viernes, marzo 16, 2007

guión de Misa para el IV Domingo de Cuaresma

Celebrando

la Vida

en el

Nuevo Milenio

Guiones para la celebración de la Cena del Señor

Ciclo "C"

Miguel Ángel Osimani

EDICIONES BETANIA

 

 

DOMINGO IVº DE CUARESMA

 

 

PREPARACIÓN: 

Antes de la salida del celebrante

 

Hermanos, hemos llegado a la mitad de este tiempo de Cuaresma, celebrando hoy el cuarto domingo: el domingo "Laetáre" que tradicionalmente tiene un sentido especialmente festivo. Pone de relieve la alegría que proporciona la conversión. Dejémonos cautivar, ya desde ahora, por las palabras de la parábola evangélica: "Es justo que haya fiesta y alegría".

 

AMBIENTACIÓN: 

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

 

Hoy el Señor nos manifiesta el amor infinitamente misericordioso de Dios, amor que es un verdadero misterio que supera las explicaciones de la razón; Él se compadece de nuestra miseria y su amor se hace misericordia, llamándonos a confiar en ella, en una actitud de dar el paso hacia Él; actitud que no sólo que espera, sino que Él mismo provoca. Y también nos llama a anunciar su misericordia a nuestros hermanos y a practicarla de verdad con cada uno de ellos.

1ª. LECTURA:  (Jos 4, 19; 5, 10-12)       (Ver texto)

 

Este pasaje nos relata la feliz llegada a la tierra prometida. También a nosotros el Señor quiere conducirnos a la tierra prometida de su Reino.

 

SALMO RESP.:     (33, 2-7)      (Ver texto)

                    R.   ¡Gusten y vean que bueno es el Señor!              

2ª. LECTURA:    (2 Co 5, 17-21)      (Ver texto)

 

Nuevamente nos anuncia el Apóstol, la gracia que hemos recibido por Jesucristo y nos llama a convertirnos. No dejemos pasar por alto esta llamada, ahora que tan cerca estamos ya de la Pascua.

EVANGELIO:    (Lc 15, 1-3. 11-32)      (Ver texto)

 

Escuchemos ahora la proclamación del santo Evangelio, que es luz para los ciegos, buena noticia para los pobres y hoy más que nunca, misericordia para los pecadores.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES:

 

CELEBRANTE:

 

Queridos hermanos, el Padre espera nuestra conversión y nuestro retorno a su casa; Él ha puesto la mesa, como en día de fiesta, para todos los hombres. Oremos para que nadie quede exclu ido.

 

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

 

"PADRE, ESCÚCHANOS Y ESPERA NUESTRA CONVERSIÓN"

v Padre bueno, te pedimos por la Iglesia y por el Sumo Pontífice, para que todos los hombres del mundo escuchemos su proclamación de un Dios Padre que está más dispuesto a perdonar que a castigar, oremos...

 

v Padre santo, te pedimos por nuestro Obispo, para que junto a él construyamos una Iglesia diocesana acogedora y fraterna, evangelizada y evangelizadora, oremos...

 

v Padre todopoderoso, te pedimos por nuestra Patria, para que respetándonos, a pesar de las diferencias políticas, todos aportemos nuestra colaboración en la tarea común de trabajar por la paz, la justicia y la libertad, oremos...

 

v Padre misericordioso, te pedimos por los que sufren, tanto espiritual como materialmente, para que descubriendo en tí a un verdadero Padre que se compadece de su miseria, encuentren en nosotros a verdaderos hermanos que ejercitan con ellos esa misma misericordia, oremos...

 

v Padre nuestro, te pedimos por todos los cristianos, para que nuestra celebración sea una fiesta alegre por el amor que tú nos tienes, al perdonarnos y acogernos a todos como hijos tuyos, oremos...

 

CELEBRANTE:

 

Padre del cielo, tú no encuentras mejor manera de manifestar tu omnipotencia que perdonando y teniendo misericordia. Derrama tu amor sobre nosotros, para que, después de esforzarnos por realizar tu voluntad, podamos participar en tu fiesta eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

 

 

Junto al pan y el vino, ofrezcamos hoy al Padre un sincero deseo de transformación de nuestras vidas y de nuestras familias, para que ellas sean acogedoras, con puertas siempre abiertas.

DIÁLOGO DEL PREFACIO:

Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Demos gracias al Padre que nos llama a participar de su fiesta, de su banquete, sin tener en cuenta que somos pecadores y que siempre nos espera como hijos suyos.

COMUNIÓN:

En el Evangelio hemos escuchado que el Padre decía: "Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida". Esta Eucaristía que vamos a comer es ya un anticipo de ese banquete que el Padre celestial prepara para nosotros.

DESPEDIDA:

Ya hemos recorrido tres semanas de este tiempo de Cuaresma y nos quedan tres más para llegar a la Pascua. Esta parábola del Padre misericordioso debe ser lo que nos haga recapacitar y decidir a convertir nuestras vidas, para encontrarnos con el Padre que nos espera.

 

 

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