sábado, mayo 20, 2006

VI Domingo de pascua - Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-17

Aleluya Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra, -dice el Señor- y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
EVANGELIO
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos
Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y' permanezco en su amor.Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure.De modo que lo que pidáis el Padre en mi nombre os lo dé.Esto os mando: que os améis unos a otros.»
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El domingo pasado, la palabra de Dios, nos hablada de que la comunidad tiene algo en común: LA FE EN JESUCRISTO, que es la que debe mantenernos unidos, a pesar de las muchas diferencias que hay entre nosotros.

Hoy la palabra de Dios, nos da el otro elemento que debe distinguir a la comunidad cristiana: la práctica del amor. La ley que debe regir en una comunidad cristiana es el amor.

En la Primera lectura del libro de los hechos de los Apóstoles se narra como el Espíritu Santo se derrama sobre los gentiles. Relata el Pentecostés de los paganos. Esto marca un hecho decisivo en la vida de la Iglesia. Cornelio era una extranjero, un no judío, pero un hombre que temía a Dios, y el Espíritu Santo, intervino para que Pedro le bautizara.
Ante Dios todos son iguales, un judío obediente y un pagano honrado, todos son invitados.

En la Segunda Lectura, las palabras del apóstol Juan son claras y no necesitan comentarios ni interpretaciones: Dios es amor. El amor es su ser, y es ese amor lo que determina su actuar frente a los hombres.

El amor de Dios no es egoísta, no permanece en sí mismo, en su santidad, encerrado en su gloria.
Dios nos envió a su Hijo y a través de Él nos dio la luz y la verdad, para que a través de Él , los hombres lleguen a la verdadera vida.

Sólo si vivimos conforme al Espíritu podemos experimentar lo que es el auténtico amor de Dios.

En el evangelio, Jesús dice a sus apóstoles en la Ultima Cena:

YO LOS HE AMADO A USTEDES COMO EL PADRE ME AMA A MI, PERMANEZCAN EN MI AMOR. SI GUARDAN MIS MANDATOS PERMANECERAN EN MI AMOR, ASI COMO YO PERMANEZCO EN EL AMOR DEL PADRE GUARDANDO SUS MANDATOS...............MI MANDAMIENTO ES ESTE: AMÉNSE UNOS A OTROS COMO YO LOS HE AMADO......

El Padre ama al Hijo, le comunica todo a Él y lo envía a salvar al mundo. El Hijo ama al Padre y muestra ese amor cumpliendo los mandamientos del Padre.

Jesús manifiesta esta relación de amor entre Él y su Padre, y les muestra a sus discípulos, y a cada uno de nosotros, que los ama de la misma manera. Y que de esa manera nosotros debemos amarlo a él.

El modo de mostrarle a Jesús su amor es cumpliendo sus mandamientos. Y esos mandamientos se reducen a uno: el mandamientos del amor.

Jesús no sólo nos presente el modelo de amor que debemos tener sino también la medida: COMO YO LOS HE AMADO

Jesús nos amó hasta dar su vida. Los cristianos debemos amarnos hasta dar nuestra propia vida. Es la única manera de mostrar que somos discípulos y amigos de Jesús

Para el cristiano hay un único mandamiento que resume todos y los actualiza, es el amar a Dios. Y ese amor a Dios se pone de manifiesto a través del amor al prójimo.
No hay otra manera de llegar a Dios ni de ser discípulos de Jesús. No existe manera de corresponder al amor de Dios si ese amor excluye el amor a los hombres. Es una ilusión creer que se ama a Dios, sin que ese amor este acompañado por un amor a los hombres.

Cuando decimos que todos los cristianos afirmamos la fe en Jesucristo Señor, podemos correr el riego de hacer de esa fe un concepto intelectual o transformarlo en una larga discusión acerca de quién es Cristo, cómo es, cómo es su personalidad y su naturaleza, cómo vive, cómo se manifiesta. Cuestiones que aunque puedan tener alguna importancia no conforman lo esencial de la fe.

¿Qué quiere decir creer en Jesucristo?

Los textos de hoy nos dan una interpretación vivencial y no intelectual de esta fe: creer en Cristo es asumirlo como enviado por el amor de Dios, para vivir el amor hasta el extremo y para convocar a una comunidad de amor.

Dice Michel Quoist:
Hemos sido creados por amor y para el amor. En la tierra aprendemos a amar. Al llegar a nuestra muerte se nos examinará en el amor.
Si estamos ya bien entrenados, nos iremos a vivir eternamente en el Amor.
Pero cada vez que aquí abajo nos amamos a nosotros mismos (egoísmo), falseamos el rumbo de nuestro destino y del destino del universo.
No hay más que dos amores: El amor a nosotros mismos y
el amor a Dios y a los otros.
Vivir es simplemente elegir entre esos dos amores.

No hay más que dos amores Señor:
el amor a mí mismo , y el amor a Ti y al prójimo,
Y cada vez que yo me amo, es un poco menos de amor
para Ti y los demás,
es una fuga de amor,
es un pérdida de amor.
El amor ha sido hecho para salir de mi y volar hacia los otros,
cada vez que el amor retorna a mí, se marchita, se pudre y muere.
El amor propio, Señor, es un veneno que absorbo cada día,
El amor propio acaricia mis sentidos y roba el pan de la mesa de los otros,
El amor propio habla mucho de mi, y me hace sordo a la palabra de los demás
El amor propio elige por su cuenta e impone lo elegido al amigo.
El amor propio me disfraza y engalana, quiere hacerme brillar oscureciendo al prójimo
El amor propio está lleno de compasión hacia mí y menosprecia el sufrimiento ajeno.
El amor propio elogia mis ideas e ignora las de los demás.
El amor propio me encuentra virtuoso, me llama hombre de bien.

Y lo más grave, es que el amor a mí mismo es un amor robado,
estaba destinado a los demás, ellos lo necesitaban para vivir, para crecer y yo lo he desviado,
y así mi amor va creando el sufrimiento humano, así el amor de los hombres hacia si mismos crea la miseria humana,
todas las miserias humanas, todos los dolores humanos
Todos los sufrimientos, las injusticias, las amarguras, las penas, los odios, las desesperaciones,
todos los sufrimientos son un hambre insatisfecha, un hambre de amor.
Así los hombres han ido construyendo lentamente, egoísmo tras egoísmo, un mundo que aplasta a sus hermanos, así los hombres sobre la tierra gastan su tiempo en hartarse de su amor marchito, mientras alrededor los demás mueren de hambre tendiendo hacia ellos sus brazos.
Hemos malgastado el Amor, y Tu Amor Señor.

Hoy Te pido Señor
Que me concedas repartir el verdadero amor por el mundo,
que me ayudes a amar, a no malgastar el amor,
a amarme cada vez menos para amar cada vez más a los demás,
y que en torno mío nadie sufra o muera, por haberles robado yo el amor que a él le hacía falta para seguir viviendo.
Fuente: UnosMomentosSemanal.

No hay comentarios.: