Sagrada Congregación para el Culto Divino y
PARTE SEGUNDA
ORIENTACIONES PARA ARMONIZAR LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA
Premisa
93. Como ayuda para concretar en la acción pastoral lo que se ha expuesto más arriba, se ofrecen algunas orientaciones sobre la necesaria relación entre la piedad popular y
La exposición se articula en cinco capítulos:
· el cuarto, sobre el Año litúrgico, desde el punto de vista de la deseable armonización entre sus celebraciones y las manifestaciones de la piedad popular;
· el quinto, sobre la veneración de la santa Madre del Señor, que ocupa un puesto singular tanto en la sagrada Liturgia como en la piedad popular:
· el sexto, sobre el culto de los Santos y Beatos, que ocupa también un amplio espacio en
· el séptimo, sobre el sufragio por los difuntos, que aparece con frecuencia en las diversas expresiones de la vida cultual de
· el octavo, sobre los santuarios y peregrinaciones, lugares significativos y expresiones características de la piedad popular, que tienen no pocas repercusiones de orden litúrgico.
Aunque se hace referencia a situaciones muy distintas y a ejercicios de piedad de índole y naturaleza diversa, el texto formula sus propuestas respetando siempre unos presupuestos fundamentales: la superioridad de
Capítulo IV AÑO LITÚRGICO Y PIEDAD POPULAR
94. El Año litúrgico es la estructura temporal en la que
En el Año litúrgico la celebración del misterio pascual tiene la máxima importancia en el culto cristiano y se explicita a lo largo de los días, las semanas y en el curso de todo el año. De aquí se sigue que, en la relación entre Liturgia y piedad popular, la prioridad de la celebración del Año litúrgico sobre cualquier otra expresión y práctica de devoción es un elemento fundamental e imprescindible.
"La Paz De Cristo en el Reino de Cristo"
Acción Católica Mexicana Diócesis de Querétaro
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Jose Luis Aboytes
El Domingo
95. El día del Señor, en cuanto fiesta primordial y el fundamento y el núcleo de todo el año litúrgico, no se puede subordinar a las manifestaciones de la piedad popular. No es cuestión, por lo tanto, de insistir en aquellos ejercicios de piedad para cuya realización se elige el domingo como punto de referencia temporal.
Por el bien pastoral de los fieles es lícito que en los domingos del tiempo ordinario tengan lugar aquellas celebraciones del Señor, en honor de
Puesto que, a veces, las tradiciones populares y culturales corren el riesgo de invadir la celebración del domingo, adulterando su espíritu cristiano, en estos casos conviene clarificarlo, con la catequesis y oportunas intervenciones pastorales, rechazando todo lo que es inconciliable con el Evangelio de Cristo. Sin embargo es necesario recordar que a menudo estas tradiciones y esto es válido análogamente para las nuevas propuestas culturales de la sociedad civil tienen valores que se adecuan sin dificultad a las exigencias de la fe. Es deber de los Pastores actuar con discernimiento para salvar los valores presentes en la cultura de un determinado contexto social y sobre todo en la religiosidad popular, de modo que la celebración litúrgica, principalmente la de los domingos y fiestas, no sea perjudicada, sino que más bien sea potenciada.
En el tiempo de Adviento
96. El Adviento es tiempo de espera, de conversión, de esperanza:
· espera-memoria de la primera y humilde venida del Salvador en nuestra carne mortal; espera-súplica de la última y gloriosa venida de Cristo, Señor de la historia y Juez universal;
· conversión, a la cual invita con frecuencia
· esperanza gozosa de que la salvación ya realizada por Cristo (cfr. Rom 8,24-25) y las realidades de la gracia ya presentes en el mundo lleguen a su madurez y plenitud, por lo que la promesa se convertirá en posesión, la fe en visión y nosotros seremos semejantes a Él porque le veremos tal cual es (1 Jn 3,2)
97. La piedad popular es sensible al tiempo de Adviento, sobre todo en cuanto memoria de la preparación a la venida del Mesías. Está sólidamente enraizada en el pueblo cristiano la conciencia de la larga espera que precedió a la venida del Salvador. Los fieles saben que Dios mantenía, mediante las profecías, la esperanza de Israel en la venida del Mesías.
A la piedad popular no se le escapa, es más, subraya llena de estupor, el acontecimiento extraordinario por el que el Dios de la gloria se ha hecho niño en el seno de una mujer virgen, pobre y humilde. Los fieles son especialmente sensibles a las dificultades que
Con referencia al Adviento han surgido diversas expresiones de piedad popular, que alientan la fe del pueblo cristiano y transmiten, de una generación a otra, la conciencia de algunos valores de este tiempo litúrgico.
La Corona de Adviento
98. La colocación de cuatro cirios sobre una corona de ramos verdes, que es costumbre sobre todo en los países germánicos y en América del Norte, se ha convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos.
Las Procesiones de Adviento
99. En el tiempo de Adviento se celebran, en algunas regiones, diversas procesiones, que son un anuncio por las calles de la ciudad del próximo nacimiento del Salvador (la clara estrella en algunos lugares de Italia), o bien representaciones del camino de José y María hacia Belén, y su búsqueda de un lugar acogedor para el nacimiento de Jesús (las posadas de la tradición española y latinoamericana).
Las Témporas de invierno
100. En el hemisferio norte, en el tiempo de Adviento se celebran las témporas de invierno. Indican el paso de una estación a otra y son un momento de descanso en algunos campos de la actividad humana. La piedad popular está muy atenta al desarrollo del ciclo vital de la naturaleza: mientras se celebran las témporas de invierno, las semillas se encuentran enterradas, en espera de que la luz y el calor del sol, que precisamente en el solsticio de invierno vuelve a comenzar su ciclo, las haga germinar.
Donde la piedad popular haya establecido expresiones celebrativas del cambio de estación, consérvense y valórense como tiempo de súplica al Señor y de meditación sobre el significado del trabajo humano, que es colaboración con la obra creadora de Dios, realización de la persona, servicio al bien común, actualización del plan de
La Virgen María en el Adviento
101. Durante el tiempo de Adviento,
Sin embargo, la valoración del Adviento como tiempo particularmente apto para el culto de
En los calendarios litúrgicos del Oriente cristiano, el periodo de preparación al misterio de la manifestación (Adviento) de la salvación divina (Teofanía) en los misterios de
102. La solemnidad de
Donde se celebre
Acompañada por múltiples manifestaciones populares, en el Continente Americano se celebra, al acercarse
La Novena de Navidad
103.
El Nacimiento
104. Como es bien sabido, además de las representaciones del pesebre de Belén, que existían desde la antigüedad en las iglesias, a partir del siglo XIII se difundió la costumbre de preparar pequeños nacimientos en las habitaciones de la casa, sin duda por influencia del nacimiento construido en Greccio por San Francisco de Asís, en el año 1223. La preparación de los mismos (en la cual participan especialmente los niños) se convierte en una ocasión para que los miembros de la familia entren en contacto con el misterio de
La piedad popular y el espíritu del Adviento
105. La piedad popular, a causa de su comprensión intuitiva del misterio cristiano, puede contribuir eficazmente a salvaguardar algunos de los valores del Adviento, amenazados por la costumbre de convertir la preparación a
La piedad popular percibe que no se puede celebrar el Nacimiento de Señor si no es en un clima de sobriedad y de sencillez alegre, y con una actitud de solidaridad para con los pobres y marginados; la espera del nacimiento del Salvador la hace sensible al valor de la vida y al deber de respetarla y protegerla desde su concepción; intuye también que no se puede celebrar con coherencia el nacimiento del que salvará a su pueblo de sus pecados (Mt 1,21) sin un esfuerzo para eliminar de sí el mal del pecado, viviendo en la vigilante espera del que volverá al final de los tiempos.
En el tiempo de Navidad
106. En el tiempo de Navidad,
107. Durante el tiempo navideño, además de estas celebraciones, que muestran su sentido esencial, tienen lugar otras que están íntimamente relacionadas con el misterio de la manifestación del Señor: el martirio de los Santos Inocentes (28 de Diciembre), cuya sangre fue derramada a causa del odio a Jesús y del rechazo de su reino por parte de Herodes; la memoria del Nombre de Jesús, el 3 de Enero; la fiesta de
108. Gran parte del rico y complejo misterio de la manifestación del Señor encuentra amplio eco y expresiones propias en la piedad popular. Esta muestra una atención particular a los acontecimientos de la infancia del Salvador, en los que se ha manifestado su amor por nosotros. La piedad popular capta de un modo intuitivo:
· el valor de la espiritualidad del don, propia de
· el mensaje de solidaridad que conlleva el acontecimiento de Navidad: solidaridad con el hombre pecador, por el cual, en Jesús, Dios se ha hecho hombre por nosotros los hombres y por nuestra salvación; solidaridad con los pobres, porque el Hijo de Dios siendo rico se ha hecho pobre para enriquecernos por medio de su pobreza (2 Cor 8,9);
· el valor sagrado de la vida y el acontecimiento maravilloso que se realiza en el parto de toda mujer, porque mediante el parto de María, el Verbo de la vida ha venido a los hombres y se ha hecho visible (cfr. 1 Jn 1,2);
· el valor de la alegría y de la paz mesiánicas, aspiraciones profundas de los hombres de todos los tiempos: los Ángeles anuncian a los pastores que ha nacido el Salvador del mundo, el Príncipe de la paz (Is 9,5) y expresan el deseo de paz en la tierra a los hombres que ama Dios (Lc 2,14);
· el clima de sencillez, y de pobreza, de humildad y de confianza en Dios, que envuelve los acontecimientos del nacimiento del niño Jesús.
La piedad popular, precisamente porque intuye los valores que se esconden en el misterio de
La Noche de Navidad
109. En el tiempo que discurre entre las primeras Vísperas de Navidad y la celebración eucarística de media noche, junto con la tradición de los villancicos, que son instrumentos muy poderosos para transmitir el mensaje de alegría y paz de Navidad, la piedad popular propone algunas de sus expresiones de oración, distintas según los países, que es oportuno valorar y, si es preciso, armonizar con las celebraciones de
· los nacimientos vivientes, la inauguración del nacimiento doméstico, que puede dar lugar a una ocasión de oración de toda la familia: oración que incluya la lectura de la narración del nacimiento de Jesús según San Lucas, en la cual resuenen los cantos típicos de
· la inauguración del árbol de Navidad. También se presta a una acto de oración familiar semejante al anterior. Independientemente de su origen histórico, el árbol de Navidad es hoy un signo fuertemente evocador, bastante extendido en los ambientes cristianos; evoca tanto el árbol de la vida, plantado en el jardín del Edén (cfr. Gn 2,9), como el árbol de la cruz, y adquiere así un significado cristológico: Cristo es el verdadero árbol de la vida, nacido de nuestro linaje, de la tierra virgen Santa María, árbol siempre verde, fecundo en frutos. El adorno cristiano del árbol, según los evangelizadores de los países nórdicos, consta de manzanas y dulces que cuelgan de sus ramos. Se pueden añadir otros dones; sin embargo, entre los regalos colocados bajo el árbol de Navidad no deberían faltar los regalos para los pobres: ellos forman parte de toda familia cristiana;
· la cena de Navidad. La familia cristiana que todos los días, según la tradición, bendice la mesa y da gracias al Señor por el don de los alimentos, realizará este gesto con mayor intensidad y atención en la cena de Navidad, en la que se manifiestan con toda su fuerza la firmeza y la alegría de los vínculos familiares.
110.
111. En
· al comienzo de
· la oración de los fieles deberá asumir un carácter verdaderamente universal, incluso, donde sea oportuno, con el empleo de varios idiomas como un signo; y en la presentación de los dones para el ofertorio siempre habrá un recuerdo concreto de los pobres;
· al final de la celebración podrá tener lugar el beso de la imagen del Niño Jesús por parte de los fieles, y la colocación de la misma en el nacimiento que se haya puesto en la iglesia o en algún lugar cercano.
La fiesta de la Sagrada Familia
112. La fiesta de
El recuerdo de José, de María y del niño Jesús, que se dirigen a Jerusalén, como toda familia hebrea observante, para realizar los ritos de
Pero más allá del día de la fiesta, a los fieles les agrada recurrir a
La fiesta de los Santos Inocentes
113. Desde el final del siglo VI,
En nuestros días los niños padecen todavía innumerables formas de violencia, que atentan contra su vida, dignidad, moralidad y derecho a la educación. Hay que tener presente en este día la innumerable multitud de niños no nacidos y asesinados al amparo de las leyes que permiten el aborto, un crimen abominable. La piedad popular, atenta a los problemas concretos, en no pocos lugares ha dado vida a manifestaciones de culto y a formas de caridad como la asistencia a las madres embarazadas, la adopción de los niños e impulsar su educación.
El 31 de Diciembre
114. De la piedad popular provienen algunos ejercicios de piedad característicos del 31 de Diciembre. Este día se celebra, en la mayor parte de los países de Occidente, el final del año civil. La ocasión invita a los fieles a reflexionar sobre el misterio del tiempo, que corre veloz e inexorable. Esto suscita en su espíritu un doble sentimiento: arrepentimiento y pesar por las culpas cometidas y por las ocasiones de gracia perdidas durante el año que llega a su fin; agradecimiento por los beneficios recibidos de Dios.
Esta doble actitud ha dado origen, respectivamente, a dos ejercicios de piedad: la exposición prolongada del Santísimo Sacramento, que ofrece una ocasión a las comunidades religiosas y a los fieles, para un tiempo de oración, preferentemente en silencio; al canto del Te Deum, como expresión comunitaria de alabanza y agradecimiento por los beneficios obtenidos de Dios en el curso del año que está a punto de terminar.
En algunos lugares, sobre todo en comunidades monásticas y en asociaciones laicales marcadamente eucarísticas, la noche del 31 de Diciembre tiene lugar una vigilia de oración que se suele concluir con la celebración de
La solemnidad de santa María, Madre de Dios
115. El 1 de Enero, Octava de
La solemnidad del 1 de Enero, eminentemente mariana, ofrece un espacio particularmente apto para el encuentro entre la piedad litúrgica y la piedad popular: la primera celebra este acontecimiento con las formas que le son propias; la segunda, si está formada de manera adecuada, no dejará de dar vida a expresiones de alabanza y felicitación a
116. En Occidente el 1 de Enero es un día para felicitarse: es el inicio del año civil. Los fieles están envueltos en el clima festivo del comienzo del año y se intercambian, con todos, los deseos de Feliz año. Sin embargo, deben saber dar a esta costumbre un sentido cristiano, y hacer de ella casi una expresión de piedad. Los fieles saben que el año nuevo está bajo el señorío de Cristo y por eso, al intercambiarse las felicitaciones y deseos, lo ponen, implícita o explícitamente, bajo el dominio de Cristo, a quien pertenecen los días y los siglos eternos (cfr. Ap 1,8; 22,13).
Con esta conciencia se relaciona la costumbre, bastante extendida, de cantar el 1 de Enero el himno Veni, creator Spiritus, para que el Espíritu del Señor dirija los pensamientos y las acciones de todos y cada uno de los fieles y de las comunidades cristianas durante todo el año.
117. Entre los buenos deseos, con los que hombres y mujeres se saludan el 1 de Enero, destaca el de la paz. El deseo de paz tiene profundas raíces bíblicas, cristológicas y navideñas; los hombres de todos los tiempos invocan el bien de la paz , aunque atentan contra el frecuentemente, y en el modo más violento y destructor: con la guerra.
La piedad popular no ha permanecido insensible ante esta iniciativa de
La solemnidad de la Epifanía del Señor
118. En torno a la solemnidad de
· el solemne anuncio de
· el intercambio de regalos de Reyes; esta costumbre tiene sus raíces en el episodio evangélico de los dones ofrecidos por los Magos al niño Jesús (cfr. Mt 2,11), y en un sentido más radical, en el don que Dios Padre ha concedido a la humanidad con el nacimiento entre nosotros del Enmanuel (cfr. Is 7,14; 9,6; Mt 1,23). Es deseable que el intercambio de regalos con ocasión de
· la bendición de las casas, sobre cuyas puertas se traza la cruz del Señor, el número del año comenzado, las letras iniciales de los nombres tradicionales de los santos Magos (C+M+B) [en algunas lenguas], explicadas también como siglas de Christus mansinem benedicat, escritas con una tiza bendecida; estos gestos, realizados por grupos de niños acompañados de adultos, expresan la invocación de la bendición de Cristo por intercesión de los santos Magos y a la vez son una ocasión para recoger ofrendas que se dedican a fines misioneros y de caridad;
· las iniciativas de solidaridad a favor de hombres y mujeres que, como los Magos, vienen de regiones lejanas; respecto a ellos, sean o no cristianos, la piedad popular adopta una actitud de comprensión acogedora y de solidaridad efectiva;
· la ayuda a la evangelización de los pueblos; el fuerte carácter misionero de
· la designación de Santos Patronos; en no pocas comunidades religiosas y cofradías existe la costumbre de asignar a cada uno de los miembros un Santo bajo cuyo patrocinio se pone el año recién comenzado
La fiesta del Bautismo del Señor
119. Los misterios del Bautismo del Señor y de su manifestación en las bodas de Caná están estrechamente ligados con el acontecimiento salvífico de
La fiesta del Bautismo del Señor concluye el Tiempo de navidad. Esta fiesta, revalorizada en nuestros días, no ha dado origen a especiales manifestaciones de la piedad popular. Sin embargo, para que los fieles sean sensibles a lo referente al Bautismo y a la memoria de su nacimiento como hijos de Dios, esta fiesta puede constituir un momento oportuno para iniciativas eficaces, como: el uso del Rito de la aspersión dominical con el agua bendita en todas las misas que se celebran con asistencia del pueblo; centrar la homilía y la catequesis en los temas y símbolos bautismales.
La fiesta de la Presentación del Señor
120. Hasta el 1969 la antigua fiesta del 2 de Febrero, de origen oriental, recibía en Occidente el título de Purificación de Santa María Virgen, y concluía, cuarenta días después de Navidad, el ciclo de navidad.
Esta fiesta siempre ha tenido un marcado carácter popular. Los fieles, de hecho:
· asisten con gusto a la procesión conmemorativa de la entrada de Jesús en el Templo y de su encuentro, ante todo con Dios Padre, en cuya morada entra por primera vez, después con Simeón y Ana. Esta procesión, que en Occidente había sustituido a los cortejos paganos licenciosos y que era de tipo penitencial, posteriormente se caracterizó por la bendición de las candelas, que se llevaban encendidas durante la procesión, en honor de Cristo luz para alumbrar a las naciones (Lc 2,32);
· son sensibles al gesto realizado por
121. La piedad popular es sensible al acontecimiento, providencial y misterioso, de la concepción y del nacimiento de una vida nueva. En particular las madres cristianas advierten la relación que existe, a pesar de las notables diferencias la concepción y el parto de María son hechos únicos entre la maternidad de
En el actual Rituale Romanum está prevista una bendición para la madre, tanto antes del parto como después del parto, esta última sólo en el caso de que la madre no haya podido participar en el bautismo del hijo.
Sin embargo, es muy oportuno que la madre y sus parientes, al pedir esta bendición, se adapten a las características de la oración de
122. En algunas Iglesias locales se valoran de modo especial algunos elementos del relato evangélico de la fiesta de
123. La fiesta del 2 de Febrero conserva un carácter popular. Sin embargo es necesario que responda verdaderamente al sentido auténtico de la fiesta. No resultaría adecuado que la piedad popular, al celebrar
En el tiempo de Cuaresma
124.
En el ámbito de la piedad popular no se percibe fácilmente el sentido mistérico de
125. El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las Cenizas, que distingue
A pesar de la secularización de la sociedad contemporánea, el pueblo cristiano advierte claramente que durante
También los fieles que frecuentan poco los sacramentos de
126. La divergencia existente entre la concepción litúrgica y la visión popular de
Un ejemplo de esta interacción lo tenemos en el hecho de que la piedad popular favorece algunos días, algunos ejercicios de piedad y algunas actividades apostólicas y caritativas, que la misma Liturgia cuaresmal prevé y recomienda. La práctica del ayuno, tan característica desde la antigüedad en este tiempo litúrgico, es un ejercicio que libera voluntariamente de las necesidades de la vida terrena para redescubrir la necesidad de la vida que viene del cielo: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mt 4,4; cfr. Dt 8,3; Lc 4,4; antífona de comunión del I Domingo de Cuaresma)
La veneración de Cristo crucificado
127. El camino cuaresmal termina con el comienzo del Triduo pascual, es decir, con la celebración de
Sin embargo, la piedad popular desea anticipar la veneración cultual de
Contemplando al Salvador crucificado captan más fácilmente el significado del dolor inmenso e injusto que Jesús, el Santo, el Inocente, padeció por la salvación del hombre, y comprenden también el valor de su amor solidario y la eficacia de su sacrificio redentor.
128. Las expresiones de devoción a Cristo crucificado, numerosas y variadas, adquieren un particular relieve en las iglesias dedicadas al misterio de
En las manifestaciones de devoción a Cristo crucificado, los elementos acostumbrados de la piedad popular como cantos y oraciones, gestos como la ostensión y el beso de la cruz, la procesión y la bendición con la cruz, se combinan de diversas maneras, dando lugar a ejercicios de piedad que a veces resultan preciosos por su contenido y por su forma.
No obstante, la piedad respecto a
129. El texto evangélico, particularmente detallado en la narración de los diversos episodios de
Estas expresiones de piedad, promovidas en ocasiones por personas de santidad eminente, son legítimas. Sin embargo, para evitar una división excesiva en la contemplación del misterio de
La lectura de la Pasión del Señor
130.
Durante el tiempo de Cuaresma, el amor a Cristo crucificado deberá llevar a la comunidad cristiana a preferir el miércoles y el viernes, sobre todo, para la lectura de
Esta lectura, de gran sentido doctrinal, atrae la atención de los fieles tanto por el contenido como por la estructura narrativa, y suscita en ellos sentimientos de auténtica piedad: arrepentimiento de las culpas cometidas, porque los fieles perciben que
Fuera de la celebración litúrgica, la lectura de
El Vía Crucis
131. Entre los ejercicios de piedad con los que los fieles veneran
Un testimonio del amor del pueblo cristiano por este ejercicio de piedad son los innumerables Vía Crucis erigidos en las iglesias, en los santuarios, en los claustros e incluso al aire libre, en el campo, o en la subida a una colina, a la cual las diversas estaciones le confieren una fisonomía sugestiva.
132. El Vía Crucis es la síntesis de varias devociones surgidas desde la alta Edad Media: la peregrinación a Tierra Santa, durante la cual los fieles visitan devotamente los lugares de
En su forma actual, que está ya atestiguada en la primera mitad del siglo XVII, el Vía Crucis, difundido sobre todo por San Leonardo de Porto Mauricio (+1751), ha sido aprobado por
133. El Vía Crucis es un camino trazado por el Espíritu Santo, fuego divino que ardía en el pecho de Cristo (cfr. Lc 12,49-50) y lo impulsó hasta el Calvario; es un camino amado por
En el ejercicio de piedad del Vía Crucis confluyen también diversas expresiones características de la espiritualidad cristiana: la comprensión de la vida como camino o peregrinación; como paso, a través del misterio de
Por todo esto el Vía Crucis es un ejercicio de piedad especialmente adecuado al tiempo de Cuaresma.
134. Para realizar con fruto el Vía Crucis pueden ser útiles las siguientes indicaciones:
· la forma tradicional, con sus catorce estaciones, se debe considerar como la forma típica de este ejercicio de piedad; sin embargo, en algunas ocasiones, no se debe excluir la sustitución de una u otra estación por otras que reflejen episodios evangélicos del camino doloroso de Cristo, y que no se consideran en la forma tradicional;
· en todo caso, existen formas alternativas del Vía Crucis aprobadas por
· el Vía Crucis es un ejercicio de piedad que se refiere a
135. Los textos para el Vía Crucis son innumerables. Han sido compuestos por pastores movidos por una sincera estima a este ejercicio de piedad y convencidos de su eficacia espiritual; otras veces tienen por autores a fieles laicos, eminentes por la santidad de vida, doctrina o talento literario.
La selección del texto, teniendo presente las eventuales indicaciones del Obispo, se deberá hacer considerando sobre todo las características de los que participan en el ejercicio de piedad y el principio pastoral de combinar sabiamente la continuidad y la innovación. En todo caso, serán preferibles los textos en los que resuenen, correctamente aplicadas, las palabras de
Un desarrollo inteligente del Vía Crucis, en el que se alternan de manera equilibrada: palabra, silencio, canto, movimiento procesional y parada meditativa, contribuye a que se obtengan los frutos espirituales de este ejercicio de piedad.
El Vía Matris
136. Así como en el plan salvífico de Dios (cfr. Lc 2,34-35) están asociados Cristo crucificado y
Como Cristo es el hombre de dolores (Is 53,3), por medio del cual se ha complacido Dios en reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz (Col 1,20), así María es la mujer del dolor, que Dios ha querido asociar a su Hijo, como madre y partícipe de su Pasión (socia Passionis).
Desde los días de la infancia de Cristo, toda la vida de
Así, según el modelo del Vía Crucis, ha nacido el ejercicio de piedad del Vía Matris dolorosae, o simplemente Vía Matris, aprobado también por
137. El ejercicio de piedad del Vía Matris se armoniza bien con algunos temas propios del itinerario cuaresmal. Como el dolor de
El Vía Matris tiene como máxima expresión la Piedad, tema inagotable del arte cristiano desde
La Semana Santa
138. Durante
Es muy intensa la participación del pueblo en los ritos de
Esta diferencia se debería reconducir a una correcta armonización entre las celebraciones litúrgicas y los ejercicios de piedad. En relación con
Domingo de Ramos
Las palmas y los ramos de olivo o de otros árboles
139.
La procesión que conmemora la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén tiene un carácter festivo y popular. A los fieles les gusta conservar en sus hogares, y a veces en el lugar de trabajo, los ramos de olivo o de otros árboles, que han sido bendecidos y llevados en la procesión.
Sin embargo es preciso instruir a los fieles sobre el significado de la celebración, para que entiendan su sentido. Será oportuno, por ejemplo, insistir en que lo verdaderamente importante es participar en la procesión y no simplemente procurarse una palma o ramo de olivo; que estos no se conserven como si fueran amuletos, con un fin curativo o para mantener alejados a los malos espíritus y evitar así, en las casas y los campos, los daños que causan, lo cual podría ser una forma de superstición.
La palma y el ramo de olivo se conservan, ante todo, como un testimonio de la fe en Cristo, rey mesiánico, y en su victoria pascual.
Triduo pascual
140. Todos los años en el sacratísimo triduo del crucificado, del sepultado y del resucitado o Triduo pascual, que se celebra desde
Jueves Santo
La visita al lugar de la reserva
141. La piedad popular es especialmente sensible a la adoración del santísimo Sacramento, que sigue a la celebración de
Es preciso iluminar a los fieles sobre el sentido de la reserva: realizada con austera solemnidad y ordenada esencialmente a la conservación del Cuerpo del Señor, para la comunión de los fieles en
Por lo tanto, para el lugar de la reserva hay que evitar el término sepulcro (monumento), y en su disposición no se le debe dar la forma de una sepultura; el sagrario no puede tener la forma de un sepulcro o urna funeraria: el Sacramento hay que conservarlo en un sagrario cerrado, sin hacer la exposición con la custodia.
Después de la media noche del Jueves Santo, la adoración se realiza sin solemnidad, pues ya ha comenzado el día de
Viernes Santo
La procesión del Viernes Santo
142. El Viernes Santo
Entre las manifestaciones de piedad popular del Viernes Santo, además del Vía Crucis, destaca la procesión del Cristo muerto. Esta destaca, según las formas expresivas de la piedad popular, el pequeño grupo de amigos y discípulos que, después de haber bajado de
La procesión del Cristo muerto se desarrolla, por lo general, en un clima de austeridad, de silencio y de oración, con la participación de numerosos fieles, que perciben no pocos sentidos del misterio de la sepultura de Jesús.
143. Sin embargo, es necesario que estas manifestaciones de la piedad popular nunca aparezcan ante los fieles, ni por la hora ni por el modo de convocatoria, como sucedáneo de las celebraciones litúrgicas del Viernes Santo.
Por lo tanto, al planificar pastoralmente el Viernes Santo se deberá conceder el primer lugar y el máximo relieve a
Finalmente, hay que evitar introducir la procesión de Cristo muerto en el ámbito de la solemne Celebración litúrgica del Viernes Santo, porque esto constituiría una mezcla híbrida de celebraciones.
Representación de la Pasión de Cristo
144. En muchas regiones, durante
En muchos lugares, la preparación y ejecución de la representación de
Respecto a las representaciones sagradas hay que explicar a los fieles la profunda diferencia que hay entre una representación que es mímesis, y la acción litúrgica, que es anámnesis, presencia mistérica del acontecimiento salvífico de
Hay que rechazar las prácticas penitenciales que consisten en hacerse crucificar con clavos.
El recuerdo de la Virgen de los Dolores
145. Dada su importancia doctrinal y pastoral, se recomienda no descuidar el recuerdo de los dolores de
· el Planctus Mariae, expresión intensa de dolor, que con frecuencia contiene elementos de gran valor literario y musical, en el que
· la Hora de
Sábado Santo
146. Durante el Sábado Santo
La piedad popular no puede permanecer ajena al carácter particular del Sábado Santo; así pues, las costumbres y las tradiciones festivas vinculadas a este día, en el que durante una época se anticipaba la celebración pascual, se deben reservar para la noche y el día de Pascua.
La Hora de la Madre
147. En María, conforme a la enseñanza de la tradición, está como concentrado todo el cuerpo de
En esta intuición de la relación entre María y
Domingo de Pascua
148. También en el Domingo de Pascua, máxima solemnidad del año litúrgico, tienen lugar no pocas manifestaciones de la piedad popular: son, todas, expresiones cultuales que exaltan la nueva condición y la gloria de Cristo resucitado, así como su poder divino que brota de su victoria sobre el pecado y sobre la muerte.
El encuentro del Resucitado con
149. La piedad popular ha intuido que la asociación del Hijo con
La afirmación litúrgica de que Dios ha colmado de alegría a
Para este ejercicio de piedad es válida la observación que se hizo respecto a la procesión del Cristo muerto: su realización no debe dar a entender que sea más importante que las celebraciones litúrgicas del domingo de Pascua, ni dar lugar a mezclas rituales inadecuadas.
Bendición de la mesa familiar
150. Toda
Entre los ejercicios de piedad que se relacionan con
El saludo pascual a la Madre del Resucitado
151. En algunos lugares, al final de
Este ejercicio de piedad, que no se debe mezclar con el acto litúrgico, es conforme a los contenidos del Misterio pascual y constituye una prueba ulterior de cómo la piedad popular percibe la asociación de
En el Tiempo Pascual
La bendición anual de las familias en sus casas
152. Durante el tiempo pascual o en otros periodos del año tiene lugar la bendición anual de las familias, visitadas en sus casas. Esta costumbre, tan apreciada por los fieles y encomendada a la atención pastoral de los párrocos y de sus colaboradores, es una ocasión preciosa para hacer resonar en las familias cristianas el recuerdo de la presencia continua de Dios, llena de bendiciones, la invitación a vivir conforme al Evangelio, la exhortación a los padres e hijos a que conserven y promuevan el misterio de ser iglesia doméstica.
El Vía lucis
153. Recientemente, en diversos lugares, se está difundiendo un ejercicio de piedad denominado Vía lucis. En él, como sucede en el Vía Crucis, los fieles, recorriendo un camino, consideran las diversas apariciones en las que Jesús desde
Mediante el ejercicio del Vía lucis los fieles recuerdan el acontecimiento central de la fe
Durante siglos, el Vía Crucis ha mediado la participación de los fieles en el primer momento del evento pascual
El Vía lucis, además, puede convertirse en una óptima pedagogía de la fe, porque, como se suele decir, per crucem ad lucem. Con la metáfora del camino, el Vía lucis lleva desde la constatación de la realidad del dolor, que en plan de Dios no constituye el fin de la vida, a la esperanza de alcanzar la verdadera meta del hombre: la liberación, la alegría, la paz, que son valores esencialmente pascuales.
El Vía lucis, finalmente, en una sociedad que con frecuencia está marcada por la cultura de la muerte, con sus expresiones de angustia y apatía, es un estímulo para establecer una cultura de la vida, una cultura abierta a las expectativas de la esperanza y a las certezas de la fe.
La devoción a la divina misericordia
154. En relación con la octava de Pascua, en nuestros días y a raíz de los mensajes de la religiosa Faustina Kowalska, canonizada el 30 de Abril del 2000, se ha difundido progresivamente una devoción particular a la misericordia divina comunicada por Cristo muerto y resucitado, fuente del Espíritu que perdona los pecados y devuelve la alegría de la salvación. Puesto que
La novena de Pentecostés
155.
En realidad, en el Misal y en
En algunos lugares se celebra durante estos días la semana de oración por la unidad de los cristianos.
Pentecostés
El domingo de Pentecostés
156. El tiempo pascual concluye en el quincuagésimo día, con el domingo de Pentecostés, conmemorativo de la efusión del Espíritu Santo sobre los Apóstoles (cfr. Hech 2,1-4), de los comienzos de
Exhortando a la oración y a la participación en la misión, el misterio de Pentecostés ilumina la piedad popular: también esta es una demostración continua de la presencia del Espíritu Santo en
Con fórmulas conocidas que vienen de la celebración de Pentecostés (Veni, creator Spiritus; Veni, Sancte Spiritus) o con breves súplicas (Emitte Spiritum tuum et creabuntur...), los fieles suelen invocar al Espíritu, sobre todo al comenzar una actividad o un trabajo, o en situaciones especiales de angustia. También el rosario, en el tercer misterio glorioso, invita a meditar en la efusión del Espíritu Santo. Los fieles, además, saben que han recibido, especialmente en
Al tiempo que nos abre a la comunión con Dios en la oración, el Espíritu Santo nos mueve hacia el prójimo con sentimientos de encuentro, reconciliación, testimonio, deseos de justicia y de paz, renovación de la mente, verdadero progreso social e impulso misionero. Con este espíritu, la solemnidad de Pentecostés se celebra en algunas comunidades como jornada de sacrificio por las misiones.
En el Tiempo ordinario
La solemnidad de la santísima Trinidad
157. El domingo siguiente a Pentecostés
Respecto a la piedad popular a
En efecto, son numerosos los ejercicios de piedad que tienen una impronta y una dimensión trinitaria. La mayor parte de ellos comienza con el signo de la cruz y en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, la misma fórmula con la que son bautizados los discípulos de Jesús (cfr. Mt 28,19) y comienzan una vida de intimidad con Dios, como hijos del Padre, hermanos del Hijo encarnado, templos del Espíritu. Otros ejercicios de piedad emplean fórmulas similares a la actual Liturgia de las Horas, y comienzan dando Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Otros concluyen con la bendición impartida en el nombre de las tres Personas divinas. Y no son pocos los ejercicios de piedad cuyas oraciones, siguiendo el esquema característico de la oración litúrgica, se dirigen al Padre por Cristo en el Espíritu y presentan formulas doxológicas inspiradas en los textos litúrgicos.
158. Como ya se ha dicho en
159. Entre los ejercicios de piedad dedicados directamente a Dios Trino y Uno hay que recordar, junto con la pequeña doxología (Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo...) y la gran doxología (Gloria a Dios en el cielo...), el Trisagio bíblico (Santo, Santo, Santo) y litúrgico (Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros), muy difundido en Oriente y también en algunos países, órdenes y congregaciones de Occidente.
El Trisagio litúrgico, que se inspira en otros cantos litúrgicos basados en el Trisagio bíblico como el Santo en la celebración de
La solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor
160. El jueves siguiente a la solemnidad de la santísima Trinidad,
La piedad popular favoreció el proceso que instituyó la fiesta del Corpus Christi; a su vez, esta fue causa y motivo de la aparición de nuevas formas de piedad eucarística en el pueblo de Dios.
Durante siglos, la celebración del Corpus Christi fue el principal punto de confluencia de la piedad popular a
161. La devoción eucarística, tan arraigada en el pueblo cristiano, debe ser educada para que capte dos realidades de fondo:
· que el punto de referencia supremo de la piedad eucarística es
· que toda forma de devoción eucarística tiene una relación esencial con el Sacrificio eucarístico, ya porque dispone a su celebración, ya porque prolonga las actitudes cultuales y existenciales suscitadas por ella.
A causa precisamente de esto, el Rituale Romanum advierte: Los fieles, cuando veneran a Cristo, presente en el Sacramento, recuerden que esta presencia deriva del Sacrificio y tiende a la comunión, sacramental y espiritual.
162. La procesión de la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo es, por así decir, la forma tipo de las procesiones eucarísticas. Prolonga la celebración de
Los fieles comprenden y aman los valores que contiene la procesión del Corpus Christi: se sienten Pueblo de Dios que camina con su Señor, proclamando la fe en Él, que se ha hecho verdaderamente el Dios con nosotros.
Con todo, es necesario que en las procesiones eucarísticas se observen las normas que regulan su desarrollo, en particular las que garantizan la dignidad y la reverencia debidas al santísimo Sacramento; y también es necesario que los elementos típicos de la piedad popular, como el adorno de las calles y de las ventanas, la ofrenda de flores, los altares donde se colocará el Santísimo en las estaciones del recorrido, los cantos y las oraciones muevan a todos a manifestar su fe en Cristo, atendiendo únicamente a la alabanza del Señor, y ajenos a toda forma de emulación.
163. Las procesiones eucarísticas concluyen, normalmente, con la bendición del santísimo Sacramento. En el caso concreto de la procesión del Corpus Christi, la bendición constituye la conclusión solemne de toda la celebración: en lugar de la bendición sacerdotal acostumbrada, se imparte la bendición con el santísimo Sacramento.
Es importante que los fieles comprendan que la bendición con el santísimo Sacramento no es una forma de piedad eucarística aislada, sino el momento conclusivo de un encuentro cultual suficientemente amplio. Por eso, la normativa litúrgica prohíbe la exposición realizada únicamente para impartir la bendición.
La adoración eucarística
164. La adoración del santísimo Sacramento es una expresión particularmente extendida del culto a
Su forma primigenia se puede remontar a la adoración que el Jueves Santo sigue a la celebración de
De hecho, la fe en la presencia real del Señor conduce de un modo natural a la manifestación externa y pública de esta misma fe (...) La piedad que mueve a los fieles a postrarse ante la santa Eucaristía, les atrae para participar de una manera más profunda en el misterio pascual y a responder con gratitud al don de aquel que mediante su humanidad infunde incesantemente la vida divina en los miembros de su Cuerpo. Al detenerse junto a Cristo Señor, disfrutan su íntima familiaridad, y ante Él abren su corazón rogando por ellos y por sus seres queridos y rezan por la paz y la salvación del mundo. Al ofrecer toda su vida con Cristo al Padre en el Espíritu Santo, alcanzan de este maravilloso intercambio un aumento de fe, de esperanza y de caridad. De esta manera cultivan las disposiciones adecuadas para celebrar, con la devoción que es conveniente, el memorial del Señor y recibir frecuentemente el Pan que nos ha dado el Padre.
165. La adoración del santísimo Sacramento, en la que confluyen formas litúrgicas y expresiones de piedad popular entre las que no es fácil establecer claramente los límites, puede realizarse de diversas maneras:
· la simple visita al santísimo Sacramento reservado en el sagrario: breve encuentro con Cristo, motivado por la fe en su presencia y caracterizado por la oración silenciosa;
· adoración ante el santísimo Sacramento expuesto, según las normas litúrgicas, en la custodia o en la píxide, de forma prolongada o breve;
· la denominada Adoración perpetua o la de las Cuarenta Horas, que comprometen a toda una comunidad religiosa, a una asociación eucarística o a una comunidad parroquial, y dan ocasión a numerosas expresiones de piedad eucarística.
En estos momentos de adoración se debe ayudar a los fieles para que empleen
El sagrado Corazón de Jesús
166. El viernes siguiente al segundo domingo después de Pentecostés,
Entendida a la luz de la sagrada Escritura, la expresión Corazón de Cristo designa el misterio mismo de Cristo, la totalidad de su ser, su persona considerada en el núcleo más íntimo y esencial: Hijo de Dios, sabiduría increada, caridad infinita, principio de salvación y de santificación para toda la humanidad. El Corazón de Cristo es Cristo, Verbo encarnado y salvador, intrínsecamente ofrecido, en el Espíritu, con amor infinito divino-humano hacia el Padre y hacia los hombres sus hermanos.
167. Como han recordado frecuentemente los Romanos Pontífices, la devoción al Corazón de Cristo tiene un sólido fundamento en
Jesús, que es uno con el Padre (cfr. Jn 10,30), invita a sus discípulos a vivir en íntima comunión con Él, a asumir su persona y su palabra como norma de conducta, y se presenta a sí mismo como maestro manso y humilde de corazón (Mt 11,29). Se puede decir, en un cierto sentido, que la devoción al Corazón de Cristo es la traducción en términos cultuales de la mirada que, según las palabras proféticas y evangélicas, todas las generaciones cristianas dirigirán al que ha sido atravesado (cfr. Jn 19,37; Zc 12,10), esto es, al costado de Cristo atravesado por la lanza, del cual brotó sangre y agua (cfr. Jn 19,34), símbolo del sacramento admirable de toda
El texto de san Juan que narra la ostensión de las manos y del costado de Cristo a los discípulos (cfr. Jn 20,20) y la invitación dirigida por Cristo a Tomás, para que extendiera su mano y la metiera en su costado (cfr. Jn 20,27), han tenido también un influjo notable en el origen y en el desarrollo de la piedad eclesial al sagrado Corazón.
168. Estos textos, y otros que presentan a Cristo como Cordero pascual, victorioso, aunque también inmolado (cfr. Ap 5,6), fueron objeto de asidua meditación por parte de los Santos Padres, que desvelaron las riquezas doctrinales y con frecuencia invitaron a los fieles a penetrar en el misterio de Cristo por la puerta abierta de su costado. Así san Agustín: La entrada es accesible: Cristo es la puerta. También se abrió para ti cuando su costado fue abierto por la lanza. Recuerda qué salió de allí; así mira por dónde puedes entrar. Del costado del Señor que colgaba y moría en
169.
170. En la época moderna, el culto del Corazón de Salvador tuvo un nuevo desarrollo. En un momento en el que el jansenismo proclamaba los rigores de la justicia divina, la devoción al Corazón de Cristo fue un antídoto eficaz para suscitar en los fieles el amor al Señor y la confianza en su infinita misericordia, de la cual el Corazón es prenda y símbolo. San Francisco de Sales (+1622), que adoptó como norma de vida y apostolado la actitud fundamental del Corazón de Cristo, esto es, la humildad, la mansedumbre (cfr. Mt 11,29), el amor tierno y misericordioso; santa Margarita María de Alacoque (+1690), a quien el Señor mostró repetidas veces las riquezas de su Corazón; San Juan Eudes (+1680), promotor del culto litúrgico al sagrado Corazón; san Claudio de
171. Las formas de devoción al Corazón del Salvador son muy numerosas; algunas han sido explícitamente aprobadas y recomendadas con frecuencia por
· la consagración personal, que, según Pío XI, entre todas las prácticas del culto al sagrado Corazón es sin duda la principal;
· la consagración de la familia, mediante la que el núcleo familiar, partícipe ya por el sacramento del matrimonio del misterio de unidad y de amor entre Cristo y
· las Letanías del Corazón de Jesús, aprobadas en 1891 para toda
· el acto de reparación, fórmula de oración con la que el fiel, consciente de la infinita bondad de Cristo, quiere implorar misericordia y reparar las ofensas cometidas de tantas maneras contra su Corazón;
· la práctica de los nueve primeros viernes de mes, que tiene su origen en la gran promesa hecha por Jesús a santa Margarita María de Alacoque. En una época en la que la comunión sacramental era muy rara entre los fieles, la práctica de los nueve primeros viernes de mes contribuyó significativamente a restablecer la frecuencia de los sacramentos de
172. La devoción al sagrado Corazón constituye una gran expresión histórica de la piedad de
173. La piedad popular tiende a identificar una devoción con su representación iconográfica. Esto es algo normal, que sin duda tiene elementos positivos, pero puede también dar lugar a ciertos inconvenientes: un tipo de imágenes que no responda ya al gusto de los fieles, puede ocasionar un menor aprecio del objeto de la devoción, independientemente de su fundamento teológico y de contenido histórico salvífico.
Así ha sucedido con la devoción al sagrado Corazón: ciertas láminas con imágenes a veces dulzonas, inadecuadas para expresar el robusto contenido teológico, no favorecen el acercamiento de los fieles al misterio del Corazón del Salvador.
En nuestro tiempo se ha visto con agrado la tendencia a representar el sagrado Corazón remitiéndose al momento de
El Corazón inmaculado de María
174. Al día siguiente de la solemnidad del sagrado Corazón de Jesús,
La devoción al Corazón inmaculado de María se ha difundido mucho, después de las apariciones de
Las expresiones de la piedad popular hacia el Corazón de María imitan, aunque salvando la infranqueable distancia entre el Hijo, verdadero Dios, y
Por lo que refiere a la devoción de la comunión sacramental durante cinco primeros sábados consecutivos, valen las observaciones hechas a propósito de los nueve primeros viernes: eliminada toda valoración excesiva del signo temporal y situada correctamente la comunión en el contexto celebrativo de
La preciosísima Sangre de Cristo
175. En la revelación bíblica, tanto en la fase de figura, propia del Antiguo Testamento, como en la de cumplimiento y perfección, propia del Nuevo, la sangre aparece íntimamente relacionado con la vida, y como antítesis con la muerte, con el éxodo y la pascua, con el sacerdocio y los sacrificios cultuales, con la redención y la alianza.
Las figuras del Antiguo Testamento referidas a la sangre y a su valor salvífico se han realizado de modo perfecto en Cristo, sobre todo en su Pascua de Muerte y Resurrección. Por esto el misterio de
Con el misterio de
· el acontecimiento de
· la figura bíblica del Cordero, con una multitud de aspectos e implicaciones: Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (Jn 1,29.36); en la que confluye la imagen del Siervo sufriente de Isaías 53, que carga sobre sí los sufrimientos y el pecado de la humanidad (cfr. Is 53,4-5); Cordero pascual (cfr. Ex 12,1; Jn 12,36), símbolo de la redención de Israel (cfr. Hech 8,31-35; 1 Cor 5,7; 1 Pe 1,18-20);
· el cáliz de la pasión, del que habla Jesús, aludiendo a su inminente muerte redentora, cuando pregunta a los hijos de Zebedeo: ¿Podéis beber el cáliz que yo voy a beber? (Mt 20,22; cfr. Mc 10,38) y el cáliz de la agonía del huerto de los olivos (cfr. Lc 22,42-43), acompañado del sudor de sangre (cfr. Lc 22,44);
· el cáliz eucarístico, que en el signo del vino contiene
· el acontecimiento de la muerte, porque mediante la sangre derramada en
· el golpe de la lanza que atravesó al Cordero inmolado, de cuyo costado abierto brotaron sangre y agua (cfr. Jn 19,34), testimonio de la redención realizada, signo de la vida sacramental de
176. Con el misterio de la sangre se relacionan, de modo particular, los títulos cristológicos de Redentor: Cristo con su sangre inocente y preciosa nos ha rescatado de la antigua esclavitud (cfr. 1 Pe 1,19) y nos limpia de todo pecado (1 Jn 1,7); de sumo Sacerdote de los bienes futuros, porque Cristo no con sangre de machos cabríos y becerros, sino con su propia sangre entró una vez para siempre en el santuario, obteniéndonos la redención eterna (Heb 9,11-12); de Testigo fiel (cfr. Ap 1,5) que hace justicia a la sangre de los mártires (cfr. Ap 6,10), que fueron inmolados por
177. La extraordinaria importancia de
En algunos lugares y Calendarios particulares, la fiesta de la preciosísima Sangre de Cristo se celebra todavía el 1 de Julio: en ella se recuerdan los títulos del Redentor.
178. La veneración de
·
· las Letanías de
·
· el Vía Sanguinis: un ejercicio de piedad reciente que, por motivos antropológicos y culturales, ha tenido su origen en África, donde hoy está particularmente extendido entre las comunidades cristianas. En el Vía Sanguinis los fieles, avanzando de un lugar a otro como en el Vía Crucis, reviven los diversos momentos en los que el Señor Jesús derramó su sangre por nuestra salvación.
179. La veneración de
La Asunción de Santa María Virgen
180. En el transcurso del Tiempo ordinario destaca, por sus múltiples significados teológicos, la solemnidad de
· aparece como el fruto más excelso de la redención, testimonio supremo de la amplitud y la eficacia de la obra salvífica de Cristo (significado soteriológico);
· constituye la prenda de la participación futura de todos los miembros del Cuerpo místico en la gloria pascual del Resucitado (aspecto cristológico);
· es para todos los hombres la imagen y la consoladora prenda del cumplimiento de la esperanza final; pues dicha glorificación plena es el destino de aquellos que Cristo ha hecho hermanos, teniendo en común con ellos la carne y la sangre (Heb 2, 14; cfr. Gal 4, 4) (aspecto antropológico);
· es la imagen escatológica de lo que
· es la garantía de la fidelidad del Señor a su promesa: reserva una recompensa espléndida a su humilde Sierva por su adhesión fiel al plan divino, esto es, un destino de plenitud y bienaventuranza, de glorificación del alma inmaculada y del cuerpo virginal, de perfecta configuración con el Hijo resucitado (aspecto mariológico).
181. La fiesta del 15 de agosto es muy apreciada en la piedad popular. En muchos lugares se considera que es la fiesta de
En los países del área germánica se ha difundido la costumbre de bendecir plantas aromáticas el 15 de Agosto. Esta bendición, que durante algún tiempo figuró en el Rituale Romanum, constituye un claro ejemplo de auténtica evangelización de ritos y creencias pre-cristianas: a Dios, por cuya palabra la tierra produce sus brotes, hierbas que producen semillas...y árboles que dan cada uno fruto con semillas, según sus especies (Gn 1,12), es a quien hacía falta dirigirse para obtener lo que los paganos trataban de conseguir mediante sus ritos mágicos: evitar los daños que producían las hierbas venenosas, aumentar la eficacia de las curativas.
De esta visión viene, en parte, el uso antiguo de aplicar a
Semana de oración por la unidad de los cristianos
182. Teniendo siempre presente la oración de Jesús: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que ellos sean una sola cosa en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado (Jn 17,21),
Dada la diversa sensibilidad de los hermanos separados, también las expresiones de la piedad popular deben tener presente el criterio ecuménico. De hecho la conversión del corazón y santidad de vida, juntamente con las oraciones privadas y públicas por la unidad de los cristianos, han de considerarse como el alma de todo el movimiento ecuménico, y con razón puede llamarse ecumenismo espiritual. Un especial punto de encuentro entre los católicos y los cristianos pertenecientes a otras Iglesias y Comunidades eclesiales es la oración en común, para impetrar la gracia de la unidad y para presentar a Dios las necesidades o preocupaciones comunes, y para darle gracias e implorar su ayuda. La oración común se recomienda especialmente durante la Semana de oración por la unidad de los cristianos, o en el tiempo entre
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