir esta enseñanza de la Palabra de Dios; solo el que trata de imbuirse del Espíritu podrá aceptar las exigencias de la condición cristiana. Estamos en pleno terreno de adhesión por la fe al mensaje de Jesús. Sus contenidos nos desbordan por todos los lados, pero cuando se asumen e interiorizan con autenticidad, entonces y solo entonces resulta posible llevar este comportamiento de vida porque "el Espíritu da vida".
Antonio Díaz Tortajada
"TRATAD A LOS DEMÁS COMO QUEREIS QUE ELLOS OS TRATEN"
1.- Amor y perdón, dos palabras claves que se repiten en las lecturas de este domingo. Fáciles de pronunciar, pero difíciles de practicar. Amar a los que nos aman puede ser interesado. El mérito está en amar a aquél que no nos lo puede devolver, e incluso a aquél que nos odia. Eso hizo David cuando perdonó la vida a su perseguidor, el rey Saúl. Es lo que hizo Jesús en la Cruz cuando perdonó a los que le maltrataban: "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen".
2.- ¿Por qué perdonar a nuestros enemigos? Porque Dios es el primero que nos perdona a nosotros, porque como proclamamos en el salmo "el Señor es compasivo y misericordioso". El no nos trata como merecen nuestros pecados y derrama raudales de misericordia con nosotros. A mi mente viene aquella anécdota en la que un niño, intrigado por las palabras de su catequista que le decía que Dios con su providencia infinita está siempre despierto velando por nosotros, le preguntó a Dios si no se aburría teniendo que estar todo el tiempo despierto. Dios le contestó al niño con estas palabras: "no me aburro, me paso el día perdonando". Contrasta la "ternura" de Dios con esa imagen de Dios "eternamente enojado", que me parece muy poco acorde con el Evangelio.
3.-La cadena de la violencia sólo se rompe amando. Es la mirada de amor la que puede transformar el corazón de piedra del agresor. No cabe duda de que la violencia engendra violencia y esta rueda sólo se puede parar con la fuerza del amor. Hay un lado "provocador" en las palabras de Jesús en el Sermón del Monte: poned la otra mejilla, bendecid a los que nos maldicen, amad al enemigo, no juzguéis y no seréis juzgados.
El amor puede hacer que el enemigo deje de ser enemigo y se convierta en un hermano, que reconozca su mal y trate de repararlo, que cambie de forma de pensar y de actuar.
4.- Al rezar hoy el Padrenuestro no seamos hipócritas. Seamos sinceros al decir "perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden". Seamos comprensivos y compasivos como lo es Dios con nosotros. Si nos es difícil vivirlo pidamos, al menos, que nos ayude.... a perdonar como El nos perdona.
José María Martín OSA.
Y, SOBRE TODO, ¡EL OTRO!
1.- A punto de iniciar la Santa Cuaresma, en este domingo 7º del Tiempo Ordinario, San Lucas, nos sorprende con una serie de actitudes que, los seguidores de Jesús, hemos de cultivar y no obviar. Esos modos los podemos resumir con una frase: por encima de todo, ¡el bien del otro!
Es el mundo al revés. Es lo contrario a lo que estamos habituados a escuchar en muchos de los círculos donde nos encontramos.
En definitiva, "sobre todo el otro" es la locura y el centro de la predicación de Jesús. ¿Lo es también en nosotros?
Pensar en "el enemigo" no es buscar esa categoría en las luchas fraticidas o en las películas entre buenos y de malos. El enemigo, sin darnos cuenta, se localiza muy cerca de nosotros:
-Las personas a las que, por pensar de diferente forma a la nuestra, las alejamos de la órbita de nuestras amistades
-Las personas que, por pequeñas o grandes decepciones, las hemos dejado marginadas
-Las personas que, por mil excusas o por ninguna, las hemos olvidado o, incluso, humillado.
Todo cristiano tiene dos caminos: uno el que conduce hasta que Jesús y, otro, el que conduce exclusivamente a uno mismo.
-El cristiano que elige el camino hacia Jesús, cae en la cuenta de que –ese camino- tiene una derivación obligatoria: los hermanos que nos rodean.
-El cristiano que, por sistema o con mil excusas, opta por el camino de "uno mismo" corre el riesgo de poner en el centro sus propios intereses. Corremos el peligro de buscarnos a nosotros mismos. De gritar a los cuatro vientos aquello de ¡sálvese quién pueda!
2.- Ante la próxima cuaresma, el evangelio de este día, es casi un anuncio de lo que conllevar el vivir codo a codo o el trabajar mano a mano con el Señor: el bien del otro. Por encima de todo y sobre todo, el bien del otro.
¡Tiempo vamos a tener en la Santa Cuaresma para ajustar y hacer más auténtica nuestra vida de fe!
¡Tiempo vamos a tener en la Santa Cuaresma para intentar, por encima de todo, acompañar a un Jesús que nos invita a la conversión, a la sinceridad y…a tratarnos los unos a los otros con un poco más de cordialidad y de amor!
¡Tiempo vamos a tener, en la Santa Cuaresma, para saber que los juicios los hemos de dejar en las manos de Dios y, en cambio, la comprensión ha de surgir espontáneamente de nuestro corazón!
¡Tiempo vamos a tener, en la Santa Cuaresma, para mirarnos en el gran espejo de Jesús y comprobar si la imagen que refleja, se proyecta en nuestra vida a través del desear el bien a los demás; la paciencia; el buen trato; el amor sin distinción o el perdón por aquellas pequeñas cosas que nos hacen o que forjamos en las luchas de cada día!
3.- Nuestra vida cristiana no puede ser un carnaval. Es decir; un traje bajo el cual nos ocultamos para aparentar lo que no somos o un disfraz que utilizamos de vez en cuando para ser irreconocibles. Entre otras cosas, nuestra vida cristiana, no puede ser un carnaval porque, Dios, siempre sabe quién se esconde detrás.
La gran fiesta que podemos preparar, a partir del próximo miércoles de ceniza, es la gran Pascua del Señor. Pasará el carnaval, enmudecerá la música, caerá el disfraz al rincón más olvidado y aparecerá aquello a lo que ninguno de nosotros podemos renunciar: nuestro auténtico rostro.
Ojala que, ese semblante, lo sepamos alegrar y divinizar con tantas cosas buenas que San Lucas nos ha sugerido en el evangelio de este día. Porque, el perfil de las personas (incluidos los nuestros) no necesitan caretas o máscaras para transmitir una alegría que tal vez no existe. Las fisonomías de las personas que creen en Jesús irradian auténtica alegría y desbordan de entusiasmo cuando…saben que el ¡todo por el otro! es lo máximo a lo que un hombre o mujer de fe puede aspirar. ¡Abajo las máscaras y arriba el rostro de nuestra fe!
Javier Leoz
viernes, febrero 16, 2007
guión de misa para Domingo VII durante el año - 18 de Febrero 2007
Celebrando la Vidaen el Nuevo Milenio Guiones para la celebración de la Cena del Señor Ciclo "C" Miguel Ángel Osimani EDICIONES BETANIA
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DOMINGO 7º DURANTE EL AÑO
PREPARACIÓN: Antes de la salida del celebrante |
Queridos hermanos, nos encontramos reunidos para la celebración de nuestra Eucaristía dominical, en este domingo séptimo del tiempo durante el año. Dispongamos nuestro corazón para escuchar hoy el mensaje del Señor, mensaje de amor y misericordia, mensaje de perdón que debemos llevar a todos los hombres, nuestros hermanos. |
AMBIENTACIÓN: Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial |
La palabra del Señor es hoy bien terminante: en medio de un mundo que vive inmerso en la secularización y el paganismo, nuestra conducta, nuestro estilo de vida debe ser como el de Cristo; nuestro obrar debe ser auténticamente evangélico, amando a todos y siendo en verdad misericordiosos como lo es nuestro Padre del Cielo. |
1ª. LECTURA: ( 1 S 26, 2. 7-9. 12-14. 22-23) (Ver texto) |
En este relato vemos el ejemplo de misericordia del Rey David con aquel que buscaba su muerte, perdonándole la vida |
SALMO RESP.: (102, 1-4. 8. 10. 12-13) (Ver texto) |
R. El Señor es bondadoso y compasivo. |
2ª. LECTURA: (1 Co 15, 45-49 ) (Ver texto) |
San Pablo nos manifiesta que aquel que ha renacido a la vida nueva, necesariamente debe obrar de acuerdo a esos nuevos valores. |
EVANGELIO: (Lc 6, 27-38) (Ver texto) |
En el santo Evangelio, Jesús nos llama a un estilo de vida nueva, en el que el amor y la misericordia son los máximos exponentes. Aclamémoslo gozosamente cantando el Aleluya. |
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ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE: |
Queridos hermanos, sabiendo que nuestro Padre del Cielo es bondadoso y compasivo, que nunca deja de escuchar la súplica de sus hijos, presentémosle confiadamente nuestras necesidades.
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GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando: |
"PADRE, ESCUCHA NUESTRA ORACION" |
v Padre bueno, te pedimos por la Santa Iglesia y el Santo Padre, para que los pueblos y gobiernos del mundo escuchen su llamado para que las leyes que conciernen a la transmisión y defensa de la vida, la enfermedad, la identidad de la familia y el respeto del matrimonio expresen los principios y los valores morales y espirituales que provienen del Evangelio , oremos...
v Padre todopoderoso, te pedimos por nuestro Obispo y nuestros sacerdotes, para que sea n siempre el ejemplo que nos motive y nos de la valentía para anunciar el Evangelio, en esta diócesis que necesita y espera el testimonio común de los cristianos, oremos...
v Señor de la historia, te pedimos por nuestra querida Patria, para que dejemos de lado los rencores y las divisiones, nos reconciliemos de verdad y seamos capaces de construir una verdadera nación de hermanos, oremos...
v Padre y Señor de las misericordias, te pedimos por tantos hermanos nuestros que sufren, para que en tu Hijo encuentren fe y fortaleza para aceptar la cruz, y en el ofrecimiento de su dolor encuentren la esperanza de la alegría eterna, oremos...
v Señor de la vida, te pedimos por toda nuestra comunidad, para que seamos verdaderos testimonios de amor por todos los hombres, especialmente por aquellos que no nos aman, oremos... |
CELEBRANTE: |
Dios de amor y misericordia, que haces caer la lluvia sobre justos y pecadores, junto a estas intenciones que hemos puesto en tu presencia, queremos pedirte que tu Santo Espíritu nos ayude a vivir en el verdadero amor, hacia tí y hacia nuestros hermanos. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.
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PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS: |
Junto a estos dones del pan y del vino, ofrezcamos un sincero deseo de ser misericordiosos, amando a todos los hombres y perdonando a los que nos hacen el mal. |
DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros") |
Nuestro Padre del Cielo está siempre dispuesto a perdonarnos y a olvidar nuestras infidelidades impulsando nuestro camino. Por eso, démosle ahora gracias su Hijo que ha venido a traernos su salvación. |
COMUNIÓN: |
Hoy el Señor nos ha llamado a un nuevo estilo de vida, totalmente distinto a todo lo que este mundo nos dice, y en esta tarea que se presenta difícil para nuestras fuerzas, Él es el alimento que nos lo hace posible. |
DESPEDIDA: |
Cada Eucaristía debe sacudirnos, debe provocar en nosotros un desmoronamiento de los principios que un mundo olvidado de Dios nos ha dado como valores, sólo así podremos adoptar un nuevo estilo de vida: el de Cristo. Y recordamos que el próximo miércoles, con la celebración de la liturgia del Miércoles de Ceniza, damos comienzo al tiempo de Cuaresma; el tiempo propicio para reconciliarnos con Dios, para recibir su gracia; "de preparación para el gran encuentro con el amor misericordioso de Dios.
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viernes, febrero 09, 2007
Virgen de Lourdes - historia
Historia
El 11 de febrero de 1858, en la villa francesa de Lourdes, a orilla del río Gave, Nuestra Madre, Santa María manifestó de manera directa y cercana su profundo amor hacia nosotros, apareciéndose ante una niña de 14 años, llamada Bernadette (Bernardita) Soubirous.
La historia de la aparición empieza cuando Bernardita, quien nació el 7 de enero de 1844, salió, junto a dos amigas, en búsqueda de leña en la Roca de Masabielle. Para ello, tenía que atravesar un pequeño río, pero como Bernardita sufría de asma, no podía meter los pies en agua fría, y las aguas de aquel riachuelo estaban muy heladas. Por eso ella se quedó a un lado del río, mientras las dos compañeras iban a buscar la leña.
Fue en ese momento, que Bernardita experimenta el encuentro con Nuestra Madre, experiencia que sellaría toda su vida, "sentí como un fuerte viento que me obligó a levantar la cabeza. Volví a mirar y vi que las ramas de espinas que rodeaban la gruta de la roca de Masabielle se estaban moviendo. En ese momento apareció en la gruta una bellísima Señora, tan hermosa, que cuando se le ha visto una vez, uno querría morirse con tal de lograr volverla a ver".
"Ella venía toda vestida de blanco, con un cinturón azul, un rosario entre sus dedos y una rosa dorada en cada pie. Me saludó inclinando la cabeza. Yo, creyendo que estaba soñando, me restregué los ojos; pero levantando la vista vi de nuevo a la hermosa Señora que me sonreía y me hacía señas de que me acercara. Pero yo no me atrevía. No es que tuviera miedo, porque cuando uno tiene miedo huye, y yo me hubiera quedado allí mirándola toda la vida. Entonces se me ocurrió rezar y saqué el rosario. Me arrodillé. Vi que la Señora se santiguaba al mismo tiempo que yo lo hacía. Mientras iba pasando las cuentas de la camándula Ella escuchaba las Avemarías sin decir nada, pero pasando también por sus manos las cuentas del rosario. Y cuando yo decía el Gloria al Padre, Ella lo decía también, inclinando un poco la cabeza. Terminando el rosario, me sonrió otra vez y retrocediendo hacia las sombras de la gruta, desapareció".
A los pocos día, la Virgen vuelve a aparecer ante Bernardita en la misma gruta. Sin embargo, al enterarse su madre se disgustó mucho creyendo que su hija estaba inventando cuentos -aunque la verdad es que Bernardita no decía mentiras-, al mismo tiempo algunos pensaban que se trataba de un alma del purgatorio, y a Bernardita le fue prohibido volver a la roca y a la gruta de Masabielle.
A pesar de la prohibición, muchos amigos de Bernardita le pedía que vuelva a la gruta; ante ello, su mamá le dijo que consultara con su padre. El señor Soubiruos, después de pensar y dudar, le permitió volver el 18 de febrero.
Esta vez, Bernardita fue acompañada por varias personas, que con rosarios y agua bendita esperaban aclarar y confirmar lo narrado. Al llegar todos los presentes comenzaron a rezar el rosario; es en ese momento que Nuestra Madre se aparece por tercera vez. Bernardita narra así esta aparición: "Cuando estábamos rezando el tercer misterio, la misma Señora vestida de blanco se hizo presente como la vez anterior. Yo exclamé: 'Ahí está'. Pero los demás no la veían. Entonces una vecina me acercó el agua bendita y yo lancé unas gotas de dicha agua hacia la visión. La Señora se sonrió e hizo la señal de la cruz. Yo le dije: 'Si vienes de parte de Dios, acércate'. Ella dio un paso hacia delante".
Luego, la Virgen le dijo a Bernadette: "Ven aquí durante quince días seguidos". La niña le prometió hacerlo y la Señora le expresó "Yo te prometo que serás muy feliz, no en este mundo, sino en el otro".
Luego de este intenso momento que cubrió a todos los presentes, la noticia de las apariciones se corrió por toda el pueblo, y muchos acudían a la gruta creyendo en el suceso, aunque otros se burlaban.
Las siguientes apariciones
En la cuarta aparición, el domingo 21 de febrero, la Santísima Virgen lanzando una mirada de tristeza hacia la multitud, dijo a la niña vidente: "Es necesario rezar por los pecadores".
Luego, el 25 de febrero, la Santa Madre le dijo: "Vete a tomar agua de la fuente", la niña creyó que le pedía que vaya a tomar agua del río Gave, pero la Madre le señaló que escarbara en el suelo. Bernardita empezó a escarbar y la tierra se abrió y comenzó a brotar agua. Desde entonces aquel manantial ha manado agua sin cesar, un agua prodigiosa donde se han conseguido milagrosas curaciones de miles y miles de enfermos. Este manantial produce cien mil litros de agua al día continuamente desde aquella fecha hasta hoy.
Al día siguiente, la Virgen María subrayó: "Es necesario hacer penitencia", entonces Bernardita al momento empezó a realizar algunos actos de penitencia. Asimismo, la Virgen le dijo: "Rogarás por los pecadores...Besarás la tierra por la conversión de los pecadores". Como la Visión retrocedía, Bernardita la seguía de rodillas besando la tierra.
Más adelante, el 2 de marzo la Virgen le dice a Bernardita que les diga a los sacerdotes que Ella desea que construyan allí un templo y que vayan en procesión.
El 25 de marzo, al verla más amable que nunca, Bernardita le pregunta varias veces: Señora, ¿quiere decirme su nombre? La Virgen sonríe y al fin, ante la continua insistencia de la niña, eleva sus manos y sus ojos hacia el cielo y exclama: "Yo soy la Inmaculada Concepción".
En la aparición del día 5 de abril, la niña permanece en éxtasis, sin quemarse por la vela que se consume entre sus manos.
Finalmente, el 6 de Julio, fiesta de la Virgen del Carmen, Nuestra Señora se apareció más hermosa y más sonriente que nunca e inclinado la cabeza en señal de despedida, desapareció. Ya nunca más la volvió a ver Bernardita en esta tierra. Hasta esa fecha la Virgen se apareció a Bernardita 18 veces, desde el 11 de febrero.
En 1876, se edificó allí la actual Basílica, uno de los lugares de peregrinación del mundo Católico. Bernadette fue canonizada por el Papa Pío XI el 8 de diciembre de 1933.
De esta manera, Lourdes se convirtió en uno de los lugares de mayor peregrinaje en el mundo, millones de personas acuden cada año y muchísimos enfermos han sido sanados en sus aguas milagrosas.
La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes se celebra el día de su primera aparición, el 11 de febrero.
imagenes: http://www.lourdes.ch/
fuente: http://www.aciprensa.com/
Guión de Misa para el domingo 11 de Febrero
Celebrando la Vidaen el Nuevo Milenio Guiones para la celebración de la Cena del Señor Ciclo "C" Miguel Ángel Osimani EDICIONES BETANIA
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DOMINGO 6º DURANTE EL AÑO
PREPARACIÓN: Antes de la salida del celebrante |
Una vez más, en el Día del Señor, nos encontramos reunidos en su nombre, en este domingo sexto del tiempo durante el año. Y conscientes de nuestra necesidad de salvación, queremos entrar en una íntima comunión con Jesús, con su anuncio de plenitud para el futuro que debemos ya aquí y ahora, comenzar a realizarlo. |
AMBIENTACIÓN: Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial |
Hoy el Señor nos va a indicar una nueva forma de vivir, según sus criterios, que se contraponen con nuestros valores y con nuestros criterios puramente humanos. Él proclama felices a quienes consideramos como desdichados; Él nos llama a vivir la verdadera riqueza, la única: la espiritual y nos dice que sólo Él puede saciar el verdadero hambre: el hambre de Dios. |
1ª. LECTURA: ( Jr 17, 5-8) (Ver texto) |
Ya en el Antiguo Testamento, el Profeta elogia al que, por sobre todo lo material, confía plenamente en el Señor y sigue sus caminos. |
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SALMO RESP.: (1, 1-4. 6) (Ver texto) |
R. ¡Feliz el que pone en el Señor su confianza! |
2ª. LECTURA: (1 Co 15, 12. 16-20 ) (Ver texto) |
Pablo nos hace ver claramente que lo más importantes es la fe que tenemos en Cristo como único centro de nuestras vidas y como salvación eterna. |
EVANGELIO: (Lc 6, 12-13. 17. 20-26) (Ver texto) |
Jesús mismo nos proclama en el Evangelio, que los criterios del mundo - por los cuales todos nos regimos - no son los suyos, y nos establece una nueva forma de vivir. |
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ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE: |
Hermanos, con plena confianza en el poder salvador de Dios y sintiéndonos realmente pobres, pongamos en su presencia nuestras necesidades, ya que sólo Él puede saciarlas.
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GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando: |
"PADRE, DÁNOS UN CORAZON HUMILDE" |
v Porque queremos que el llamado de Cristo, por medio de su Iglesia, a ser sus discípulos en medio de un mundo secularizado y pagano, sea escuchado por todos los hombres, te pedimos...
v Para que por la guía segura del Santo Padre y nuestros Obispos, sin importarnos las críticas y los rechazos de este mundo, tengamos la fortaleza de vivir y anunciar la verdadera felicidad: el trabajar por el Reino de Dios, te pedimos...
v Para que todos los que habitamos este nación descubramos que la verdadera felicidad no está en los bienes materiales, en vivir para satisfacer la propia ambición, sino en los que nos ofrece Cristo en su Evangelio, te pedimos...
v Para que todos los que sufren, los que lloran, los que nada tienen, descubriendo que Dios quiere el desarrollo de todos sus hijos y la realización de la personalidad de cada hombre, encuentren en nuestras actitudes concretas tu providencia que no los abandona, te pedimos...
v Para que todos los cristianos viviendo con una profunda actitud de pobreza, a fin poder recibir el don de Dios desde la condición de necesitados, trabajemos eficazmente en denunciar las situaciones de injusticia que aplastan al hombre y en construir, ya aquí y ahora, el Reino de Dios, te pedimos... |
CELEBRANTE: |
Dios misericordioso, que has llamado bienaventurados a los pobres, a los que tienen hambre, concédenos lo que con fe te hemos pedido y dános un corazón misericordioso y unas manos siempre dispuestas a dar como tú lo haces con nosotros. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
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PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS: |
Pongamos ahora, sobre la mesa que se prepara para el sacrificio, los dones de nuestra propias vidas, dispuestas a ser vividas con los nuevos criterios que nos dió Jesús en el Evangelio. |
DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros") |
Demos ahora gracias a nuestro Padre del Cielo, por el don de su Hijo, que no sólo que se entregó por nuestra salvación, sino que nos dejó en forma concreta, cómo hacer para alcanzarla de verdad. |
COMUNIÓN: |
El Señor nos ha mostrado el camino y nos ha dicho que si lo seguimos, grande será nuestra recompensa en el cielo; y sabiendo que el camino no es fácil, se ha quedado junto a nosotros para acompañarnos desde esta Eucaristía: la fortaleza en nuestro peregrinar hacia la Casa del Padre. |
DESPEDIDA: |
El anuncio que proclama Jesucristo es un anuncio que debemos tomarlo seriamente: Él invierte el orden de los valores de este mundo y sus palabras son claras, el que quiera seguirle tiene que estar dispuesto a vivir de otra manera y debemos comenzar, ya ahora, por nuestras propias vidas. Ese debe ser nuestro compromiso, fruto de esta celebración.
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viernes, febrero 02, 2007
meditación de la lectura del domingo V durante el año
Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: "Navega mar adentro, y echen las redes". Simón le respondió: "Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes". Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador". El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: "No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres". Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron» Lc 5, 1-11
El temor es un mal consejero en la vida espiritual. Nos quita libertad y naturalidad en nuestra relación con Dios.
Lamentablemente existen muchas religiones hijas del rigor, que hacen de sus seguidores, esclavos temerosos y desconfiados.
En el cristianismo en ciertas épocas y sectores, se ha insistido machacona y unilateralmente, en el temor al castigo. Se han olvidado los educadores en su escala de valores, que la palabra evangelio significa: BUENA NOTICIA, y que este es el mensaje fundamental que deben transmitir con la homilía de su vida.
En los años en que se editaron por vez primera en la Argentina los cuatro evangelios con el título: "La Buena Noticia", le pedí a un sacerdote religioso amigo que me consiguiera el libro. Días después, cuando regresó, fui a preguntarle si se había acordado de traerme la "buena noticia", pero él perplejo me respondió: "no tengo ninguna buena noticia para darte". Sin darse cuenta¡ había perdido la dimensión del evangelio como buena noticia de Dios!
Ante la grandeza de la santidad de Dios nos sentimos inducidos automáticamente a alejarnos del Señor que nos pregunta: " ¿Dónde estás?" (Gn 3,9). Es cierto que él no pacta con el pecado, pero es verdad también, que se acerca para rehabilitarnos. Por eso, reconocernos pecadores es una gracia que no tiene precio, y es el comienzo del regreso hacia él por la senda de una vida nueva.
Nos parece mentira que Jesús nos necesite y que pueda servirse de nosotros para obrar milagros en su nombre. Sin embargo, él nos reitera su confianza, en la medida en que lo dejemos todo y lo sigamos.
El temor se ha convertido en amor, la distancia en cercanía.
guión de Misa para el Domingo V durante el año - 4 de Febrero
MONICIÓN DE ENTRADA:
Cada uno de nosotros ha sido llamado por Jesús, por Dios. Por eso somos cristianos, por eso queremos vivir su mismo amor, por eso deseamos dar testimonio de nuestra esperanza, por eso nos reunimos todos los domingos en torno a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía. El domingo es el día del Señor. Los cristianos celebramos el día en que Jesús resucitó. Por eso es siempre una fiesta para nosotros. Juntos formamos un solo cuerpo, en el que Cristo es la cabeza. La eucaristía es el gran sacramento de la comunidad cristiana y de la unidad.
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA : (Is 6,1-2a.3-8)
Escucharemos ahora una escena solemne, un relato que nos quiere transmitir una experiencia fundamental en la vida del profeta Isaías. Isaías se sintió tocado, profundamente transformado, por Dios. Y aceptó la tarea que Dios le encomendaba.
MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA ( 1 Cor 15,1-11 )
La segunda lectura es también un testimonio importante para nosotros. San Pablo nos recuerda lo más fundamental de nuestra fe. Es la enseñanza que él recibió al convertirse, es la enseñanza que también nosotros hemos recibido.
MONICIÓN AL EVANGELIO ( Lc 5,1-11):
Junto al mar de la Galilea, Pedro descubre su pequeñez ante la grandeza de Jesús. Pero Jesús le envía a cumplir la misión de ser pescador de hombres.
PETICIONES:
1. Para que la llamada de Dios alcance a todos los hombres y mujeres en el mundo entero.
ROGUEMOS AL SEÑOR.
2. Para que la Iglesia dé siempre testimonio de apertura, de espíritu dialogante, de servicio a los pobres. ROGUEMOS AL SEÑOR.
3. Para que aumenten entre nosotros las vocaciones sacerdotales y religiosas. ROGUEMOS AL SEÑOR.
4. Para que los países ricos renuncien a su egoísmo y promuevan una distribución justa de los bienes de la tierra.
ROGUEMOS AL SEÑOR.
5 . Para que todos los que sufren la tragedia del hambre puedan experimentar nuestra ayuda solidaria . ROGUEMOS AL SEÑOR.
6. Para que los que participamos en la Eucaristía nos sintamos siempre llamados a la conversión .
ROGUEMOS AL SEÑOR.
OFRENDAS:
Señor, con el pan y el vino queremos ofrecerte nuestra vida y decirte: a quienes somos cobardes, danos tu valentía y tu vivencia sobre tu Padre .
SEÑOR, HAZNOS OFRENDAS DE AMOR Y DE CONVERSIÓN. PADRE NUESTRO:
Que Jesús nos preste sus sentimientos y sus palabras para rezar al Padre, un padre cercano y amante de la justicia y de la paz.
PAZ:
Preparemos el camino del Señor, sirviendo como instrumentos de la paz para los demás. Y ahora, como señal de que no tenemos rencor hacia nadie, sino que perdonamos a todos, vamos a pedir al Señor: Hazme, tú, Señor, instrumentos de tu paz.