EVANGELIO
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida
Lectura del santo Evangelio según San Juan. 6, 51-58.
Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.
Discutían entre sí los judíos y decían:
"¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"
Jesús les dijo: "En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.
Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron: el que coma este pan vivirá para siempre."
Reflexión
UN PUNTO DE ENCUENTRO CON DIOS
1. - Cuando el hombre busca un punto de encuentro entre Dios y el mismo hombre, busca un monte que lanza su cima al cielo en su ansia de penetrar hasta la divinidad. Y ahí tenéis al Fuji, monte sagrado del Japón. O, también, busca un río que fecunda la vida de la tierra y pasa limpiando la suciedad del mundo. Y ahí tenéis el Ganges o el Nilo.
Pero cuando es Dios el que ofrece un punto de encuentro al hombre, lo que ofrece es una mesa familiar con un trozo de pan y un vaso de vino. Y es que el verbo de Dios hecho hombre no sólo participa de nuestro pan y nuestro vino, sino que nos invita a un pan y a un vino repletos de la misma vida de Dios.
2. - Y cuando el Señor toma como símbolos realmente portadores de la vida divina nuestro pan y nuestro vino, alimentos comunes de nuestra vida humana, nos está hablando de la necesidad que tenemos de recibir el pan vivo bajado del cielo en la Eucaristía para mantener la vida, como es indispensable el alimento para mantener la vida corporal, que todos sabemos que por falta de él mueren al año millones de personas.
El Señor no está diciendo que no nos dejemos morir espiritualmente por inanición, dejando de recibir el pan y el vino que Él nos ofrece. ¿Cuándo viniendo a misa no comulgamos no estamos dando a entender que no sabemos que ese pan es absolutamente necesario para vivir en Dios?
3. - Al comer el pan vivo no comemos un pan que asimilamos y vivificamos nosotros, es una vida que metemos en nosotros que tiende a transformar la nuestra y perpetuarla.
-- Un pan que mete en nosotros el torrente infinito de la misma vida de Dios, que fecunda lo bueno que hay en nosotros y que purifica lo malo que tenemos.
-- Un pan de vida que nos obliga a vivir, que no nos permite permanecer en la inercia, que nos saca del coma profundo en que tantas veces estamos.
-- Un pan tan excesivamente lleno de vida que puede producir una infección que acabe con la flora abundante que mantiene en nosotros el egoísmo.
-- Un pan de vida que va a descentrarnos, sacándonos del girar alrededor nuestro, para lanzarnos a girar alrededor de Dios y de nuestros hermanos los hombres.
-- Un pan que nos hace sintonizar con el mundo de Jesús, un mundo limpio, lleno de amor sacrificado, un mundo de hermanos, en el que cada uno sea constructores activos de fraternidad.
Por eso por todo ellolas exigencias de la Eucaristía nos dan miedo.
José María Maruri, SJ.
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JESÚS: ¿PAN DE VIDA?
Jesús ¿pan sin sabor?
-Unos lo gustan como lidera pero no lo saborean como presencia real de Dios
-Otros lo comen mecánicamente. Y, por esa actitud, se diluye sin efecto en sus entrañas
-Algunos lo escuchan sin interés .son palabras que pronto difuminará el viento
-Muchos lo toman como si fuese un seguro de vida .pero no caen en la cuenta de que tiene un precio: seguir y vivir el mensaje de Aquel que lo amasa
-Otros más lo comulgan pero no lo ven .ojos que no ven corazón que no siente
Jesús ¿pan para nada?
-Unos acuden a El cuando su casa se resquebraja .y lo olvidan cuando, de nuevo, está ya construida
-Otros se sientan para participar de su mesa .y a continuación cierran filas para que no entren más comensales
-Algunos quisieran espectaculares milagros .pero se resisten a ver el trasfondo divino de ellos
-Muchos lo siguen porque no pierden nada .pero luego les cuesta bastante el dejar algo por el todo
-Otros más apuran su cáliz .pero les resulta duro el despuntar sus vidas al estilo de Jesús
Jesús ¿pan sin trascendencia en nuestra vida?
-Unos lo llevan grabado en oro pero en su corazón aparece como invisible
-Otros lo esculpen en las cumbres de los montes pero no lo ven en el prójimo
-Algunos lo comulgan en la Eucaristía y lo rechazan en lo cotidiano de la vida
-Otros más no lo comulgan en la Iglesia prefieren un Jesús a la carta
Jesús ¿pan que nos cambia?
-Unos lo ven como personaje operativo y presente .saben que su figura no ha quedado encorsetada en una simple página de la historia
-Otros lo viven en propia sangre .lo hacen vida con su vida
-Algunos lo ven como regalo del cielo .y lo llevan a mil rincones de la tierra
-Otros más intuyen que es fotocopia de Dios y lo multiplican a miles con su testimonio veraz y comprometido
Jesús ¿pan de contradicción?
-Unos dicen que hace tiempo que pasó, vivió y murió y con esta afirmación se construyen castillos de falsas vidas y de intereses mezquinos
-Otros afirman que vive y tratan de cambiar el mundo con la fuerza de su amor negándose, si es preciso, a sí mismos
-Algunos dudan de su presencia y convierten su vida en un sí pero luego en un no.
-Otros más ni dudan ni afirman .simplemente creen y esperan en la última Palabra que se presenta y se visibiliza en forma de pan
Jesús ¿pan que interpela?
-Unos lo ven como PAN duro al paladar .les resulta interpelador a sus cómodas vidas
-Otros lo comen por rito y obligación .es más fácil el comer que pasar hambre
-Algunos se acercan humildemente a su presencia saben que DIOS entra más cómodamente y mejor por esa puerta
-Otros más elevan sus ojos hacia el cielo pues saben que el horno de ese PAN está situado más allá del sol y de las estrellas. Es un pan que se multiplica con el cuchillo de la justicia, se cocina con las brasas que Dios sopla, se digiere con la virtud de la Fe, se retiene con los ojos de la esperanza, se mantiene eternamente tierno cuando se comparte, sirve como paladín para la vida eterna y se presenta en la mesa de Jesús por el gran panadero que es Dios.
Siempre, Jesús, será aquel pan de dios en medio de la gran mesa de los creyentes. para comulgarlo solo es necesario creer en el y esperar en el y entonces, solo entonces, poder vivir como el.
Javier Leoz
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LA BÚSQUEDA DE LA SABIDURÍA
La primera lectura de este Vigésimo Domingo del Tiempo Ordinario habla de la sabiduría y la sitúa frente --en contra-- de la insensatez. El conocimiento de Dios --ya lo hemos dicho otras veces-- nos coloca en una realidad personal más objetiva con olvido de fantasías inalcanzables o de deseos imposibles que suelen llenar nuestros tiempos insensatos cuando estamos lejos de Dios. La búsqueda de Dios ha de ser, además, placentera y humilde. No se trata de una asignatura técnica, ni tampoco de un ejercicio histórico de investigación. Basados en las Escrituras y en lo que los cristianos, a través de los siglos e inmersos en esa conexión valida llamada Comunión de los Santos, nos han ido aportando: la Tradición.
Nuestra experiencia personal surgida de una conversión, llegada -entonces- en medio de una realidad personal muy intelectualizada y politizada, nos índica que sin la esperanza de que sea Dios quien te enseñe, nada puedes sacar adelante. El momento de la conversión es ese conocimiento de que no se está solo y que el camino a seguir no tiene ni tiempo, ni espacio, ni prisa, ni fin. La fe se convierte luego en algo ligero y nada oprimente: que no es tanto creer lo que no se ve, como intuir con seguridad lo que después veremos. Dicen que una de las primicias de ese Mundo Futuro es la Eucaristía: la recepción del Cuerpo y Sangre de Cristo. Sin duda, y como experiencia personal, diremos que ayuda fundamentalmente en ese camino primero de relación con Dios.
La misa --mesa en la que coinciden la Escritura y la Eucaristía-- es un ingrediente fundamental para ir creciendo en el conocimiento de la cercanía de Dios. Por eso consideramos muy importantes estos domingos de Agosto que la liturgia nos presenta las Lecturas Eucarísticas y, sobre todo, los pasajes del Evangelio de San Juan en los que Jesús habla de entregar su Cuerpo y su Sangre para la salvación de todos.
Es, precisamente, el pasaje que leemos esta semana en el que el mismo Jesús confirma que su Cuerpo y su Sangre son verdadera comida y verdadera bebida. No un planteamiento simbólico. Junto al convencimiento testimonial que nos dan las Escrituras está esa aproximación interna que nos acerca a la verdad y que produce la recepción de la Eucaristía. No es un acto sentimental, no se trata de sentimientos, es una comunicación con Quien se recibe. ¡Ojalá muchos que no se acercan al Sagrario pudieran comenzar a intuir las "ventajas" fehacientes que la recepción del Cuerpo y de la Sangre de Cristo producen!
Ángel Gómez Escorial
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