lunes, noviembre 27, 2006

guion de misa para el primer domingo de adviento ciclo "C"

Celebrando la Vida

en el

Nuevo Milenio

Guiones para la celebración de la Cena del Señor

Ciclo "C"

Miguel Ángel Osimani

EDICIONES BETANIA

 

 

 

DOMINGO Iº DE ADVIENTO

 

 

PREPARACIÓN: 

Antes de la salida del celebrante

 

Hoy, la Iglesia Universal celebra el domingo primero de Adviento, de este nuevo milenio, iniciando un nuevo año litúrgico, y dentro de él, iniciamos concretamente, el ciclo "C".

"Este es el tiempo de la espera gozosa del Señor, que nos invita a prepararnos para su vuelta gloriosa con la conversión del corazón. Es el tiempo de estar vigilantes para descubrir mejor, en las diversas circunstancias de la vida, los signos de la presencia de Jesús; a quien lo busca fielmente no dejará de mostrarle el rostro del Padre celestial."

 

AMBIENTACIÓN: 

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

 

El Señor hoy nos llama a estar atentos, preparándonos para su venida, descubriendo su presencia entre nosotros, no sólo en la Eucaristía y en la Palabra, sino también en cada hombre. Y nuestra respuesta debe ser el llevar una vida verdaderamente sobria, sin dejarnos atrapar por las excesivas preocupaciones que nos propone el mundo, y reconociéndonos como peregrinos que caminamos, con gozosa esperanza, hacia la Patria definitiva del Cielo.

1ª. LECTURA:  (Jr 33, 14-16)         (Ver texto)

 

En este breve fragmento, las promesas que el profeta Jeremías anuncia en nombre de Dios al pueblo judío, son promesas, también vigentes hoy, para cada uno de nosotros.

 

SALMO RESP.:     (24, 4-5a. 8-10. 14)    (Ver texto)

                    R.   A tí, Señor, elevo mi alma.              

2ª. LECTURA:    (1Ts 3, 12 - 4, 2)    (Ver texto)

 

Las palabras de Pablo son un clara exhortación para nuestra manera de vivir cada día. Escuchémoslas con suma atención.

EVANGELIO:   (Lc 21, 25-28. 34-36)     (Ver texto)

 

Escuchemos ahora al mismo Jesús que nos habla; Él nos anuncia la liberación defintiva. Lo aclamamos con el gozoso canto del Aleluya.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES:

 

CELEBRANTE:

 

Queridos hermanos y hermanas, con la confianza de que nuestra salvación está más cerca, pidamos a nuestro Padre del Cielo, que siempre nos escucha, por nosotros y por todos los hombres, nuestros hermanos.

 

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"PADRE, AUMENTA NUESTRA ESPERANZA"

v Para que por la predicación de la Iglesia y de nuestro amado Santo Padre, todos los hombres nos convirtamos y permanezcamos en gozosa y vigilante espera del Hijo de Dios, te pedimos...

 

v Para que bajo la guía segura de nuestro Obispo, peregrinemos en la alegre espera, construyendo una Iglesia diocesana que viva aguardando al Mesías que viene a salvarnos, te pedimos...

 

v Para que todos los habitantes de esta querida Patria convirtamos nuestro corazón y así podamos construir una nación en la que verdaderamente reine la justicia, la fraternidad y la solidaridad, especialmente con los que menos tienen, te pedimos...

 

v Para que en cada necesitado, pobre, enfermo, abandonado, sin techo, sin trabajo, veamos al mismo Cristo que hoy también viene a nuestro encuentro, y lo recibamos, en ellos, como Él lo merece, te pedimos...

 

v Para que todos los cristianos nos preparemos, por una profunda conversión de nuestras vidas, como único medio para poder celebrar cristianamente la Navidad, te pedimos...

 

CELEBRANTE:

 

Padre, tú que no abandonas la obra de tus manos, mira a este pueblo que espera con fe la venida de tu Hijo, y por la intercesión de María, Virgen y Madre, escucha las súplicas que te presentamos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

 

Presentamos sobre la mesa del altar, el pan y el vino; junto con ellos presentemos también una sincera disposición a vivir en la gozosa y atenta espera del Hijo de Dios, que viene a nuestro encuentro en cada momento de nuestra vida.

DIÁLOGO DEL PREFACIO:

Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Unamos nuestras voces y nuestros corazones en la acción de gracias a nuestro Padre del Cielo, que nos ha dado a su Hijo y nos ayuda, con su Espíritu, a una sincera conversión de nuestras vidas.

COMUNIÓN:

Jesús vino al mundo por María, vendrá glorioso al final de los tiempos, pero también viene diariamente a nosotros en la presencia de cada hermano necesitado y en este Pan con que ahora quiere alimentarnos.

DESPEDIDA:

Hemos comenzado a recorrer el camino del Adviento, "un tiempo de gracia que debe ayudarnos a ser testigos cada vez más generosos del amor de Dios y mensajeros de su esperanza, pidiendo a la Virgen del Adviento que nos guíe a todos en este tiempo de espera."

 

Corona de Adviento

La Corona de Adviento

ver artículo: El significado de la corona de Adviento

La corona de adviento se hace con follaje verde sobre el que se insertan cuatro velas. Tres velas son violeta, una es rosa. El primer domingo de adviento encendemos la primera vela y cada domingo de adviento encendemos una vela mas hastallegar a la Navidad. La vela rosa corresponde al tercer domingo y representa el gozo. Mientras se encienden las velas se hace una oración, utilizando algún pasaje de la Biblia y se entonan cantos. Esto lo hacemos en las misas de adviento y también es recomendable hacerlo en casa, por ejemplo antes o después de la cena. Si no hay velas de esos colores aun se puede hacer la corona ya que lo mas importante es el significado: la luz que aumenta con la proximidad del nacimiento de Jesús quien es la Luz del Mundo. La corona se puede llevar a la iglesia para ser bendecida por el sacerdote.

Origen: La corona de adviento encuentra sus raíces en las costumbres pre-cristianas de los germanos (Alemania). Durante el frío y la oscuridad de diciembre, colectaban coronas de ramas verdes y encendían fuegos como señal de esperanza en la venida de la primavera. Pero la corona de adviento no representa una concesión al paganismo sino, al contrario, es un ejemplo de la cristianización de la cultura. Lo viejo ahora toma un nuevo y pleno contenido en Cristo. El vino para hacer todas las cosas nuevas.

Nueva realidad: Los cristianos supieron apreciar la enseñanza de Jesús: Juan 8,12: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.». La luz que prendemos en la oscuridad del invierno nos recuerda a Cristo que vence la oscuridad. Nosotros, unidos a Jesús, también somos luz: Mateo 5,14 «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte."

En el siglo XVI católicos y protestantes alemanes utilizaban este símbolo para celebrar el adviento: Aquellas costumbres primitivas contenían una semilla de verdad que ahora podía expresar la verdad suprema: Jesús es la luz que ha venido, que está con nosotros y que vendrá con gloria. Las velas anticipan la venida de la luz en la Navidad: Jesucristo.

Las ramas de verde perenne recuerdan Jesús es la luz eterna. En los países fríos se escogen ramas de los árboles que no pierden sus hojas en el invierno, para simbolizar que Dios no cambia.

El círculo nos recuerda que Dios no tiene principio ni fin, es eterno.

Recordamos la larga espera de la Humanidad que, cayendo en pecado, vivía en oscuridad. El Pueblo de Israel recibió de Dios la promesa y los profetas la mantenían viva en los corazones. Nosotros, por el bautismo, estamos llamados a ser profetas y anunciar el reino de Dios. Es así que nosotros, en Cristo, somos luz.


ORACIÓN CON LA CORONA DE ADVIENTO

Primera Semana
Todos hacen la señal de la cruz.
(Las lecturas se pueden repartir de antemano entre la familia pero es significativo que la cabeza del hogar tome las lecturas principales):
Líder: "Nuestro auxilio es en el nombre del Señor"
Todos: "Que hizo el cielo y la tierra"
Líder: "En los días de adviento, recordamos nuestra espera en la liberación del Señor. Siempre necesitamos Su salvación. En torno a esta corona recordaremos su promesa.

Lectura del profeta Isaías 9:1-2
El pueblo que andaba a oscuras vio una luz grande.
Los que vivían en tierra de sombras una luz brilló sobre ellos.
Acrecentaste el regocijo, hiciste grande la alegría.
Alegría por tu presencia, cual la alegría en la siega,
como se regocijan repartiendo botín.
"Palabra de Dios"
Todos: "Te alabamos Señor".

Líder: Rm. 13, 11-12. "Ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora nuestra salvación está mas cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz"

Bendición de la corona
Líder:
Bendícenos Señor y a esta corona de adviento.
Líder: "Señor Dios nuestro, te alabamos por tu Hijo Jesucristo:
El es Emmanuel, la esperanza de los pueblos,
La sabiduría que nos enseña y guía,
El Salvador de todas las naciones.

Señor Dios que tu bendición descienda sobre nosotros al encender las velas de esta corona.
Que la corona y su luz sean un signo de la promesa del Señor que nos trae salvación.
Que venga pronto y sin tardanza.
Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.
Todos: "amen".

Se enciende la primera vela
Líder
: "Bendigamos al Señor"
Todos hacen la señal de la cruz mientras dicen: "Demos gracias a Dios".

Recordamos al virtud de la Fe.
La Anunciación
La Virgen María, como el pueblo judío, esperaba la venida del Salvador, rezaba, leía, meditaba y guardaba las Sagradas Escrituras en su corazón.
Nosotros nos preparamos para dar nuestro "Si" unidos a María en la Anunciación.
Tiempo de silencio / Tiempo de intercesión
Padre Nuestro / Ave María.

Oración final: "Dios todopoderoso, aviva en tus fieles, al comenzar el Adviento, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene, acompañados por las buenas obras, para que, colocados un día a su derecha, merezcan poseer el reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo.
Todos: "Amén".


Segunda Semana

Todos hacen la señal de la cruz.
Líder: "Nuestro auxilio es en el nombre del Señor"
Todos: "Que hizo el cielo y la tierra"

Lectura bíblica: 1Tesalonisenses 5,23-24 "Que el mismo Dios de la Paz os consagre totalmente, y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la venida del Señor Jesucristo. El que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas"
"Palabra de Dios"
Todos: "Te alabamos Señor".

Se encienden dos velas
Líder:
"Bendigamos al Señor"
Todos hacen la señal de la cruz mientras dicen: "Demos gracias a Dios".

Recordamos la virtud de la Caridad
La Visitación
María fue presurosa a servir a su prima Isabel ya que el ángel le avisó que de ella nacería un niño: Juan Bautista. No temió la distancia y las dificultades. Respondió con un amor que se hace servicio y que une corazones.

Acción: Es tiempo de ir a servir a los que mas nos necesitan, en especial los pobres, los enfermos... los ancianos

Tiempo de silencio / Tiempo de intercesión
Padre Nuestro / Ave María.

Oración final:
"Señor Todopoderoso, rico en misericordia, cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo, no permitas que lo impidan los afanes de este mundo; guíanos hasta él con sabiduría divina para que podamos participar plenamente de su vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

Todos: "Amén".


Tercera Semana

Todos hacen la señal de la cruz.
Líder: "Nuestro auxilio es en el nombre del Señor"
Todos: "Que hizo el cielo y la tierra"

Lecturas bíblicas:
Primera lectura: 1 Tesalonicenses 3,12-13 "Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos. Y que así os fortalezca internamente, para que, cuando Jesús, nuestro Señor, vuelva acompañado de todos sus santos, os presentéis santos e irreprensibles ante Dios nuestro Padre”
"Palabra de Dios"
Todos: "Te alabamos Señor".

Segunda lectura: Filipenses 4,4-5. "Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca." "Palabra de Dios"
Todos: "Te alabamos Señor".

Se encienden tres velas
Líder
: "Bendigamos al Señor"
Todos hacen la señal de la cruz mientras dicen: "Demos gracias a Dios".

Esperanza
A Belén
La Virgen vuelve a viajar, lejos de su familia y amistades, obedece el mandato del emperador... En Belén ella y San José no encuentran sino rechazo. Todo parece salir muy mal... Por menos algunos matrimonios se han divorciado. Pero ellos no pierden la esperanza.

No hay Navidad sin sufrimiento, sin la prueba y la superación de los egoísmos. La esperanza cristiana lo vence todo. No es resignación negativa. Hace todo lo posible para hacer de las situaciones difíciles lo mejor. No pierde de vista a Dios que se hace presente en el corazón humilde y fiel.

Tiempo de silencio. / Tiempo de intercesión
Padre Nuestro. / Ave María.

Oración final:
Estás viendo, Señor, cómo tu pueblo espera con fe la fiesta del nacimiento de tu Hijo; concédenos llegar a la Navidad, fiesta de gozo y salvación, y poder celebrarla con alegría desbordante. Por nuestro Señor Jesucristo.

Todos: "Amén".


Cuarta Semana
Todos hacen la señal de la cruz.
Líder: "Nuestro auxilio es en el nombre del Señor"
Todos: "Que hizo el cielo y la tierra"

Lectura bíblica:
Primera lectura: Rm 13,13-14 "Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestios del Señor Jesucristo". "Palabra de Dios"
Todos: "Te alabamos Señor".

Segunda lectura: 2 Tes. 1,6-7 "Es justo a los ojos de Dios pagar con alivio a vosotros, los afligidos, y a nosotros, cuando el Señor Jesús se revele, viniendo del cielo acompañado de sus poderosos ángeles, entre las aclamaciones de sus pueblo santo y la admiración de todos los creyentes." -"Palabra de Dios"
Todos: "Te alabamos Señor".
Líder: "Ven, Señor, y no tardes.
Todos: "Perdona los pecados de tu pueblo".

Se encienden las cuatro velas
Líder
: "Bendigamos al Señor"
Todos hacen la señal de la cruz mientras dicen: "Demos gracias a Dios".

Humildad y gloria
El Nacimiento de Jesús

Líder: Lectura del Evangelio según San Lucas (2:6-7)
"Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron
los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito,
le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento."
"Palabra de Dios"
Todos: "Te alabamos Señor".

Meditación: La Virgen y San José, con su fe, esperanza y caridad salen victoriosos en la prueba. No hay rechazo, ni frío, ni oscuridad ni incomodidad que les pueda separar del amor de Cristo que nace. Ellos son los benditos de Dios que le reciben. Dios no encuentra lugar mejor que aquel pesebre, porque allí estaba el amor inmaculado que lo recibe.

Nos unimos a La Virgen y San José con un sincero deseo de renunciar a todo lo que impide que Jesús nazca en nuestro corazón.

Tiempo de silencio / Tiempo de intercesión
Padre Nuestro / Ave María.

Oración Final
Derrama Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

Todos: "Amén"

fuente: link

Medalla Milagrosa


La Virgen sobre el altar mayor de Rue du VacNUESTRA SEÑORA DE LAS GRACIAS

APARICIONES DE LA VIRGEN MARIA
A SANTA CATALINA LABOURE
Y LA MEDALLA MILAGROSA,
París. -1830.

-SCTJM


medalla milagrosa

Las apariciones
El 1830 es un año clave: tiene lugar en París la primera aparición moderna de la Virgen Santísima. Comienza lo que Pío XII llamó la "era de María", una etapa de repetidas visitaciones celestiales. Entre otras: La Salette, Lourdes, Fátima ... Y como en su visita a Santa Isabel, siempre viene para traernos gracia, para acercarnos a Jesús, el fruto bendito de su vientre. También para recordarnos el camino de salvación y advertirnos las consecuencias de optar por otros caminos.

Sta. Catalina Labouré

Catalina nació el 2 de mayo de 1806, en Fain-les-Moutiers, Borgoña ( Francia ). Entró a la vida religiosa con la Hijas de la Caridad el 22 de enero de 1830 y después de tres meses de postulantado, 21 de abril, fue trasladada al noviciado de París, en la Rue du Bac, 140.

El Corazón de San Vicente

La novicia estaba presente cuando trasladaron los restos de su fundador, San Vicente de Paul, a la nueva iglesia de los Padres Paules a solo unas cuadras de su noviciado. El brazo derecho del santo fue a la capilla del noviciado. En esta capilla, durante la novena, Catalina vio el corazón de San Vicente en varios colores. De color blanco, significando la unión que debía existir entres las congregaciones fundadas por San Vicente. De color rojo, significando el fervor y la propagación que habían de tener dichas congregaciones. De color rojo oscuro, significando la tristeza por el sufrimiento que ella padecería. Oyó interiormente una voz: " el corazón de San Vicente está profundamente afligido por los males que van a venir sobre Francia ". La misma voz añadió un poco mas tarde: " El corazón de San Vicente está mas consolado por haber obtenido de Dios, a través de la intercesión de la Santísima Virgen María, el que ninguna de las dos congregaciones perezca en medio de estas desgracias, sino que Dios hará uso de ellas para reanimar la fe ".

Visiones del Señor en la Eucaristía

Durante los 9 meses de su noviciado en la Rue du Bac, sor Catalina tuvo también la gracia especial de ver todos los días al Señor en el Santísimo Sacramento.

El domingo de la Santísima Trinidad, 6 de junio de 1830, el Señor se mostró durante el evangelio de la misa como un Rey, con una cruz en el pecho. De pronto, los ornamentos reales de Jesús cayeron por tierra, lo mismo que la cruz, como unos despojos desperdiciables. "Inmediatamente - escribió sor Catalina - tuve las ideas mas negras y terribles: que el Rey de la tierra estaba perdido y sería despojado de sus vestiduras reales. Sí, se acercaban cosa malas ".

Virgen MilagrosaCatalina sueña con ver a la Virgen

El domingo 18 de Julio 1930, víspera de la fiesta de San Vicente de Paúl, La maestra de novicias les había hablado sobre la devoción a los santos, y en particular a la Reina de todos ellos, María Santísima. Sus palabras, impregnadas de fe y de una ardiente piedad, avivaron en el corazón de Sor Laboure el deseo de ver y de contemplar el rostro de la Santísima Virgen. Como era víspera de San Vicente, les habían distribuido a cada una un pedacito de lienzo de un roquete del santo. Catalina se lo tragó y se durmió pensando que S. Vicente, junto con su ángel de la guarda, le obtendrían esa misma noche la gracia de ver a la Virgen como era su deseo. Precisamente, los anteriores favores recibidos en las diversas apariciones de San Vicente a Sor Catalina alimentaban en su corazón una confianza sin limites hacia su bienaventurado padre, y su candor y viva esperanza no la engañaron. "La confianza consigue todo cuanto espera" (San Juan de la Cruz).

El Angel la despierta

Todo era silencio en la sala donde dormía Sor Catalina y cerca de las 11:30 PM oyó que por tres veces la llamaban por su nombre. Se despertó y apartando un poco las cortinas de su cama miro del lado que venia la voz y vio entonces un niño vestido de blanco, que parecía tener como cuatro o cinco años, y el cual le dijo: "Levántate pronto y ven a la capilla; la Santísima Virgen te espera".

Sor Catalina vacila; teme ser notada de las otras novicias; pero el niño responde a su preocupación interior y le dice: "No temas; son las 11;30 p.m.; todas duermen muy bien. Ven yo te aguardo".

Ella no se detiene ya ni un momento; se viste con presteza y se pone a disposición de su misterioso guía, "que permanecía en pie sin separarse de la columna de su lecho."

Vestida Sor Catalina, el niño comienza a andar, y ella lo sigue marchando a "su lado izquierdo". Por donde quiera que pasaban las luces se encendían. El cuerpo del niño irradiaba vivos resplandores y a su paso todo quedaba iluminado.

Al llegar a la puerta de la capilla la encuentra cerrada; pero el niño toca la puerta con su dedito y aquella se abrió al instante.

Dice Catalina: "Mi sorpresa fue mas completa cuando, al entrar a la capilla, vi encendidas todas las velas y los cirios, lo que me recordaba la Misa de media noche". (todavía ella no ve a la Virgen)

El niño la llevó al presbiterio, junto al sillón destinado al P. Director, donde solía predicar a las Hijas de la Caridad, y allí se puso de rodillas, y el niño permaneció de pie todo el tiempo al lado derecho.

La espera le pareció muy larga, ya que con ansia deseaba ver a la Virgen. Miraba ella con cierta inquietud hacia la tribuna derecha, por si las hermanas de vela, que solían detenerse para hacer un acto e adoración, la veían.

Por fin llego la hora deseada, y el niño le dijo: "Ved aquí a la Virgen, vedla aquí"

Sor Catalina oyó como un rumor, como el roce de un traje de seda, que partía del lado de la tribuna, junto al cuadro de San José. Vio que una señora de extremada belleza, atravesaba majestuosamente el presbiterio, "fue a sentarse en un sillón sobre las gradas del altar mayor, al lado del Evangelio".

Aparición de la VirgenSor Catalina en el fondo de su corazón dudaba si verdaderamente estaba o no en presencia de la Reina de los Cielos, pero el niño le dijo: "Mira a la Virgen".

Le era casi imposible describir lo que experimentaba en aquel instante, lo que paso dentro de ella, y le parecía que no veía a la Santísima Virgen.

Entonces el niño le habló, no como niño, sino como el hombre mas enérgico y palabras muy fuertes: -"¿Por ventura no puede la Reina de los Cielos aparecerse a una pobre criatura mortal en la forma que mas le agrade?" "

Entonces, mirando a la Virgen, me puse en un instante a su lado, me arrodille en el presbiterio, con las manos apoyadas en las rodillas de la Santísima Virgen. "Allí pasé los momentos más dulces de mi vida; me sería imposible decir lo que sentí".

Ella me dijo cómo debía portarme con mi director, la manera de comportarme en las penas y acudir (mostrándome con la mano izquierda) a arrojarme al pie del altar y desahogar allí mi corazón, pues allí recibiría todos los consuelos de que tuviera necesidad. Entonces le pregunté que significaban las cosa que yo había visto, y ella me lo explicó todo ".

Instrucciones de la Santísima Virgen

Fueron muchas las confidencias que Sor Catalina recibió de los labios de María Santísima, pero jamas podremos conocerlas todas, porque respecto a algunas de ellas, le fue impuesto el mas absoluto secreto.

La Virgen le dio algunos consejos para su particular provecho espiritual: (La Virgen es Madre y Maestra)

1- Como debía comportarse con su director (humildad profunda y obediencia). Esto a pesar de que su confesor, el padre Juan María Aladel, no creyó sus visiones y le dijo que las olvidara.

2- La manera de comportarse en las penas, (paciencia, mansedumbre, gozo)

3- Acudir siempre (mostrándole con la mano izquierda) a arrojarse al pie del altar y desahogar su corazón, pues allí recibiría todos los consuelos de que tuviese necesidad. (corazón indiviso, no consuelos humanos)

La Virgen también le explicó el significado de todas las apariciones y revelaciones que había tenido de San. Vicente y del Señor.

Luego continuó diciéndole:

Dios quiere confiarte una misión; te costara trabajo, pero lo vencerás pensando que lo haces para la gloria de Dios. Tu conocerás cuan bueno es Dios. Tendrás que sufrir hasta que los digas a tu director. No te faltaran contradicciones; mas te asistirá la gracia; no temas. Háblale a tu director con confianza y sencillez; ten confianza no temas. Veras ciertas cosas; díselas. Recibirás inspiraciones en la oración.

Los tiempos son muy calamitosos. Han de llover desgracias sobre Francia. El trono será derribado. El mundo entero se verá afligido por calamidades de todas clases (al decir esto la Virgen estaba muy triste). Venid a los pies de este altar, donde se prodigaran gracias a todos los que las pidan con fervor; a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres.

Deseo derramar gracias sobre tu comunidad; lo deseo ardientemente. Me causa dolor el que haya grandes abusos en la observancia, el que no se cumplan las reglas, el que haya tanta relajación en ambas comunidades a pesar de que hay almas grandes en ellas. Díselo al que esta encargado de ti, aunque no sea el superior. Pronto será puesto al frente de la comunidad. El deberá hacer cuanto pueda para restablecer el vigor de la regla. Cuando esto suceda otra comunidad se unirá a las de ustedes.

Vendrá un momento en que el peligro será grande; se creerá todo perdido; entonces yo estaré contigo, ten confianza. Reconocerás mi visita y la protección de Dios y de San Vicente sobre las dos comunidades..

Mas no será lo mismo en otras comunidades, en ellas habrá víctimas..(lagrimas en los ojos). El clero de París tendrá muchas víctimas..Morirá el señor Arzobispo.

Hija mía, será despreciada la cruz, y el Corazón de mi Hijo será otra vez traspasado; correrá la sangra por las calles ( la Virgen no podía hablar del dolor, las palabras se anudaban en su garganta; semblante pálido). El mundo entero se entristecerá . Ella piensa: ¿cuando ocurrirá esto? y una voz interior asegura: cuarenta años y diez y después la paz.

La Virgen, después de estar con ella unas dos horas, desaparece de la vista de Sor Catalina como una sombra que se desvanece.

En esta aparición la Virgen:

  • Le comunica una misión que Dios le quiere confiar.
  • La prepara con sabios consejos para que hable con sumisión y confianza a su director.
  • Le anuncia futuros eventos para afianzar la fe de aquellos que pudieran dudar de la aparición.
  • Le Regala una relación familiar de madre-hija: la ve, se acerca a ella, hablan con familiaridad y sencillez, la toca y la Virgen no solo consiente, sino que se sienta para que Catalina pueda aproximarse hasta el extremo de apoyar sus brazos y manos en las rodillas de la Reina del Cielo.
  • Todas las profecías se cumplieron:

    1-la misión de Dios pronto le fue indicada con la revelación de la medalla milagrosa.

    2-una semana después de esta aparición estallaba la revolución. Los revoltosos ocupaban las calles de París, saqueos, asesinatos, y finalmente era destronado Carlos X, sustituido por el "rey ciudadano" Luis Felipe I, gran maestro de la masonería.

    3-El P. Aladel (director) es nombrado en 1846 Director de las Hijas de la Caridad, establece la observancia de la regla y hacia la década del 60 otra comunidad femenina se une a las Hijas de la Caridad.

    4-En 1870 (a los 40 años) llegó el momento del gran peligro, con los horrores de la Comuna y el fusilamiento del Arzobispo Mons. Darboy y otros muchos sacerdotes.

    5- solo queda por cumplir la ultima parte.

    Aparición del 27 de noviembre del 1830

    La tarde el 27 de Nov. de 1830, sábado víspera del primer domingo de Adviento, en la capilla, estaba Sor Catalina haciendo su meditación, cuando le pareció oír el roce de un traje de seda que le hace recordar la aparición anterior.

    Aparece la Virgen Santísima, vestida de blanco con mangas largas y túnica cerrada hasta el cuello. Cubría su cabeza un velo blanco que sin ocultar su figura caía por ambos lados hasta los pies. Cuando quiso describir su rostro solo acertó a decir que era la Virgen María en su mayor belleza.

    Sus pies posaban sobre un globo blanco, del que únicamente se veía la parte superior, y aplastaban una serpiente verde con pintas amarillas. Sus manos elevadas a la altura del corazón sostenían otro globo pequeño de oro, coronado por una crucecita.

    La Stma. Virgen mantenía una actitud suplicante, como ofreciendo el globo. A veces miraba al cielo y a veces a la tierra. De pronto sus dedos se llenaron de anillos adornados con piedras preciosas que brillaban y derramaban su luz en todas direcciones, circundándola en este momento de tal claridad, que no era posible verla.

    Tenia tres anillos en cada dedo; el mas grueso junto a la mano; uno de tamaño mediano en el medio, y no mas pequeño, en la extremidad. De las piedras preciosas de los anillos salían los rayos, que se alargaban hacia abajo; llenaban toda la parte baja.

    Mientras Sor Catalina contemplaba a la Virgen, ella la miró y dijo a su corazón:

    Este globo que ves (a los pies de la Virgen) representa al mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden.

    Con estas palabras La Virgen se da a conocer como la mediadora de las gracias que nos vienen de Jesucristo.

    El globo de oro (la riqueza de gracias) se desvaneció de entre las manos de la Virgen. Sus brazos se extendieron abiertos, mientras los rayos de luz seguían cayendo sobre el globo blanco de sus pies.

    medalla milagrosaLa Medalla Milagrosa:

    En este momento se apareció una forma ovalada en torno a la Virgen y en el borde interior apareció escrita la siguiente invocación: "María sin pecado concebida, ruega por nosotros, que acudimos a ti"

    Estas palabras formaban un semicírculo que comenzaba a la altura de la mano derecha, pasaba por encima de la cabeza de la Santísima Virgen, terminando a la altura de la mano izquierda .

    Oyó de nuevo la voz en su interior: "Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán mas abundantes para los que la lleven con confianza".

    La aparición, entonces, dio media vuelta y quedo formado en el mismo lugar el reverso de la medalla.

    En el aparecía una M, sobre la cual había una cruz descansando sobre una barra, la cual atravesaba la letra hasta un tercio de su altura, y debajo los corazones de Jesús y de María, de los cuales el primero estaba circundado de una corona de espinas, y el segundo traspasado por una espada. En torno había doce estrellas.

    La misma aparición se repitió, con las mismas circunstancias, hacia el fin de diciembre de 1830 y a principios de enero de 1831. La Virgen dijo a Catalina: "En adelante, ya no veras , hija mía; pero oirás mi voz en la oración".

    Un día que Sor Catalina estaba inquieta por no saber que inscripción poner en el reverso de la medalla, durante la oración, la Virgen le dijo: "La M y los dos corazones son bastante elocuentes".

    Símbolos de la Medalla y mensaje espiritual:

    En el Anverso:

    -María aplastando la cabeza de la serpiente que esta sobre el mundo. Ella, la Inmaculada, tiene todo poder en virtud de su gracia para triunfar sobre Satanás.

    -El color de su vestuario y las doce estrellas sobre su cabeza: la mujer del Apocalipsis, vestida del sol.

    -Sus manos extendidas, transmitiendo rayos de gracia, señal de su misión de madre y mediadora de las gracias que derrama sobre el mundo y a quienes pidan.

    -Jaculatoria: dogma de la Inmaculada Concepción (antes de la definición dogmática de 1854). Misión de intercesión, confiar y recurrir a la Madre.

    -El globo bajo sus pies: Reina del cielos y tierra.

    -El globo en sus manos: el mundo ofrecido a Jesús por sus manos.

    En el reverso:

    -La cruz: el misterio de redención- precio que pagó Cristo. obediencia, sacrificio, entrega

    -La M: símbolo de María y de su maternidad espiritual.

    -La barra: es una letra del alfabeto griego, "yota" o I, que es monograma del nombre, Jesús.

    Agrupados ellos: La Madre de Jesucristo Crucificado, el Salvador.

    -Las doce estrellas: signo de la Iglesia que Cristo funda sobre los apóstoles y que nace en el Calvario de su corazón traspasado.

    -Los dos corazones: la corredención. Unidad indisoluble. Futura devoción a los dos y su reinado.

    Nombre:

    La Medalla se llamaba originalmente: "de la Inmaculada Concepción", pero al expandirse la devoción y haber tantos milagros concedidos a través de ella, se le llamó popularmente "La Medalla Milagrosa".

    Conversión de Ratisbone:

    Alfonso Ratisbone era abogado y banquero, judío, de 27 años. Tenía gran odio hacia los católicos porque su hermano Teodoro se había convertido y ordenado sacerdote, tenía como insignia la medalla milagrosa y luchaba por la conversión de los judíos.

    Alfonso pensaba casarse poco después con una hija de su hermano mayor, Flora, diez años menor que el, cuando en enero de 1842, haciendo un viaje de turismo a Nápoles y Malta, por una equivocación de trenes llego a Roma. Aquí se creyó en la obligación de visitar a un amigo de la familia, el barón Teodoro de Bussiere, protestante convertido al catolicismo.

    El barón le recibió con toda cordialidad y se ofreció a enseñarle Roma. En una reunión donde Ratisbone hablaba horrores de los católicos, este barón lo escuchó con mucha paciencia y al final le dijo: "Ya que usted está tan seguro de si, prométame llevar consigo lo que le voy a dar- ¿Que cosa?. Esta medalla. Alfonso la rechazó indignado y el barón replicó: "Según sus ideas, el aceptarla le debía dejar a usted indiferente. En cambio a mi me causaría satisfacción." Se echó a reír y se la puso comentando que él no era terco y que era un episodio divertido. El barón se la puso al cuello y le hizo rezar el Memorare.

    El barón pidió oraciones a varias personas entre ellas al conde La Ferronays quien le dijo: "si le ha puesto la medalla milagrosa y le ha hecho rezar el Memorare, seguro que se convierte." El conde murió de repente dos días después. Se supo que durante esos dos días había ido a la basílica de Sta. María la Mayor a rezar cien Memorares por la conversión de Ratisbone.

    Por la Plaza España se encuentra el barón con Ratisbone en su último día en Roma y este le invita a pasear. Pero antes tenía que pasar por la Iglesia de San Andrés a arreglar lo del funeral del conde. Ratisbone le acompaña a la Iglesia. He aquí su testimonio de lo que entonces sucedió: "a los pocos momentos de encontrarme en la Iglesia, me sentí dominado por una turbación inexplicable. Levanté los ojos y me pareció que todo el edificio desaparecía de mi vista. Una de las capillas (la de San Miguel) había concentrado toda la luz, y en medio de aquel esplendor apareció sobre el altar, radiante y llena de majestad y de dulzura, la Virgen Santísima tal y como esta grabada en la medalla. Una fuerza irresistible me impulsó hacia la capilla. Entonces la Virgen me hizo una seña con la mano como indicándome que me arrodillara... La Virgen no me habló pero lo he comprendido todo."

    Santa Catalina Laboure
    Santa Catalina Laboure descansa en Rue du Vac,
    Paris su cuerpo incorrupto

    El barón lo encuentra de rodillas, llorando y rezando con las manos juntas, besando la medalla. Poco tiempo mas tarde es bautizado en la Iglesia del Gesu en Roma. Por orden del Papa, se inicia un proceso canónico, y fue declarado "verdadero milagro".

    Alfonso Ratisbone entró en la Compañía de Jesús. Ordenado sacerdote, fue destinado a París donde estuvo ayudando a su hermano Teodoro en los catecumenados para la conversión de los judíos.

    Después de haber sido por 10 años Jesuita, con permiso sale de la orden y funda en 1848, las religiosas y las misiones de Ntra. Sra. de Sión. En solo los diez primeros años Ratisbone consiguió la conversión de 200 judíos y 32 protestantes. Trabajó lo indecible en Tierra Santa, logrando comprar el antiguo pretorio de Pilato, que convirtió en convento e Iglesia de las religiosas. También consiguió que estas religiosas fundasen un hospicio en Ain-Karim, donde murió santamente en 1884 a los 70 años.



    Triduo en honor de la Virgen de la Medalla Milagrosa.

    Por la señal de la Santa Cruz, etc.

    ACTO DE CONTRICION.

    Oración para todos los días:
    ¡Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
    ¡Dulcísima Reina de los cielos y de la tierra!; que por amor a los hombres te dignastes a manifestarte, a vuestra sierva Sor Catalina, con las manos llenas de rayos de luz; a fìn de hacer saber al mundo que deseas derramar abundantes gracias sobre todos los que con confianza te piden; Concèdeme Madre mía, que a imitación de Sor Catalina derrames en mi alma la luz necesaria para conocer mi nada y mi miseria; y lo mucho que debo a mi Padre Dios, por tantísimos beneficios, como me ha dispensado; y que cumpliendo su voluntad en esta vida; pueda gozarle en Tu compañía eternamente en el cielo. Amén.

    Tres Ave Marías, y 3 veces la jaculatoria “Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”.

    Primer Día:

    ¡Amorosísima Madre mía!, que placer tiene mi alma, cuando considero que tantos deseos tienes en concederme vuestros favores; que no esperas otra cosa, sino que acuda a Tì, para remediar nuestros males y llenarnos de vuestras gracias y dones.
    Oh María, mi Madre amada, reina de la Corte Celestial, te ruego que todos acudamos siempre a Tì, como nuestra única esperanza.

    Oración Final:

    Acuérdate, ¡Oh piadosísima Siempre Virgen María!, que no se ha oído decir jamás; que ninguno de los que han recurrido a vuestra protección, e implorado vuestro socorro, haya sido abandonado de Tì. Animado con esta confianza, ¡Oh Virgen de las Vírgenes!, a Tì vengo; gimiendo bajo el peso de mis pecados, me postro a Tus pies.
    ¡Oh Madre del Divino Verbo!, no desprecies mis súplicas; antes bien, escúchalas favorablemente, y dignate acogerlas. Amén.

    Tres veces la jaculatoria: “Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”.


    Segundo Día:

    ¡Santísima Madre de Dios!, ¡Señora nuestra y mi tierna Madre!; que consuelo tan grande siente mi corazón, cuando contempla Tu imagen, como te viò Sor Catalina, con un globo en vuestras Divinas Manos, que representaba toda la tierra, y lo estrechabas sobre vuestro pecho; simbolizando así el amor que tienes a los hombres. Concèdeme, ¡oh Divina Madre Eterna! ¡Oh Madre mía!, el que sepamos corresponder a tanto amor, procurando imitar vuestras virtudes. Así sea.

    Continúe con la oración final.

    Tercer Día:

    ¡Virgen Inmaculada!. ¡Celestial Madre mía! Con que placer llego ante Tu Santísimo Altar; para contemplar Tus virtudes y exponer mis penas. Que aliento santo cobra mi espíritu, al acercarme ante Tu Sagrada Imagen; donde veo representada la más profunda humildad; una modestia admirable y el resto de todas las perfecciones con que el Señor Dios te adornó.

    Haz ¡Madre Santísima!, ¡Divina y Celestial Señora! ¡Reina del Clero, de los apóstoles! ¡Madre del Mecías! ¡Hija predilecta de Dios Padre! Que oigamos siempre Tus maternales avisos, para que arrepentidos de nuestras culpas, e imitando vuestras virtudes; logremos la inmensa dicha de estar contigo en el cielo, por toda la eternidad. Así sea.

    Continúe con la oración final.

    fuente: http://www.corazones.org/maria/medalla_milagrosa.htm

    Cristo rey

    Cristo Rey del Universo

    La fiesta de Cristo Rey fue instituida en 1925 por el papa Pío XI, que la fijó en el domingo anterior a la solemnidad de todos los santos. La Iglesia, ciertamente, no había esperado dicha fecha para celebrar el soberano señorío de Cristo: Epifanía, Pascua, Ascensión, son también fiestas de Cristo Rey. Si Pío XI estableció esa fiesta, fue como él mismo dijo explícitamente en la encíclica Quas primas, con una finalidad de pedagogía espiritual. Ante los avances del ateísmo y de la secularización de la sociedad quería afirmar la soberana autoridad de Cristo sobre los hombres y las instituciones. Ciertos textos del oficio dejan entrever un último sueño de cristiandad.
    En 1970 se quiso destacar más el carácter cósmico y escatológico del reinado de Cristo. La fiesta se convirtió en la de Cristo "Rey del Universo" y se fijó en el último domingo per annum. Con ella apunta ya el tiempo de adviento en la perspectiva de la venida gloriosa del Señor.

    La transformación de la segunda parte de la colecta revela claramente el cambio introducido en el tema de la fiesta. La oración de 1925 pedía a Dios "que todos los pueblos disgregados por la herida del pecado, se sometan al suavísimo imperio" del reino de Cristo. El texto modificado pide a Dios "que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te glorifique sin fin".

    Cristo, piedra angular.

    El año litúrgico llega a su fin. Desde que lo comenzamos, hemos ido recorriendo el círculo que describe la celebración de los diversos misterios que componen el único misterio de Cristo: desde el anuncio de su venida (Adviento), hasta su muerte y resurrección (Ciclo Pascual), pasando por su nacimiento (Navidad), presentación al mundo (Epifanía) y la cadencia semanal del domingo. Con cada uno de ellos, hemos ido construyendo un arco, al que hoy ponemos la piedra angular. Este es el sentido profundo de la solemnidad de Cristo – Rey del Universo, es decir, de Cristo – Glorioso que es el centro de la creación, de la historia y del mundo. “Todos perciben en sus almas una alegría inmensa, al considerar la santa Humanidad de Nuestro Señor: un Rey con corazón de carne, como el nuestro; que es autor del universo y de cada una de las criaturas, y que no se impone dominando: mendiga un poco de amor, mostrándonos, en silencio, sus manos llagadas”. (San Josemaría Escrivá de Balaguer)

    Pío XI, al establecer esta fiesta, quiso centrar la atención de todos en la imagen de Cristo, Rey divino, tal como la representaba la primitiva Iglesia, sentado a la derecha del Padre en el ábside de las basílicas cristianas, aparece rodeado de gloria y majestad. La cruz nos indica que de ella arranca la grandeza imponente de Jesucristo, Rey de vivos y de muertos. (P. Morales, I. L.)

    La Iglesia anuncia hoy alborozada que “el Cordero degollado”, al entregar su vida “en el altar de la Cruz”, reconquistó con su sangre preciosa toda la creación y se la entregó a su Padre, aunque sólo al final de los tiempos esa “entrega” será plena y definitiva. Al anunciar y celebrar hoy el triunfo de Cristo, nos llenamos de alegría y esperanza, sabiendo que Él nos llevará a su reino eterno, si ahora damos de comer al hambriento, y de beber al sediento, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y enterrar a los muertos (Evangelio.)

    “Yo soy Rey”

    Esta fue la respuesta rotunda de Jesús a Pilato. Aunque la respuesta completa fue ésta: “Pero mi reino no es de aquí”.
    Pero si el reino de Jesucristo no es de este mundo, se inicia y realiza germinalmente ya en este mundo. Es verdad que sólo al final de los tiempos y tras el juicio final alcanzará su plenitud definitiva, pues sólo entonces triunfará definitivamente del demonio, el pecado, el dolor y la muerte.
    Pero ya ahora, “el reino instaurado por Jesucristo actúa como fermento y signo de salvación para construir un mundo más justo, más fraterno, más solidario, inspirado en los valores evangélicos de la esperanza y de la bienaventuranza, a la que todos estamos llamados” (JUAN PABLO II.) Los santos –únicos que se han tomado en serio su reinado- han sido grandes sembradores de comprensión, justicia, amor y la paz siempre y en todas partes. ¡Pobre tierra esta nuestra sin su acción y la de los demás seguidores de Jesús!. A pesar de sus debilidades y pecados.
    “Jesucristo es Rey que hace reyes a sus seguidores coronándolos en el cielo.” (San Buenaventura)
    La historia de los mártires de Cristo Rey se ha reproducido siempre que el amor de Dios se apodera de un alma

    Oposición al Señor.

    ¿Por qué, entonces, tantos se oponen al reino de Jesucristo? Porque es evidente que son muchos los políticos, escritores, artistas, creadores de opinión, detentadores del dinero y del poder, gente de a pie, que gritan –con el más cruel y eficaz de los lenguajes: el de las obras- “¡No queremos que Él reine sobre nosotros!”. Ese es el grito que se esconde tras tantos diseños de la familia, de la educación, de la moda, de la cultura, de la sociedad actual (cf. San JOSEMARIA ESCRIVÁ, Es Cristo que pasa, n. 179). Cierto que es un grito que no pocas veces es un eco del “no saben lo que hacen”. Pero no por eso menos real y doloroso.
    Nosotros hemos de empeñarnos en lo contrario. Dejarle reinar en nuestra inteligencia, en nuestra voluntad, corazón, cuerpo, familia. Y hacer que reine en nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo y gente que se cruce en nuestro caminar. (José Antonio Abad, Comentarios Litúrgicos, Rev. Palabra)

    Cristo
    Viene de la traducción griega del término hebreo “Mesías” que quiere decir “ungido”. No pasa a ser nombre propio de Jesús sino porque Él cumple perfectamente la misión divina que esa palabra significa. En efecto, en Israel eran ungidos en el nombre de Dios los que le eran consagrados para una misión que habían recibido de Él. Jesús cumplió la esperanza mesiánica de Israel en su triple función de sacerdote, profeta y rey. (C.I.C 436)
    Como Hijo de Dios, le correspondía por naturaleza un absoluto dominio sobre todas las cosas salidas de sus manos creadoras. “Todas han sido creadas por y en Él. En el cielo y en la tierra, todas las cosas subsisten por Él, las visibles y las invisibles”. Pero además es Rey nuestro por derecho de conquista. Él nos rescató del pecado, de la muerte eterna.

    Cristo reina ya mediante la Iglesia
    “Cristo murió y volvió a la vida para eso, para ser Señor de muertos y vivos” (Rm 14,9). La Ascensión de Cristo al Cielo significa su participación, en su humanidad, en el poder y en la autoridad de Dios mismo. Jesucristo es Señor: posee todo poder en los cielos, y en la tierra. Él está “por encima de todo principado, Potestad, Virtud, Dominación” porque el Padre “bajo sus pies sometió todas las cosas”. (Ef 1, 20-22). Cristo es el Señor del cosmos (cf Ef 4, 10; 1 Co 15, 24.27-28) y de la historia. En él, la historia de la humanidad e incluso toda la Creación encuentran su recapitulación (Ef 1,10), su cumplimiento trascendente. (C.I.C 668)

    Como Señor, Cristo es también la cabeza de la Iglesia que es su Cuerpo (cf Ef 1, 22). Elevado al cielo y glorificado, habiendo cumplido así su misión, permanece en la tierra en su Iglesia. La Redención es la fuente de la autoridad que Cristo, en virtud del Espíritu Santo, ejerce sobre la Iglesia (cf Ef 4, 11-13). C.I.C 669

    Cristo es Señor de la vida eterna. El pleno derecho de juzgar definitivamente las obras y los corazones de los hombres pertenece a Cristo como Redentor del mundo. “Adquirió” este derecho por la Cruz.

    Profundicemos llenos de agradecimiento, como aquellos colosenses a quienes Pablo dirige su carta, en el misterio de amor que es para nosotros Cristo Rey redimiéndonos: “Demos gracias a Dios Padre, que nos libró del poder de las tinieblas y nos hizo dignos de la herencia de los santos en la luz, introduciéndonos en el Reino del Hijo de su amor, en el cual tenemos redención por su sangre, perdón de los pecados”. (Col. 1. 12)
    Él se ofreció en la cruz, como hostia inmaculada pacífica para que todos los hombres se sujetasen a su dominio. Y así poder entregar al Padre ese Reino eterno y universal formado con las almas que con Él y en Él se salvan siempre. Reino de verdad y de vida, Reino de Santidad y gracia, Reino de justicia, amor y paz.

    “El Señor me ha empujado a repetir, desde hace mucho tiempo, un grito callado: serviré. Que El nos aumente esos afanes de entrega, de fidelidad, a su divina llamada –con naturalidad, sin aparato, sin ruido-, en medio de la calle. Démosle gracias desde el fondo del corazón. Dirijámosle una oración de súbditos, ¡de hijos!, y la lengua y el paladar se nos llenaran de leche y de miel, nos sabrá a panal tratar del reino de Dios, que es un Reino de libertad, de la libertad que El nos ganó”. (San Josemaría Escrivá de Balaguer)

    fuente: link

    Adviento

    Significado del Adviento: Al celebrar la Iglesia el Adviento, te invita a meditar en la venida del Señor. Esta venida se nos presenta en tres dimensiones:

    • Adviento Histórico. Es la espera en que vivieron los pueblos que ansiaban la venida del Salvador. Va desde Adán hasta la encarnación, abarca todo el Antiguo Testamento. Escuchar en las lecturas a los Profetas, nos deja una enseñanza importante para preparar los corazones a la llegada del Señor. Acercarse a esta historia es identificarse con aquellos hombres que deseaban con vehemencia la llegada del Mesías y la liberación que esperaban de él.

    • Adviento Místico. Es la preparación moral del hombre de hoy a la venida del Señor. Es un Adviento actual. Es tiempo propicio para la evangelización y la oración que dispone al hombre, como persona, y a la comunidad humana, como sociedad, a aceptar la salvación que viene del Señor. Jesús es el Señor que viene constantemente al hombre. Es necesario que el hombre se percate de esta realidad, para estar con el corazón abierto, listo para que entre el Señor. El Adviento, entendido así, es de suma actualidad e importancia.

    • Adviento Escatológico. Es la preparación a la llegada definitiva del Señor, al final de los tiempos, cuando vendrá para coronar definitivamente su obra redentora, dando a cada uno según sus obras. La Iglesia invita al hombre a no esperar este tiempo con temor y angustia, sino con la esperanza de que, cuando esto ocurra, será para la felicidad eterna del hombre que aceptó a Jesús como su salvador.

    Esta celebración manifiesta cómo todo el tiempo gira alrededor de Cristo, el mismo ayer, hoy y siempre; Cristo el Señor del tiempo y de la Historia.

    Esquema del adviento: Inicia con las vísperas del domingo más cercano al 30 de Noviembre y termina antes de las vísperas de la Navidad. Los domingos de este tiempo se llaman 1°, 2°, 3° y 4° de Adviento. Los días del 16 al 24 de diciembre (la Novena de Navidad) tienden a preparar más específicamente las fiestas de la Navidad.

    El color de los ornamentos del altar y la vestidura del sacerdote es el morado, igual que en Cuaresma, que simboliza austeridad y penitencia. Son cuatro los temas que se presentan durante el Adviento:

    I Domingo, la vigilancia en espera de la venida del Señor.

    Durante esta primer semana las lecturas bíblicas y la predicación son una invitación con las palabras del Evangelio: "Velen y estén preparados, que no saben cuándo llegará el momento".

    Es importante que, como familia nos hagamos un propósito que nos permita avanzar en el camino hacia la Navidad; ¿qué te parece si nos proponemos revisar nuestras relaciones familiares? Como resultado deberemos buscar el perdón de quienes hemos ofendido y darlo a quienes nos hayan ofendido para comenzar el Adviento viviendo en un ambiente de armonía y amor familiar. Desde luego, esto deberá ser extensivo también a los demás grupos de personas con los que nos relacionamos diariamente, como la escuela, el trabajo, los vecinos, etc. Esta semana, en familia al igual que en cada comunidad parroquial, encenderemos la primer vela de la Corona de Adviento, color morada, como signo de vigilancia y deseos de conversión.

    II Domingo, la conversión, nota predominante de la predicación de Juan Bautista.

    Durante la segunda semana, la liturgia nos invita a reflexionar con la exhortación del profeta Juan Bautista: "Preparen el camino, Jesús llega" y, ¿qué mejor manera de prepararlo que buscando ahora la reconciliación con Dios? En la semana anterior nos reconciliamos con las personas que nos rodean; como siguiente paso, la Iglesia nos invita a acudir al Sacramento de la Reconciliación (Confesión) que nos devuelve la amistad con Dios que habíamos perdido por el pecado. Encenderemos la segunda vela morada de la Corona de Adviento, como signo del proceso de conversión que estamos viviendo.

    Durante esta semana puedes buscar en los diferentes templos que tienes cerca, los horarios de confesiones disponibles, para que cuando llegue la Navidad, estés bien preparado interiormente, uniéndote a Jesús y a los hermanos en la Eucaristía.

    III Domingo, el testimonio, que María, la Madre del Señor, vive, sirviendo y ayudando al prójimo.

    Coincide este domingo con la celebración de la Virgen de Guadalupe, y precisamente la liturgia de Adviento nos invita a recordar la figura de María, que se prepara para ser la Madre de Jesús y que además está dispuesta a ayudar y servir a quien la necesita. El evangelio nos relata la visita de la Virgen a su prima Isabel y nos invita a repetir como ella: "Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?.

    Sabemos que María está siempre acompañando a sus hijos en la Iglesia, por lo que nos disponemos a vivir esta tercer semana de Adviento, meditando acerca del papel que la Virgen María desempeñó. Te proponemos que fomentes la devoción a María, rezando el Rosario en familia, uno de los elementos de las tradicionales posadas, que inician el próximo día 16. Encendemos como signo de espera gozosa, la tercer vela, color rosa, de la Corona de Adviento.

    IV Domingo, el anuncio del nacimiento de Jesús hecho a José y a María.

    Las lecturas bíblicas y la predicación, dirigen su mirada a la disposición de la Virgen María, ante el anuncio del nacimiento de su Hijo y nos invitan a "Aprender de María y aceptar a Cristo que es la Luz del Mundo". Como ya está tan próxima la Navidad, nos hemos reconciliado con Dios y con nuestros hermanos; ahora nos queda solamente esperar la gran fiesta. Como familia debemos vivir la armonía, la fraternidad y la alegría que esta cercana celebración representa. Todos los preparativos para la fiesta debieran vivirse en este ambiente, con el firme propósito de aceptar a Jesús en los corazones, las familias y las comunidades. Encendemos la cuarta vela color morada, de la Corona de Adviento.

    Corona de Adviento:

    • Origen. La Corona de Adviento con sus cuatro velas es un símbolo tradicional de Alemania difundido por todo el mundo. Representaba el ruego para que el dios-sol regresara con su luz y calor durante el invierno. Los cristianos luteranos, al ver en Jesucristo el origen de la vida y luz espiritual, adoptaron este símbolo para expresar y vivir su fe en torno a la persona del Mesías.

    • Significado. El círculo de follaje verde, recuerda la eternidad de Dios y nos hace pensar en los miles de años de espera del Mesías, desde Adán hasta su nacimiento y, en la actual espera de la segunda venido de Cristo. El color verde significa la esperanza de la vida.

      Las cuatro velas que se colocan alrededor, significan la luz que disipan las tinieblas del pecado, son tres de color morado, que hablan del deseo de conversión y una rosa que habla de la alegría vivida con María, por la inminente llegada de Jesús.

      La vela blanca del centro es la Luz de Jesús que con su nacimiento, viene a iluminar definitivamente la vida del hombre.

    • Celebración. Es una costumbre que reúne a la familia, pues es allí en donde se sugiere la celebración. La familia unida hace una oración en torno a la corona, con alguna meditación alusiva a las lecturas dominicales; se enciende una vela cada semana cantando algo que hable de la espera del Salvador. La noche del 24 de diciembre con las cuatro velas encendidas, se enciende por último la vela blanca cantando villancicos y se "acuesta al niño Jesús" en el nacimiento, como de costumbre, desde luego después de haber leído el Evangelio del relato del Nacimiento en Belén y de haber hecho una reflexión y oración todos juntos. Generalmente en los templos se reparten hojas con oraciones sugeridas para esta celebración.

    Nuestra preparación:

    Nuestra preparación no tiene que ser sólo litúrgica, sino también espiritual y moral. Llama a la conversión del corazón y a la renovación de vida.

    El tiempo de Adviento no es un tiempo de penitencia al estilo de la cuaresma, que busca la conversión por el hecho de conocer el sacrificio de Jesús por nosotros en la cruz. El Adviento es el tiempo favorable para emprender un cambio del corazón y para dar un nuevo y decisivo paso en nuestro caminar espiritual, es conversión como preparación por la espera de Jesús.

    La figura de San Juan Bautista destaca de manera especial en adviento. Es un compañero ideal, austero y gozoso a la vez. Su vida fue penitente en grado sumo, pero no resuena en ella nota alguna de tristeza. Como heraldo y precursor del Señor, se regocijo al escuchar la voz de Jesús. Este es el único capaz de sacarnos de nuestra propia complacencia. "¡Arrepentíos, el reino de los cielos está cerca!", gritaba.

    La venida espiritual

    En Cristo, el Hijo eterno, Dios ha aparecido entre nosotros en forma humana. E intenta entrar en lo más íntimo de nuestras vidas, a fin de compartir su vida con nosotros. Él está a la puerta y llama, pero jamás forzará la entrada. La puerta que da acceso a nuestros corazones sólo puede ser abierta desde dentro.

    Fue San Bernardo quien conectó esta venida espiritual de Cristo con el Adviento. En sus sermones para este tiempo habla de tres venidas de Nuestro Señor: su venida que tuvo lugar ya en el nacimiento, su futura venida en la gloria y su venida espiritual, que pertenece al presente. De esta última dice: "Esta venida intermedia es como la senda por la que pasa de la primera a la última: en la primera, Cristo fue nuestra redención; en la última, aparecerá como nuestra vida; en ésta es nuestro descanso y nuestro consuelo".

    Dos venidas entrelazadas

    En Navidad celebramos la venida en un momento concreto. Esto no plantea una dificultad especial. Pero hay otra perspectiva, la del futuro, la del retorno de Cristo en gloria al final de los tiempos. Y aquí pude asaltarnos la dificultad. ¿Cómo hay que armonizar estos diversos aspectos?

    Tal vez nos sorprenda y nos preguntemos por la conexión existente entre la venida de Cristo que aconteció hace más de dos mil años y su retorno futuro, en una fecha conocida sólo por el Padre.
    Pero si reflexionamos, descubrimos que estas dos "venidas" están relacionadas entre sí y se complementan recíprocamente. Se las puede ver como dos fases o aspectos del único misterio de salvación.

    Los padres de la Iglesia, fieles a la Escritura, no disociaron estas dos venidas, sino que las consideraron conjuntamente y hablaron de ellas sin separar una de la otra. San Cirilo de Jerusalén decía: "Anunciamos la venida de Cristo, pero no una sola -dice-, sino también una segunda, mucho más magnífica que la anterior". Y continúa con la contraposición de estas dos venidas: "En la primera venida fue envuelto con pajas en el pesebre; en la segunda se revestirá de luz como vestidura. En la primera soportó la cruz, sin mido a la ignominia; en la otra vendrá glorificado y escoltado por un ejército de ángeles".

    El término mismo "adviento" admite una doble significación. Puede significar tanto una venida que ha tenido ya lugar como otra que es esperada aún: presencia y espera. En el Nuevo Testamento, la palabra griega equivalente es "parousia", que puede traducirse por venida o llegada, pero que se refiere más frecuentemente a la segunda venida de Cristo, al día del Señor.

    No podemos proyectarnos a los tiempos del AT, como si esperásemos todavía un Mesías y un salvador. La prolongada noche de la espera ha pasado ya. Nos encontramos en la plenitud de los tiempos. La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Es Emmanuel, "Dios con nosotros". Pero a pesar de todo esto, la Iglesia continua aguardando y esperando. Ella espera y ansía la plenitud de la venida de Cristo. El mundo ha sido redimido, pero la historia de la redención continúa. Y continuará hasta que Cristo, el Señor, termine su tarea. El reino de Dios no ha sido establecido aún de manera plena, y la obra de extender el reino de Cristo en la tierra tiene que continuar.

    Tiempo de esperanza

    La Iglesia es más consciente de que su esperanza descansa en el futuro. Ella mira hacia delante, hacia la restauración de todas las cosas en Cristo, a unos nuevos cielos y una nueva tierra. Sólo entonces alcanzará ella su perfección plena.

    Ciertamente, es muy difícil practicar la esperanza en los tiempos que vivimos. Muchísimas son las cosas que militan en su contra: las críticas y ataques a la fe, los valores morales en declive, el materialismo, la secularización se vienen a la alza. Hablando humanamente, hay poquísimos motivos para la esperanza; pro la esperanza cristiana no se basa en meras consideraciones humanas, sino en la bondad y el poder de Dios.

    Como pueblo de Dios, tenemos que poner lo que está de nuestra parte para la construcción de un mundo mejor y para preparar un camino al Señor. Ambas tareas son inseparables.

    "Vigilar y orar"

    La vigilancia es una virtud importante, pero bastante descuidada. Vigilar significa vivir en el pensamiento de la segunda venida de Cristo. Debería ser una actitud de mente constante, que gobernará toda nuestra conducta. Una virtud para todo momento, pero especialmente apropiada durante el Adviento.

    Si estamos dispuestos y preparados en todo momento para servir a nuestros prójimos y a Dios, entonces estamos practicando la vigilancia; estamos al acecho de Cristo.

    Esta actitud de vigilancia no es algo ansiosa, sino paciente y pacífica; pero es, al mismo tiempo, una postura de alerta.
    "Somos más fuertes cuando esperamos que cuando poseemos. Cuando poseemos a Dios (o creemos poseerlo), lo reducimos a aquella pequeña cosa que conocemos y captamos de él, y lo convertimos en un ídolo... pero si sabemos que no le conocemos y si esperamos que él se nos dé a conocer, entonces somos captados, conocidos y poseídos por Él" Paul Tilich
    fuente: link

    Moniciones para el Primer Domingo de Adviento - Ciclo C


    Fuente: Catholic.net
    Autor: P. Domingo Vásquez Morales

    Tiempo de Adviento

    Primer Domingo – Ciclo C
    3 de diciembre del 2006



    Monición de entrada


    Buenas noches, (días, tardes) hermanos en Cristo. Comenzamos un nuevo año litúrgico, y es san Lucas quien con su evangelio nos va a servir de guía en nuestro intento de llegar a Jesús. Nuestro mundo actual está hecho de violentos contrastes. Los maravillosos progresos de la tecnología no van al paso con lo que parece ser un estancamiento o retroceso de la cultura y la moral. Este mundo podría ser mejor, pero sólo Dios le dará la perfección total al fin de los tiempos, porque ni la vida personal ni la manera de ver el mundo tiene sentido si no damos cabida a Dios entre nosotros. Cristo vino una vez como salvador y creemos que vendrá otra vez como juez. Hasta entonces nos toca responder a las exigencias y retos de la historia. El Señor nos manda a vigilar en la oración para recibirle cuando venga. Vigilancia es reflexión y oración, es fuerza. Pidamos unos por los otros en esta Eucaristía, para poder prepararnos para acoger al Señor en la intimidad del amor. De pie por favor para recibir la procesión con esperanza y alegría con el cántico de entrada.


    Primera lectura: Jr, 33:14-16 (Suscitaré a David un vástago legítimo)

    Los reyes históricos decepcionaron las esperanzas que en ellos había puesto el pueblo. Pasaron sin establecer el reino de justicia y de paz anhelado por todos. El Mesías esperado descendiente de David, vendrá y revelará a Dios, que verdaderamente es nuestra justicia. Escuchemos.


    Segunda lectura: 1 Tes.3, 12-4.2 (El Señor los fortalezca para cuando vuelva Jesús)

    La esperanza cristiana se abraza con el amor en su dimensión universal, llegando más allá de toda frontera, de toda discriminación y de todo condicionamiento. Presten atención.


    Tercera lectura: Lc. 21. 25-28.34-36 (Se acerca su liberación)

    La esperanza cristiana sobresale por encima de todas las tragedias humanas. Los cristianos debemos aprender a interpretar los momentos más difíciles de nuestra historia como pasos que nos llevan a la liberación. Tras ésta interpretación optimista, debemos buscar afanosamente la manera concreta de hacerla realidad. De Pie por favor.


    Oración Universal

  • Por la Iglesia; para que, en medio de la injusticia de este mundo, sepa anunciar al que viene: el “Señor-nuestra-justicia”, Roguemos al Señor.

  • Por los gobernantes; para que, procurando el bien común, defiendan los derechos de todos y principalmente de los más débiles, Roguemos al Señor.

  • Por los que están angustiados, en trance de desesperación; para que encuentren junto a ellos una mano amiga, que los levante, y sientan cercana la liberación, Roguemos al Señor.

  • Por todos los difuntos, especialmente los de nuestra parroquia; para que pronto lleguen a la presencia de Dios vivo, Roguemos al Señor.

  • Por los jovenes de nuestras comunidades y parroquia; para que sepan responder con generosidad a la llamada de Dios a seguirle en la vida religiosa y sacerdotal, Roguemos al Señor.

  • Por nosotros y por todos los que comparten nuestra esperanza; para que, amándonos unos a otros, procedamos siempre agradando a Dios y, cuando venga el Señor Jesús, podamos presentarnos santos e irreprensibles ante él, Roguemos al Señor.


    Exhortación final

    (Tomado de B. Caballero: La Palabra Cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 414)

    Gracias, Señor, porque al comienzo del adviento
    nos das un cariño y amigable toque en el hombro
    a fin de despertarnos de nuestra habitual somnolencia:
    ¡Estén alerta porque es inmediata su liberación!
    ¡Gracias! Tú eres la única esperanza que no nos defrauda.

    Haznos capaces de mantener cada día la tensión del amor
    que vela trabajando, sin permitir que se nos embote la mente
    con el vicio, el egoísmo, la soberbia y la ambición.

    Queremos vivir preparados, esperándote siempre alegres,
    como si cada día fuera el definitivo para tu esperada venida.
    Así aprobaremos el examen final del curso en marcha.

    Amén.


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    fuente Catolich Net
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